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MI propiedad por Soul-CaT

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Notas del capitulo:

Mira lo que se avecina a la vuelta de la esquina 
viene diego rumbeando 
con la luna en las pupilas 
y su traje agua marina 
van restos de contrabando 
y donde mas no cabe un alma 
alli mete a darse caña 
poseído por el ritmo ragatanga 
y el dj que lo conoce toca el himno de las 12 
para diego la canción más deseada 
y la baila!!! 
y la goza!! 
y la cantaaaaaaaa!!! 
Aserejé ja de je 
de jebe tu de jebere
seibiunouva majavi
an de bugui an de güididípi 
Aserejé ja de je 
de jebe tu de jebere
seibiunouva majavi
an de bugui an de güididípi 

Di-san Por favor ignoren lo anterior… este par andan molestando con esa canción.

Krl: Pero si es Tu canción : D *sigue bailando*

Di-san: si claro, ahora bien el fic de hoy llego tarde

MrC: no me digas hermanito, que ni cuenta me di.

Di-san: les presento a la molesta de mi hermana (la mascota recogida de la calle) quien no nos dejaba subir el fic al menos de que la presentáramos.

Krl: una verdadera disculpa por la tardanza *deja de bailar y hace una reverencia junto con diego*

Katekyo Hitman Reborn no nos pertenece sino a la sensual y bella de Akira Amano

Los 3: ¡FELIZ  DICIEMBRE  18!

 

El salón estaba repleto de lujos, gente de lo más estirada se paseaba por aquel recinto, los candelabros brillaban con especial esplendor, esos tipos realmente se habían esforzado.

Las escaleras, las paredes, el piso, absolutamente todo brillaba de reluciente y tenía un aire de “realeza” que a Hibari en particular le dio asco. Odiaba tener que acudir a aquellas fiestas para hablar con esa bola de viejos rabo verdes que no podían dejar de toquetear el trasero de alguna arrastrada que se sentaba en sus piernas por mero interés. Lo peor del asunto era el acoso que recibía por parte de esas mujeres quienes no dejaban pasar ni una oportunidad para insinuársele por más que las amenazara seguían revoloteando a su alrededor, y bueno, con el tiempo fue algo que aprendió a controlar, por lo menos su estirpe de mafioso frio y sádico le ayudo un poco, así como el darse a conocer por no poner distinción entre hombre y mujer, en pocas palabras, si eres su presa ten por seguro que no saldrás vivo, sin importar quien seas.

Pero justo ahora no era una junta cualquiera ¡Oh! ¡No! Era la sede donde se daría a conocer al nuevo jefe de cierta Familia mafiosa, a Hibari no le importaba nada de eso pero era importante que Vongola hiciera acto de presencia y el Herbívoro de Sawada estaba ocupado con quien sabe que, de ese modo le toco al consejero externo presentarse. A él siempre le dejaban las reuniones.

Hibari no tenía problemas con tratar con esos viejos, ok los detestaba pero a pesar de ser el menos sociable de la banda de Herbívoros era el único indicado, además del más serio y calculador que podía voltearles la jugarreta a los inútiles que trataban de pasarse de listos, aprendió a controlar su temperamento y a moverse en los negocios del bajo mundo, lo hacía con una elegancia y superioridad que dejo anonadados a más de uno. Debemos dar crédito a quien se lo merece por supuesto, que el Décimo Cavallone buenos golpes se llevo para lograr esto.

¡Hablando del rey de Roma y el potro que se asoma!

Si no fuera que el tiempo había mejorado su temperamento y a controlar sus impulsos desde hace horas que se le habría lanzado a golpes… a él y a las zorras esas que se le pasaban como moscas a su alrededor y no dejaban de tocarlo… esas malditas perras no dejaban pasar una para pegársele como chicle, ¡Oh, como desearía ahorcarlas!

El azabache se encontraba sentado a un lado de la barra de licor con su semblante serio de siempre pero se podía sentí una abrumadora ira salir de su cuerpo, era tal que bien podrías contarlas y venderla  en cajas para alguien que quisiera cometer un asesinato y esta escaso de voluntad (?). Los únicos en notar esa ira eran los hombres de Cavallone quienes podían dar por muerto a su jefe, de hecho justo ahora estaban discutiendo como debería de ser la ceremonia de su entierro, bueno, eso si Hibari dejaba algo que enterrar.

