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You and I por FuujoshiYaoi

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Notas del fanfic:

El nombre del fic lo saqué del nombre de la canción de One Direction "You and I", quiero aclarar que NO ME GUSTA el grupo, sin embargo, esa canción sí y la letra de la misma me ha gustado para el significado que quiero expresar en la historia, si se pasan a leer los lyrics de la canción se darán una idea a lo que me refiero.

Notas del capitulo:

Estor algo ansiosa, la idea de este fic surgió ya hace poco más de un año pero no había tenido tiempo de empezarlo hasta hace poco; bueno, este es mi primer fic ItaSasu y de verdad espero que les agrade ya saben que cualquier duda, crítica, etc. existen los reviews para poder expresarlos ^^

1

POV  SASUKE:

Estaba terminando de darme una larga ducha, quería hacer algo de tiempo mientras mi familia salía para poder escaparme a dar una vuelta por los alrededores; venimos desde Tokio hace casi una semana y me tienen aquí encerrado en el cuarto del hotel sin dejarme salir y mucho menos me han querido decir el por qué estamos aquí: todos parecen estar muy ocupados dando vueltas por aquí y por allá, planeando algo que ni siquiera sé que puta madre es. Eso me molesta, que me oculten cosas.

Salí de la ducha envuelto con una toalla blanca en la cintura, era  lo suficientemente larga para tapar mis muslos y  terminaba justo por arriba de las rodillas, nunca me ha gustado mostrar más de lo necesario. Me paré justo enfrente del espejo de cuerpo completo que había en una de las esquinas del baño y me quite la toalla para mirar mi cuerpo: mido 1,70 por lo que se me considera de estatura media, soy esbelto por lo que no estoy muy delgado ni muy gordo, ando en un término medio, mis piernas son largas  y esbeltas, tengo mis músculos levemente marcados por el ejercicio, mucha gente dice que alguien como yo no debería hacerlo pero no hago caso simplemente lo hago y ya, mi piel es blanca, suave porque se podría decir que abuso de la crema corporal y por suerte no tengo ninguna marca o mancha que la pueda arruinar, soy lampiño, bueno, eso es lo que todos me dicen ya que mi cuerpo está cubierto por una finísima capa de bello que no se ve a simple vista a menos de que  acerques mucho la cara a alguna parte de mi cuerpo, es como esa pelusilla que cubre el cuerpo de los bebés recién nacidos, solamente se ve el bello oscuro en mis cejas que son delgadas y finas, mis pestañas y pues, en mi pubis; mis ojos y mi cabello son muy negros, éste último cuando está bajo algún tipo de luz brilla con algunos tonos azules “la viva imagen de tu madre” es lo que siempre me dicen, no me molesta que digan eso,  considero a mi madre una mujer guapa, aunque su actitud no concuerda con su apariencia física pero esa es harina de otro costal, ¡ah! Y por si fuera poco soy un doncel.

No me molesta en lo más mínimo ser uno, es más, lo considero un verdadero privilegio el poder dar vida a un ser, honor que hasta hace un poco más de 50 años solo tenían las mujeres. Como dije, hace 50 años que aparecieron los primeros donceles en Europa, bueno más bien, las personas como yo existían junto con la humanidad misma, más bien por esas fechas se documentó al primer hombre en quedar embarazado, a  partir de ahí surgieron grandes revoluciones que duraron años, cambios en la política y demás que dieron como resultado las nuevas leyes que nos protegen, la carta en donde describen nuestros derechos y obligaciones y también donde nos consideran como seres humanos y todo lo que conlleva ser uno, hasta la iglesia se vio forzada a reconocernos por la presión tanto política como social; pero, aún con todos esos años transcurridos en donde grandes cambios se realizaron, todavía queda uno que por más que la gente lo quiera erradicar no se ha logrado: el machismo.

Muchos varones solamente nos ven como abominaciones, cosas raras que nunca debieron haber existido por lo que no falta el maldito que lastime, viole o asesine a algún pobre doncel, en cambio también hay hombres que solo nos ven como máquinas para procrear hijos, que solo debemos estar  en casa para criar a los hijos y hacer los quehaceres del hogar, esos idiotas siguen pensando como hace un siglo (mi madre es de las que piensan eso y al parecer Minato y su hijo también), muchos también comentan que, es igual de desagradable que te salga un hijo doncel a uno gay… Se pueden ir mucho a la  mierda, por eso mucha gente me dice que no debería hacer ejercicio, que eso podría afectar mi capacidad de procrear, que es mejor  que me quede en casa a descansar ¡pura mierda! Si eso fuera cierto las mujeres tampoco lo harían.

