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Amor Yaoi
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Cegado por la pasión. por YariSF

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Notas del fanfic:

Los personajes al presentarse en este fic no me pertenecen, como tampoco Diabolik Lovers, son propiedad de Rejet. 

Cada pareja tendrá su capítulo, posiblemente se lleguen a crear uno o dos especiales donde aparezcan dos parejas sorpresas [?] 

Cada capítulo tendrá alto contenido Yaoi, lo leerás bajo tu propio riesgo. 

Notas del capitulo:

La primera pareja en aparecer es Reiji y Shu, que lo disfruten ~. 

Este capítulo por desgracia me salió muy largo. (?) 

Que insolencia más grande. Lo único que irradiaba vida en esa habitación era la llenura blanca de la luna. ¿Cómo habían podido terminar así? Ya sus cuerpos no emanaban la misma vibración de antes. El portador de lentes, Reiji, no tenía consentimiento de lo que pasaba, hasta que cierto nombre individual de un ser que no debía ser mencionado en plena escena delatadora de besos, saliera a boca de su amado, Shu.

 

—   Me gustaría saber, ¿dónde estuviste esta mañana? — Preguntó Reiji, acercándose a Shu a medida que apartaba unos guantes blancos de sus manos. Shu permanecía recostado sobre la cama, aún utilizando el uniforme escolar. La pereza de ese vampiro se convertía en una completa irritación para el de anteojos.

—  ¿Esta mañana? — Contestó Shu con desgano, sin tener las más remotas ganas de recordarlo. — Ah, si… Había ido a… Tomar aire. —

Un bufido se escuchó de parte de Reiji, sabía perfectamente que se había excusado, aquel rubio le escondía algo, la cual él descubriría tarde o temprano.

—  ¿Tomar aire? ¡Por favor! Ni siquiera eres capaz de moverte por ti mismo, cuan crédulo me has catalogado, que inaceptable. ¿En serio piensas que me creeré cada una de tus excusas? — 

—   Tcht... — Shu chasqueó los dientes exasperado por todas las quejas que le lanzaba Reiji, se acomodó de lugar, quedando recostado de estómago sobre la cama, ofreciéndole la espalda.

—   Miserable engendro… — Difamó entre la habitación, había sido insultado por su propio amado,  detestaba en gran manera cuando el rubio le ignoraba.

Suspiró de regreso, intentando volver a su semblante normal y no prolongar peleas entre ellos, ya era tarde y tenía sueño, ambos debían dormir, no había tiempo para discutir.

Se colocó en cuclillas dirigiéndose a los pies de su compañero, para así, retirarle los zapatos.

—   Dejaremos ese tema para otra ocasión, por lo menos cámbiate de ropa antes de acostarte. —

—   Ya me la estás quitando tú. — Dijo Shu, haciendo molestar a Reiji nuevamente, no sabía si aquel tipo en realidad lo amaba o solo lo trataba como una sirvienta. Aunque por otro lado, él mismo deseaba ofrecer lo mejor para él, a pesar de su personalidad perezosa que cada día lo irritaba más, sabía en cierto modo cómo soportarlo, porque su amor por Shu era más grande que cualquier cosa.

 

 

Se levantó del suelo, acomodando sus anteojos luego. Observó de pie detenidamente la espalda del mayor, ese cuerpo recostado en esa posición sobre la cama, con aquel redondeado y pequeño trasero que era un apreciable y excitante paisaje a su vista. En anteriores ocasiones habría dejado todo,  maldiciéndose así mismo por las intenciones indecorosas que llegarían a presentarse ante él, aquellos actos tan pecaminosos que desearía hacerle a su amado, a veces no podía comportarse, él mismo necesitaba modales. Pero ahora, verlo ahí acostado, las ansias no eran como antes, ahora solo le provocaba matarlo.

Sin más, se dirigió al lado derecho de la cama, buscando el rostro del rubio que estaba posicionado de lado viendo hacía la ventana. Sin decirle nada, se volvió a acuclillar hacía él para intentar levantarlo mientras tomaba cuidadosamente su brazo.

