—No quiero Jongdae, quiero seguir mirando este drama toda la tarde y engordar, hoy no, búscate a otro…—Minseok se encontraba recostado en el sillón de su apartamento mientras veía la escena de un drama donde justo el protagonista se daba cuenta de sus sentimientos por la chica que había dejado ir hace 5 minutos atrás.
Quería seguir viendo la escena, hasta sentía que lloraría con el protagonista, observó a su mejor amigo dándole súplicas y más súplicas, como si lo que le estuviera pidiendo Jongdae fuera algo como saltar al infierno y tratar de volver por su cuenta. Le hizo una especie de aegyo lo que hizo que Jongdae solo se limitara a rodar sus ojos.
—Vamos Minseok, has hecho esto mil veces, no es nada del otro mundo aparte la paga es buena, se trata de una familia de ricachones, ¡la familia del alcalde!, solo esto y tendremos para regodearnos todo el verano, sabes que la paga es buena por favor, por mi ¿si?— Le guiñó mientras sacaba unos uniformes, “¡Dios!, voy a matar a este chico”, pensó Minseok.
Gruñendo apagó el televisor memorizando el capítulo que tendría que ver mas tarde por culpa del “favor”. Miró a su amigo y le quitó la ropa para tratar de familiarizarse con lo que tendría que hacer en unas horas mas. Levantó la blusa y los pantalones negros de tela, hizo una mueca de asco que hacía que se le deformase el rostro y suspirando volvió a colocar las prendas en el sillón.
—Solo lo hago porque eres mi mejor amigo, pero no habrá próxima vez Jongdae, solo tengo esta semana de vacaciones y tú me pides trabajar —dijo casi gruñendo mirando el estúpido traje de barman… sí. Jongdae le consiguió un trabajo de último minuto, uno que Minseok ya conocía. Había trabajado en los restaurantes de su fiel amigo, Suho, en la zona del bar así que ya estaba familiarizado con los tragos, combinados y los tipos ebrios. El bar del joven muchacho era uno de los más destacados del pueblo, por no decir que poseía una cadena de bares, llamados “EXO” en varias ciudades.
Todo comenzó cuando Jongdae había llegado todo histérico a su departamento por el hecho de que no podían contar con el barman para la boda del hijo del alcalde. Dios, el alcalde, no era problema, era un gran hombre, que había hecho mucho por este pueblo, era una persona definida como la humildad en carne y hueso, todo lo contrario a su familia y al círculo social que tenía. Lo más extraño era que su hijo mayor se casaba, ambos hijos eran conocidos como unos jodidos jugadores… y no jugadores de futboll.
Los tipos parecían fuera de este mundo, ambos tenían cualidades únicas, es como si hubieran sido sacados de una revista de modelos para ropa interior. Eran sexy, y tanto hombres como mujeres caían ante ellos. Sin embargo, el que definitivamente sacó todo el partido de la familia, es Luhan, él hijo menor. Fue a su misma secundaria y demonios él era una especie de dios, entre todos, su popularidad sobrepasaba los límites y lo peor de todo es que tenía toda la imagen de chico malo: La imagen que rompía los corazones de todas las muchachitas hormonales del pueblo.
Luhan tenía la piel blanca y su sonrisa era toda conquista, era alto, espalda ancha, y sus ojos brillantes enloquecían a cualquiera y decir con cualquiera, era a cualquiera. El tipo sinceramente mataba y lo peor de todo es que Luhan lo sabía.
No tardo mucho para que Jongdae reventara su burbuja pensativa, dándole una brillante mirada tomó su mano como si hubiera ganado la lotería y compartiría todo el dinero con él.
—Min, juro que eres lo mejor, gracias, gracias, muchas gracias, no te arrepentirás, es decir, es una boda importante, y si terminas el trabajo luego puedes también compartir como invitado. Estará llena de chicas…y bueno chicos —dijo esto último dando una mirada de cómplice a Minseok.
—Aparte te serviría para despejarte y lo sabes —Terminó su frase justo en el momento en que un mensaje entrante vibraba en su celular, seguramente de los trabajadores de la boda preguntando si lo había conseguido.
