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Un regalo para navidad por girlutena

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Notas del fanfic:

Pues un poquito atrasado, pero no pude evitar escribirlo... es un poco largo, pero espero que sea de su gusto. 

 

Obviamente es un 

 

SASUNARU

 

con un leve

GAALEE

Notas del capitulo:

 


 


 


 


FELIZ NAVIDAD!!!!

Los suaves y tibios rayos del sol empezaban a ocultarse con demasiada rapidez en aquella época, el frío viento se colaba por las pequeñas rendijas de las ventanas, las noches se volvían más frías que en otoño; todos se abrigaban a la perfección, encendiendo sus chimeneas y tomando tazas de chocolate caliente.

Los niños salían a jugar con la nieve, haciendo grandes muñecos, tirándose bolas de nieve u otros dibujaban a sus propios ángeles con sus cuerpos, las risas alegres de los niños inundaban todos los hogares, los padres llegaban más temprano de trabajar para pasar tiempo en familia.

Mientras que en la plaza central de la ciudad de Tokio se podía ver el inmenso árbol de navidad, rodeado de hermosas y brillantes luces de colores, al igual que las pequeñas esferas de cristal que brillaban con cualquier pequeño esplendor, las tiendas rodeadas de luces, mientras que las familias se encargaban de comprar sus regalos o cualquier pequeña cosa que su sus niños desearan.

 

La noche empezaba a asomarse rápidamente y con ello dejaba que la nieve empezara a caer, los primeros copos de nieve fueron atrapados por las copas de los árboles, los padres tomaban en brazos a sus niños y caminaban con prisa hasta sus tibios hogares.

Los personas empezaron a caminar con demasiada prisa, sin importarles chocar, golpear o tirar al pequeño niño que se encontraba sentado en la acerca, con sus hermosos ojos cerrados y sus cabellos rubios cubriendo su infantil rostro.

 

Su cuerpo era tan delgado y menudo que parecía no pasar de los trece años, con su ropa sucia y rota, se puso lentamente de pie, llevando sus limpias manos para acariciar su bronceado rostro y su ropa que se encontraba empolvada, llevó sus dedos para acariciar sus somnolientos ojos, soltando un lastimero gemido.

El  pequeño doncel de unos quince años se quedó de pie al frente de un pequeño puesto de ramen, el menor llevó lentamente sus manos hasta su estómago, cuando este empezó a gruñir, cerró suavemente sus hermosos ojos al sentir el aroma a carne cocinada, se dio demasiados ánimos para ingresar al pequeño local, pero rápidamente fue agarrado de su delgado brazo y tumbado con demasiada fuerza hacía el suelo.

 

El pequeño doncel soltó un gemido lastimero, sintiendo como sus ojos deseaban botar pequeñas lágrimas y llevó su mano hasta la parte baja de su espalda para acariciarla suavemente, cerró fuertemente sus ojos y mordió su labio inferior para intentar no soltar ni una ligera lagrima, abrió lentamente sus ojos para ver unas botas color verde, de cuero, algo demasiado caro para él; no quiso alzar su rostro pero los caros zapatos se detuvieron al frente suyo, lentamente alzó su rostro, fijándose en las ropas de marca de aquella mujer, sus ojos verdes y un cabello demasiado rosa para su gusto.

Sin poder evitarlo frunció ligeramente su ceño y eso le sirvió para recibir otro golpe en su mejilla, por parte de aquella mujer, se puso lentamente de pie y levantó su rostro para mirar fijamente a los ojos de la mujer.

 

-Mocoso, ni te atrevas a entrar a aquel restaurante. –El menor quiso responderle, frunció su ceño y apretó sus puños, pero se quedó estático al escuchar unos suaves pasos detrás de él.

-¿Qué está pasando? –El menor tuvo que abrir y cerrar sus ojos al oír aquella voz tan gruesa y varonil, vio como la chica cruzó con demasiada rapidez de su lado.

-¡Sasuke-kun! Ese chico quiso robarme.

 

El menor se volteó rápidamente para poder hablar pero no se esperó quedarse helado al ver los ojos tan negros de aquel varón; inmediatamente se sintió pequeño y no pudo evitar compararse con aquel hombre.

Aquella fue la primera vez que sintió un dolor tan profundo en su pecho, al saber que nunca tendría una vida a lado de un hombre como el del frente.

 

-No creo que haya querido robarte, Sakura. –El varón no pudo separar su mirada de los ojos tan azules del pequeño doncel, tampoco pasó de ser percibida la hermosa sonrisa sincera del rubio.

 

El mayor se separó de la mujer, retirando su brazo con una sutil brusquedad, sin importarle que la mujer trastabillara en sus caros tacones. Caminó lentamente hasta el menor, para acariciar la mejilla levemente golpeada del doncel y frunció levemente su ceño al verle mostrar una pequeña mueca de dolor.

 

-Toma, ve y cómprate algo para desinflamar aquello. –El doncel no pudo evitar sentir un calorcillo recorrerle desde su vientre hasta su pecho y se sintió tan desolado cuando el moreno retiró su tibia mano de su mejilla.

-¡Espérame, Sasuke-kun! –El doncel observó el dinero que yacía en sus manos, que era más de lo que alguna vez había tenido, se volteó para quedar al frente de aquel pequeño local, pero se retiró de ahí con pasos tranquilos.

 

El varón se sentó en una de las mesas más alejadas del pequeño local, escuchando algunas palabras de los presentes, pasó de largo las miradas coquetas de su acompañante y sin pensarlo soltó un suave suspiro.