—   Por favor, permíteme quitarte la camisa. —  

Éste, gracias al cielo, asintió, no le ocasionaría más problemas por el momento.

En el semblante de Reiji habitaba una seriedad que no se la podía quitar nadie, ni hasta su propio amado, se hallaba molesto, pero concentrado, a medida que apartaba el suéter contrario y desabotonaba la camisa ajena. Shu mantenía los ojos cerrados, pero en una que otra ocasión propuso entreabrirlos para observar de reojo al menor con atención, sin dejar de lado su desganes. 

 

Terminó por retirarle una manga, dando a revelar esa piel brillante del brazo derecho de Shu.

Reiji carraspeó notoriamente, la contextura atractiva de su codo, se prolongaba en una tentación para él mismo, aquel desnudo y perfecto cuello que deseaba ser profundamente mordido, le decía en llamados susurrantes: ‘’bésame’’

—   ¿Te enfermaste?  — Cuestionó el mayor, abriendo solo un ojo para detallarle.

—   No, no digas incoherencias. — Reiji volvió a normalizarse, buscando la otra manga de la camisa contraria para desplegarla de aquel cuerpo. ¿A estas alturas venía a preocuparse por él?

Al haberle retirado completamente la camisa escolar que portaba, fue hacia unos cajones cercanos a las repisas, buscando una ordenada y cómoda pijama, mientras que la anterior camisa la depositó en una cesta de ropa sucia para lavarla después.

Se regresó a su contrario para así terminar de vestirlo. Pero su intención fracasó y sus acciones se hicieron un plan mal logrado, al instante en que sus pies convalecieron por la alfombra y se dejaron caer, ¡estúpido tapete atravesado que había hecho tropezar sus pasos!

Solo el cuerpo de Shu había amortiguado su caída, ya que Reiji cayó encima de él.

— Tcht, Reiji, ten más cuidado. — Se quejó Shu, teniéndolo sobre sí.

El portador de anteojos con su ceño fruncido, intentó calmarse por querer exhortar a la persona que había dejado la alfombra allí, sabiendo que le había informado con anticipación que la cambiara de lugar.

—   Discúlpame. — Dijo, levantando así su cabeza, aún estando recostado sobre Shu.

Abriendo sus ojos allí lo pudo ver, muy cerca de él, con aquella oportunidad que se le presentaba para apresarlo de nuevo, besarlo desesperadamente hasta que el sol volviera a aparecer. ¿Qué haría?...

 

Sus ojos sorpresivos recorrían los suyos que permanecían como siempre, desganados. Mirándole frente a frente sin decir ni una palabra, ¿aprovecharía aquella oportunidad? Era un buen momento, estaban en una perfecta posición, Reiji encima de Shu, solo un movimiento y ya podría tomarlo como suyo hasta el amanecer. Hacía mucho que no tenían intimidad, hacia mucho que no unían sus cuerpos, hacía mucho que no se tocaban el uno al otro, ¿Reiji desaprovecharía esa ocasión? Por primera vez no se encontraba seguro, más era la molestia que prolongaba su ser hacia el rubio, que sus pensamientos revoloteaban y no le permitían pensar con claridad en una reconciliación, no deseaba que Shu lo volviera a rechazar otra vez.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos, el tiempo se detuvo y quien tomó el control en ese momento fue Shu. Acercó a Reiji más a su rostro y posando sus manos en sus mejillas lo besó.   Shu pensó que seguramente el otro estaría analizando demasiado la ocasión, si dar el paso o no.

—   Es preferible que no pienses, mejor acciona. — Le dijo, apartando un poco sus labios de Reiji, con una ligera sonrisa dibujada entre las comisuras de su boca. Y así, nuevamente, volvió a tocar sus labios con los suyos suavemente, pasando sus brazos por su cuello para entrelazarlo con ellos.

