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Corazón Intrépido ( Kaisoo) por Mikhiel

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Notas del fanfic:

Tratare editarlo otra vez :

Notas del capitulo:

es una adaptacion de un libro que me regalaron y la quise adaptar a el kaisoo

Kim Jongin se sentía solo. Su último hermano soltero, Jondae , se había casado hacía un año. Jongin estaba solo con la asistenta, que iba dos veces por semana y amenazaba constantemente con jubilarse. Eso lo dejaría sin sus bizcochos, a no ser que fuera todos los días a desayunar a un restaurante y aquello era prácticamente imposible teniendo en cuenta su horario.

Se echó hacia atrás en la silla de su despacho, de aquel despacho que ya no compartía con nadie. Se alegraba por sus hermanos. Excepto Jondae, la mayoría de ellos tenían ya hijos. Sehun y Luhan tenían dos niños. Chanyeol y Baekhyun uno. Suho y Lay un niño y una niña. Jongin se dio cuenta de que hacía tiempo que no tenía una relación. Estaban a finales de septiembre. Los rodeos acababan de terminar y había habido tanto trabajo en el rancho que no había tenido tiempo de salir ni una sola noche.

En ese momento, sonó el teléfono.

—¿Por qué no te vienes a cenar? —le preguntó Jondae nada más descolgar.
—¿Te parece normal invitar a tu hermano a cenar en tu luna de miel? —sonrió Jongin.
—Nos casamos hace casi un año —apuntó Jondae.
—Por eso, todavía estáis de luna de miel —no Jongin.
—El trabajo no lo es todo. Es mucho mejor el amor.
—Qué te lo digan a ti, ¿verdad?
—Bueno, haz lo que quieras, pero la invitación está en pie. Ven cuando quieras, ¿de acuerdo?
—Gracias, lo tendré en cuenta.
—Bien.

Tras colgar, Jongin se estiró. Junto con sus hermanos tenía cinco ranchos, pero era él quien se ocupaba de casi todo el trabajo físico con el ganado, como ponía de manifiesto su enorme cuerpo. A menudo se preguntaba si no trabajaba tanto para no pensar en otras cosas. De joven, las mujeres habían revoloteado a su alrededor y se había hecho de rogar para aceptar sus invitaciones, pero ahora, a los casi treinta, las aventuras de una noche no le satisfacían.

Había pensado pasar un fin de semana tranquilo en casa, pero Lee Taemin, un amigo íntimo de Do Kyung Soo, lo había convencido para que la acompañara a cenar a Houston y al ballet. A Jongin no le hacía mucha gracia lo del ballet, pero Taemin le había explicado que no podía ir solo porque tenía el coche en el taller. Era un chico guapo y sofisticado, pero Jongin no quería nada con el porque no quería que le fuera contando nada de su vida privada a Soo, que estaba patente e incómodamente enamorado de él.
Sabía que Taemin jamás le habría pedido que saliera con el en Jacobsville, Texas, porque era un sitio pequeño y Soo se enteraría enseguida. A Jongin le habría gustado hacerlo para que Soo se diera cuenta de que era un hombre libre, pero aquello no habría favorecido en absoluto su amistad con su padre,Do Aron.

Lo bueno que tenía salir con Taemin era que se libraba de ir a cenar a casa de los Do. Aron  era uno de sus mejores amigos, además de ser su socio, y le encantaba su compañía, pero había dos elementos en su casa que detestaba: su hermano, key, que era un cotilla pero que no vivía con ellos, y su hijo Do Kyung Soo, que tenía veintidós y era psicólogo. Había vuelto loco a Chanyeol analizando sus preferencias alimenticias y Jongin solía buscar excusas para no ir a casa de Aron si estaba el.
No era feo. Tenía una cabellera peliroja,lindos ojos y tenía buen cuerpo. Lo malo era que estaba enamorado de él y todo el mundo lo sabía. Jongin no lo tomaba en serio porque la conocía desde que tenía diez años y llevaba aparato dental. Era difícil olvidar esa imagen.
Además, no sabía cocinar. Su pollo calcinado era famoso en la ciudad, como sus bizcochos, que eran armas letales.

Al pensar en aquellos bizcochos, Jongin descolgó el teléfono y llamó a Taemin.

—Hola, Jongin —lo saludó encantado.
—¿A qué hora quieres que te recoja el sábado?
—No le dirás nada de esto a Soo, ¿verdad?
—Sabes que procuro verlo lo menos posible —contestó Jongin impaciente.
—Por si las moscas —bromeó Taemin preocupado—.Estaré listo a las seis.
—¿Y si me paso a las cinco y cenamos en Houston antes del ballet?
—¡Perfecto! Me apetece mucho. Hasta luego.
—Hasta luego.