Cerró lentamente sus ojos, intentando quedar dormido ante todo aquel bullicio, odiaba los días antes de navidad, odiaba haber nacido el veinticuatro de diciembre, a la media noche.

Su padre decía que era un regalo y oto-chan decía que debía estar feliz, su hermano, tan solo se burlaba de él cuando tenía la oportunidad.

 

Aquella semana, él cumplirías los veinticinco años, veinticinco años de los que el sentía que había desperdiciado, observo de lozallo los ojos verdes de la mujer que le había acompañado y se negó a permitir que aquella mujer se casara con él.

Unos ojos azules se le vinieron a la mente como agua de manantial, el pequeño doncel vestía unos sucios y delgados harapos, pero en ningún momento percibió algún mal olor, o ni siquiera pudo percibir ni una mota de suciedad, se pudo dar cuenta que el menor mantenía unos rubios cabellos algo cortos, pero limpios, pudo ver sus manos y aquella tersa piel.

 

-¿Por quién suspiras, ototo?

El moreno observó el rostro divertido de su hermano mayor; Itachi contaba con casi treinta años, también tenía sus ojos y sus cabellos de un color azabache; casado con un doncel de nombre Obito; sonrió suavemente al escuchar la suave risa de su pequeño sobrinito de dos años.

-Estoy feliz por ti, nii-san. –El mayor frunció ligeramente su ceño al escuchar la suave voz de su hermano. –Ya regreso, voy a los servicios higiénicos.

 

Sasuke se puso de pie, sin escuchar la voz de su hermano; mojó su rostro con el agua fría, con su mano mojada acarició todo el largo de su cuello y soltó nuevamente otro suspiro.

Fijó sus orbes oscuras en el espejo y pudo notar las ligeras ojeras que mantenía debajo de sus ojos, sus hombros tensos y su ceño ligeramente fruncido. Aquel mes era el más pesado de todo el año, los trabajadores corrían por los pasillos de las oficinas intentando llegar a los primeros números, mientras él pasaba de reunión en reunión; cualquier cosa para olvidarse de aquella fecha.

 

Con pasos cansados salió del baño para dirigirse hasta su mesa, pero se detuvo detrás de una columna al ver los cabellos rubios de aquel mismo doncel, se acercó un poco más al ver el ligero temblor que empezó a albergar el menudo cuerpo del doncel.

 

-¡Yo tengo dinero para pagar!

-¿Qué está pasando?

-¡Señor Uchiha! no se preocupe, ya nos estamos ocupando del problema. –El dueño del restaurante dejó que dos hombres agarraran con demasiada fuerza los delgados hombros del menor.

-¡Suéltalo! –Cuando los dos hombres soltaron el ligero cuerpo del rubio, este sin perder tiempo corrió hasta esconderse detrás del alto y fuerte cuerpo del moreno. –No puedo creer que ustedes hayan querido botar a un doncel a la fuerza.

-Señor Uchiha, él es un...

-¡No importa lo que sea! –Sasuke sintió como la tela de su saco era apretada fuertemente. –Él tiene dinero para pagar su insulsa comida.

-Sasuke. –El aludido volteó su enfurecido rostro para ver el apacible rostro de su papi, quien mantenía una mirada de desconcierto. –Nosotros hemos oído toda la discusión.

-Nos vamos. –Itachi apretó suavemente el hombro de su hermano, intentando relajarlo al oír la fuerte voz de su padre.

 

La familia Uchiha salió del pequeño restaurante con pasos tranquilos, sin importarles las miradas de los demás consumidores; el pequeño doncel aún seguía aferrado con fuerza del saco del moreno quien ya le había salvado dos veces en aquella noche.

Cuando Sasuke vio que su familia ya se había alejado lo suficiente, se detuvo lentamente y llevó al menor hasta una de las bancas de la plaza; sonrió suavemente, mientras acariciaba con delicadeza la mejilla del doncel, esperando a que este levantar su rostro y poder admirar las gemas azules.

 

-Mi nombre es Sasuke, Uchiha Sasuke ¿Y él tuyo, pequeño? –Sasuke pudo sentir el suave temblor en el cuerpo del doncel y le colocó su terno sobre los finos hombros, haciendo que el cuerpo del menor respingara levemente.

-Na… Naruto, Uzumaki Naruto. –El menor cerró levemente sus ojos al sentirse observado por el varón, se dio el valor de levantar levemente su rostro, sonrojándose en el proceso al observar directamente las gemas negras.

-Ven conmigo, Naruto. –El doncel sintió el cálido calor atravesar la palma de su mano, se dio el lujo de sonreír suavemente al ver la plena sonrisa del mayor.

 

 -Así que Uzumaki Naruto. –El menor empezó a removerse inquieto en la silla de aquel restaurante, sentía todas las miradas sobre su cuerpo, pero a la que nunca le dirigió su mirada fue a la única mujer que, molesta tuvo que ocupar el último asiento de la mesa.

 

Ocultó sus manos debajo de la mesa y agachó su mirada, avergonzado, cuando el mozo se encargó de repartir del agua en las copas; empezó a jugar con la fina tela de su pantalón, sintiéndose triste al saber que no se encontraba en condiciones de compartir una comida como esa, con una familia como aquella.

Alzó suavemente su mirada y sintió como su corazón palpitó fuertemente al ver aquella bruna mirada  y aquella pequeña pero sincera sonrisa.

Sasuke se encargó de pedir por el doncel, en ningún momento le soltó de la mano derecha, sin importarle el moreno se supo manejar muy bien con su mano izquierda

 

Cuando se hizo tarde, ya se podía ver como los copos de nieve ya habían hecho de las suyas, cubriendo toda la plaza; Naruto siguió sujeto fuertemente de la mano del moreno, siendo jalado con suave fuerza.

