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Tras mi verdadero amor por Shuneii

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Notas del fanfic:

Es mi primer fanfic de Saint Seiya. Los personajes son obra de Kurumada-sensei.  Espero que les guste.

Notas del capitulo:

Las palabras del padre de Camus lo siguen tras meses de su muerte. Tiene que enfrentar los cambios que todo adolescente debe pasar mas su caracter se lo hará difícil.

Actualización: Si están re-leyendo verán que estoy limpiando los capítulos. Arreglando mis horrores ortográficos y otras cosillas que faltaban en la historia c;

POV CAMUS


-"Jamás en mi vida he culpado a la gente que no puede olvidar el pasado, y que en ocasiones explota en llanto por lo mismo...


-Papá...


-La gente común es así... Pero tú no."


-¡¿Y cómo pretendes que no llore, cómo quieres que la olvide?!


-Cálmate Camus. No llores, no debes hacerlo.


-No puedo... Simplemente no...


-Estoy seguro que no le gustaría que lloraras. Camus, tienes que ser fuerte. Tanto por ella... Pero sobre todo por ti.


     Sin más que decir y con mis ojos llorosos, simplemente me aferré a esas palabras. Esas palabras que hicieron eco en mi mente. Y así, junto con el ocaso con el que ella siempre soñó la dejamos ir. Ahora descansaría en paz... Por la eternidad.


 


 


     Un año ha pasado luego de que mamá partiera, y medio año de que papá fuera en su encuentro. "Jamás en mi vida he culpado a la gente que no puede olvidar el pasado, y que en ocasiones explota en llanto por lo mismo. La gente común es así. Pero tú no." Fueron mucho para mí, pero ahora eran solo historia, parte de mi pasado. Decidí nunca llorar, menos por estupideces.


     Luego de la pérdida de mis padres mi única tía se hizo cargo de mí. Nunca tuvo hijos, ni siquiera está casada; así que no soy de molestia para ella. En algo tenía que gastar su dinero, supongo. Y esta el beneficio de la mutua compañía. En realidad no puedo quejarme, me da todo. Educación, vivienda, ropa, comida, libros... Sobre todo, los libros. Tampoco es como si pidiese tanto. Ella misma dice que soy muy maduro para mi edad.


     No recuerdo haber tenido un amigo aunque eso no me importa, ya que nadie lograría comprenderme, al menos no a fondo. Quizá lograra tener un amigo fugaz, esos de los que saludas en las calles, les preguntas qué tal su día y una que otra vez hablen del clima; mas nunca comprenderían mis gustos o mis pensamientos. Esos amigos con los que tienes tanto en común que suena a amistad de cuento de hadas. He de decir que no es mi rama literaria favorita.


     Y no es para tanto... Cómo si me interesara compartir con mocosos insolentes que lo único que saben hacer es picarse la nariz entre otras cosas. El solo pensar en hacer amistad con algún que otro niño inmaduro no me es muy grato. 


     Por lo contrario, mi tía no piensa de la misma forma... Es por eso que ahora que inicio la secundaria, decidió quitarme el tutor con el que de estudiado durante toda mi vida para así poder inscribirme en un instituto privado. Uno de los mejores de toda la ciudad.


     Como fuese, las clases pronto iniciarían por lo que Sindy, mi tía, se encontraba últimamente haciendo una que otra fila; para comprar los libros que usaré en tal prestigioso instituto, tomar las medidas de mi uniforme de uso diario y el de deportes, luego pagar los mismos y cuando ya estuviesen listos, recogerlos; hasta por las cosas menos necesarias como lápices, crayones o simplemente rotuladores. Sinceramente no se para que necesitaré tanto...


 


     El día al fin llegó. Hoy tendré el "tan grato placer" de conocer a los mocosos que estropearan, o al menos, dificultaran mi vida. ¿Qué me esperará al llegar al salón? ¿Cómo serán mis compañeros? ¿Cómo se sentirá ser "el nuevo"?... Supongo que todos o al menos la mayoría de ellos se conoce de años anteriores. ¿Cómo debo presentarme? ¿Debería decir mi nombre completo o simplemente primer nombre y apellido? Oh, por Athena, solo pierdo tiempo en tontos pensamientos, no sé porque me da temor el que pensarán de mí. Soy Camus, solo debe de importarme lo que yo crea de mí. Pero... ¿Qué creo yo de mí?


-Camus, apresúrate. Llegarás tarde a tu primer día. - El grito de tía Sindy interrumpe mis dudas existenciales. Miro el reloj ¡ya es tarde! 6:50 a.m. Solo tengo 10 minutos para desayunar y tratar de llegar a tiempo, ya que las clases dan inicio a las 7:00 a.m.


