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Tu Recuerdo por MaryKyaa

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Notas del capitulo:

Bien, Bien ¡He vuelto! Ahora vengo dejarles un KiddLaw algo triste(?) no me maten, por favor;-; Yo amo mucho a estos dos pero esto me quedo así.
Los personajes utilizados aquí pertenecen al mangaka Eiichiro Oda.
Discúlpenme si tengo algún error ortográfico y/o incoherencia narrativa.
Nos vemos abajito

Eran justamente las 11:34 a.m. cuando Trafalgar Law recibió una llamada urgente de la recepcionista del hospital en el que trabajaba diciendo que lo sentía mucho pero que lo necesitaban en urgencias en ese momento. No es como si a él le molestara trabajar, en realidad le encantaba estar en el hospital haciendo lo que para él era su pasión. Pero ese día en especial era su primer maldito día de descanso en más de dos meses.

 

Se vistió lo más rápido que pudo, tomó sus cosas y se fue directo al hospital. Al llegar la recepcionista ya lo esperaba en la entrada, sabía qué hacer, recogió las cosas del doctor y las acomodó en un mueble blanco que tenían para los trabajadores. Para ellos ya era costumbre que Connie, la recepcionista, con el tiempo había aprendido, y como no si casi siempre el doctor Trafalgar llegaba a toda prisa.

 

Connie había sacado una tabla con unos papeles y se los había entregado a Law, él rápidamente comenzó a leerlos y entendió claramente lo que sucedía. Una chica de veinte años había caído por las escales de su departamento.

 

Qué curioso, él por las prisas con la que había salido de su departamento se había resbalado en el último escalón.

 

Pues si bien la chica sí que estaba mal, se había roto tres costillas y una pierna, necesitaba ser operada ya. Nada nuevo, siempre había tenido casos parecidos, todos alguna vez tropiezan en sus escaleras ¿no?

 

Cuando llegó al quirófano sus compañeros ya tenían todo listo para comenzar con la operación y sólo faltaba él ¿Y por qué él? Pues claro, era el mejor cirujano del hospital y de la ciudad, tenía muy buen prestigio. Aunque nunca falta la gente que habla de más, se corrían rumores de que el prestigiado Doctor Trafalgar Law tenía un pacto con el diablo, pues nunca fallaba en alguna cirugía, además de que sus tatuajes y pircings no le daban muy buena pinta.

 

Él sólo reía de aquellos rumores.

 

La cirugía había comenzado después de tomar todas las medidas necesarias, muy divertida diría Law, pues la chica sí que la había montado, en medio de la operación brotó una hemorragia y no podían pararla. En total la dichosa cirugía duró más de cinco horas. Al final la joven la había librado y la habían puesto en su propia habitación, en unas cuantas semanas la darían de alta pero tendría que guardar reposo y claro, andar en muletas.

 

Todos felicitaron al doctor por su buen trabajo y lo dejaron descansar, después de todo era su “día libre”. Law se dirigió por sus cosas a recepción para marcharse a descansar de una buena vez a su adorado departamento, por la llamada de emergencia el director del hospital decidió darle el siguiente día de descanso.

 

Llegó a lado de Connie en recepción, la cual lo esperaba con una sonría en su blanco rostro y con sus cosas en brazos.

 

-Felicidades por su buen trabajo, Trafalgar-san- le felicitó Connie dándole sus cosas con esa tímida sonrisa de siempre, Law sólo le regresó una sonrisa cansada y tomo sus cosas.

 

-Gracias, Connie-ya, si surge alguna otra emergencia no dudes en llamarme ¿De acuerdo?-

 

-Está bien- contestó casi en un susurro, se sentía un poco mal por su compañero de trabajo, lo había llamado en su día libre –Que le vaya bien, Trafalgar-san- Fue lo último que escuchó Law al salir.

 

Llegó a su casa, dejo sus cosas en la pequeño estante que tenía a lado de la entrada y fue directo al baño para ducharse. Se desnudó con pereza y entró a la regadera abriendo el agua fría, se quedó parado en medio de la ducha meditando, dejando que el agua helada recorriera su cuerpo. Después de unos minutos abrió un poco la llave del agua caliente y se comenzó a bañar decentemente.

 

Una vez ya bañado salió con una diminuta toalla amarrada a su cadera y fue directo a la cocina a sacar una bandeja con comida del refrigerador para meterla al microondas y descongelarla. Después de eso se dirigió a la sala y encendió el televisor, no era como si tuviera ganas de ver las estupideces que pasaban en él, pero tenía que distraerse con algo.