Jongin colgó y marcó el número de los Do. Por desgracia, contestó Soo.

—Hola, Soo—le dijo con simpatía.

—Hola, Jongin —saludó el sin aire en los pulmones—. ¿Quieres hablar con papá?
—No, bueno, era solo para deciros que no voy a poder ir a cenar el sábado. Tengo una cita.
—Ya —dijo el tras una pausa apenas perceptible.
—Perdón, pero ya había quedado hace tiempo —mintió Jongin— y se me había olvidado cuando le dije que sí a tu padre. Dile que lo siento.
—Claro —contestó Soo—. Pásatelo bien.

Estaba raro.

—¿Pasa algo? —preguntó Jongin dubitativo.
—¡No, claro que no! Hasta luego, Jongin.

Soo  colgó el teléfono y cerró los ojos completamente decepcionado. Llevaba toda la semana planeando el menú, practicando aquel pollo tierno y suculento y la creme brulée porque sabía que era el postre preferido de jongin. Le había costado, pero incluso sabía utilizar el aparatito para poner el caramelo por encima. Todo el trabajo tirado a la basura.

Estaba seguro de que Jongin no tenía una cita de antes. Se la había buscado para no ir a cenar con ellos.
Se sentó junto a la mesa del pasillo, con el delantal y la cara llenos de harina. Desde luego, era todo menos la cita perfecta. Llevaba un año intentando que Jongin se fijara en el. Había flirteado con él abiertamente en la boda de Kim Heechul y Choi Siwon hasta que lo había visto fruncir el ceño enfadado por haber agarrado al vuelo el ramo del novio. Se había muerto del corte ante su mirada reprobadora. Meses después, había intentado encandilarlo con sus virtudes, pero no había servido de nada.

No sabía cocinar y, según su mejor amigo, Taemin, que le estaba ayudando a cazar a Jongin, parecía un figurín. Taemin y lo aconsejaba mucho y le decía todo lo que a Jongin no le gustaba de el para que  Soo lo fuera puliendo. Incluso estaba haciendo todo lo que podía para acostumbrarse a los caballos, al ganado, al polvo y al barro. Pero si no conseguía que Jongin fuera a su casa para mostrarle sus nuevos conocimientos, ¿de qué le servía todo aquello?

— ¿Quién era? —preguntó amber, la asistenta, desde lo alto de la escalera? —.¿Era el señor Aron?
—No, era Jongin. No puede venir el sábado a cenar. Tiene una cita.
—Oh —sonrió amber con simpatía—. No te preocupes, habrá otras cenas, cariño.
—Claro que sí —sonrió Soo levantándose—. Bueno, cocinaré para papá y para ti —añadió decepcionado.
—Jongin no tiene obligación de venir el fin de semana porque tenga negocios con tu padre —le dijo con amabilidad—. Es un buen hombre, pero un poco mayor para ti, bueno según tu padre...
Kyung Soo no contestó. Sonrió y volvió a la cocina.


===


Jongin se duchó, se afeitó, se vistió y se montó en el LincolI negro que se acababa de comprar. Estaba listo para pasar una noche en la ciudad y, desde luego, no iba a echar nada de menos el pollo quemado de kyung soo
Sin embargo, la conciencia le remordía un poco. Tal vez fuera por todas las cosas que Taemin le había dicho de kyung Soo. La semana anterior le había estado contando lo que había dicho de él. Iba a tener que tener cuidado con lo que decía delante de kyung Soo porque no quería que se hiciera falsas ilusiones. No le interesaba lo más mínimo. Era más joven que él.

Se miró en el espejo retrovisor. Su pelo era negro como la noche, tenía la nariz perfectamente delineada y su boca normal con dientes perfectos. Comparado con la mayoría de sus hermanos era atractivo. Además, no le hacía falta ser guapo porque tenía dinero de sobra.

Sabía que a Taemin le parecía de lo más atractivo precisamente por su cuenta bancaria, pero era guapo y no le importaba sacarlo por Houston y enseñarla, como los trofeos de pesca que llenaban su despacho. Un hombre tenía sus debilidades. Sin embargo, al pensar en la decepción de kyung soo al decirle que no iba a ir a cenar y en cómo se sentiría si supiera que su mejor amigo lo estaba traicionando, sintió una punzada de remordimientos que no le gustó nada.

Se puso el cinturón y encendió el motor. Mientras avanzaba por la carretera, se dijo que no tenía motivos' para sentirse culpable. Estaba soltero y nunca había hecho lo más mínimo para darle a entender a Do kyung soo que quería ser el hombre de su vida. Además, llevaba solo demasiado tiempo. Una velada cultural en Houston era lo que necesitaba para aliviar la soledad.

Notas finales:

Todos los creditos a la escritora


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