KUROGANE:
Mi mejilla ardía más no me dolía como lo hacía mi alma, mis ojos ardían ¿por qué no puede entenderme?
-… Yen, por favor- suplique
-¡déjame en paz! ¡lárgate! ¿¡no entiendes que no quiero verte!?- gritó caminando con pasos grandes hasta la entrada de su casa.
-vasta, no puedes ponerte así, te amo.
-¡¡pero yo no!! ¿¡quién podría amar a alguien cómo tú!? ¡¡lo intente, lo intente pero eres imposible!! Entiéndelo ¡no quiero saber nada de ti!- abrió la puerta para entrar pero la tome del brazo para que se volviera a mirarme.
-¿entonces que fue todo lo que vivimos? ¿¡no significó nada para ti!?- exigí saber al tiempo que mi visión se nublaba por el agua que se abultaba en mis ojos exigiendo salir.
-¡¡olvídalo!!- se zafó bruscamente de mi agarre
-Yen, no hagas esto- volví a suplicar.
-¡vete y olvídate de mí!- me cerró la puerta en la cara y así los mejores 2 años de mi vida se iban al caño, ¿por qué? ¿Por qué me hacía esto si la amo? La amo más de lo que eh llegado a amar a alguien, duele, duele demasiado… Limpie las lágrimas de mis ojos antes de que salieran, estoy seguro que esto no es más que algo pasajero, ella recapacitara y todo volverá a ser como antes, como cuando éramos felices.
Me dirigí a nuestra casa (mía y de Yen), no podía dejar de pensar en sus palabras mientras sentía un estremecimiento en el pecho, no podían ser ciertas sus palabras o al menos eso quiero creer, me recosté en la cama, sería una larga noche sin su presencia…
El ruido del timbre me despertó, era constante y desesperado, me dirigí para ver de quien se trataba, abrí la puerta encontrando a Sayu, la amiga de Yen.
-Kurogane- saludo fríamente, nunca me ha agradado ¿por qué no me di cuenta antes?
-hola Sayu, Yen no está- dije amargamente
-lo sé, me ha mandado por sus cosas- dijo de manera exigente.
-¿qué?
-vine por sus cosas, no quiere saber nada de ti- sin permiso entró a la casa, yo no tenía palabras ni reacción alguna, Sayu entró a la habitación que compartíamos Yen y yo, sacó su maleta y comenzó a meter las pertenencias de Yen.
-no… esto… no pue…- balbuceaba torpemente.
-no te aferres, lo suyo acabo, entiéndelo- serró la maleta.
-pero yo la amo- susurre destrozado.
-pero ella a ti no, eres joven, tienes 21 años, la vida no se detiene así que sigue tu vida- tomo la maleta dirigiéndose a la salida.
-tengo que hablar con ella
-¡olvídala! Ella ya no siente nada por ti, entiéndelo- salió de la casa…
-… no es cierto, no es cierto- me deje caer de rodillas, tenía que ser una pesadilla, las lágrimas corrieron por mis mejillas mientras extrañamente comencé a reír…
ooOooOooOooOoo
Había pasado ya un mes desde que Yen me dejo, sí, al final todo lo que dijo era cierto y aún más cosas todas dolorosas que dijo después, si tan solo lo hubiera entendido, no sé, las tres primeras veces que roge, hm, nunca creí que llegaría a odiarla, pero cuando confeso que sólo me huso, bueno… el amor es el peor maleficio que pueda existir, no, claro que no, mis padres se aman y sé que es el sentimiento más hermoso que pueda existir, pienso entonces que la verdadera causa del sufrimiento es que “alguien”ha robado el amor, si, un ladrón de amor, “ya no existe un corazón sincero, todo es material, ya no hay eternos matrimonios, todos se basan en mentiras cuando es por amor”… el amor ya no existe, ahora no es más que una simple ilusión, ilusión en la que ya no creo y que no volveré a creer jamás…