 

Reiji ante eso, no emanó sorpresa, más bien correspondió. Dejaba que él tomara el control, sintiendo como saboreaba sus labios, delineándolos suavemente con cada roce que depositaba en ellos, con cada sonido que prolongaban los mismos al hacer más profundos sus besos.

Reiji entrelazó sus brazos por sus caderas y lo acercó aún más a él, pegando más sus cuerpos. Shu acariciaba los cabellos que se acercaban a la nunca del menor, poco a poco el beso comenzaba a alargase.

En ese momento, Reiji no pudo más, ahora sería él quien tomaría el control. Se levantó un poco trayendo consigo el cuerpo de Shu mientras lo agarraba desde la espalda, sin apartar sus labios de los suyos en ningún momento, tenía la intención de acomodarse aún mejor con él en la cama.

Quedaron en el centro de ésta, besándose, abrazándose, acariciándose.  De vez en cuando se separaban solo un poco para tomar aire, y luego volvían a apresar sus labios.

La mano de Shu se atravesaba por sobre la ropa de Reiji, tocando su espalda mientras la rozaba con la yema de sus dedos suavemente. El de anteojos buscaba delinear el paladar del rubio con su lengua, jugando de vez en cuando con la misma del mayor.

 

Shu seguía su movimiento, rozaban las dos puntas de sus lenguas mientras que mantenían sus bocas arrinconadas, no dejaban que el aire se les escapara.

Reiji comenzó a acariciar las caderas contrarias con sus manos, trasladándolas hasta su ombligo,  haciendo un movimiento circular a su alrededor. Shu alcanzó a separar sus labios de los del Reiji por un momento solo para morder un poco en la oreja del menor y hacerla sangrar, Shu estaba lleno de malicia, se notaba perfectamente en la sonrisa que le demostraba. 

—   ¿Te dolió? — Cuestionó él.

—   Por supuesto que no. No me tomes de débil. — Contestó, con una seriedad inexplicable.

Volvió a tomar los labios de Shu, conduciendo su mano por el exterior de su torso que cabe recordar, éste estaba desnudo ya que no logró vestirlo gracias a la alfombra que había interrumpido su camino.  Lo recorría con su dedo índice, hasta parar a ese punto indicado, donde sabía perfectamente que haría al otro sentir placer.  Apuntó exactamente el pezón izquierdo del rubio, comenzando a rozar todo su alrededor, atravesándose traviesamente por esa pequeña y delicada punta.

—   Nnh… — Se escuchó un sonido bastante lindo emanar de Shu, tan solo un roce en aquel sitio le hacía estremecer por completo.

 

Reiji rió, maliciosamente y con una expresión de satisfacción en haber logrado provocar un ligero placer en el otro, de este modo le enseñaría a que la ignorancia era un acto totalmente fuera de lugar, si tenía que enseñarle modales a su amado, lo haría. 
Continuó deslizando su dedo, haciendo el mismo movimiento, redondeaba el exterior de su pezón, y de vez en cuando con travesura aprovechaba para rozar la punta. Cada vez que hacía eso Shu se estremecía, su voz dejaba escapar unos cuantos sonidos tarareantes. 
—¿Se siente bien? — Le susurró Reiji al oído, levantando su vista para observar la expresión contraria, dejando ver sus dientes en una prolongada sonrisa ladina al verla extasiada. 
—Nn… Hnm… — Shu asintió a medida que Reiji ahora apretaba entre la yema de su dedo índice aquel punto delicado, y comenzaba a acariciarlo con él. El incontrolable placer que le hacía sentir ese acto, le incrementaba un sonrojo en sus mejillas, que era apreciado apaciblemente por el menor desde el sitio en que lo veía. 

 

Esta vez, tomó esa misma punta entre sus dedos índice y pulgar, estrujándola sin apretar demasiado. Acariciaba suavemente con los mismos, llevándolos a moverse de forma contraria del uno al otro, el pulgar se deslizaba y el índice subía, el pulgar bajando después y el índice subiendo también, así iban constantemente rozando esa punta que ya se estaba poniendo rojiza.   

