PRÓLOGO:
Aún recuerdo la desesperación que me apuñaló al despertar de aquella pesadilla, aunque mejor dicho, el despertar fue el comienzo de ella.
Mi mundo se destrozó en un segundo y mis ojos se nublaron al observar la devastación que me arropaba. Yo debería estar muerto junto con todos los demás, no debería haber sobrevivido. Debería haber podido descansar en paz. ¿Es que ni eso se me puede conceder? ¿No he hecho ya suficiente? ¿No hemos conseguido lo que queríamos? Todos nos sacrificamos para ello ¿no? Sabíamos que la explosión nos mataría pero que sería la única opción, lo aceptamos y estábamos preparados. Pero, ¿Entonces por qué sigo vivo? ¿Por qué soy el único?
Lentamente mientras caminaba entre los cuerpos las lágrimas caían sobre el suelo cubierto de sangre, mis ojos observando a mis compañeros caídos en combate desesperado por encontrar al menos un indicio de vida de alguno de ellos que amortiguara mi soledad. Mikasa, Armin, Jean, Hanji, Erwin… ¿Todos os habéis desvanecido? Levi… ¿Tú también?¿Me habéis dejado solo? Horas pasaron mientras recorría el camino y finalmente le encontré.
Recuerdo que entonces la realidad me cayó como un balde de agua helada y mis rodillas de repente no fueron capaces de sostener mis piernas. Caí y hubiera deseado caer por siempre. Levi descansaba tranquilo en el suelo, ensangrentado. Mis sollozos inundaron el silencio mientras las lágrimas recorrían su cuerpo inerte. En una pequeña parte de mi alma todavía había esperanza, pero se desvaneció tan rápido como se creó al verle allí. Si él no estaba, ¿Cómo podría vivir? ¿Cómo podría vivir sin la única luz en mi vida? Ya no quedaba nada, todos se habían ido. Se habían ido. Me había quedado solo otra vez. Pero esta vez, era para siempre.
Y me di cuenta, Hanji ni se acercó a lo que conllevaba realmente tener genes titán, lo que significaba. Sobre mi pesa una maldición, una maldición que no me abandonará nunca. Una maldición que me destrozaría. Estaba destinado a estar solo, todo a lo que podía llamar felicidad había acabado junto con él. Mi destino es recorrer el mundo eternamente solo, viendo morir a todos los que me han llegado a importar y a todos los que me importarán. Observando cómo el mundo por el que mis compañeros se sacrificaron se pudre sin poder hacer nada, año tras año, década tras década, milenio tras milenio. Un no acabar. ¿Quién iba a pensar que la inmortalidad podría ser la peor maldición de todas?
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CAPÍTULO 1:
Pesadillas sobre aquel día aún me atormentan cada noche después de todos estos años. No sé ni siquiera cuanto tiempo ha pasado, realmente nunca estuve interesado en saberlo. Vago como un muerto en vida desde hace tanto tiempo… Sin poder descansar…
Sigo preguntándome noche tras noche que es lo que pude hacer para merecer tal castigo sin encontrar una razón.
He visto miles de cosas, he visto cómo se derrocaron los muros, como cayó el rey, el mundo por el que nosotros luchamos olvidar a sus héroes. No quedó nada de aquellos tiempos, ningún recuerdo. He visto masacres y muerte. He visto como el mundo por el que Levi sacrificó su vida pudrirse cada vez más y no he podido hacer nada para evitarlo. ¿Este es mi castigo? ¿Estar obligado a ser un mero espectador solitario?
En este momento estoy en Japón, no puedo creer las cosas que han cambiado por aquí desde la última vez que vine. Estos últimos años me he dedicado a viajar por lugares remotos para evitar encontrarme con gente pero hace poco decidí que no podía pasarme toda la eternidad así, es muy aburrido y lo único que provoca es que la pena no me deje descansar. Espero que cambiar de aires la amortigüe un poco, a parte, a Noah no le conviene estar tan lejos de la civilización, ya es hora que empiece sus estudios. Noah, ahora mismo, es el único que evita que me suma en la oscuridad completamente. Hace aproximadamente cinco años me encontré un niño abandonado en uno de los bosques de Noruega. Paseaba tranquilo hacia ningún sitio en particular cuando un gemido me llegó a través de los árboles y no pude evitar acercarme hacia allí. En un pequeño claro descansaba un niño de aproximadamente 3 años con ojos azules y cabello rubio cenizo. Se encontraba observando el cielo mientras unas pequeñas lágrimas salían de sus ojos. Me acerqué lentamente a él con temor de asustarle y es cuando se percató de mi presencia. Entonces me miró. Me miró con esos grandes ojos cristalizados y sentí que la emoción volvía a brotar en mi corazón. Como conocía esa mirada, cuantas veces me había visto al espejo y la había visto… "Es como yo" recuerdo que pensé y no estaba equivocado. Se había rendido, estaba completamente solo. Era como ver un retrato de lo que yo sentía, pero verlo en alguien tan pequeño… Eso no debería de ser así, la infancia no podía ser corrompida de esa manera. Poco después sonrió.
FLASHBACK:
-¿Eres un monstruo?- Preguntó curioso a lo que me sorprendí.
-Sí, lo soy.
-Ya veo… - Se levantó y se acercó- Entonces eres igual a mí.
-¿Tú?- Reí amargamente- Tú no eres un monstruo.
-¿Eh- Me miró extrañado- Mamá decía siempre que lo soy. Por eso me dejaron aquí.
-No lo eres, te lo aseguro.- Desvié la mirada y susurré - ¿Les guardas rencor?
-No- Sonrió cálidamente.- Aquí me siento muy solo pero supongo que si soy un monstruo lo mejor es que esté solo. ¿No crees?
-Sí- Asentí- Los monstruos se supone que tienen que estar solos, yo lo estoy y lo estaré para siempre. Pero tú no eres un monstruo chico, no tienes por qué estar solo si no quieres.
-¿De verdad?
-Sí.
-Ya veo… - Se quedó pensativo - ¿Pero con quién puedo estar?
Durante unos segundos pensé seriamente en qué contestar sin encontrar más que una respuesta que seguramente solo me traería dolor en el futuro, pero algo dentro de mí no pudo evitarlo, sigo siendo humano al fin y al cabo, en ese momento es cuando me decidí.
-¿Quieres venir conmigo?- Mi voz retumbó por el lugar mientras observaba la reacción del niño.
-¡¿Enserio?!- Se ilusionó y comenzó a dar saltitos - ¡¿Puedo?!
-Enserio.
-¿Pero no decías que los monstruos tenían que estar solos?
-Mi caso es un poco particular, ya que al final siempre me quedaré solo.- Le tendí mi mano - ¿Entonces? ¿Vienes?
-¡Sí!- Se acercó y me la cogió –Por cierto, mi nombre es Noah, ¿Y el tuyo?
-Eren- Le sonreí. Hacía tanto tiempo que no había hablado con otro ser humano…
-Pues Eren, ¿Sabe qué?- Me miró decidido- Yo no te dejaré solo.
-Sabes… -La nostalgia me avasalló y susurré cohibido – Hace tiempo alguien me dijo lo mismo.
"Pero murió" Completé en mi mente "Me dejó solo para toda una eternidad, como tú lo harás cuando llegue el momento…"
FIN FLASHBACK