Capítulo 1 - Conozcamos a Sasuke
Eran dos niños jugando en el jardín, uno de ellos, de piel muy blanca y cabello oscuro, del mismo color que sus ojos negros corría detrás del otro tratando de atraparlo, el que corría entre risas era un niño de cabello muy alborotado y rubio, su piel era algo bronceada y sus ojos azules como el cielo de medio día. Fácilmente ambos niños de 10 años de edad podrían estar adentro jugando video juegos, era un poco raro ver a los chicos jugando al aire libre en plena mitad del siglo 21, pero a ellos dos les gustaba saltar y correr en el pasto, se habían acostumbrado a jugar así desde muy pequeños.
- Naruto deja de correr, sabes que no tienes oportunidad contra mí -dijo el niño de cabello oscuro sin parar de correr.
- Sasuke bobo, ¿no sabes que si corres y hablas al mismo tiempo te cansas más? ¡Rayos estoy hablando! -contestó el pequeño rubio.
- Jajaja, ¡Te atrapé!
El niño azabache saltó sobre Naruto, ambos cayeron sobre el césped y rodaron sobre esa suave superficie verde, pero las cosas no le salieron a Sasuke como él quería exactamente, al final cuando terminaron de rodar fue Naruto quien se quedó arriba, mientras que Sasuke estaba boca arriba sobre el pasto y mirando a ese niño de ojos azules sobre él.
- Gané, perdiste Sasuke.
- Pero si yo fui el que te atrapó -protestó el pelinegro.
- Sí, pero yo soy el que está arriba, ahora me debes mi beso.
- Está bien… puedes hacerlo.
- Sip -Naruto sonrió mostrando sus dientecitos blancos.
Sasuke fingía estar triste por haber perdido pero en realidad le gustaba bastante que Naruto lo besara, por eso la regla de su juego era de que el que atrape al otro le tiene que dar un beso, de todas formas no importa quien ganara igual se iban a besar. Naruto bajó su carita hasta tener la nariz de Sasuke contra la suya, ambos se miraban a los ojos mientras se aguantaban las risitas, entonces el rubio cerró sus ojitos y le dio un piquito a Sasuke, uniendo sus labios en un besito rápido y tierno, un beso de niños.
- ¡Listo! Me encanta ganar.
- Sí Naruto, no te acostumbres porque en la realidad virtual siempre te gano yo.
- Es que tú usas trucos Sasuke.
- Claro que no, solo que eres malo para la realidad virtual.
- Solo cuando es un juego de luchas.
- Sí aja -el pequeño azabache rodó los ojos- ya bájate, no me gusta estar tumbado.
- Bueno.
Naruto se puso de pie y tomó de la mano a Sasuke para ayudarlo a levantarse, el chico de ojos negros aceptó la ayuda y se puso de pie tomando la mano de Naruto, ya los dos frente a frente se miraron a la cara y Sasuke le regaló un beso en los labios de nuevo, otro piquito. Luego de eso ambos niños volvieron a ponerse a correr repitiendo el juego anterior, lo bueno es que el patio trasero de la casa de Naruto era muy amplio para jugar.
- ¡Niños es hora de almorzar! -les llamó una voz adulta.
- ¡Ya vamos papá! -respondió Naruto deteniéndose y caminando con Sasuke hacia la casa.
- ¿Hoy también se han estado dando besos verdad? -preguntó sonriendo el joven adulto.
- Sip, es que Sasuke siempre pierde.
- No le crea señor Minato, Naruto pierde más que yo.
- Jaja, bueno ahora vayan a lavarse las manos y a comer.
Los niños y el adulto entraron a la casa, el adulto rubio fue a la cocina a ayudar a su esposa a poner la mesa, eran una pareja de jóvenes padres, ambos apenas y pasaban de los treinta años. Mientras los chicos estaban en el baño lavándose las manos, no con agua y jabón, eso era cosa del pasado, ahora para ahorrar el agua todos se lavaban las manos con un laser especial que elimina la suciedad y las bacterias, era indoloro pero a algunas personas les daba cosquillas, en este caso a Naruto.
- Jajaja… jaja… Oye Sasuke.
- Dime.
- ¿Tú crees que Gaara quiera venir a jugar mañana que es domingo?
- No lo sé, pero recuerda que tú eres mi novio.
- Sí, pero Jajaja, Gaara es nuestro amigo.
- Ya los he visto tomados de las manos en la clase de arte -Sasuke ya estaba acostumbrado a que Naruto se riera mientras se lavaban las manos.
- Jaja… eso es porque él me ayuda a pintar.
- Bueno, como sea, vamos a comer.
- ¡Ok!
Ambos chicos salieron del baño caminando juntos y al entrar al comedor se tomaron de la mano, listos para sentarse en la mesa a comer junto a los padres de Naruto, a Sasuke de verdad le gustaba pasar todos los sábados en la casa de su novio.