—   Nnn…Ah… Ah… — La voz de Shu comenzaba a salir, ya ese tono somnoliento empezaba a despabilarse de su garganta ante ese tacto que lo estremecía a flor de piel, más porque a medida que Reiji hacía esto, el menor lamía con veracidad la pálida y delicada piel de su cuello, dejando profundos besos a su paso, y cada que tenía la oportunidad, lo mordía en lugares sumamente dolorosos, comenzando a succionar su sangre.

Reiji ahora decidió bajar poco a poco por sus hombros, mientras que no detenía el movimiento de sus dedos en la punta izquierda de su pecho. Besaba su piel con lujuria, hasta dar a detenerse en el punto contrario al que estaba tocando, ese que estaba libre, ahora sería apresado por sus labios y la humedad de su saliva.

Comenzó depositando un beso sobre la punta, y la el ángulo de su lengua empezó a tomar acción, posesión sobre ese delicado puntillo, lo acariciaba dilatando su humedad en él, en constante movimiento, haciendo al otro estremecer. Succionando con veracidad después.

 

 

—  NNnnnh…Aah… Reiji…. —

Al menor le fascinaba cuando el rubio pronunciaba su nombre tan titubeante cada vez que hacía someter a su cuerpo al placer, con sus propias manos. Eso le generaba un gran sentimiento de superioridad. ¿Ahora quien estaba obedeciendo a las órdenes del otro? El simple hecho de verlo ahora con esa expresión extasiada, indefensa, le hacía sentir una inmensa satisfacción y altanería.

Shu temblaba ante aquellos actos que se adueñaban con desesperación de las dos pequeñas montañitas reveladas en su pecho. Acariciaba los cabellos contrarios, con cierta firmeza y delicadez a su vez, sencillamente le gustaba esa ansiedad del menor, en tomarlo vigorosamente, al rubio le encantaba tenerlo así tentado a sus pies.

Luego de unos cuantos minutos, Reiji propuso volver a besar al rubio, apresando sus labios con los suyos en señal de desesperación, juntaban sus bocas sin apartarlas de una de la otra mientras que firmemente se abrazaban. Shu trasladó sus manos hacia la parte baja de la espalda contraria, para así conducir la camisa ajena hasta la nuca del dominante, logrando apartar la vestimenta que portaba y hacía esconder su pecho, ahora éste tendría desnudo su torso también.

Reiji se la quitó ansiosamente, volviendo a apresar al rubio con sus labios, bajando con suavidad a su cuello, dejando marcas de lamidas y succiones a su paso. A medida que hacía esto, su mano traviesa se trasladó hacía la profundidad de Shu, buscando esa zona adecuada donde haría sentenciar su placer.

Cuando llegó allí, tocó con suavidad, por sobre su ropa aquel lugar que escondía su hombría, haciendo estremecer inmediatamente al mayor y logrando al instante que el mismo emanara unos sonidos tan lindos y tarareantes.

—   ¿Te gusta que te toque aquí? — Preguntó Reiji con altanería, estaba disfrutando ver a Shu siendo sometido por él.

—   Si… — Shu casi sin habla, se dejó llevar por ese movimiento que ahora Reiji aceleraba.

Comenzaba a masajear de una manera que para el mayor era deliciosa. Rozaba con cierta firmeza aquel bulto formado entre sus ropas, empezando a sentir como el mismo emergía dureza.

—   Este lugar ya está endurecido. — Comentó el de anteojos, sonriendo con malicia, y sin más, sin dudar y titubear, desabrochó el cierre del pantalón.

Su mano se interpuso por sobre la ropa, alcanzando a tantear la piel del mayor que ya estaba completamente humedecida.

—   Prosigue. — Shu pidió con mirada ladina, esperando ansioso ese placer que el menor estaría encantado en ofrecerle.