El aludido hablaba cortes con los otros jefes y evitaba, de la manera más atenta, a las mujeres que se le pegaban como si su vida dependiera de ello, aunque tal vez así fuera, digo ¿Quién no quisiera asegurar su vida llena de lujos al lado del jefe de una de las familias más importantes? Yo lo intentaría. El potro llevaba puesto un traje de diseñador, los pantalones y el saco eran grises junto con una camisa color vino y una corbata que le quedaba excelente al modelito, en la humilde opinión de la narradora… se veía exquisito, ese corte de pelo que dejaba a la vista sus ojos avellana le daba aún más elegancia, además de un efecto de atracción fabuloso, bueno, podríamos comprender a las zorras en ese caso.

Hibari estaba que en cualquier momento le explotaría la paciencia y lo molería a golpes por cusco, aunque no era el caso que Dino las buscara, sino que ellas le buscaban y eso le molestaba, Kyoya como quiera podía mandarlas al demonio y no afectaría a Vongola, todos conocían de más al guardián como para esperar una contestación de mas agresiva, pero algo así viniendo del Jefe Cavallone sería inaceptable y eso a Hibari le caía en el hígado.

Pasaba un mesero joven y de más valiente a ofrecerle una copa de Vino al Consejero Externo de los Vongola quien le miro con cara de pocos amigos, a pesar de eso el joven profesional como era le extendió la charola y con una sonrisa le invito  beber. Hibari no estaba de ánimos así que la arrebato y bebió todo de un sorbo regresándola de inmediato y tomando otra hasta acabar con la charola entera, en ese momento el joven le pregunto si deseaba algo más.

– Trae algo más fuerte – estaba realmente molesto y el aludido acato su orden regresando al momento con una botella de whisky la cual le dejo aun lado de su mesa y Hibari se dedicó a beber y maldecir a Cavallone por ignorarlo, valla forma de comportarse frente a SU pareja, era un sínico, y el pobre potro no hacía más que tratar quitárselas encima y buscar al guardián pero las tipas nada fácil se la dejaban.

En cierto punto de la velada Hibari olvido la razón por la cual bebía, ni siquiera recordaba que bebía, estaba sumergido en los efectos del alcohol y las cosas pasaban por desapercibidas. No era la primera vez que bebía después de todo la bebida era parte de la imagen de un buen mafioso y por lo menos debía tomar dos o tres copas cada que hacia un “negocio” pero esta vez realmente se estaba pasando de copas. Se terminaba otra botella y amenazaba al cantinero para que le diera otra, el pobre hombre no podía hacer más que maldecir al idiota que se le ocurrió darle una copa al Guardián.

Todo hubiera quedado en una borrachera y una gran resaca nada más… de no ser que una de las arpías, casualmente se tropezó y cayó justamente en las piernas del potro de una forma muy provocadora, y bueno, cabe la casualidad de que se tropezó en un lugar donde no había absolutamente nada más que unos sillones de lo más cómodos, una bola de mafiosos discutiendo asuntos de interés y al parecer la pobre chica dio una vuelta de 180° y termino cayendo muy cómodamente en las piernas del Capo. Definitivo, esa mujer estaba muerta.

Se puso de pie de golpe y tirando el banco en el que estaba sentado se dirigió con una cara de pocos amigos hacia donde estaba SU potro y se detuvo justo enfrente de ellos mirando con autoridad a la mujer que se encontraba coqueteando en las piernas de SU Cavallone.

La chica trago seco al ver a Hibari con esa sonrisa retorcida y un aire asesino a su alrededor.

– Kyo– – No pudo decir nada más pues el menor tomo a la chica del brazo obligándola a levantarse y apretando lo suficiente como para que la marca le durara varios meses, la mujer solo gimió de dolor y su expresión lo demostraba de más.