 

-Sasuke-kun. Podemos terminar el vino en tu casa. –El menor agachó su rostro al imaginar que ya era hora de soltar la mano de aquella persona.

-Lo siento, Sakura. Pero no será esta noche. –Naruto sintió como era nuevamente jalado por el mayor, alzó levemente su mirada para darse cuenta que los demás ya habían entrado a la cochera subterránea.

-Bueno, aunque sea puedes llevarme a mi casa. –Sasuke se detuvo con fuerza, sin darse cuenta que había jalado el brazo del doncel, Naruto pudo sentir como el mayor empezaba a molestar.

-No Sakura. Vete en taxi. –El rubio no pudo evitar sentirse mal, al saber que aquella mujer iba a viajar sola.

-Yo puedo… yo puedo irme a partir de aquí.

-¿A dónde irás? –Sasuke se había detenido antes de entrar al subterráneo, observando los hermosos zafiros del doncel, sin soltarle la mano, se arrodilló, quedando a su altura. –No quiero dejarte ir solo.

-No me conoces-ttebayo. -El menor cerró suavemente sus ojos, sintiendo la delicada caricia sobre su mejilla, por un instante se permitió soñar con aquel hombre.

-Ni tú a mí, Naru.  -El moreno también cerró sus ojos, perdiéndose en la suave respiración del doncel. -Pero quiero conocerte. No sé, ni entiendo el porqué; pero siento que debo hacerlo. -Sasuke llevó la mano del rubio sobre su pecho, sintiendo el rápido latido del corazón del mayor.

 

Naruto abrió lentamente sus zafiros para observar las brillantes gemas del varón, sus mejillas se tiñeron de un suave carmín al ver la pequeña sonrisa del moreno; asintió suavemente y apretando con más fuerza el terno del moreno, caminó con pasos lentos detrás del varón.

-Iremos a mi casa. -El menor quiso detenerse, pero Sasuke siguió caminando entre el mar de personas. -Creo que Obito dejó algo de ropa cuando se mudó. Mañana iremos a comprarte algo de tu talla.

 El menor quiso decir algo pero cuando se dio cuenta el moreno ya se encontraba bajando las escaleras hacia el sótano, se quedó ahí, de pie, sin saber que hacer, agacho su rostro aspirando el suave aroma a canela y tabaco de la ropa del varón.

Sasuke se detuvo y se volteo rápidamente al ya no escuchar los pasos del menor, frunció suavemente su ceño al ver el menudo cuerpo del menor, debatirse si seguirlo o salir huyendo, Naruto mantenía sus manos fuertemente apretadas en puños y el temblor se hacía cada vez más notable.

Se acercó lentamente hasta quedar a la altura del rubio y palpó con suavidad los sedosos cabellos rubios; el menor levantó levemente su rostro para ver la sonrisa sincera del moreno y esas gemas negras que tanto le habían llamado la atención.

-Yo... antes tengo que ir a... aun lado.

 

Sasuke tamboreó sus dedos en el timón de su auto, soltó un suspiro al ver por quinta vez su reloj y darse cuenta que tan solo habían pasado cinco minutos, con un movimiento rápido salió de su auto hacía el pequeño y viejo local.

Sus ojos brunos se fijaron en la opaca luz que alumbraba el ambiente, en las paredes sucias y viejas, el techo con Viejas calaminas y otras con goteras; los niños corriendo por todo el lugar, dejando que con sus risas se olvidaran de todos los problemas, siguió caminando unos pasos más hasta que un pequeño doncelito de unos siete años se detuvo al frente suyo.

Entrecerró levemente sus ojos azabaches al sentir el suave aroma a girasoles, sonrió suavemente al pequeño doncel que le miraba fijamente. Había sentido que sus cabellos castaños emanaban un dulce aroma a girasoles y sus grandes ojos verdes brillaban con emoción.

 

-¿Eres amigo de Naru nii-chan? –Sasuke se puso a la altura del más pequeño, para sonreírle suavemente. -Naru-nii no trae nunca amigos.

-Mi nombre es Sasuke.

-Chiaki. -El varón sonrió suavemente al recibir el pequeño beso del doncel sobre su mejilla.

-Pues entonces ¿yo soy su único amigo? -El pequeño sonrió abiertamente al sentir la mano del varón desordenando sus castaños cabellos, rió abiertamente, dejando que su emoción se desbordara por sus poros, al ver como el mayor hacía aparecer una moneda de su oreja.

-¡Naru-nii! ¡Sasu-nii es un mago! -El moreno se puso de pie, viendo como el pequeño corría a abrazar al rubio, mientras una pequeña niña de cuatro años, con sus cabellos violetas y ojos castaños le miraba detenidamente, mostrando una temerosa mirada.

-Hola pequeña. ¿Cuál es tu nombre?

-Ryn. -La pequeña niña apretó el sucio conejo que mantenía en sus bracitos, escondió su infantil rostro en el cuello del mayor, tranquilizándose al sentir las suaves caricias sobre su espalda. Sasuke caminó despacio, observando fijamente el cuerpo del doncel, sonrió suavemente al verlo sonreír abiertamente con esos pequeños.

-¿Quién eres?

 

El moreno volteó al ver el menudo cuerpo del doncel que yacía detrás suyo, sentado en una silla de ruedas, mostrándole una mirada llena de desconfianza.

Iruka-san! -Naruto corrió con demasiada prisa hasta quedarse entre los dos mayores. El doncel mayor no pasaba de los treinta años, aún mantenía su esbelto cuerpo de un doncel joven y casto. –Él es Sasuke... él... él... yo...