Reiji pudo notar en su expresión algo de seguridad, no presentía ningún nerviosismo en sus ojos, eso en cierta parte le ocasionó molestia, Shu estaba perdiendo por alguna razón esa intimidad que siempre le transmitía cuando hacían el amor, hoy en día se hallaba más dominante que de costumbre.

El de anteojos no pensó demasiado, y solo tocó por sobre el bóxer del mayor en tan solo unos cuantos minutos, masajeando con suavidad, para después, con la decisión en su semblante, de otorgarle más placer de lo que él mismo le podría dar.

—   Ahora hagamos que no puedas ni hablar. — Fue una advertencia, pero Shu ni se inmutó a abrir los orbes de sorpresa.

Reiji ahora tomaba ese miembro para revelarlo a la luz, luciendo esa hermosa erección, a medida que lo masajeaba de arriba hacia abajo con su mano, fue dejando varios besos sobre su pecho mientras que bajaba lentamente por éste, con la finalidad de conducir sus propios labios a ese lugar intimo del mayor.

Lo apresaría, lo haría gemir con la suavidad de su paladar sobre su hombría, lo mordería innumerables veces para que el contrario gritara, no solo de placer, sino también de dolor.  

Todo iba bien, hizo como se lo planeó. Tomó entre sus manos aquel miembro erecto, dando leves lamidas sobre éste, por su exterior llegando hasta la punta para rodearla con su boca a medida que redondeaba deslizando el ángulo de su lengua por ella. 
—¡Hmnh…! — Shu tembló ante ese tacto, cerrando los ojos recargó su cabeza más a la almohada y sus manos se apoyaron sobre las sábanas. Sin mencionar que de vez en cuando sonreía altanero por como tenía a Reiji en ese momento, dándole el placer que a él tanto le encantaba, siempre terminaba logrando que el perfeccionista se dejara llevar por las tentaciones. 
Reiji enseguida profundizó su succión sobre aquel espacio abierto que poseía su boca y su lengua, comenzando a introducirlo en la misma para bajar poco a poco y adentrar todo ese cuerpo completamente en su paladar. Con un jadeante suspiro dejó la mano derecha sobre el miembro de Shu, y la otra la trasladó detrás de las caderas del mismo buscando uno de sus redondeados círculos de aquel provocativo trasero para así apretarlos y atraerlo más a él. 

Con la mano derecha sostenía su hombría mientras que empezaba a deslizarla por el interior de su boca de arriba hacia abajo, Reiji emanaba ciertos jadeos profundos y Shu dejaba salir gemidos un poco más agudos.

Aceleraba cada vez más, con bastante ansiedad y desesperación, desprendía toda su saliva por la extremidad de ese cuerpo tan grande, y no solo eso, en cada felación saboreaba el bello néctar que el mismo emanaba, que para el menor era totalmente delicioso.

—   ¡Ah! ¡Aah…! ¡Ah…! — Los gemidos de Shu no cesaban, más bien se prolongaban en una gran entonación alta. — R-Reiji… Ah… ¡Ah! — Seguía pronunciando, sofocado por el enorme estremecimiento que estaba recorriendo asesinamente su cuerpo.

Tomaba a su compañero por los cabellos, suavizando un poco su agarre, pero por los movimientos que el otro depositaba en su hombría, de vez en cuando lo aumentaba, jalando un poco aquellos mechones.

—   No puedo… más… Reiji… Voy a….Aaah… ¡A-Aagh...! — Y así finalizó, arqueando la espalda mientras que emanaba una exhalación desgarradora, esparciendo ese líquido blanco dentro del paladar de Reiji, aún más porque el de anteojos mientras que succionaba, había sumergido sus dientes en la piel del mayor, prologando así un ligero mordisco, con su cierto  sentimiento de dolor, aún así lo percibió placentero.