– Que te quede algo en claro – Kyoya la miraba divertido demostrando autoridad y provocándole un gran dolor a la chica quien creía le iban a arrancar el brazo en cualquier momento – Cavallone es de MI propiedad – y la soltaba lanzándola contra el piso y las demás mujeres que hasta ahora se habían acercado con la misma intención se alejaban despavoridas y temiendo el guardián les hiciera algo.

– Kyoya, no e- – No pudo decir nada más pues inmediatamente el joven ocupo el lugar que le pertenecía, rozando su trasero contra el miembro del potro, dedicándole una mirada lasciva antes de besarle de una manera de más hambrienta. Dino se encontraba confundido hasta que sintió el sabor del alcohol del cual Hibari abuso, ahora la cosa tenía sentido, pero lo que no eran las caras de sus espectadores quienes se petrificaron al ver al Consejero externo de los Vongola y Guardián de la nube Vongola en las piernas de Jefe Cavallone besándole y disimulando auto-penetraciones, la escena era de mas lasiva, pero por alguna extraña razón los presentes no podían quitar la vista de ese par.

Dino recobro el sentido al notar que su miembro estaba empezando a animarse y tomando algo de coherencia trato de alejar a Hibari, aunque ¡Por dios que Kyoya estaba caliente! Lamia su cuello mordiendo y dejando marcas, su mano viajaba hasta donde estaba su miembro, empezando a liberarlo de la molesta ropa,  y a masturbarlo, lo que provoco un gemido ahogado de parte del mayo y Kyoya se sentía autoritario.

Les estaba dejando en claro a todas ellas de una vez y para siempre que Cavallone era solo suyo y de nadie más. Se mecía animado en el miembro del potro ya erecto rozando la punta en su trasero, algo que dejaba delirando al potro… ¡A la mierda la fiesta! ¡A la mierda el cargo de Jefe! ¡Llevaba dos meses sin entrar en Kyoya! ¡DOS MESES! Y era porque Kyoya no quería, y no dejaría pasar esta oportunidad ¡OH! ¡NO! su responsabilidad ahora era responder a los sensuales gemidos que salían de la boca de SU Kyoya.

Dino comenzó a participar en el evento apretando el trasero de Kyoya y con su mano desocupada se fue directo a su miembro comenzando a masturbar con fuerza, mientras buscaba su boca para responder a lo que el guardián le regalaba.

Se armaba una danza entre ambas lenguas dentro de la cavidad del menor saboreándose mutuamente, sin dejar de rozar y masturbarse, los gemidos fue lo único que se oía en el gran salón donde inclusive los músicos dejaron su trabajo y miraban anonadados el Show. Mientras al pobre Romario y la gente de Cavallone parecía darles un infarto.

Trataba de derribar a Kyoya en el sillón para cogérselo de una vez pero el aludido se lo impidió bajando de sus piernas y colocándose en el piso de rodillas sin dejar de besarlo, al llegar al lugar deseado se relamió el labio del cual escurría un hilo de saliva y mirándolo acerco el miembro del potro a su boca metiéndolo de lleno Dino soltó un ronco gemido y sujeto la cabellera negra. Los ojos azul-metálico no lo perdían de vista mientras lamia y chupaba el miembro de arriba a abajo, metiéndolo y sacándolo pasando a lamer también los testículos y masturbando con su mano la parte del miembro que no alcanzaba a meter en su boca, a Dino se le antojaba arremeter contra esa boca y embestirla, obligarla a meter el miembro entero pero se contenía, sentía el calor de la boca de Kyoya quien comenzaba a mover sus caderas alegremente y a masturbarse mientras le hacia el oral, lo miraba con lujuria y deseo y la mirada era regresada, habían olvidado a los espectadores del recinto quienes comenzaban a dudar de su sexualidad de tan solo oír los gemidos ahogados de guardián contra el miembro del Bronco. La gente de Cavallone comenzó a desalojar la mansión (obligar a los invitados a retirarse, inclusive a los dueños).

Dino se vino en su boca manchándolo y el guardián se apresuró a beber toda la esencia que el potro le había regalado, inmediatamente se volvió a apoderar de su boca besándole con hambre y deseo mientras lo levantaba de las caderas obligándole a ponerse en cuatro, con la misma se agacho a lamer la entrada anal del menor quien gemía en el suelo, sintiendo la mano del potro masturbarlo.