-          Sasuke – habló mi madre por el otro lado de la puerta-, Sasuke, nos iremos ya. No quiero que vayas a salir de la habitación, Naruto vendrá a las siete para que nos alcancen  en el restaurante, ¿ok?

-          … Ok, ¿A dónde van? – Pregunté aunque ya sabía cuál sería su respuesta.

-          Ya te dije que eso no es de tu incumbencia. Solo sigue la orden que te di hace unos momentos ¿me oíste? No quiero enterarme de que andas buscando hombre  en la calle ¿eh? Ya estás advertido – se fue.

-          ¿Buscando hombre en la calle? Ni que fuera una puta – me dije mientras me secaba el cuerpo -, hoy haré lo que yo quiera.

Terminé de secarme el cuerpo y comencé a vestirme: me puse mi bóxer y  unos jeans azules que estaban rotos de una rodilla, solo me quedé sin mi playera ya que esta  no era con la que quería salir, así que decidí cambiarme allá afuera. Tomé una toalla más pequeña y  me la puse en la cabeza para comenzar a secar mi cabello, abrí la puerta y salí del baño descalzo  y me dirigí al tocador donde seguí secándome el pelo, estaba muy concentrado en mi tarea, no me gustaba que mi cabello quedara muy húmedo porque luego era difícil peinarlo hasta que un ruido me asustó por lo que rápido me volví para ver qué era lo que lo había provocado y me encontré con quien menos quería.

-          ¡Oh! Sasuke, no sabía que estabas aquí – me dijo sonriendo hipócritamente.

-          Pues aquí estoy – respondí  secamente volteándome hacía el espejo donde podía ver su reflejo y me puse rápidamente mi playera que no me quise poner en el baño -, ¿qué haces aquí?, ¿no deberías estar donde Minato y mi madre?

-          Vamos Sasuke, no seas así – se estaba acercando a mí -, ¿no me quieres aquí?

-          Realmente no – le dije mirándolo por el espejo, tomé un cepillo y comencé a peinarme ignorando su mirada lasciva que no disimulaba cuando la barría por todo mi cuerpo -, ¿quieres dejar de verme así, Naruto?

-          ¿Por qué, te pongo nervioso?

-          No, porque me molesta – lo encaré molesto, siempre era lo mismo.

-          ¡Ja! Mientes, mocoso – dijo pegándose a mí cada vez más -. Yo sé que gusta que te me acerque, eso te pone caliente… - Me acorraló contra el tocador, yo puse mis manos en su pecho para intentar alejarlo pero era inútil, él era más fuerte que yo. Pegó más su cuerpo y pude sentir como empezaba a tener una erección-, vamos puta yo sé que tú quieres que te coja.

-          ¡NO! ¡Me das asco, aléjate! – Lo empujaba con todas mis fuerzas pero solo lograba moverlo un poco pero no suficiente como para quitármelo de encima -, déjame o le diré a mi madre…

-          ¿Y qué crees que hará, princesa? – Dijo burlonamente -, ¿decirle  a mi padre, demandarme…? Ambos sabemos que eso nunca pasará.

Como me molestaba que tuviera razón.

-          Como sea ¡suéltame! – Comencé a forcejear con él, tomó mis antebrazos y los levantó por encima de mi cabeza, estaba a punto de besarme cuando el ruido de su celular lo detuvo, ¡bendito sea Dios! Esos eran los momentos en los que me ponía a pensar realmente si mi ateísmo era lo correcto. Contestó molesto, yo aproveché y me alejé de él poniendo una distancia considerable entre nosotros.

-          Está bien padre –dijo a regañadientes -. Nos vemos en 15 minutos – colgó-.  Tienes suerte princesa, tendremos que posponer esto para después.

-          Por mí vete a la mierda, maricón –le susurré molesto cuando estaba ya en la puerta. Naruto se detuvo y yo me tensé, no creí  que me hubiera escuchado pero por lo visto me equivoqué, solo se volvió y me miró con el ceño fruncido luego sonrió arrogantemente lo que hizo que me descolocara.

-          ¿Sabes, princesa? Pronto serás todo mío y  no tendrás más opción que aceptarlo, ya lo verás – tomó el picaporte y abrió la puerta cerrándola con un fuerte golpe.

¡¿Qué mierda acaba de decir?! , ¿Cómo que pronto seré suyo? ¡DE QUÉ MIERDA HABLA! Jamás me dejaré tocar por él, ni que estuviera necesitado. Realmente no tenía sentido lo que me dijo pero me quedó una extraña sensación en mi cuerpo, como diciéndome que pronto algo malo pasará… Mierda.