—Jongdae, siempre estaré para ayudarte, pero no me hagas esta cosa de último-minuto-de-vida-o-muerte ¿de acuerdo? ahora vamos a conseguir un poco de comida antes de que empiece la estúpida boda —Olvidando la rabieta por trabajar, Minseok se acercó a su amigo y rodeó con un brazo sus hombros, acción que se veía un poco extraña, ya que las estaturas de ambos no les favorecía para que sea una posición cómoda.
Jongdae era un chico promedio más alto que Minseok. Se conocían desde pequeños por lo que su amistad es fuerte, se han apoyado muchas veces. Sobre todo esa vez cuando Jongdae se dio cuenta que era homosexual y no sabía cómo decirle a Minseok porque tenía miedo de que este se alejara de él aterrado. Lo único que hizo Minseok fue apoyarlo y decirle que todo estaba bien, que todos tenemos nuestros gustos y que debería ser positivo ya que por lo menos él sabía su tipo de atracción.
En cambio Minseok nunca se había enamorado y nunca sintió nada por ninguna mujer pero quizás algo leve por los hombres. Nunca le puso énfasis al género. El solo quería un amor de películas.Él era cursi como el infierno, pero así era él.
Mientras salian de su departamento, Jongdae rápidamente mandó un mensaje de texto a los trabajadores de la boda con un “misión cumplida”, como si pedirle a Minseok trabajar en vacaciones fuera una especie de misión para el agente 007.
A pesar de que Minseok tenía un económico y cómodo auto, no encontraron necesario ocuparlo ya que el pueblo era pequeño y el local de comida no se encontraba nada más que a unos 20 minutos de su hogar. Y aunque fueran 20 minutos, Minseok no los desaprovechó y como siempre, sacó el tema que tanto odia el castaño.
—Oye y dime, al final ¿se terminó todo con el tipo de la otra vez?, no pensé que iban a durar más de 1 mes, creo que fue tu record ¿Cuánto duraste al final? ¿3 meses? —Bromeó mientras reía tratando de que el tema suene más como una burla que como un tema serio. Minseok presenció como su amigo lloraba mientras maldecían juntos al tipo que le rompió el corazón.
—¡Yiah, cállate!, el maldito me engañó y no solo una vez… y Minseok… —dijo mientras se volteaba—, eso terminó hace 1 año atrás no sé por qué aún lo sacas.
—Y estás solo desde ese tiempo... tienes brazos a donde puedes ir y lo sabes, no sé qué esperas, se que jodidamente te gusta y a él jodidamente le gustas desde que sabe de tu existencia —Minseok sabía esto, los presentó hace 3 años atrás y Suho cayó rendido hacia Jongdae. Pero el problema era que Jongdae no se sentía lo suficientemente apto para Suho, por lo que el siguiente paso nunca era dado.
—¡Yiah!… sabes que me gusta pero no es para que me lo digas cada vez que te acuerdas de eso. Suho es demasiado bueno para una persona como yo —Admitió mientras miraba un poco melancólico hacia el suelo, recordaba todas las veces que el dueño de los restaurantes “EXO” lo había consolado cuando él había roto con algún andante. Suho siempre tenía los brazos abiertos para él. ¿Cuántas veces le habré roto el corazón? Pensaba Jongdae. No se atrevía a dar el siguiente paso porque Suho era una persona cálida, fiel y amable pero Jongdae abusó de aquello rompiéndole el corazón.
—No es para que te pongas así, eres un idiota y a la mierda el “no me lo merezco” —Le dijo Minseok mientras —jugando— le daba un leve empujón.
—Idiota, es porque nunca te has enamorado y nunca has sufrido —respondió empujándolo de vuelta.
—Si he sufrido… —se detuvo por un momento y Jongdae se giró para saber por qué, Minseok llevó una mano a su corazón y con un rostro lleno de angustia soltó—: viendo dramas —Jongdae rompió en risa por la estúpida aclaración de Minseok, mientras se acercaba a él, pasó un brazo por encima de su hombro y empujó el agarre hacia abajo cuando le advirtió:
—Ya te enamorarás y jodidamente fuerte… me muero por ver ese drama.
Siguieron llenando el ambiente entre estúpidas y a veces hirientes bromas, hasta que por fin llegaron a su destino: El local de comida que tanto les gustaba.
Mientras entraban inspeccionaron el lugar para encontrar cómodos asientos donde poder comer y disfrutar de la vista. El pueblo se encontraba al lado de un río, por lo que era bien frecuentado por turistas y la primordial atracción de sus locales era que siempre los ventanales daban la vista a una larga costanera y a un río cristalino donde todas las mañanas y todas las noches el sol y la luna se posaban como querían, llenando de diferentes corrientes sus aguas.