Una vez que Dino se sintió satisfecho con los juegos penetro la cavidad de una sola estocada arrancándole un gran gemido de la boca de su pareja quien para su suerte ya habían desalojado el lugar incluso los hombres de Dino. Lo embestía con fuerza y en la tercera embestida dio directo con ese punto que hizo gritar al menor y venirse, Dino tuvo que soportar el como la entrada del guardián se contraía entorno a su miembro para no venirse. Lamia su espalda y el lóbulo de la oreja. Susurrándole cosas y dejando salir su  aliento caliente que chocaba contra su nuca.

Gemidos, jadeos, el sonido de la carne entrar, algún grito y el sonido de las respiraciones era lo único que se oía en la gran sala.

– Ahhh, Dino… más… más rápido – Hibari estaba prácticamente delirando mientras pedía por mas y el potro acataba su pedido, comenzaba a penetrar de una forma frenética que enloquecía al nipón y este a la ves movía sus caderas junto a las embestidas ayudando a que entrara más en su interior. Era una danza frenética entre caderas y el piso estaba manchado con semen y sudor, la ropa había dado a parar regada por toda la sala.

– nngh ¡Dino! – No dejaba de mencionar su nombre aunque con dificultad.

– Kyoya… así, mueve tus caderas – decía entre jadeos pues verdaderamente su “alumno” era bastante reconfortante en “esa” parte

Cambiaba de posición  se sentaba con Kyoya en las piernas quien sin pensarlo dos veces comenzaba a autopenetrarse subiendo y sujetando el pene del semental, luego se dejaba caer y arqueaba la espalda, repitió eso varias veces cabalgando al potro mientras este lamia los pezones mordisqueándolos y sacando más gemidos de la boca del guardián.

Como amaba esos sonidos, le sabia a el canto de un ave, SU alondra, Hibari se venía de nuevo y el le acompañaba viniéndose en su interior, esa misma dinámica llevaron varias veces de tal manera que no quedo un lugar del recinto donde no lo hubieran hecho, en cada habitación que se encontraban se tiraban y daban rienda suelta a su “amor” que más bien parecía película pornográfica, habían olvidado el lugar donde se encontraban y terminaron en la bañera donde a petición del Cavallone, Hibari había entrado con la tina a medio llenar y sin ropa, masturbándose, jadeando el nombre del mayor una y otra vez, Dino le observaba con una mirada lasciva, observaba el tono melocotón de su mejillas, la saliva que escurría desde la comisura de sus labios, su mirada perdida, el subir y bajar de su pecho al respirar, el color enrojecido de sus pezones por los mordiscos,  las marcas dejadas en su cuerpo recientemente, su diestra subir y bajar en su miembro y la zurda entrar y salir de su ano, mientras sus caderas subían y bajaban, una escena exquisita y todo solo para él.

Se relamía los labios y con voz ronca dejaba salir un “correte”, entonces terminaba en su mano soltando un sonoro gemido con su nombre. Si en la mañana Kyoya quería morderlo hasta la muerte por todo, bien valía la pena.

Entraba en la tina tomándolo de las caderas y lo penetraba, ya no recordaba cuantas veces lo habían hecho ese día pero ¿Qué más daba? Si ambos disfrutaban de ellos no le veía nada malo, ni siquiera el haberlo hecho enfrente de los invitados y anfitriones, cierto, en la mañana tenía que pedir disculpas y “convencer” a los presentes para que lo ocurrido no saliera de ahí.

Lo besaba y se saboreaban el uno al otro. El pudor salía a dar un paseo y los dejaba solos en esa enorme mansión llenos de posibilidades e ideas, y el día de hoy Kyoya estaba complaciente, ya sea que accedía a sus peticiones o por iniciativa propia lo hacía… Bendito sea el alcohol.

° ° °

A la mañana siguiente Hibari despertó al sentir algo de frio y abriendo los ojos de a poco,  aún muy adormilado se fijó en su alrededor, estaba en quién sabe dónde, desnudo, y le dolía la cabeza.