Me quedé parado viendo la puerta por unos instantes y luego recordé que tenía planeado salir a ver la ciudad, miré el reloj que colgaba en la pared y vi que era temprano todavía: la 1:30, tenía como 5 o 6 horas para poder divertirme antes de tener que regresar al hotel, terminé de arreglarme, tomé mi cartera, mi celular, las llaves del cuarto y salí rápido para evitar de que alguien me viera y le pudiera decir a mis padres o al idiota de Naruto.

 Una vez que salí del hotel y que me aseguré de que Naruto no estuviera cerca tomé un taxi y me llevó al centro de la ciudad. Cuando llegamos le pedí al chofer que aparcara en un pequeño kiosco, pagué y bajé. Me puse a recorrer un poco el centro hasta que me dio  sed y decidí comprarme una soda, el centro de la ciudad era muy similar al de Tokio: lleno de tiendas amontonadas una sobre otra, de anuncios de neón que brillaban aún con la fuerte luz solar, grandes espectaculares que anunciaban todo tipo de productos, en uno de los puestos en donde me detuve a comprar algo para comer me enteré de que en esa ciudad, al presentarse, no mencionan sus apellidos sólo sus nombres, valla costumbre tan peculiar,  eso debe a que, según lo que la señora me platicó es que durante la era de  los Daimyō esta ciudad era un pueblo guerrero donde convivían muchos clanes  ninjas enemigos, y si tú te llegabas a meter con algún miembro de otro clan y ellos sabían tu apellido todo el clan de la persona agredida se iba contra todo el clan del agresor por lo que optaron por solo decirse sus nombres y ya conforme la confianza se hiciera presente se revelarían los apellidos, ¡Ja! Si yo hiciera eso en Tokio me tacharían de mal educado y sin modales.

Luego de dos horas de andar de un lado a otro y de meterme cada vez en más calles y calles llegué a la conclusión de que me había perdido, ya llevaba como medía hora tratando de llegar a la calle principal y no la había encontrado, pude haberle preguntado a las personas con las que me topé durante mi travesía, pero ciertamente me daba pena hacerlo, si en estos momentos me siento como un idiota por haberme perdido, si yo me atreviera a preguntarle a alguien se me caería la cara de vergüenza  y eso mi orgullo no lo soportaría, así que, cuando me había sentado para descansar en una banca, decidí caminar en línea recta, así tarde o temprano me toparía con alguna calle principal  u otra que por lo menos pasara un taxi que me llevara al hotel. Me paré y comencé a caminar como lo había pensado y así estuve por media hora hasta que llegue a una calle un poco más transitada que donde me había sentado a descansar, realmente me alivié y ya no me sentía tan estúpido ( ¿o sí? ).  Caminé por sobre la banqueta, iba distraído viendo si pasaba algún taxi para que lo tomara, sentí que alguien iba tras de mí algo cerca por lo que me volví disimuladamente para ver mejor y me topé con dos tipos que no daban buena pinta, caminaban algo rápido para mí gusto así que también aceleré el paso, habían unas cuantas personas en la calle pero andaban algo lejos por lo que sería algo difícil que oyeran o se percataran si algo llegara a pasarme… O quizá esto sólo es parte de mi paranoia enriquecida por los programas policiacos en donde asaltan a colegialas para después violarlas y matarlas… Ok ¡eso no ayuda, Sasuke! Tranquilízate, respira: 1, 2, 1, 2 ¡mira! La próxima calle hay mucha más gente por lo que si te apresuras podrás  meterte entre la multitud.

Aceleré aún más el paso.

Ya casi llegaba a la siguiente calle, me faltaban recorrer como 50 metros en los que habían  dos edificios separados por un angosto callejón algo oscuro; crucé el callejón cuando oigo que los sujetos comienzan  a  correr, me vuelvo para verlos acercarse a mí justo en el momento en el que uno de los dos me toma de los brazos y el otro de las piernas cargándome para regresar y meternos en el callejón donde me dejan caer al suelo  sin cuidado alguno.

-          Aaah – me quejo por el repentino golpe en la espalda, uno de ellos se monta encima de mí y me toma de los cabellos jalándomelos haciendo que levantara la cabeza -, du-duele…

-          Mira, mira que cosita tan rica tenemos aquí – dijo el que todavía continuaba de pie mientras el otro se ría y asentía -, nos divertiremos mucho contigo, nena.

-          No dejare que me hagan nada, malditos – dije mientras me retorcía bajo el cuerpo del hombre.

-          Valla, valla, la nena tiene agallas - dijo el que estaba sentado en mí, desenfundó la hoja de su navaja, la acercó a mi mejilla y la presionó un poco pero sin lastimarme-, mira puta, si no quieres tener esto en el estómago mejor coopera y sé buena niña, ¿oíste? Juugo, comienza a quitarle los pantalones mientras yo me divierto con esa linda carita de muñeca que tiene – dijo relamiéndose los labios.

