-Usagi-san despierta, llegaré tarde.- El pequeño Misaki entra a la cueva del conejo Usami Akihiko, para despertarle y se encuentra con una mirada aterradora de parte de él.
-Mi-sa-ki.- Se dejo escuchar una voz sombría, que erizó cada uno de los cabellos del pequeño ojiverde.
-A..ah Yo..y-o...- El castaño estaba a punto de salir de la habitación cuando el peliplata lo toma de la cintura y lo tira contra la cama.
-No... No te escaparás esta vez Misaki.- Lo miro con una sonrisa que aterro al menor. -Esta vez te disfrutaré.- Rió leve el ojilila y quito de un tirón toda la ropa del castaño.
-U-sagi-san no...- Intentaba escapar el ojiverde, sin lograrlo.
El mayor comenzó a besar y lamer lenta y suavemente el cuello del castaño, mientras acariciaba todo su cuerpo. Pequeños y débiles suspiros comenzaron a escucharse en la habitación, demostrando que al pequeño le gustaba. El ojilila continuo acariciando el cuerpo del ojiverde, mientras seguía su recorrido de besos y lamidas por los brazos y pecho del pequeño. Al llegar al ombligo de Misaki, se detuvo y comenzó de nuevo, pero desde los pies del castaño, generando cosquillas y dejándose oír una pequeña risilla del ojiverde. Continuo por las piernas, cada vez mas lento, y cuando llegó a los muslos del castaño, se detuvo otra vez, y lo miro de forma seductora esperando oír algún pretexto de parte de esa tan maravillosa, pequeña y deliciosa presa que ahora tenia en sus garras.
-U..usagi-san.- Susurró varias veces el castaño mirándole con un rostro que claramente denotaba placer y pedía al peliplata que prosiguiera.
El mayor sonrió travieso al ver tal expresión en su pequeño y volvió a lamer y besar los muslos del castaño, pero esta vez continuó acercándose lentamente al miembro del ojiverde. Al llegar a el lo lamió lenta y suavemente, consiguiendo escuchar ese gemido de placer, débil pero altamente demostrativo del placer que sentía Misaki. Sin duda la mejor melodía, la mejor música, el mejor sonido, la mejor alarma para despertar todas las mañanas.
-Misaki.- Susurró el ojilila con voz seductora y acto seguido, introdujo en miembro del pequeño en su boca. Dejándose oír otro gemido de placer.
Usagi empozo a masturbar al pequeño, con su boca. Escuchando su melodía favorita, gemido tras gemido que arrancaba de la garganta del ojiverde, hacían que el ojilila deseara escuchar más, y continuaba masturbando al castaño, hasta que éste se vino si previo aviso en la boca del escritor.
-Delicioso.- Dijo el peliplata mientras limpiaba sus labios y miraba a un sonrojado y agitado Misaki.
-...- El castaño no dijo nada, se quedo en silencio muy sonrojado y tapando su rostro con uno de sus brazos.
A lo que el mayor quito el brazo del menor y le besó apasionadamente.
-Te amo Misaki.- Susurro el peliplata, en el oído del menor, luego de separar el beso.
Minutos después Misaki miro con el ceño fruncido al mayor y le dijo: -Por tu culpa perdí la clase de hoy Usagi-san.-
-¿Por que te enojas?- Le sonríe el peliplata. -¿Acaso no te gusto?-
El castaño no respondió, solo se quedo en silencio, dado que sabia que lo dicho por el ojilila era verdad.
-Además hoy era el ultimo día de clases.- Acaricia la mejilla del menor. -No importa si faltabas hoy.- Sonríe y besa los labios del ojiverde.
Misaki se resiste un poco, pero rápidamente corresponde el beso del mayor. Simplemente no podía enojarse con el mayor, no por algo así.
CONTINUARÁ...