     Cojo mi bolsón, está ligero. Cómo no si está vacío. Recuerdo que ayer Sindy me llamó la atención por no arreglarlo cuando me dijo; como unas 10 veces tan solo en media hora. Llegó al punto de arrebatarme el libro que leía en ese momento "Infinito amor" o algo por el estilo, no recuerdo el título pues es un libro nuevo que compre por ser la última recomendación de mi tutor. Lo maldijo para luego aventarlo a quien sabe dónde. ¿Qué era lo que necesitaba? Bueno, tengo la excusa de ser nuevo. Podría decir que debido a no saber mis asignaturas para hoy no llevé ningún libro o cuaderno de apuntes. De igual manera es el primer día ¿qué podríamos hacer? ¿Presentarnos? Y vuelvo con lo mismo, las estúpidas preguntas.


     A como puedo tomo unos cuantos libros, calculadora, lápiz, goma, lapiceros... Con eso bastará, o eso espero. Salgo de la habitación rumbo a las gradas. Al pisar el primer escalón recuerdo algo que olvidaba.


-¿Dónde carajos está?- Busco por todas partes lo más rápido que puedo. Bajo la cama. - No, no está. - En el baño...- Quizá... No, tampoco.


-¡Camus! ¡Coño! ¡Date prisa!


     Eso no es algo bueno.


-Ya voy... Ya voy...


-¡Qué te apresures te digo! ¡¿O quieres que suba por ti?!


   No, definitivamente no es algo bueno, está furiosa.


-¡No! Ya bajo solo dame tiempo.


-¿Tiempo? ¡Esto no hubiera pasado si hubieras preparado tu bolsón desde ayer como te dije!


    Escucho su voz más cerca que antes, debe de estar subiendo las escaleras. Momento...


-¡Allí está! - Justo detrás de la librera logro ver el libro que ayer tía Sandy mandó a volar.


     Lo tomo y me dispongo a salir de mi habitación lo más antes posible, no quiero que ella entre y mire el tremendo desastre que es mi habitación, de seguro eso sería otro problema. Abro la puerta, salgo y la cierro rápidamente. Doy media vuelta y ¡Sorpresa!


-Bue día, tía. - Intento parecer serio para no enojarla más.


-Desayunarás al llegar al instituto. - Dice mientras me entrega una bolsa de papel algo pesada.


-¿Qué es? - Había visto las bolsas en la cocina mas nunca en mi vida había utilizado una. ¿Así que son para llevar comida al instituto? No sabía que fueran tan resistentes.


-¿Qué más podría ser? Comida. Suficiente para desayuno y el receso. - Alza una ceja y con eso da a entender que estoy colmando su paciencia. Lo que significa que es momento de irme.


    Paso a su lado y me dirijo a las gradas.


-Camus, cuando vuelvas quiero que ordenes tu habitación... Y, buena suerte.


     Volteo para verla, le dedico una sonrisa la cual es correspondida. Esa es nuestra manera de decirnos "te quiero".


     Por fin, fuera de casa, emprendo el viaje rumbo al instituto. Camino por la acera unas cuantas cuadras, hasta ahora he tenido suerte de que todos los semáforos estuviesen en rojo. Lograré llegar a tiempo. Llego a lo que sería quizá el sexto semáforo, el cual estaba en rojo,  eso significa que tengo que esperar un buen rato parado como tonto viendo los carros pasar delante de mi. Acomodo el bolsón sobre mi hombro en un gesto casual. Miro a mi derecha, al otro lado de la calle se encontraba un café. En el rótulo del escaparate se puede leer en cursiva "Hobby", el inglés para pasatiempo. Un agradable aroma llegaba hasta mi, café. Ese jodidamente adictivo aroma. Pasaré por acá luego, cuando tenga tiempo. Justo frente a ese café, detrás mío para ser precisos, una pequeña librería. Perfecto, ya sé dónde disfrutaré mi tiempo.


    Algo llama mi atención. Del otro lado de la Avenida Principal, en un parque que abarca una pequeña cuadra con exactitud, varios grupos de estudiantes, suponiendo que lo eran, charlaban entre sí. Intercambiando sentimientos, emociones, pensamientos e ideas. Básicamente lo que llamaríamos realizar un proceso comunicativo. Dedicándose miradas y sonrisas. El ambiente que se percibe no me es muy familiar; nunca había sentido tanta alegría emanar de una sola persona. Eso multiplicado por 85, el número aproximado de las personas de mi edad que logro contar. No sé por qué tanta emoción ¿Será así siempre el primer día de clases?