 

El de anteojos alzó la mirada, unas pequeñas gotas habían arruinado sus lentes, por lo tanto, tuvo que retirárselos, sin antes limpiarlos por supuesto. Y allí se encontraba él, con su peculiar sonrisa que transmitía satisfacción, sin más, tragó esa gran bocanada de néctar que habitaba ahora en el interior de su boca, para así incorporarse sobre la cama, levantando su mirar hacia el rostro contrario, notando que éste estaba totalmente extasiado, se dejaba ver en el plácido rosáceo que Shu poseía sobre sus pómulos, esos exagerados suspiros que emanaba su respirar, todo, supuso que lo había logrado, Reiji había conseguido dar placer al mayor. Pero allí no había acabado, ese apenas era el comienzo.

—   Ahora es mi turno. — Rió altanero con una prolongada malicia dando a detallar sus dientes y colmillos.  Ahora era el turno de él de sentir placer.

Esta vez los orbes de Shu dieron a abrir ligeramente en sorpresa, en su semblante se presentaba un cierto temor, ahora sí, Reiji había conseguido al fin en ver esa expresión intimidada y atemorizada del mayor. Pero el de anteojos no desistió, aunque Shu ya sabía exactamente lo que el mismo haría.

Tomó los muslos ajenos y entrelazó sus piernas alrededor de su propia cadera, sin antes desplegar completamente el pantalón que mantenía su piel escondida. Retiró el bóxer que por suerte, el otro se dejaba hacer.

Allí lo vio, completamente revelado, esa ligera erección que había sido dominada y aún venía por más, ahora se podía apreciar fácilmente a la vista.

Reiji tomó posesión de su entrada, llevando primeramente sus labios a saborearla con total delicadeza pero que al individuo pasivo estremecía.

Lamía purificando ese orificio, rodeándolo con la punta de su lengua y adentrándola cuidadosamente después. Éste debía permanecer irritado para que Reiji pudiera introducir su miembro en él, aún no se encontraba preparado.

Luego que lamió, se reincorporó para quedar sentado, con las piernas contrarias entrelazadas en sus propias caderas. Shu se encontraba completamente desnudo, provocativo a su vista, que en un dos por tres ya podría devorárselo.

—   Esto lo prepararé muy bien. Será como el más fino té que jamás nadie haya degustado, solamente yo. — Dijo entre dientes, refiriéndose hacia sí mismo, pero el mayor lo había escuchado perfectamente. Si tan solo supiera.

Shu dio un bufido, pareciéndole absurdas las palabras que Reiji soltó, ¿quién comparaba una escena así con el sabor de un té? Solamente Reiji.  

—   Tcht… Hacemos esto y tú vienes a hablar de té, que paté--- ¡A-Ah! — El menor lo interrumpió adentrando sus dedos índice y pulgar en aquel agujero que se agrandaba cada vez que éstos introducía. Reiji lo había callado con su acto, Shu sintió un ligero dolor ante esa acción.

Pero ahora, Reiji lo estaba maniobrando, sacando lentamente y volviéndolos a meter dentro de su entrada, acariciando las paredes que estrechas estabas.

—   Nnn ~ Ah…Nnnh… — Shu cerraba los ojos con firmeza, debía admitir que ese movimiento de dedos volvían locos sus sentidos, pero de cierta manera le dolía también.

Reiji comenzó a embestirlo con sus dedos, sacando e introduciendo a la vez con mucha velocidad.

—   AhNnn ~ Ah… Ah ~… Ah — Los gemidos de Shu comenzaban a salir nuevamente.

—   Esto parece que ya está listo. — Sentenció Reiji, así ya habiendo retirado sus dedos de aquel lugar, ya era hora de la verdad, en donde los dos vampiros serían revelados el uno al otro, uniendo sus cuerpos después de tanto tiempo, no se guardarían ningún secreto.

El menor tomó los muslos contrarios para así atraer sus piernas un poco más hacía su cuerpo, teniendo el mismo ya completamente desnudo también, ahora eran vampiros con las pieles reveladas a la luz, esperanzados por sentir que la lujuria los consumiría.

