Un gato negro cruzó la puerta de la cafetería justo delante de Taiga Kagami, que se quedó parado mirando cómo el animal desaparecía. Sabía que los gatos negros daban mala suerte y que debería dar media vuelta, pero no creía que la suya pudiera empeorar, así que decidió seguir su camino.
Abrió la puerta y se encontró de bruces con los hermanos Shun, que se iban. Saludó a los vaqueros levantando el sombrero.
-…Qué mala suerte lo del novillo de hoy. Nunca había visto a ninguno que se escapara tan rápido. No te ha dado tiempo ni a reaccionar- dijo Izuki dándole una palmada en el hombro
-…sí, últimamente me tocan a mí todos los raros- asistió Taiga
-…sí, pero ya cambiará tu suerte. Es una mala racha, pero no puede durar siempre- sonrió Izuki
Taiga intento devolverle la sonrisa. Llevaba tres meses sin ganar dinero, gastándose el que tenía
-…Eso espero *suspiró* porque, si no, me voy a arruinar y tendré que vender mi caballo.
-…si llegas a eso, llámame. Siempre me ha gustado Seirin. Es el caballo con más corazón de por aquí- contesto Izuki inclinando el sombrero en señal de despedida -…Hasta luego, Taiga.
-…hasta luego.
Taiga miró alrededor en busca de una camarera. Hubiera preferido llegar un poco antes y haber podido cenar con los dos hermanos en vez de solo. Era muy tarde y solo quedaban un par de camioneros en la barra tomando café y un doncel sentado en la otra punta del salón. Taiga se dio cuenta de que lo estaba mirando fijamente, pero él bajó la vista cuando sus miradas se encontraron y se sonrojó
Taiga pensó que era un doncel muy guapo. Peli celeste como el color del cielo, de ojos del mismo color, buen cuerpo. Si su amigo Hyuga estuviera allí ya se habría acercado a la mesa para entablar conversación, A Hyuga le encantaban las mujeres y donceles, y parecía que a ellas les encantaba Hyuga
Taiga se preguntó se debería intentar una de las tácticas de Hyuga para no cenar solo, pero descarto la posibilidad. Él no era Hyuga. Prefería cenar solo que arriesgarse a que lo rechazaran
Se sentó y agarro la carta, tras haber dejado el sombrero sobre la mesa de al lado
Odiaba comer solo, pero sus amigos, Hyuga y Aomine, no estaban para hacerle compañía. Hyuga le estaba guardando el rancho a Aomine mientras este corría detrás de su amante para convencerlo de que no lo dejara. A Taiga le caía bien Ryota y quería que se arreglaran aunque no podía evitar preguntarse cómo podía haber soportado durante tanto tiempo la indiferencia de su marido
-… ¿qué te traigo, vaquero?- le pregunto una camarera boli en mano
-… ¿qué me recomiendas?- sonrió Taiga
-…El asado está bueno y tiene guarnición de judías verdes, puré de patatas y pan de maíz.
-…me parece bien. Y una taza de café, cuando puedas.
-…muy bien- contestó ella dirigiéndose a la barra
Taiga miró por la ventana. Desde allí se veía la autopista, por la que de vez en cuando pasaba algún camión de dieciocho ruedas. En el cristal, se reflejaba el interior de la cafetería. Vio a la camarera que colocaba el café en la bandeja e iba hacia la mesa. Se giró para hacerle sitio
-… ¿has participado en el rodeo de hoy?- preguntó la camarera
-…si-
-…¿con toros?-
-…no, no me subiría en uno ni por todo el oro del mundo-
-…ya decía yo. Tú tienes buenos modales, no como los que se dedican a los toros-
-…bueno, eso hay que agradecérselo a mi abuela, que me los inculco desde que era pequeño-
-… ¿a qué te dedicas en el rodeo?-
-…a los novillos-
-…creí que era igual de peligroso-
-…yo creo que no. Si sabes montar bien a caballo y eres bueno con el lazo, tienes muchas posibilidades- contestó Taiga agradeciendo el café y la compañía
-…no me puedo imaginar bajándome del caballo y atando a ese animal con cuernos. Me daría miedo que me ensartara-
-…ocurre de vez en cuando, pero mucho más a menudo con toros-
La camarera miró atrás y vio que los camioneros estaban esperando a que les cobrara
-…ahora mismo te traigo la comida- sonrió
-…no hay prisa- contestó Taiga
-…la próxima vez que veas a tu abuela, le dices que te educo muy bien-
Taiga volvió a mirar por la ventana. Si, le gustaría decírselo, pero ya no lo reconocía ni lo entendía. El Alzheimer había podido con ella. Siempre que iba a verla a la residencia, se preguntaba cómo la vida podía ser tan cruel con una mujer tan buena como ella. Había trabajado toda su vida y se había ocupado de Taiga cuando murió su madre
Vio en el reflejo que la camarera le traía la cena y le sonrió apartando los dolorosos recuerdos de su abuela
-…gracias-
-… ¿quieres algo más?-
-…no, gracias- contesto mirando la generosa ración que le había servido
La camarera se alejó y Taiga se colocó la servilleta sobre las rodillas. Aquello olía maravillosamente. Cuando había dado buena cuenta de la mitad del plato, sintió una mirada. El doncel del otro lado de la cafetería lo estaba mirando desesperado. Le puso un poco nervioso, pero era muy guapo. Parecía delicado, varonil pero con los toques de todo doncel, parecía porcelana, e inocente, como un angelito.