El tipo llamado Juugo se agachó y comenzó a desabrochar mi cinturón, le costaba algo de trabajo hacerlo ya que yo no dejaba de moverme y patalear  y eso le molestaba por que le dificultaba su tarea, pero al parecer al tipo que tenía sobre mí le gustaba que me moviera, como que le excitaba o yo que sé pero no dejaba de reírse a carcajadas.

-          ¡Hey  Suigetsu, que no se mueva! Mierda, no puedo así, solo eh logrado bajarle el cierre.

-          ¡Ja! ¿Estás loco? Este chiquillo es muy divertido, nadie se nos había resistido tanto – dijo acercándose a mi rostro y con su lengua comenzó a lamerme la mejilla -, sí que fuiste una gran elección –me susurró.

-          ¡Ya déjame!- grité asqueado, comenzaba a respirar algo alterado.

-          ¡Vete a la mierda albino! Esta puta no se deja qu… - Dejó de hablar  e inmediatamente se escuchó un ruido sordo y  luego  algo pesado caer. Vi la cabellera  anaranjada de Juugo ya que la capucha con le que cubría su rostro lo descubrió. Yo comencé a revolverme otra vez en el suelo intentando escapar.

-          ¿Juugo? – Preguntó volteándose a su compañero pero alguien me lo quitó de encima y calló a un costado de mis pies - ¡¿QUÉ MIER…?! – Le dieron un puñetazo en la nariz.

Yo me comencé a arrastrar hacia atrás con ayuda de mis antebrazos y mis piernas mientras veía la golpiza que ese desconocido le daba a Suigetsu, me paré rápidamente y abroché mi pantalón, me sacudí la ropa y me puse alerta, puede que ese tipo también me quisiera hacer algo. Cuando terminó dejó a  Suigetsu tirado y se acercó un poco a mí, yo retrocedí en acto reflejo.

-          Tranquilo, pequeño.  No te haré daño –dijo sonriéndome y extendiéndome su mano, dudé un poco si tomarla o no pero terminé aceptándola pero sin levantar la vista, después de todo él me salvó de esos dos tipos que qué sabe me hubieran hecho. Su mano se sentía cálida al contacto, me sentí seguro solo con ese insignificante roce.

-          Gra-gracias por salvarme -  ¡¿Por qué balbuceé?! ¡Genial! Ahora el creerá que soy un debilucho… ¡¿Y QUÉ ME IMPORTE LO QUE PIENSE ÉL?! ¡No lo conozco, mierda Sasuke!

-          No te preocupes – sonrió -. Suerte que estaba por aquí sino hubiera pasado una desgracia.

-          S-sí… - ¿Otra vez? ¡¿Y AHORA ME SONROJO?! Qué me pasa, por qué me comporto así, ¿será su presencia? Subí mi mirada hacia su cara y me encontré con que él también me miraba de una manera tan intensa que me perdí en sus ojos color carbón, él era muy apuesto: su piel era blanca, sus labios gruesos y rosas, su cara era masculina aunque no grotesca, sus ojos eran como un agujero negro donde la luz no llegaba nunca al igual que su cabello que lo tenía largo y atado en una coleta a excepción de unos mechones que dejaba  sueltos enmarcando su  rostro, tenía dos marcas que surgían desde el lagrimal del ojo hasta sus mejillas que lo hacían ver muy atractivo.

Sin percatarnos nos quedamos observando a los ojos por un buen rato hasta que él lo pareció notar y miró nuestras manos que todavía seguían unidas, me di cuenta y rápidamente la solté sonrojándome y desviando la mirada sumiéndonos en un silencio un tanto incómodo, “sí, definitivamente es él” pensé, no me había sentido así con nadie en mi vida y eso me descolocaba bastante porque me hacía actuar torpemente  como si no supiera qué  decir o qué hacer.

-          Y bien pequeño – Preguntó de repente haciendo que le prestara atención -, ¿cómo te llamas?

-          U… -Recordé  que aquí no se decía el apellido – Sasuke, me llamo Sasuke – le sonreí.

-          Gusto en conocerte Sasuke – sonrió divertido tendiéndome la mano, como que se debió dar cuenta de mi error, yo la tomé y nos miramos nuevamente a los ojos -, me llamo Itachi.

Notas finales:

quizá durante el fic (o quizá ya empezaron a darse cuenta) se den cuenta de que cambié algo algunas personalidades de los personajes para poder hacerlos encajar en mi historia.

Qué les pareció.

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