– ¿Pero qué…? – trato de pararse pero sus piernas le fallaron y le dolía la cadera, miro a su alrededor confundido y fue entonces que noto una cabellera rubia justo a su lado la cual estaba abrazándole. Era un hombre desnudo y valla que conocía a ese maldito.

– Cavallone – y de nueva cuenta sus subordinados podían ir despidiéndose de la idea de un heredero.

Lo volvía a llamar y nada que le hacía caso, muy por el contrario acerco a Hibari mas y le abrazo por la cintura, comenzando a acariciar su espalda y bajar hasta su trasero donde le froto insistente.

–amore, buongiorno – se acercaba susurrando en su oreja dejando una lamida que recorría hasta su cuello donde comenzaba a besar.

– A la mierda con tu Italiano ¿Qué rayos paso? – Hibari estaba desubicado, le punzaba la cabeza y no sabía cómo había ido a parar sobre la mesa de un billar, desnudo y con el potro, lo último que recordaba era que había acudido a la fiesta donde anunciarían al nuevo jefe de cierta familia, él estaba bebiendo y Cavallone estaba…

– Buena forma de matar el momento – se reía y mantenía una sonrisa traviesa pero tierna a la vez – ¿No recuerdas lo que me dijiste anoche? – lamia su oreja y Kyoya se tensaba un poco mientras sus mejillas cobraban un tono melocotón.

– No, pero si recuerdo otra cosa – detenía la boca de Dino y con su dedo índice la sellaba mientras le miraba directamente los ojos.

– ¿Qué cosa? – la mirada de ambos era divertida y traviesa, pero Cavallone se comía con la mirada al azabache.

– Que eres un maldito perro – y de un golpe salía volando el capo, ese sin duda era un Home run.

–… yo también te amo Kyoya, jejeje – se reía mientras se sobaba  la sien del golpe que se llevo. Se asustaba un poco de ver la determinación de su pareja de morderlo hasta la muerte… y lo mas seguro que esa vez SI lo haría hasta la muerte. – Mmm pero… tu fuiste quien lo empezó – decía en un intento por defenderse que Kyoya no comprendió.

 – ¿Qué yo empecé? – lo mordería, por más que le punzara la cabeza y la cadera lo haría.

– Si, tu te me lanzaste encima y bueno… yo solo respondí – bajaba su tono de voz en casi un susurro.

– ¿De qué hablas? – relajaba su mirada y le preguntaba, Kyoya solo recordaba que las mujeres de la fiesta (cofcofPutascofcof) se le insinuaban a Cavallone.

– Pues, de que... a media fiesta te montaste encima de mi – lo dijo mientras su mano izquierda hacia un circulo juntando dedo índice y pulgar, y su dedo índice derecho entraba y salía de ese agujero y lo decía con la inocencia de un niño, ¡asi es!, ¡el jefe de 32 añitos aun podía usar ese tono!

– ¿Qué…? – Hibari se quedó en seco.

–  Bueno… creo que bebiste mucho, y comenzaste a hacer cosas… enfrente de todos… - lo último lo decía en un susurro apenas audible con un ligero rubor y los colores se apoderaban del rostro de Kyoya quien lo maldijo lanzándole cuanta cosa encontró.

Su cólera era tal que si podría le lanzaría la misma mansión encima. Después de unos minutos de escapar de los objetos lanzados por su pareja logro pararla arrebatándole un florero que alcanzo y cargándole hasta la habitación más cercana.

– ¡Dino Cavallone bájame ahora! – Dino solo se encogía de hombros y se dirigía hasta la cama dispuesto a dejar a su ave en aquel lugar, aunque este pataleaba cual niño pequeño haciendo berrinche, y no dejaba de lanzar maldiciones a su persona.

Una vez ahí se dejó caer sobre la nube imposibilitándole cualquier ataque en su contra.

– Vamos Kyoya no te enfades – lo decía mientras besaba su mano y le miraba con ternura.

– Claro que me enfado – si fuera por él ya lo habría mordido hasta la muerte

– Pero amor, si lo disfrute bastante, y tú también – lamia los dedos de la mano sostenida y el menor se volvía a sonrojar.