Se limpió la boca con la esquina de la servilleta y lo saludo con la cabeza, nervioso.
No había dado más de dos mordiscos cuando vio una sombra sobre el plato. Levantó la mirada y se encontró con el doncel de pie junto a su mesa. De cerca, era todavía más guapo, pero parecía asustado.
-…s-siento interrumpirlo- dijo apretando la correa del bolso entre sus manos -… ¿le importaría que me sentara con usted un momento?-
-…claro que no- dijo mostrándole una silla
Él se acomodó y espero a que él se volviera a sentar
-…me llamo Tetsuya Kuroko- le dijo tendiéndole la mano
Él se limpió la mano antes de estrechar la suya, que era muy pequeña
-…Taiga Kagami, encantado de conocerte-
El pequeño lo miró intensamente cuando sus dedos se rozaron y Taiga se preguntó si habría sentido la misma descarga que él
-…señor Kagami…- empezó el pequeño retirando la mano
-…Taiga- sonrió
-…Taiga- repitió él tomando aire y haciendo un esfuerzo por sonreír también -…sé que puede parecerte raro que te haya abordado así, pero no tengo mucho tiempo y tengo que ser muy claro. ¿Estás casado?- le espetó
-…no- respondió sorprendido
-…menos mal. Había visto que no llevas alianza, pero tenía que cerciorarme- dijo aliviado
-… ¿y tú?- se vio forzado a preguntar puesto que él lo consideraba tan importante
El doncel negó con la cabeza
-…no he podido evitar oír la conversación que has mantenido en la puerta con esos hombres
-…los hermanos Shun? Si, somos vaqueros y llevamos años enfrentándonos en los rodeos, pero últimamente siempre ganan ellos-
-…te he oído decir que, como tu suerte no cambie, vas a tener que vender tu caballo- dijo el doncel acercándose y apretando el borde de la mesa
-…no es para tanto- contesto molesto porque supiera que había perdido de nuevo, no porque necesitara dinero
-… ¿Cuánto vale tu caballo?-
-… ¿Quieres comprarme el caballo?-
-… ¡no! No quiero el caballo, no *rio* no se montar, así que no sabría qué hacer con él-
-…entonces, ¿para qué quieres saber cuánto cuesta?-
-…yo…yo…simplemente me interesa-
-…veinticinco mil dólares-
-… ¿veinticinco mil?- pregunto hundiéndose en el sillón -…veinticinco mil- repitió cerrando los ojos. Cuando volvió a abrirlos, Taiga hubiera jurado que se le estaban saltando las lágrimas -…no tengo tanto dinero. Gracias por tu tiempo, Taiga. Siento haberte molestado-
-…espera un momento- dijo Taiga haciendo que se volviera a sentar -…creí que habías dicho que querías el caballo-
-…no, solo quería saber cuánto costaba-
-… ¿por qué?-
-…b-bueno, quería hacer un trato contigo- contesto sonrojándose
-…si no quieres mi caballo, ¿qué quieres de mí?-
El doncel agarro una servilleta y comenzó a destrozarla. Se había puesto como un tomate
-…tu a-apellido- contesto
-… ¿mi apellido?- debía de haber entendido mal
-…sí- dijo secándose furioso una lágrima que le había resbalado por la mejilla. Fue inútil. Otra la reemplazó. Taiga se puso de pie y le dio un pañuelo -…gracias-
-… ¿por qué quieres mi apellido?- pregunto confuso
-…b-bueno, no es solo tu apellido- contesto mordiéndose el labio (…Tetsu debe de verse divino haciendo ese gesto *Q*)
-…creo que deberías decirme exactamente qué es lo que quieres de mí- dijo Taiga apartando el plato
-…lo siento. No quiero llorar, pero es que tenía esperanzas de que te casaras conmigo y pudiera llevar tu apellido- dijo con los ojos llenos de lágrimas
-… ¿has dicho casarme contigo?-
-…te pagare, por supuesto- se apresuró a explicar -…tengo dinero, pero solo cinco mil dólares-
-… ¿Por qué querría un precioso doncel como tú casarse con un viejo vaquero como yo? Pero si ni siquiera me conoces-
-…no, no es que quiera casarme contigo, es que necesito tu apellido. Mi idea era casarnos, irnos cada uno por nuestro lado y divorciarnos cuando hubiera nacido el niño-
-… ¿niño?- dijo Taiga sorprendido
-…sí, estoy embarazado- contesto llorando con la mano en la tripa
Troy pensó que estaba siendo víctima de un programa de cámara oculta. Aquello no podía estar sucediendo a él. Miro a su alrededor, pero solo vio a la camarera poniendo sal en un salero
-…niño- repitió mirando a Tetsuya, él asintió -… ¿por qué no le pides al padre que se case contigo?