     Mi instituto es el único edificio rodeando el "pintoresco" parque. Es un instituto grande, justo como se esperaba de uno de los mejores de la ciudad. Sé que los estudiantes en el parque no son ni la cuarta parte del total, añadiendo los niños del área primaria. Supongo, es permitido llegar tarde el primer día ya que son con exactitud las 7 de la mañana. 


     La luz cambia a verde. Cruzo teniendo cuidado de ver para ambos lados. Me adentro en el gentío. Esquivo a algunos de los estudiantes ¿Quiénes serán de mi curso? Francamente, no lo sé. No puedo apoyarme en el color de corbata ya que por ser primer día se puede asistir con ropa de particular. 


     Logro llegar al centro del parque marcado por una bella fuente que deja caer el agua creando una maravillosa melodía y los rayos que atraviesan ese color cristalino le dan una vista espectacular. La contemplo un rato... Siempre he amado la naturaleza y la tranquilidad que ésta  me brinda.


     Cuando vivía en Francia, con mis papás teníamos una casa en un pueblo pequeño y tranquilo no muy lejos de París. Mi querido Villennes-sur-Seine. No era una casa grande pero era realmente acogedora. Me encantaba leer bajo la sombra del cerezo que mi padre plantó con mi abuelo cuando era chico. Me encantaba tanto que los días que estudiaba arte con mi tutor, ese era mi lugar favorito para pintar. También era genial el pasear en canoa en el pequeño lago que colindaba con nuestro patio trasero. Sin embargo, con las circunstancias que se presentaron en mi vida, repentinamente terminé viajando a otro país y viviendo en el ojo del huracán. La zona viva de la ciudad de Atenas.


     Poco a poco, los recuerdos empiezan a inundarme mientras veo la fuente. Tengo que alejarlos lo más pronto posible de lo contrario lloraría y odio llorar. Y más odiaría que estos desconocidos me viesen llorar.


     Agito mi cabeza y parpadeo como diciendo "lejos de mi mente" cuando una sensación estremece todo mi cuerpo. Siento como recorre las plantas de mis pies, pasa por la parte trasera de mis piernas encontrándose en la parte baja de la espalda, sigue por lo largo de mi columna vertebral hasta llegar a mis hombros donde causa un escalofrío. Es como si alguien me estuviese observando. Decido buscar a la persona que ha osado mirarme sin mi consentimiento. Busco  detenidamente pero lo único que logro divisar es como, no muy lejos de mí, en una de las tantas bancas del parque entre los arbustos, un joven cambia el rumbo de su mirada rápidamente ¿Casualidad? No lo creo.


     Vuelvo mi mirada a la fuente. Pasados quince segundos la sensación vuelve solo que esta vez más intensa, más persistente. Esta vez ya sé a dónde voltear.


-Te tengo... - Esta vez no pudo escapar. 


     Nuestras miradas se cruzaron durante unos microsegundos antes de que se dirigiera a uno de sus acompañantes. Quien, estoy seguro, hubiera volteado de no ser porque éste lo detuvo con algo de nerviosismo reflejado en su rostro.


     Tomo asiento a la orilla de la fuente, la banca se encuentra frente a mi, y maldigo internamente a la campana del colegio por no dar el aviso de entrada. Imagino que por ser el primer día aplazaron el horario de entrada para que los estudiantes se pusieran al día en lo que realizaron durante las vacaciones, puesto que al parecer todos se conocían de años anteriores; mientras que a los maestros y demás personal le daba un poco más de tiempo para preparar los salones y así dar la bienvenida a los alumnos. De haberlo sabido hubiese desayunado tranquilamente en casa.  Jugueteo con algunas de las gotas prófugas del flujo del agua. Coloco mi bolsón en el suelo recordando que el agua podría salpicar mi bolsón y por consecuente dañar mis libros. Acomodo tras mi oreja un mechón rebelde de mi flequillo que, con el soplar del viento se escapó.


     Apostaría todo lo que tengo, que no es mucho claro, a que "desconocido 1 y 2" han volteado a verme unas cuatro veces más. No me gusta que me miren me pone nervioso pero ya que insisten, los enfrentaría. 


     Me siento derecho y me dedico a observar detalladamente a aquel joven que descaradamente empezó este duelo de miradas. Pielalgo bronceada, cabello rubio largo y voluminoso. Habla con quien supongo es su amigo, de momento su mirada acompaña su conversación pero, en el momento que nuestras miradas se fusionaron logré ver sus ojos azules con un brillar sin igual. Un tono de ojos que combinan combinan perfectamente con sus otras características físicas. Viste una camisa blanca sin mangas, jeans ajustados de un color oscuro, deportivos negros y una chaqueta del mismo color tipo cuero. La típica vestimenta de chico malo y rudo. "Desconocido 2" viste una camiseta con la escena icónica de "los Beatles" color gris, jeans menos ajustados que "desconocido 1" claros y deportivos cafés. Carga una sudadera sobre su hombro derecho. A la par de ellos dos se encuentra una chica que los observa expectante, aunque, pareciera que para ellos dos ni siquiera existiera.