Ambos se sentaron y esperaron a que llegara alguna señorita a pedir su orden, lo de siempre: carne. Amaban la carne como amaban dormir. Mientras esperaban su pedido Minseok sintió unas profundas ganas de ir al baño. Dándo un rápido aviso salió de su asiento y avanzó hasta la puerta el baño, sin embargo, antes de que pudiera girar la manilla, inevitablemente sus oídos escucharon una conversación ajena que podía ser oída en realidad por, prácticamente, todo el local. Cuando su cabeza se volteó para entender lo que estaba pasando, supo que no necesitaba mas explicaciones de lo que su vía visual le otorgaba. Se trataba de Luhan.
—¡Me lo prometiste Luhan! Dijiste que era la única, ¿¡cómo puedes!? y con un ¡HOMBRE! —Exclamó una chica con una voz chillona y una cara de miedo. En serio, de. Miedo. A pesar de la feróz mirada, nada de esto hizo que Luhan se inmute a mirarla o corregirle sus griteríos. Al contrario, con la mirada inexpresiva, pensando en que había tenido suficiente, volteó su rostro y observó por encima de la cabeza de la muchacha, para ver a no más de 2 metros de su mesa, a un chico con lindos mofletes que se encontraba observándololo. Sin inmutarse o sorprenderse, Luhan le devolvió la mirada como si fuera el único punto al cual mirar mientras una persona te dice que eres lo peor que le ha pasado en la vida.
Cuando Minseok supo que Luhan se había percatado de su presencia, se removió nervioso en su lugar, debatiéndose si debía continuar su camino o quedarse estancado y seguir respondiendo la mirada. Odiaba sentir aquella incómodidad invadir su cuerpo y de alguna manera, también odiaba sentirse un poco avergonzado. Él era una persona que no se salía de los estándares normales de la sociedad, por lo que le molestaba ser parte de alguna especie de escena como esta. Solo le gustaba ser parte de ellas a través de algún drama, pero ¿vivirla? era otra cosa.
Lo peor de esto es que no era la situación en sí la que lo hacia sentir avergonzado, sino mas bien era cómo lo brillantes ojos de Luhan mantenían una seria mirada en él. De alguna manera Minseok lo encontró extraño y se sintió expuesto. Y como si un mágico poder hubiera ocupado el local, ya no sentía los gritos de la chica, no sentía que se encontraba en un local comida pidiendo carne, sólo sentía su mirada y la de Luhan. Sin embargo, el trance sólo duró hasta que sintió como todo su cuerpo se volvía rojo por el fugaz pensamiento de que Luhan también sentía atracción por los hombres.
—¡Sabes qué! Olvídate de mi y de todo, eres un pedazo de mierda y te comportas así porque te engañé. Sí Luhan, te engañé, más veces de las que tú podías. Olvídate de todos los planes y no creas que será fácil tenerme de vuelta, te arrepentirás Han —Cuando la chica decidió que era suficiente de gritos y amenazas, Minseok pudo notar como la pequeña se voltea enfurecida y dirige su camino hacia la- oh mierda ¿viene hacia acá?
—¡¡Y tú que miras!! ¿¡O acaso tú fuiste la cita de Luhan?, sólo intenta quedarte con él y verás como en un segundo te vota idiota —definitivamente, él no se esperaba eso, es más, sintió que el nivel de vergüenza que tenía anteriormente por la estúpida y mágica conexión de sus miradas, no se comparaba con la vergüenza que sentía ahora. La chica no solo lo dijo, sino que lo gritó y a pesar de que fuera falso, ya todo el mundo —3 personas, pero para Minseok era todo el mundo— tenía su cabeza vuelta hacía la escena y sobre todo hacia Minseok. “Okey, esta cara de plástico está muy mal y locamente jodida” pensó él.
Tuvo muchas maneras de contestarle sin ser grosero pero en el momento de empezar a querer decir algo la pobre chica ya había salido del local, a lo que pensó en decírselo al causante de todo esto, Luhan, pero con lo único que se encontró fue con puestos vaciós, el tampoco estaba y todo el mundo lo miraba a él.
Perfecto. Normal.