-Uchiha Sasuke. He contratado a Naruto para que sea mi secretario personal. –El menor viró su mirada desde el moreno hasta la del castaño, soltando un suave suspiro, cuando Iruka pasó de largo, hasta quedarse en la sala.

-¿Y cuál va a hacer su trabajo exactamente?

-Reciclar informes, guardar y buscar documentos de años pasados, preparar mi agenda para todas las semanas, viajara conmigo a las reuniones que tenga. –Iruka frunció ligeramente su ceño al ver como la pequeña Ryn se estaba sumamente quieta en brazos del varón.

-¿Te gustan los niños? –El pequeño Chiaki se había acercado y abrazó las piernas del doncel.

-Tengo un sobrino de dos años, un hermano de diez y otro sobrino en camino, claro que me gustan los niños y pienso tener los míos propios.

 

El doncel mayor asintió suavemente, sin pasar de ser percibido las mejillas sonrosadas del rubio doncel.

 

-Naruto tiene quince años, dentro de unas semanas cumplirá los dieciséis, no tiene experiencia en ningún campo empresarial ¿Cómo puedo estar seguro que no abusaras de él?

-Usted no puede estar seguro de nada Iruka-san; pero le doy mi palabra que nadie tocara a Naruto. Además con el dinero que gane podrá seguir estudiando. -Sus ojos brunos se fijaron sobre el pequeño cuerpo de la niña, quien empezó a acariciar su níveo rostro.

-El trabajo de mi padre se encarga de crear fundaciones; en parte ayudamos en todo lo que podamos con casas como estas. Usted está haciendo un trabajo increíble, albergando a los niños en este invierno. Pero son niños y no pueden vivir de esta forma.

 

-Sasuke tiene razón, Iruka-sensei. -El doncel mayor vio como Naruto se arrodillaba al frente suyo. -Hoy fui a aquella tienda que usted me dijo... pero el dueño ya había muerto y la administraba su hijo... él quiso que yo... que yo... -El menor intentó respirar con normalidad. -Yo me negué y por eso él me golpeo.

-Mi niño. -El doncel tomó en brazos al pequeño rubio quien había empezado a hiperventilar.

 

 

Sasuke había dejado la pequeña maleta del doncel sobre la mullida cama, giró suavemente su cuerpo para ver al menor, aun de pie en el umbral de la puerta, sonrió enternecido al ver como esas gemas azules brillaban al ver la amplia habitación.

 

-¿Te gusta?

-Yo... esto es... -Naruto sintió las suaves manos del varón sobre sus delgados hombros y se sonrojo al ver la penetrante mirada del varón muy cerca de la suya.

Sasuke besó suavemente los cabellos del menor, percibiendo el mismo aroma que la pequeña niña del albergue, atrajo el menudo cuerpo del doncel hasta su pecho y dejó que Naruto se relajara entre sus brazos.

 

Sintiéndose pleno.

 

-Descansa. -El menor recibió a gusto el beso sobre sus cabellos, permitiendo que su pobre corazón flotara más de la cuenta.

Se dejó envolver por las suaves y frías sábanas de seda, sonrió como un niño pequeño al cubrir su respingada nariz contra la almohada, los pasos tranquilos del varón se perdieron en el pasillo, sumiéndolo en un profundo sueño.

 

Sasuke se metió a la ducha, sintiendo por primera vez el agua fría calmar sus nervios, había llevado más de dos horas intentando no tocar al hermoso doncel, pero era una tarea casi imposible.

Llevó sus manos hasta su erecto miembro, tocando la húmeda punta, sintiendo como el pre semen se combinaba con el agua de la ducha; soltó un fuerte gemido al recordar esos hermosos ojos tan azules como el cielo despejado, aquellos rosados labios, que tanto había querido probar, aquella piel suavemente bronceada pero fan tersa y limpia; cerró con fuerza sus ojos al sentir como una corriente le recorría su espina dorsal, apoyó su frente en los fríos azulejos observando como su blanca y espesa esencia se mezclaba con el agua, girando y perdiéndose en el grifo.

 

Aquella mañana fue muy distinta a las demás, su cuerpo se encontraba sumamente relajado y liviano, escuchaba a lo lejos unos suaves golpecitos, mientras que el viento soplaba contra las ventanas, aún no quería abrir sus ojos, se removió suavemente sintiendo como las finas mantas cubrían su cuerpo, soltó un agradable suspiro y rápidamente abrió sus ojos, sentándose de golpe sobre la cama; llevó sus manos para cubrir su cabeza, sintiendo un ligero golpecito en ella.

 

Sus ojos azules giraron para observar toda la amplia habitación, las paredes pintadas de un suave gris y las cortinas de una delicada tela color blanco, sus manos tocaron el cobertor, sintiendo la suavidad entre sus dedos, lentamente se puso de pie y con pasos cortos e inseguros salió de la habitación.

 

Un pasillo largo, recorriendo de largo todo el segundo piso, caminó despacio encontrándose con la escalera, bajo lentamente las escaleras, encontrándose con un joven doncel moreno, que terminaba de limpiar las grandes y altas mamparas.

 

-¡Buenos días! -El menor saltó levemente en su mismo sitio al escuchar el fuerte saludo del doncel, sonrió suavemente al verlo mostrar una enorme sonrisa. -Uchiha-san me pidió que lo dejara dormir, lamento si hice mucho ruido.

El menor negó suavemente, fijando su azulina mirada en el reloj digital del microondas.

 

-¡La una de la tarde! -El rubio llevó sus sonrojadas mejillas hacia el rostro sonriente del moreno. -Es demasiado tarde.

