Mi primer día en la preparatoria y ya llegaba una jodida hora tarde, todo es por culpa de Aleksander, siempre me distrae con cosas extrañamente difíciles de captar la atención. Entre ellas estaba el decirme que le ayude a hacer cosas que él mismo sabe a la perfección. Cuando llegué a la entrada de la preparatoria con su amplio campo verde me distraje, nuevamente pero solamente unos segundos que parecían horas pero fue interrumpido al escuchar el chirrido de la valla cerrándose en ese momento entonces corrí todo lo que mis piernas me permitían para entrar a la institución, y justamente cuando se iba a cerrar entre por los pelos. Pero aun no acababa del todo, tenía que correr aún más para llegar a mi aula indicada, que se encontraba en el maldito penúltimo piso.
Sin mas que pensar, volví a retomar mi recorrido que duró unos tres minutos al correr como un loco en medio de todos los pasillos, cuando llegué a la clase ya estaban en medio de la lección que daban hoy, en el maldito primer día. Ya veo, la suerte no esta de mi parte hoy, ¿no?
- Lo siento, tuve algunos problemas para llegar. - Mentí, sabía perfectamente el camino al que ir.
El profesor que tenía unos cuarenta y siete años por allí, ojos grises oscuros y un cabello negro con rastro exageradamente de cañas en la mayoría de sus mechones, se limitó a lanzarme una mirada asesina fácil de descifrar, estaba claro el "llegas tarde de nuevo, muerto" por lo que me volteé ligeramente para ver asientos disponibles, justo en la última mesa de la tercera fila, el que siempre me gustaba por ser el mas escondido y con más vista a la ventana.
Me senté allí mientras intentaba no ver aquella caras con miradas extrañas, eso pasaba por llegar tarde, Eryk, por ser un idiota que se distrae con idioteces. En fin, solté un suspiro agobiado. Y así pasó todo el tiempo hasta la hora del receso, una sección que deberían ampliarla mas por el bien de los estudiantes, no tenía muchas ganas de salir al patio en donde todos se encontraban por lo que me quede en el aula revisando el móvil.
Cuando encendí el móvil pude ver muchos mensajes típicos de Aleksander, siempre los enviaba, da igual lo que ocurra. Apreté una tecla haciendo que el contenido de un mensaje apareciese que fue el único que me llamó la atención de las 16 que había recibido.
" Lunes, 23 de enero - 11:50 a.m.
Oye, Eryk, ¿quieres ir a comer mas tarde? Hoy saldré de la universidad mas temprano. "
Me sonreí a en mis adentros al leer esas palabras que hace mucho no oía.
" Lunes, 23 de enero - 12:16 a.m.
Uh, no sé... ¿A donde iremos? "
Quería asegurarme de saber si no era de comida picante, la ultima vez, me llevó a un restaurante de comida mexicana y le echaron una extrema cantidad de pimienta, pero aun así fue muy cómico aquello. Cuando iba a apagar el móvil nuevamente, comenzó a vibrar.
" Lunes, 23 de enero - 12:18 a.m.
A una pizzería, bueno, ya hablaremos en casa. "
Aleksander a pesar de ser un idiota es alguien al que le quiero como amigos, entonces pude ver como una persona entraba al aula que se encontraba literalmente vacío aparte de mi que yo formaba parte del vacío al no hacer de mucho allí. Cuando ese sujeto entró pude ver como esos ojos azules cristalinos se clavaron en mi.
- E-Eryk... - Soltó un hilo de voz, Kamilia, una amiga desde el instituto.
- ¿Que ocurre? - Pregunté al ver sus ojos rojos y llorosos.
- Es Luboslaw, hemos roto. - Murmuró las últimas palabras con un tono quebrante total.
- Te dije que era un mujeriego, ¿por qué no me hiciste caso? Anda, ven. - Me acerqué a ella abandonando mi asiento para abrazarla.
- Siento causarte estos problemas. - Intentó formular algo mas calmada la pelinaranja de ojos azules grisáceos.
Yo no respondí solamente entrecerré los ojos intentando mantener la calma en no ir a golpear a Slaw, como le llaman, desde un principio siempre me había caído mal por siempre humillar a los chicos del centro y andar con chicas para luego romper su relación con ellas, en otras palabras, un mujeriego sin remedio alguno. Y no, no era por que me haya acosado, lo he visto desde distancia muchas veces y nunca me he podido creer lo que hacia las personas dentro de las basuras.
Luego de aquel suceso que seguramente hablaré más tarde con Kamilia, los demás compañeros de clase entraron por la puerta como una avalancha de cabras en medio de una ciudad llena de tráfico, y por ultimo, llegó la profesora de Historia que por lo visto iba a hacer un excursión previsto para dentro de cuatro meses.
- Bien, solo irán todos los de este grado, la excursión se tratará de visitar la universidad de historia "Paradoks", espero que puedan ir ya que os servirá para próximos exámenes. - Al oír la palabra "Paradoks" mis ojos se abrieron como platos.
Adivinen, es la universidad de Aleksander, me sobresalte levemente aun sin creerlo, ¿tendría que soportar las miradas que Alek iría a hacer cuando vaya? Esto va a ser un infierno.
Nuevamente las otras horas que mi cara de indiferencia volvió después, ya era hora de salir y de esa hora en adelante no seria obligatorio quedarse. Yo siempre me quedaba en la biblioteca leyendo algún libro pero hoy no, hoy iba a cenar con Aleksander después de todo, era pizza, una comida que no comía a menudo ya que según él iba a engordar mi cuerpo serrano, y de la nada recordando esas palabras solté una leve risita que hizo que Kamilia girase su cabeza para verme algo sorprendida.
- Hoy estas muy feliz, eh. - Opinó mientras esbozaba una sonrisa relajada.
- Y tu mas tranquila con lo ocurrido. - Devolví aquella sonrisa con una expresión aun mas feliz. - Hoy voy a comer con Aleksander.
- Ow, parecéis novios. - Soltó haciendo que un pequeño y ligero rubor saliera de entre mis mejillas.
- N-No es así, de-deja de imaginar cosas. - Expresé con timidez.
- Bueno, me debo ir ya, nos vemos. - Alargó aquel "vemos" antes de girarse con una sonrisa maliciosa.
Ni me inmuté, ladeé mi cabeza para salir de mis pensamientos y seguir mi camino hasta llegar a casa.
Cuando al fin vine a mi querida y acogedora casa, una casa normal algo espaciosa que consistía en cinco habitaciones, dos baños, una cocina, un salón y un jardín. Me acerqué a la puerta para acto seguido buscar en mi mochila las llaves para entrar al lugar. Pero al parecer estaba abierta por lo que lo abrí silenciosamente, cuando al fin mi cuerpo estaba dentro de la casa pude ver como las luces del baño estaban encendidos, extrañamente.
- ¿Alek? - Murmuré acercándome al lugar iluminado.
Sin tocar la puerta ni nada por el estilo lo entreabrí un poco mas de lo que estaba, pero no vi nada, cuando por fin la abrí por completo pude ver como una figura apareció delante mío.
- E-Eh, A-Aleksander... - Tenía un rostro tan sonrojado que ya ni podía hablar bien.
- ¿Sabes? Deberías aprender a tocar la puerta antes de abrirla.
Él estaba desnudo, sin nada debajo solamente tenía una toalla en sus cabellos rojizos oscuros en que tapaban rebeldemente su rostro.