 

Esa chica, a la que había operado hoy le traía recuerdos de hace un par de años de su antigua pareja. Ese mismo color rojo fuego en el cabello al que él le encantaba acariciar cada que terminaban de tener una sesión de sexo, esa piel blanca que tanto le recordaba a él. Y lo peor de todo… la chica sufrió lo mismo que su querido pelirrojo Eustass Kid, habían caído por una escalera, ¿La diferencia? Ella se salvó.

 

Fue ahí cuando a Trafalgar Law le llegaron los recuerdos de golpe.

 

-Hey, Eustass-ya, ¿Cuál es tu prisa?- preguntó Law con su característica sonrisa de lado soltando una pequeña carcajada –El taller no se moverá de su sitio, igual llegaremos- libero un poco la mano con la que Kidd lo iba jalando para bajar las escales del edificio en el que los dos compartían un departamento, tenían ya dos años viviendo juntos como pareja.

 

-Trafalgar, entiende que es algo muy importante para mí, es mi invento más reciente y quiero que seas el primero en verlo, te encantará- decía Kidd mientras volteaba a verlo con un pequeño puchero, muy raro de él. Esto sólo provocó que Law se riera de él y el pelirrojo se molestara un tanto. – ¡No te rías de mí, Trafalgar!- contesto mientras apresuraba el paso a mitad de las escaleras.

 

-Bien, bien ya no me reiré de ti- rio por lo bajo y también apresuró el paso – pero todo esto sería más rápido si el elevador funcionara, ¿No crees Eust…?-

 

Law no terminó su pregunta, pues sintió que Kidd terminaba de soltar su mano para después verlo caer por las escaleras.

 

-¡KIDD!- importándole poco Law bajó corriendo el tramo que lo separaba de Kidd, cuando llegó junto a él se sentó en el suelo y recostó la cabeza de el pelirrojo en su regazo. Law pegó un respingo al sentir que sus muslos se comenzaban a humedecer y echando una mirada rápida se dio cuenta que Kidd tenía una gran herida en la cabeza y la sangre no paraba de brotar –Descuida, descuida todo se pondrá bien Kidd, no cierres los ojos mírame- decía el moreno con sus ojos casi desbordándose en lágrimas comenzando a limpiar la sangre que también comenzaba a salir de su nariz.

 

Desesperado sacó su celular y marcó a una ambulancia, sabía que tardarían pero también sabía que Kidd era fuerte y resistiría. No aguanto más y comenzó a llorar mientras Kidd lo veía con sus hermosos ojos ambarinos tratando de levantar la mano y tocar la cara de Law, éste se apresuró a sujetar su mano y ponerla en su mejilla dándole de vez en cuando un beso y diciendo que todo estaría bien.

 

La ambulancia llegó, pero ya era tarde. Sólo encontraron al moreno llorando y abrazando el cadáver del pelirrojo.

 

Law se talló los ojos para quitar unas cuantas lágrimas que habían osado salir de sus ojos mientras él se había perdido en los recuerdos de su amado pelirrojo. Volteó a la derecha y a lado del sofá había una mesita con una lámpara y un portarretratos, tomo éste último y lo miró.

 

Era una fotografía de él y Kidd en el parque de diversiones el día que el pelirrojo se le había declarado, estaban tomados de la mano.

 

-Eustass-ya… han pasado dos años y siento que aún estás aquí conmigo- hablaba con el portarretratos- Y aún te extraño demasiado… me hubiera gustado irme contigo… pero sé que eso a ti no te hubiera gustado- dijo con una sonrisa triste, acerco la foto a su cara y le dio un pequeño beso a la imagen de Kidd- Te amé, te amo y te seguiré amando, mí pelirrojo de los cojones- sonrió con melancolía y dejó el portarretratos en su lugar.

 

Al levantarse del sillón sintió que algo o alguien le daban una palmada en la espalda, Law algo sorprendido volteo a ver y no había nadie. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y sonrió con esa sonrisa que tanto le gustaba a su Kidd.

 

-Sé que sigues conmigo apoyándome en todo, ¿no? Siempre juntos, cómo alguna vez dijimos- después de decir eso se dirigió a la cocina por su comida –Después de todo sólo me queda vivir con tu recuerdo en mi memoria, Kidd- Destapó el contenedor y comenzó a cenar escuchando el ruido del televisor.

 

FIN

Notas finales:

¡Bieeeen! ¿Qué les pareció? Espero pasarme por aquí próximamente y traerles otra de mis suculentas(?) historias, un beso para todos los que llegaron hasta acá y por leer
¡Nos vemos!


 


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