     "Desconocido 1" vuelve a voltear, quizá sintió mi mirada, quería verme de nuevo o simplemente estaba en su ruta visual; sea cual fuese el motivo, nuestras miradas volvieron a cruzarse. El mechón rebelde de mi flequillo vuelve a escapar de su lugar y cae justo entre mis ojos, por sobre mi nariz. Resoplo un poco tratando de acomodarlo, lo que causa una sonrisa en "él". Frunzo el ceño dando a entender mi molestia. Vuelve a decirle algo a su amigo a quien hace un momento decidí llamar "chico Beatles", el cual voltea instantáneamente para encontrarse con mi mirada. Tía Sandy siempre me ha dicho que mi mirada es muy fría y desafiante, creo que es cierto pues voltea dándome, nuevamente, la espalda. "Chico malo" con su chaqueta de "cuero", con sumo sarcasmo, ríe de la reacción de su amigo ante mi mirada. Sin embargo, a él parece no afectarle en lo más mínimo. Por lo cual vuelve a mirarme con una sonrisa de picardía a lo cual simplemente alzo una ceja.


     Desde la distancia logro ver como su amigo se acerca a su oído para susurrarle algo ¿Algo sobre mí? Quizá... Miro el reloj que traigo en la mano izquierda. 7:20, ya deberíamos de haber entrado. Definitivamente corrí por gusto. Decido volver a mi desafío de miradas, y es solo mío puesto que al parecer a él le causa gracia.


     Al regresar mi a la banca me llevo una sorpresa... Allí estaba "chico Beatles y chica innecesaria" sentados en la banca charlando pero "chico malo" no los acompaña. Él se encuentra a menos de veinte pasos de mí. Siento como un deseo enorme me invade. El deseo de huir. Y en el momento que más lo necesitaba. ¡Salvado por la campana!


     Tomo tranquilamente mi bolsón y camino directo a la entrada del establecimiento, dejando parado como idiota a aquel chico.


<<No voltees... No voltees...>> Repito para mis adentros mientras camino a la entrada. Al llegar donde se encontraba un buen grupo de alumnos emprendo una carrera. Cruzo la entrada del instituto. A cómo puedo logro llegar a un pasillo no muy transitado y me oculto tras una esquina viendo como todos se dirigen a sus respectivos salones de clase.


-¿Camus? - Me sobresalto al escuchar la voz detrás de mí. Me doy media vuelta para poder responder.


-¿Sí? - Respiro aliviado al notar que se trataba de la directora ¿Por qué los nervios? No es como si me hubiera seguido y se supiera mi nombre. Es más, ni siquiera es de mi curso. O eso espero.


-Acompáñeme. Tú salón está hasta el otro lado del edificio. No sé qué hace hasta acá.- Dice mientras una dulce sonrisa aparece en su rostro. Es raro como una persona así pueda ser la directora. En los libros siempre las tachan de personas malas y sin corazón. Aunque yo que sé, nunca antes había tenido una directora. - Al llegar te presentaré con tus demás compañeros. Ellos vienen juntos del sexto grado, quiere decir que eres el único chico nuevo.


     ¿Presentar? ¡¿Cómo me voy a presentar?! Hola... Em... Mi nombre es... ¿es? Mierda... Hasta mi nombre olvido. Bueno, si la directora me va a presentar no creo que sea necesario que lo vuelva a hacer yo. Y así voy pensando durante el recorrido, hasta llegar al lugar en el cual pasaría el resto del año.


-¿Se puede? - Pregunta la directora mientras posa una mano sobre mi hombro.


-Claro, adelante. - Escucho hablar a quien seguramente es el maestro de curso. Mi maestro.


     Entramos y la primera persona que diviso, en una de las filas de atrás justo al lado de la ventana es él. Está aquí, en mi curso. Maldición.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, el próximo capítulo tratará del punto de vista de Milo *-* Siempre he amado esta pareja. Siento que sea algo algo pero era necesario. Habrán capitulos más cortos. En sí pienso seguir un flujo contando la historia del punto de vista de ambos. en distintas circunstancias. Los primeros si serán de las mismas ocaciones en sí solo cambiará la forma de pensar. Tambien, cuando la historia vaya avanzando, meteré los puntos de vista de los otros personajes. 


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