Reiji tomó su propio miembro entre sus manos, para así rozarlo suavemente con la entrada ajena, suavizando con su propio néctar ese mismo orificio.

—   Voy a ir despacio, ¿bien? —

—   Tcht… Hazlo ahora mismo. — Shu proclamó, fastidiado de que el otro pensara tanto.

Reiji chasqueó sus dientes en molestia, e hizo lo que el rubio le pidió. Empujando como pudo su hombría, lo adentró con cuidado en esas paredes redondas y estrechas.

—   ¡A-Ahgh! — Vociferó Shu con algo de dolor, sentir ese cuerpo enorme introducirse en su interior era bastante desgarrador, más porque hace mucho que no lo sentía dentro suyo.

Reiji temía que el rubio saliera herido por su culpa, pero por otro lado disfrutaba oír esos adoloridos gritos emanar de su boca, además que antes le había pedido que no pensara, así mismo lo haría.

Una vez ya adentro, con firmeza lo empujó más hacia adelante para procurar introducirlo más a fondo, que llegara hasta lo profundo de su interior,

—   ¡Nnnp…! — Reiji dio un jadeo muy grueso ante eso, sentir ese estrecho orificio apretar su miembro, sacudía todo su cuerpo.

 El de anteojo se acercó más al mayor, quedando recostado casi pegando pecho con pecho y piel con piel. El miembro ya se hallaba resguardado en lo más profundo de su interior. Una vez teniéndolo así, comenzó a moverse dentro de él, prolongando que las caderas del mayor se agitaran por sí solas, eso provocó una risa satisfecha al menor.

—   Estás moviendo tus caderas. —

—   I-Idiota… Lo hago sin concebirlo. — Shu intentó excusarse, pero notó que sus intenciones habían sido pésimamente logradas.

Reiji rió nuevamente y tomando la cintura contraria, lo atrajo más a él, pegando cuerpo con cuerpo. Ahora el uno al otro se abrazaban entre sí.

Reiji ahora comenzó a embestirlo con fuerza, sacando hasta la mitad su propio miembro y volviéndolo a introducir, ese movimiento a Shu le era placentero, como también al menor.

—   Ah… Ah… Ah… —

—   Nnn… Nnn… Ah —

Los dos vampiros estaban siendo sometidos por el placer de las sábanas, unían cuerpo con cuerpo, piel con piel. Reiji besaba a su pareja con total ansiedad, como si por un largo tiempo lo hubiera necesitado, Shu correspondía, entrelazando sus manos con desesperación por su nuca.

Sus lenguas jugueteaban, se enredaban entre el montón de placer que inundaba la habitación.

Reiji aceleró su paso, embistiendo con rudeza, se oían los goteos indecentes que el menor emanaba de su piel dentro de aquellas redondeadas paredes, su piel golpeaba tan feroz y salvajemente la contraria, introduciendo aún más su miembro en aquella entrada.

—   Rei... ¡Ah!...Ah ~ —

—    ¿Di…me? —

—   M-Má…s —

—   ¿Más… qué?... Nnnp… —

No podían ni hablar por tanto estremecimiento que en sus cuerpos recorrían, estaban acorralados por toda esa lujuria.

—   Más… rá--- ¡Ah! — Shu no pudo terminar de hablar, el otro ya sabía muy bien lo que el rubio deseaba, así que con un movimiento salvaje y rápido lo embistió, sacando a flote todo lo que sentía por él.

—   Reiji… Rei…ji… ReNnn…ji… ¡Ah! — Shu se abrazó con más fuerza a su contrario, mientras que el otro jadeaba en todo su oído.

—   Ah…Ah… Ah… Shu… — Él también pronunció su nombre entre respiraciones agitadas y gemidos gruesos.

—   Reiji… Reiji… —

—   Shu… Shu… —

—   Reiji… Rei… —

Continuaban llamándose uno al otro mientras que la lujuria crecía y pronto se acercaban al éxtasis.