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“Diez de la mañana en punto, es hora de despertar señorito Sasuke” se escuchó una voz femenina en una habitación de color azul. Un chico azabache de 18 años empezaba a despertar sobre una cama de sabanas blancas, estaba desnudo de la cintura para arriba, dejando expuesto su torso bien formado a la vista, era una lástima que nadie más estuviera ahí para verlo, Sasuke bostezó y se estiró, ese era el gran día… “Buenos días señorito Sasuke, hoy tiene programado en su agenda…”
- Lo sé, lo sé, no tienes que recordármelo Daki -le contestó a su organizador electrónico, un pequeño aparato con conciencia artificial en forma de cubo.
- Sus padres aún siguen en Canadá ¿Desea que los ponga en línea con usted?
- No, ellos ya saben que hoy me iré a vivir solo, cuando regresen los visitaré.
- Entendido.
- Daki hazme un favor y pon el holograma del cielo azul
- Como usted diga.
A los segundos el techo de la habitación cambió y ahora se veía un radiante cielo azul, casi como si el techo no existiera, lo que podía hacer la hermosa tecnología.
- Ahora iré a tomar una ducha, Daki quiero que rechaces cualquier llamada excepto si es de Tsunade, fuera de ella no quiero que nadie me moleste.
- Entendido, espero disfrute su ducha señorito Sasuke -contestó la agradable voz femenina.
- Sí… para eso la pondré a la antigua.
Sasuke entró al baño y se quitó la poca ropa que tenia puesta, estando desnudo ya entró a la ducha y la puso en modo tradicional, el agua salió en forma de lluvia, era mucho más relajante ducharse al modo antiguo, era un poco caro, pero valía la pena. Mientras el bonito y bien formado cuerpo del adolescente se empapaba, Sasuke miraba hacia el cielo del techo… había soñado de nuevo con Naruto… a veces de vez en cuando soñaba con él y cada vez que lo hacía le gustaba ver el cielo, no le importaba que fuera un holograma en el techo, era bonito la verdad. Sasuke había buscado varias veces a Naruto en las redes sociales, pero en ninguna encontraba a Naruto Uzumaki, hacia ya ocho años que no lo veía, desde que se separaron cuando eran niños… al principio se llamaban por holo-llamadas (hologramas) pero luego por el paso del tiempo se fueron alejando sin saber porqué y hoy en día no se mantenían en contacto.
Cada vez que Sasuke recordaba a Naruto lo hacía sentir bien, fue un muy bonito amor de la infancia, recordaba a Naruto con cariño, pero él era un joven muy ocupado, había seguido con su vida bastante bien y ahora ya se sentía listo para ir a la universidad. Pero lo más importante es que ese día por fin se mudaría a un departamento cerca del campus universitario, en un condominio especial para jóvenes y adolescentes, había chicos de secundaria hasta universitarios. Y por fin luego de insistirle tanto a sus padres que quería ir a vivir independientemente… ellos aceptaron. Sasuke al terminar de ducharse se puso una bata que le secó el cuerpo al instante y salió de nuevo a su dormitorio.
- Entonces Daki ¿llamó la señora Tsunade?
- Negativo, no ha recibido ninguna llamada en realidad.
- Muy bien… entonces tendré que ir yo mismo a recordarle que hoy me mudo a su condominio.
- ¿Quiere que lo contacte con la señora Tsunade ahora mismo?
- No es necesario, mejor prepárame el auto para ir saliendo Daki, hablaré con la dueña del condominio en persona.
Sasuke se quitó la bata y con su cuerpo desnudo y seco caminó hasta el armario que se abrió al instante, las prendas pasaban como páginas de un álbum, todo muy ordenado, Sasuke se puso ropa casual y luego tomó a Daki, su organizador electrónico, y lo guardó en su bolsillo, era lo bueno de tener forma de un simple cubo, la podía llevar a todas partes. El azabache bajó a desayunar, sería su última comida en la casa de sus padres, estaba emocionado por ir a mudarse en un par de horas.
Ya en la tarde, Sasuke estaba con todas sus maletas en la oficina de Tsunade, la dueña del condominio en donde viviría, había llegado antes del almuerzo y Tsunade estaba algo malhumorada, pues no le gustaba charlar con el estomago vacio.
- ¿Estás seguro que te quieres mudar de una vez? -preguntó la adulta rubia y de pechos prominentes.
- Aquí estoy con mis maletas ¿Lo ve? -señaló con su dedo el azabache.
- Sí… creo que hubiera sido mejor que vinieras con tus padres primero.
- No es necesario, ya soy mayor de edad ¿verdad? Y vamos, si aquí viven hasta chicos de 13 años, debí haber venido a aquí desde hace mucho tiempo.
- Ufff… los chicos de hoy son cada vez más impacientes.
- Usted lo ha dicho -sonrió el pelinegro.
- Está bien, aquí tienes tu tarjeta de acceso -le entregó una tarjeta con un lector en el medio, le serviría como llave.