-Le he preparado un poco de comida.

 

El menor caminó despacio detrás del mayor, observando cada detalle de aquel lujoso departamento. El doncel le insistió en que se sentara en una de las altas sillas, mientras él se encargaba de cortar alguna fruta.

 

-¿Usted trabaja para Uchiha-san?

-Llámame solo Lee. Y no, yo trabajo para el señor Sabaku no Gaara. –El moreno coloco el plato sobre la mesita de mármol. –Sasuke, pide mis servicios una vez por semana. O ese es el trato que terminó por aceptar Sabaku no-san.

Lee dejo solo a Naruto mientras terminaba de limpiar la segunda planta, el menor tomó la pequeña manzana entre el tenedor y sin poder evitarlo pensó en querer compartirlo con los niños del albergue, aquellos que eran como sus hermanos.

El teléfono de la pequeña mesita empezó a sonar con insistencia, dejando que aquel chillante sonido opacara la calma del lugar, el doncel corrió hasta la sala y mordiéndose el labio desconecto el teléfono inalámbrico.

 

-Residencia Uchiha-san.

-Vaya, tienes madera para ser mi secretario, Naru. -El doncel sintió como un calor empezó a invadir todo su cuerpo, sintiendo unos leves espasmos en su vientre. -Dentro de media hora irá un chofer a recogerte, por favor alístate. Si necesitas ayuda con algo, pídeselo a Lee.

El moreno desconecto el teléfono después de que el menor se quedara en silencio por casi un minuto, Naruto llevó su pequeño cuerpo hasta uno de los muebles negros, sintiendo el fino cuero debajo de sus dedos.

Cerró lentamente sus ojos, esperando que aquella extraña y nueva sensación se alejara de sí.

-Naruto, Bee ya llegó. -El moreno terminó por colocarle un gorro de lana azul sobre los cabellos aún mojados del menor. Palmó suavemente su espalda, dándole ánimos de que entrara al caro carro.

-Joven Lee, Sabaku no-san, también pide que usted vaya.

 

Naruto pudo ver las mejillas suavemente sonrojadas del doncel, pero no se atrevió a decir nada más, jugó nervioso con la tela de su pantalón, al ver el edificio que se levantaba frente suyo, intento regularizar su respiración antes de ingresar, pero una mano lo tomó bruscamente del hombro, haciéndolo trastabillar con sus pies.

 

-¿¡Qué hace un muerto de hambre querer entrar a nuestro edificio!? -El cabello rosa de la mujer, resaltaba demasiado con los suaves rayos del sol, Lee se quedó aún habla al ver el ceño completamente fruncido de la mujer, viró su mirada hacia la del menor y le vio con la mirada gacha; los pasos de los hombres de seguridad se fueron acercando.

-Uchiha-san los mando a llamar, Haruno-san. –Killer Bee se interpuso entre los dos donceles al ver que los otros dos hombres tenían intenciones de echarlos.

-¡¿Sasuke?! Debe haber sido algún error. ¡Ahora sácalos de aquí!

-No fue ningún error, Sakura. -Naruto alzó rápidamente su mirada al escuchar la dura voz de aquel varón. –Este edificio es mío y tú, tan solo una trabajadora más. –Sasuke aún con su ceño fruncido se puso al costado del menor y tomó suavemente, con sus manos, los hombros del rubio. -Y él, es Naruto Uzumaki y a partir de hoy trabajara para mí. Así que espero que todos y cada uno de ustedes le dé la bienvenida como se merece.

 

Así como los hombres de seguridad y las secretarias asintieron suavemente. Sasuke observó el rostro descompuesto de la Haruno.

-Así que Sakura, si escucho que vuelves a tratar mal a Naruto, despídete de tu cargo. -La peli rosa, apretó fuertemente sus puños y soltó una fuerte maldición al ver que Sasuke se llevaba a Lee y a Naruto.

 

-¡Lee! -Naruto vio como un rayo rojo corría hasta su lado, cuando vio que el moreno doncel de encontraba siendo abrazado por un varón, tan alto; las manos del doncel apresaron los fuertes brazos del pelirrojo, intentando separarse.

-Gaara, lo estás asfixiando. -Naruto caminó al sentir la mano del varón sobre su hombro y fue sentado en uno de los cómodos sillones.

Quiso reír al ver como el pelirrojo volvía a tener una capa de indiferencia en su rostro, quedándose mirando curiosos los ojos aguamarina del mayor.

-Así que tú eres Naruto. Yo soy Sabaku no Gaara. –El menor se sonrojo al sentir el escrutinio sobre su propio cuerpo por parte del mayor, no pudo evitar removerse inquieto en el cómodo sofá, llevó sus azulejos sobre el cuerpo de Sasuke y le vio marcando unos pequeños números del teléfono.

 

-Señor Uchiha. –La voz de una señorita se escuchó delicada, atreves del parlante.

-Karin. Tráeme mi agenda personal.

-Sí, señor. -La mujer vestía una falda de color marfil, que le llegaba hasta la rodilla, con una blusa de gasa, color negro y sus cabellos muy bien cuidados, se encontraban amarrados en una alta coleta, haciéndola ver joven y profesional, Naruto agachó su mirada al escuchar el sonido de los tacos acercándose hacia el moreno.

Sintió el peso extra del pelirrojo sentándose a su costado, levantó levemente su rostro y pudo observar una ligera sonrisa en su rostro varonil.

 

-Ino, explícale a Naruto todo lo que deba hacer, de ahora en adelante, él se encargara de llevar mi agenda.