– ¿Quién dice eso? – trataba de sonar rudo y le arrebato la mano sostenida.

– Tu mismo lo dijiste – acariciaba su cintura – Decías mi nombre – lamia su cuello – Me pedias por mas – bajaba a lamer sus pezones y el solo gemía –Mas rápido – Mordía su pezón sacándole un suspiro – Más duro – rozaba su entrada con sus dedos – y sobre todo – frotaba sus miembros – Dijiste que eras mío – lo besaba con amor – Y que yo era de TU propiedad –

Hibarigimió al sentir las caricias del capo y un calor creciente nacía.

– ¡Ciaossu! – ¡Digamos Hola al verdugo de la Décima generación! La imagen de Reborn aparecía en el gran televisor que se encontraba en la recamara alarmando a Hibari quien de un golpe saco volando al capo y se cubrió con lo primero que encontró.

– ¡R- Reborn! – dijo apenas se enteró de la situación y de la misma manera que el menos se cubrió con algo de vergüenza.

– Puedo ver que se divirtieron bastante – y los aludidos miraban a su alrededor encontrando todo el lugar desarreglado – Pero bueno, no tienen de que preocuparse, ya me encargue de silenciar a los espectadores – Y Dino no sabía a quien temer más, si a su pareja quien lo miraba con claros deseos de asesinato, o a Reborn quien claramente no lo hacía de a gratis – Aunque claro, todo buen regalo tiene un precio – y ahí estaba la razón por la cual temerle.

– Esta bien, está bien, ¿Qué quieres ahora? – prefería anticiparse

– No te preocupes por eso, luego te cobro, además, también gane algo bueno de esto – su ex tutor escondía la mirado en la sombrade su sombrero y sonreía.

– … ¿Qué cosa? – A Dino se le helaba la sangre, sin duda esa era mala señal de parte del Hitman… y Kyoya ya empezaba a buscar sus tonfas para morderlo.

– Este lindo video – inmediatamente aparecía en la pantalla diversas  imágenes del potro y la alondra teniendo relaciones íntimas la noche anterior. Las imágenes abarcaban todo, desde el inicio en medio de todos, hasta las demás recamaras, la bañera, y la sala de juegos, en todas y cada una de ellas Kyoya estaba en una posición distinta.

– Bien creo que esto podrá mantenerme de por vida, no sé, tal vez lo venda al mejor postor, o tal vez soborne a alguien con esto, mm no lo sé… bueno, Ciau – y con la misma la imagen desaparecía

Dino no sabía que decir para calmar a su pareja.

– Cavallone… recuérdame no volver a tomar en mi vida – y alzaba una tonfa en clara señal de ataque

– Claro que si – el potro se resignaba.

– y acuérdate tu de algo – sonreía con lujuria cosa que extraño al mayor tomando en cuenta la situación

– ¿Qué? – se acercaba al menor.

– Que eres MI PROPIEDAD – y juntaban sus bocas de nuevo en un beso hambriento

Notas finales:

“Soy la mejor en esto xD ok no pero soy la única que les dio una semana D18 7u7 ahora ámenme(?)”
“Ok si no quieren no u.u mi lemmon me sale todo agrio y sin sentimiento pero… para eso esta la imaginación con ella pueden mejorarlo xD” aman como me refiero a las otras lo se :3

MARTES 16: QUEDATE (hecho)

MIERCOLES 17: CONFESIÒN: Recuerdo (Hecho)

JUEVES 18: MI PROPIEDAD

VIERNES 19: Safe and Sound

SABADO 20: Family Cello

DOMINGO 21: (aun no se :v

LUNES 22: (sorprecha(?))

bueno, nos vmos mañana a la misma hora!... pero mas temprano claro XD

Krl y MrC:

y el dj que lo conoce toca el himno de las 12 
para diego la canción más deseada 
y la baila!!! 
y la goza!! 
y la cantaaaaaaaa!!! 
Aserejé ja de je 
de jebe tu de jebere
seibiunouva majavi
an de bugui an de güididípi  


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