- Excelente, iré con mis maletas de inmediato.
Sasuke presionó un botón en sus maletas y estas comenzaron a levitar levemente sobre el suelo, así ya nadie se cansaba de cargarlas. Sasuke empezó a caminar hacia la puerta de la oficina para retirarse.
- Gracias Tsunade, supongo que te veré más seguido desde ahora.
- Solo espero que tu compañero no te haga mudarte antes de tiempo como a los otros.
- Espera… ¿compañero?
- Sí, un compañero de cuarto, les dije a tus padres que así eran las reglas, solo que ese chico ha estado solo todo este mes, su ultimo compañero se fue.
- Verdad… se me había olvidado eso del compañero de cuarto… bueno no importa sobreviviré. Ehhh… ¿Y por qué se fue el último compañero de ese chico?
- Dicen que a ese chico le gusta jugar con los sentimientos de sus compañeros, cada cuatro meses tiene uno nuevo, ya es costumbre -dijo la rubia acomodándose el cabello detrás de la oreja.
- Bah… eso no le funcionará conmigo, ni crea que me podrá enamorar -dijo Sasuke con toda la seguridad del mundo.
- Eso espero, hasta luego joven Uchiha.
- Sí… bye.
El pelinegro salió de la oficina de la rubia de grandes pechos y cutis bastante joven, caminó por las instalaciones de ese bonito condominio mientras sus maletas le seguían detrás de él. A Sasuke le pareció un buen lugar para poder pintar tranquilo, no había mucho ruido, así era como le gustaba pintar sus cuadros, seguir la carrera de arte era lo que soñaba y ahora estaba por cumplirlo, en unos pocos días asistiría a la universidad, en el campus que se encontraba tan cerca de ahí. Sin demorarse, el azabache llegó hasta su propio departamento, se detuvo mirando la puerta de su nuevo hogar, presionó de nuevo los botones de las maletas y estas se posaron suavemente en el suelo.
Sasuke dejó todas las maletas a un lado de la puerta, se sentó en la más grande para descansar un poco, era la primera vez que viviría con un compañero en un departamento. No se sentía nervioso, lo único que quería es que no hicieran mucho ruido para poder pintar tranquilo y si las cosas salían bien hasta podría hacer amistad con el otro chico. El azabache volvió a ponerse de pie frente a la puerta del departamento, "Tal vez debí preguntar el nombre de mi compañero de cuarto antes de llegar" pensó. Tocó la puerta, pero nadie contestaba, como ya no tenía más paciencia sacó su tarjeta de acceso y la puso sobre el lector de la puerta, la cual se abrió al instante. El pelinegro entró y encontró un living muy desordenado, chaquetas y camisetas regadas sobre el sofá y varios embaces de ramen instantáneo sobre la mesa de centro.
"Mierda... ¿con qué clase de idiota me tocó mudarme? esto es un desastre" dijo para sí mismo, metió las maletas y las dejó a un lado, pensó que sería justo presentarse antes de instalarse, tampoco era un maleducado de quinta, pero lo que no le gustaba era el desorden del living, así que empezó a recoger los embaces vacios de ramen, ya lo pondría todo en el exterminador de basura de inmediato, ya estaba caminando hacia la cocina cuando escuchó la puerta abrirse. "Oye ¿qué estás haciendo con mis cosas?" escuchó de pronto, “Ok, ese debe ser el sucio con quien me tocó mudarme” pensó y volteó sin miedo hacia su compañero. Pero... al ver a ese chico que estaba parado ahí, en el marco de la puerta… Sasuke se quedó mirándolo detenidamente… Esos ojos azules... ese cabello rubio y alborotado... era imposible… ¡Hasta tenia esas tres marcas en cada mejilla! Sasuke se quedó pasmado, ¿Era él? ¿De verdad... era…?
- ¿Hola? ¿Quién te dio permiso para entrar a mi depa de soltero?
- Tú… Tú eres…
- ¿Yo? ¿Quién eres tú?
- Ejem… -Sasuke recuperó la compostura y se puso derecho.
- ¿Y bien? Responde.
- ¿Acaso no me recuerdas Naruto Uzumaki?
Sasuke ya no tenía dudas, era demasiado parecido a ese niño que recordaba en sus sueños, cada gesto, cada detalle de ese chico frente a él lo delataban, ese era Naruto. El azabache soltó todos los embaces vacios y estos cayeron al piso. Sasuke sonrió satisfecho por la expresión de sorpresa del chico rubio había dado en el blanco.
- ¿C-Como sabes mi nombre? ¿Eres un acosador o algo así? -Naruto se puso en guardia- te advierto que soy cinta negra.
- Sí claro, sí a ti nunca te gustaron las artes marciales en la primaria.
- ¿Y tú como lo sabes?
- ¿Es en serio? ¿No recuerdas al chico que te dio tu primer eso?