-Sí, señor. –El menor se puso de pie, sintiéndose tan pequeño ante la imagen tan pulcra de la rubia, quiso morderse el labio, pero tan solo agachó la mitad de su cuerpo, en forma de reverencia. –Mucho gusto Naruto-kun. Espero que sea un placer trabajar juntos.

 

La mujer sintió como un suave calor empezaba a albergar en sus mejillas al ver la sonrisa sincera del pequeño doncel, negó mentalmente ante las palabras de su amiga peli rosa.

 

-Naruto, cuando acabes. Quiero que regreses.

-S… sí, señor. –Sasuke soltó un suave suspiro al ver como el pequeño doncel salía corriendo de su despacho, en vez de dejarlo que se vaya, quiso aferrarlo fuertemente a su pecho y no soltarlo nunca más.

 

-Es muy bonito. –Gaara recibió la iracunda mirada de su mejor amigo, pero tan solo relajo sus músculos, atrayendo el delgado cuerpo de Lee y sentarlos sobre sus piernas, escondió su rostro en la curvatura del cuello del doncel y aspiro su suave aroma a sándalo.

 

Rió bajito al escuchar el suave jadeo del menor.

 

Naruto escuchaba con atención cada palabra que le decía la rubia, mientras que él tan solo asentía y apuntaba lo más importante en una pequeña libreta que le había dado la mayor, aprendió a contestar cortésmente el teléfono y se dio cuenta que el varón llevaba una vida demasiada agitada.

  

Soltó un fuerte suspiro y lavó su rostro con el agua fría, alzó su rostro y pudo ver en el espejo, acaricio aquella imagen que mostraba en ella; se fijó en las ropas que ahora usaba, Sasuke se había empecinado en comprarle demasiada ropa.

Cerró lentamente sus ojos y recordó el tercer día en que empezó a trabajar para el varón, fueron a visitar el pequeño albergue, donde se emocionó al ver las paredes al igual que el techo, todo restaurado y pintado; ahora cada niño tenía su propia cama, además de un salón de estudios y una biblioteca.

 

Salió rápidamente del baño, ya que no había pedido permiso al varón; abrió la puerta del baño y en unos segundos se vio tirado en el suelo.

-¡Eres un inútil! –Abrió lentamente sus ojos y vio los hermosos ojos verdes de Haruno, teñidos de ira, él tomó rápidamente la pequeña libreta donde tenía apuntado las cosas más importantes y sintió el tirón en su brazo. -¡Ve por un café, ahora mismo!

-Por lo que yo sé; él no trabaja para ti.

-Sabaku no-san. –Naruto soltó un suspiro lleno de alivio y corrió a esconderse detrás del varón. –Sasuke está buscándote, Naruto. –El menor asintió suavemente y mostrándole una fina sonrisa, salió corriendo hacia el despacho del varón.

-No debes hacer eso, Gaara.

-No creo que a Sasuke le agrade saber que andas fastidiando al doncel.

-Ahora vas a ir de chismoso.

-Hermosa. –La mujer sintió un escalofrío al ver fijamente los ojos del mayor y al escuchar el tono frío del pelirrojo. –No necesito decirle nada a Sasuke, para que él haga lo que tiene que hacer. –Sakura se quedó quieta al ver los dedos del mayor apretar un mechón de sus cabellos. -¡Ahora desaparece de mi vista!

 

-¿Dónde estabas? –Naruto cerró con demasiada suavidad la puerta, esperando que el mayor no le notara entrar, pero soltó un ligero suspiro y aspiro todo el aire que podía mantener en sus pulmones.

-Yo… yo fui al baño. –El menor caminó con pasos rápidos evitando mirar los ojos brunos del varón, se sentó sobre la cómoda silla, sintiendo sus hombros tensos, sacó la pequeña libreta. –He llamado a los inversionistas, pero ellos insisten en hablar con usted.

-Bien. –Sasuke llevó sus dedos para acariciar fuertemente sus cuencas cansadas, el menor se dio cuenta de los hombros tensionados que mantenían rígidos el cuerpo del varón. –Entonces déjalo para después de fiestas.

El menor asintió suavemente, mientras apuntaba unas cuantas cosas en la pequeña libreta.

 

-Nee, Sasuke ¿Puedo preguntarte algo?

-Dime. –El moreno dejó de guardar sus cosas en su maletín al notar como el menor empezaba a removerse inquieto entre la silla. -¿Qué pasa, Naruto?

-¿Es verdad… el veinticuatro es tu… cumpleaños? –El menor aun jugando con la tela de su pantalón escucho como el moreno soltaba un suspiro cansado.

-Sí. Pero no necesito que me regalen nada.

-¿Quién dijo que iba a regalarte algo, Teme?

 

El fuerte sonido de la puerta cerrarse fue lo último que se escuchó por toda la oficina y los pasillos, Ino giró asustada, su rostro para ver las mejillas fuertemente enrojecidas del doncel y no pudo evitar fruncir su ceño al escuchar la risa de su jefe.

 

Una risa que antes no había escuchado.

 

El menor se sentó detrás de su pequeño escritorio y hundió su rostro entre las palmas de sus manos, soltando un ligero pero fuerte suspiro, cerró fuertemente sus ojos, intentando imaginar que era lo que el varón pudiera necesitar.

 

-Naruto-kun. –El doncel levantó su cuerpo, casi tirando la silla en el proceso e infló sus mejillas al ver la mirada divertida del pelirrojo. -¿Sasuke está?

-Nee, Gaara-san ¿Podría preguntarle algo? –Gaara se alejó de la puerta del despacho del moreno y se aceró al menor para verlo directo a esos azules ojos, sonrió al darse cuenta que su mejor amigo había caído en las garras del amor.