—   Rei… Reijiinnh ~ No pue… más… Voy a…  —

—   Aguanta… solo un poco… —

Reiji abrazaba con fuerza a su amado, Shu se sostenía de la espalda contraria afirmando firmemente la yema de sus dedos en su piel, tanto así que podría rasparla con sus uñas.

—   Ah… Ah… Ah… Shu… — Reiji continuaba pronunciando su nombre, hasta que en un momento estuvo a punto de mencionar una palabra bastante comprometedora pero algo le interrumpió enseguida. — Shu… Te a… —

—   Aya… Ayato…—   Había dicho el mayor desde abajo, con los ojos cerrados sin poder aguantar tanto placer.

El joven de arriba abrió los ojos completamente sorprendido, había escuchado de la boca de su amado un nombre que no era el suyo.

—   ¿Ayato? — Inmediatamente Reiji paró, deteniendo el movimiento que estaba haciendo hace un rato.

Shu en ese instante supo que la había cagado.

—   Mierda… — Murmuró entre dientes, desviando la mirada por un momento.

Allí Reiji pudo entender todo, la razón de las discusiones que usualmente tenían, el tiempo que llevaban sin tener intimidad porque siempre había algo que se los impedía, esa chispa que ya no habitaba como antes, todo era porque Shu lo estaba engañando con alguien más, la cual su nombre era ‘Ayato’

—   Que insolencia más grande, nunca antes me había sentido tan insultado. — Soltó Reiji indignado y bastante molesto. Pero eso no desistió a sus deseos de anhelar matar al mayor.

Sin apartarse volvió a embestirlo pero esta vez con mucha más fuerza, sin importarle si le hacía daño, estaba devastado y añoraba que el mayor sintiera bastante dolor como a él le había hecho sentir en ese preciso momento. Pero Shu permanecía en silencio, nuevamente desganado, como si en realidad no le hubiera importado haber prolongado esa expresión en Reiji, gemía, eso sí, pero no de dolor ni tampoco de satisfacción.

—   ¡A-Agh…! — Al final lo hizo llegar al éxtasis, como también él finalizó.

Una vez terminado en seguida se apartó, sin mirarlo a la cara, solo se incorporó para quedar sentado sobre la cama, con la cabeza mirando al suelo y una mano sosteniendo su frente, estaba más que indignado, se sentía más que burlado, no tanto por el rubio, sino consigo mismo, en mantenerse crédulo ante todas las tentaciones que Shu le provocaba.

Shu se levantó para quedarse sentado sobre la cama también, mirando al menor con su típica expresión de siempre, se cubría con las sábanas, sabiendo que después de eso, la relación entre ellos no daría más fruto.

Reiji supo lo que pasaba gracias a que su amado había proclamado el nombre de un sujeto contrario en medio de escenas delatadoras de besos, no había marcha atrás, había llegado la hora de acabar con la relación que había sido toda una farsa.

—   Reiji, ¿estás bien? — Shu se acercó a su contrario tanteando su brazo con cuidado. Pero fue un fracaso, inmediatamente el de anteojos retiró la mano contraria con brusquedad, tirándole una mirada amenazante y molesta, para volver nuevamente a su sitio, se quedó observando hacia la ventana.

—   No vuelvas a dirigirme la palabra ni vuelvas a mencionar mi nombre, nunca más. — Le dijo Reiji, no podía ni explicar la ira que sentía por dentro.

Así Reiji se levantó de su lugar, sin dirigirle ninguna mirada al mayor, le dio la espalda colocándose el pantalón y su camisa, para así encaminarse hacia la puerta y cerrarla después detrás de él. Dejó por completo a aquel cuerpo desnudo cubierto en sábanas, desolado, Shu solo lo había observado desde la cama antes de que se fuera, en su mirada se comenzaba a prolongar ahora una expresión sorprendida y claramente preocupada.

¿Cómo fue que terminaron así?

Todo por culpa del rubio infiel.

Notas finales:

El próximo será de Ayato y Shu ~. 

Espero y les haya gustado esta parte. 


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