-…se lo dije, pero se negó- dijo con dolor y humillación. No paraba de llorar
-…lo tendrías que haber pensado antes de acostarte con él. Hay métodos anticonceptivos. Los embarazos son fáciles de evitar hoy en día- le recrimino Taiga
-…sí, pero no todos son cien por cien efectivos- contestó el doncel asegurándose de que la camarera no los oía -…bueno, olvídate- dijo dejando el pañuelo sobre la mesa y levantándose furioso ante la acusación -…creí que podría ser una buena solución para los dos, pero ya veo que me he equivocado- concluyo saliendo por la puerta
Taiga lo siguió a través de la ventana. Lo vio atravesar el aparcamiento con la cabeza bien alta y se dijo que no era asunto suyo mientras lo observaba entrar en el coche. Se le encogió el alma al ver que Tetsuya apoyaba la cabeza en el volante y gimoteaba histérico
Su apellido, era lo único que necesitaba aquel doncel. No estaba pidiendo tanto. No era como si le hubiera pedido una donación de riñón o algo parecido. Solo serían un par de meses, lo suficiente como para que no dijeran que el niño era bastardo. ¿Quién mejor que él entendía lo que era nacer fuera del matrimonio? Tal vez su vida habría sido diferente si su madre hubiera hecho lo que aquel doncel estaba intentando hacer
-…maldición- juró. Agarro el sombrero y salió no sin antes pagar y despedirse de la camarera -…muchas gracias-
Cuando llegó al coche de Tetsuya, estaba cerrado con seguro. Dio un golpe en la ventana
-…abre- grito enfadado
-…vete- contesto mirándolo y dejando caerla cabeza de nuevo
-…o abres o rompo la ventana, lo que prefieras-
-…dime lo que me tengas que decir y vete. No es asunto tuyo- dijo abriendo la ventana
-…no creo que te interese que todo el mundo se entere de lo que te tengo que decir- dijo abriendo la puerta -…tienes razón, no es asunto mío- dijo echando el asiento para atrás y cerrando la puerta con decisión. El doncel se había apartado y le molestó que un doncel o mujer se sintiera acobardado por su presencia -… ¿cuánto?-
-… ¿qué?-
-… ¿Cuánto estás dispuesto a darme por mi apellido?-
-…cinco mil- le contesto mirándolo
-… ¿y cuánto tiempo tenemos que estar casados?-
-…hasta que nazca el niño-
-… ¿y eso cuándo será?
-…el cinco de mayo. Estoy de tres meses-
-…no se te nota nada- dijo sorprendido siguiendo la mano de ella hasta la tripa
-…no, pero dentro de poco, sí-
-… ¿Qué esperas de mí?- pregunto con el ceño fruncido
-…nada- se apresuró asegurarle -…bueno, solo una cosa-
-… ¿qué?-
-…que vengas a casa a conocer a mis padres. Si no, no se creerán que estoy casada-
-… ¿tengo que ir a conocer a tus padres?- se revolvió Taiga en el asiento -… ¿no es suficiente con enseñarles el certificado de matrimonio?
-…no, no es suficiente. Bastante se va a enfadar ya mi padre porque no nos hayamos casado por la iglesia. Es pastor y…-
-… ¡¡PASTOR!! ¿Tu padre es predicador?- dijo echando la cabeza hacia atrás -…Hyuga y Aomine no se lo van a creer. De hecho, ¡no me lo creo no yo!-
Taiga miró por la ventana y, en mitad de la oscuridad, vio dos ojos verdes que lo miraban
El gato negro.
“…quizás debería darme la vuelta e irme en la otra dirección” pensó mezquinamente
Ya era demasiado tarde. Había accedido a casarse con el hijo doncel embarazado de un predicador a cambio de cinco mil dólares, que patético…