-Claro. Pregunta lo que quieras.

-¿Qué es… usted sabe algo que necesite Sasuke-san?

-¿Algo que necesite? –El menor asintió con fuerza ante la pregunta del mayor; esperando con ansías la respuesta, quiso fruncir su ceño al ver la extraña sonrisa que se formó en los labios del varón. –Pues, necesita un novio.

 

Sasuke viró su mirada al escuchar que la puerta se abría y sin poder evitarlo frunció fuertemente su ceño al escuchar la risa de Gaara y pudo darse cuenta de las mejillas fuertemente enrojecidas de su pequeño asistente.

 

-Vine a invitarte a tomar unos tragos.

-Muchas gracias por tu invitación. Pero prefiero pasar estos tiempos con Naruto. –El pelirrojo mostro una indiscreta sonrisa, al ver como su amigo se colocaba su terno y tomaba su maletín. Vio la hora en el reloj de su muñeca y aun eran las siete de la tarde; la hora de salida de todos los trabajadores y que su amigo había empezado a utilizar.

-Bien, pero antes pasemos por la cafetería. –Sasuke se detuvo a esperar que el doncel recogiera todas sus cosas y vio a los ojos de su amigo. –Ha querido comer algo.

-Últimamente tiene mucha hambre. –El menor siguió los pasos de los varones, muy cerca de ellos; sabía que Sasuke escuchaba el sonido de sus zapatos. –No me sorprendería que un día de estos te diga que está embarazado.

-Pues esa sería una muy buena noticia. –Naruto se quedó escuchando la pequeña charla de los mayores, intentando encogerse lo más que pudiera, a lo lejos pudo ver el menudo cuerpo de Lee, comprando demasiados postres.

 

-Amor. –Lee se estremeció al escuchar el suave susurro en su oreja, pero sonrió ampliamente al observar los ojos aqua de su novio. –Vamos a casa.

-¿Deseas comprar algo para comer? –Naruto subió su mirada para perderse en la oscura mirada de Sasuke.

-No, llegando preparare la cena. –Sasuke sonrió suavemente acariciando los rubios y sedosos cabellos del doncel. Se despidieron de Gaara y de Lee en el estacionamiento y Naruto esperó que el moreno encendiera el auto para poder hablar.

-Sasuke. Por qué cuando conocí a Lee ¿él estaba limpiando tu casa?

-Pues esa vez, le pedí que vaya a cuidarte. –El menor abrochó el cinturón de seguridad al darse cuenta que el auto empezaba a moverse. –Pero antes de eso; Lee trabajaba en una empresa de limpieza, donde Gaara una vez lo contrate. Así que de vez en cuando; él va a mi casa a hacer la limpieza.

-¿Y Gaara lo deja?

-Al principio no; pero Lee es de esas personas que no les gusta quedarse quietos.

 

Todo el lugar se encontraba en un suave silencio, desde el gran ventanal se podía observar las hermosas y brillantes luces de navidad, que adornaban todo el parque, Naruto sonrió suavemente al ver como la nieve empezaba a caer en forma de pequeños copos, tan blancos y tan fríos.

Giró su cuerpo para observar toda la inmensa sala; Sasuke se encontraba sentado en uno de los muebles de una plaza, leyendo un importante documento, soltó suavemente un suspiro y corrió, con sus pies descalzos hasta la segunda planta.

 

Sasuke no pudo evitar fruncir ligeramente al escuchar unos golpes en la segunda planta, alzó su cabeza, como si pudiera ver entre las paredes, vio como el menor bajaba con pasos rápidos todos los escalones, trayendo en sus brazos algunas cajas empolvadas.

Negó suavemente y siguió leyendo los documentos, sin importarle, por primera vez, la bulla y el desorden que estaba ocurriendo en su casa.

Llevó su mano para acariciar el músculo de su cuello, que se encontraba agarrotado, soltó un cansado suspiro y abrió sus ojos para observar el árbol de pino, artificial, rodeado de luces de colores, con esferas de cristales; sonrió suavemente al ver los cabellos rubios del menor, todo alborotado.

 

Naruto se encontraba sobre una escalera colocando algunos muérdagos entre la gran mampara, se puso de pie, sin hacer ruido y se acercó al doncel para agarrarlo de la cintura y bajarlo de la alta escalera.

Sin permitir que el menor dijera algo, escondió su rostro en el cuello del menor, tuvo que arrodillarse para quedar a su altura, pero no le importó, atrajo consigo el menudo cuerpo del rubio, aspirando con gusto el dulce aroma del doncel.

Naruto acarició con demasiada suavidad los cabellos del varón, escondió su rostro en los cabellos azabaches, aspirando suavemente el aroma a menta, cerró suavemente sus ojos, sintiendo como el calor corporal del moreno traspasaba la fina tela de su playera.

 

-No sé lo que me has hecho. –El menor sintió un suave cosquilleo en la parte de su pecho, al sentir el murmullo del moreno. –No quiero dejarte ir.

El menor, sintió como los brazos del moreno le aferraban con más fuerza alrededor de su cintura; pero no hizo nada por separarse, acarició los cabellos del moreno, repartiendo suaves besos en su cabeza.

-Tengo miedo. –Sasuke sintió el cuerpo del doncel tensarse levemente entre sus brazos, le sintió pasar sus brazos alrededor de su cuello y el suave sollozo del rubio. –Todo esto parece mentira, parece un sueño del que no quiero despertar.

-Entonces soñemos juntos. –El menor hizo más fuerte su agarre al sentir como el mayor quiso separarse. –Soñemos juntos, Naruto.

Los delicados dedos de Sasuke acariciaron las mejillas mojadas del menor, con sus labios limpió sus ojos, llenos de lágrimas; el menor no separo sus brazos del cuello de Sasuke y este aprovecho la cercanía para besar con sutileza los labios entreabiertos del doncel.

 

El cuerpo de Naruto se acoplaba a la perfección con el cuerpo de Sasuke, la pareja se encontraba sentados sobre la acogedora y la felpuda alfombra, escuchando el suave sonido de la madera contra el fuego, el calor había empezado a llenar todo el ambiente.

 

Las luces brillantes, alumbraban la sala, la mampara reflejaban las luces de los autos pasar con demasiada rapidez; Sasuke afianzo el agarre en la cintura del doncel, escondiendo su rostro en la curvatura del cuello del doncel, sonrió al sentirlo vibrar,

 

-Aun no me dices que es lo que deseas para tu cumpleaños. –El moreno movió levemente su rostro, besando la desnuda piel, del largo cuello del doncel.

-A ti. –El moreno cerró lentamente sus ojos. –Todas las noches antes de mi cumpleaños, pedía encontrar a alguien que me amara; alguien al que yo pudiera amar.

-¿Tú me amas?

Naruto se había movido de los brazos del menor, para quedar de rodillas al frente del moreno, viéndolo con sus ojos tan grandes y brillantes.

-Te amo ¿Tú me amas?

Sasuke sonrió suavemente al ver como las mejillas del menor se volvían a un rojo vivo, acaricio con suavidad sus mejillas y sus labios rojos.

-Te amo. –Naruto escondió su rostro en el pecho del moreno, sintiendo su corazón palpitar con demasiada rapidez; Sasuke acarició con suavidad la espalda del doncel, besando sus rubios cabellos.

Soltó un bufido hastiado al escuchar el sonido de su celular, sin soltar al doncel, estiró su brazo para coger el celular que se encontraba tirado en el mueble.

-Oto-chan ¿Sucede algo?

 -Hijo ¿Tienes planes para mañana?

-En realidad, si los tengo. –El moreno sonrió al ver la mirada de Naruto al escuchar la voz de su papi. –Más tarde te mando la dirección para que vayan.

 

-¿A dónde vamos? –Sasuke llevaba manejando por más de media hora, dejando que el menor hiciera sus preguntas sin ser respondidas.

Las luces de los faroles y las luces navideñas, alumbraban las desoladas calles; ya era noche buena y todas las familias se encontraban reunidas en sus cálidos hogares.

Naruto observada todas las calles sin reconocer aquellos lugares, soltó un suave suspiro y volteo a ver al moreno, sonrió suavemente al recordar la noche que habían pasado, los dos acurrucados en la cama del varón.

 

Sus mejillas se sonrojaron al recordar aquello, al recordar y volver a sentir las caricias del mayor sobre su piel, sus grandes y suaves manos acariciando con delicadeza su menudo cuerpo, las dulces palabras que Sasuke le decía al oído.

 

Negó mentalmente, intentando no sonrojarse.

 

-Llegamos. –La voz del moreno le hizo salir de sus cavilaciones, abrió y cerró sus ojos, viendo como los copos de nieve caían con sutileza sobre ellos, las luces de navidad adornadas sobre la casa en la que había vivido desde que tuvo memoria.

Sintió la mano del moreno, tomar su mano para ayudarle a bajar del auto y a ayudarlo a caminar hasta el interior de la casa.

 

El gran árbol de pino se encontraba al costado de la chimenea, rodeada de luces de colores, de esferas de cristales y de los hermosos recuerdos que los niños habían hecho con sus propias y pequeñas manos y el montón de cajas de todos los tamaños y colores, perfectamente ordenados debajo del árbol de navidad.

El olor a pavo recién horneado y el olor a chocolate caliente se extendían por toda la casa, los niños jugaban corriendo por toda la casa, junto con los hijos de Itachi y su pequeño hermano doncel; esperando la hora de poder comer la deliciosa comida de Deidara, el oto-chan de Sasuke.

 

-Ven, vamos a poner nuestros regalos. –Los fuertes brazos de Sasuke le rodearon su delgada cintura, sintiendo sus labios recorrer su delicada piel, haciéndole despertar de aquella hermosa ensoñación.

Los pequeños niños se sentaron en el suelo en medio de todos los adultos, esperando a que Iruka-sensei repartiera todos los regalos. Los niños reían entusiasmados al recibir toda clase de regalos.

 

-Haber este es pequeñito. –Todos los niños vieron el pequeño regalito que sostenía el mayor entre sus dedos. –Aquí dice. De Sasuke para Naruto. ¿Quieres casarte conmigo?

 

De pronto el silencio se extendió por todo el lugar, Sasuke tomó la pequeña cajita, abriéndola para terminar arrodillándose al frente del doncel, quien yacía quieto en el mismo sitio que le había dejado el moreno.

 

-Cásate conmigo, Naru.

 

-¡Responde ya! Naru-nii. –El doncel abrió sus ojos al escuchar la voz del pequeño Chiaki. –Él es un mago, sacó una moneda de mi oreja.

 

Naruto sonrió suavemente al escuchar al pequeño y acarició la mejilla nívea del varón, sintiendo una leve picazón en sus ojos, tragó el nudo que se había formado en su garganta y cruzó sus brazos alrededor del cuello del moreno.

 

-Sí ¡Sí quiero!

 

 

Notas finales:

buuuuu

¿y que les parecio?

creo que me estoy volviendo un grinch de la navidad

espero que les haya gustado ;)!

 

Besos!

 

FELIZ NAVIDAD


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