-Sai…no puedes hacerme esto.
-Lo siento, Gaara. Pero ya no quiero volver a verte.
-P-pero...qué hice?...yo, YO DEJE TODO POR TI!!, NO PUEDES DEJARME SOLO!!.
Esa tarde lloré como jamás imaginé siquiera que llegaría a llorar.
Yo dejé a mi familia por él, olvidé a mis amigos, hice a un lado mi vida para hacer una nueva junto a él, y de un día para otro me dice que ya no quiere volver a verme.
Yo jamás le pedí nada, era feliz con él a pesar de que siempre cambiábamos de casa y ciudad, íbamos de pueblo en pueblo siempre en su moto, él siempre me besaba, me regalaba cosas cualquier día, lo hacíamos donde se nos pegaba la gana. No entiendo cómo puede hacerme esto.
-P-pero…qué hice?.
-…….
-DIME QUÉ DEMONIOS HICE MAL?!!
-ME ENAMORÉ DE OTRA PERSONA, GAARA!!. ASI DE SIMPLE!!.
Me lo dijo tan frío, sin remordimiento, como si yo fuera de piedra. Como si el haberme ilusionado para después dejarme como un perro en la calle sin dueño no significara nada.
Mi padre me lo dijo, y yo no lo escuché.
Él no me veía, no hablaba, juraría que tampoco respiraba.
-Cómo puedes estar tan muerto por dentro?- le dije con todo el coraje y dolor que sentía.
Salí de ese lugar que llegué a llamar hogar.
No me lleve nada, pues ya no tenía nada.
Ni el clima se apiadaba de mí, pues llovía horrible y él no se molestó en seguirme.
Como pude llegué a un callejón, me senté en un rincón de este, donde no caía nada de agua.
Tenía frío, hambre, y restos de lo que un día fue un corazón enamorado.
Solo tenía puestos unos shorts cortos y una playera manga larga de Sai, además de estar todo empapado.
No sabía a donde ir, no tenía a nadie, no podía volver con mi padre, sé que él me recibiría de nuevo, pero aun así, no podía.
Lloré todo el resto de ese día, hasta que me dormí.
Estuve en ese callejón por una semana, sin comida, a veces iba a la iglesia, y bebía agua de la fuente, y unos vagabundos me daban un poco de pan.
A veces me decía que cómo es posible que nadie escuché mi llanto, pues nadie me ayudaba, yo sin duda lo haría, ayudaría a cualquiera que se encontrara como yo o incluso peor. Pero aun así nadie llegó.
Hasta que un día, el padre de la iglesia fue a donde yo estaba en ese callejón.
Me encontró llorando, como lo hacía desde que me lastimaron. Me dijo que lo acompañase hasta la iglesia, donde me bañe, me vestí con ropa limpia y comí hasta saciarme.
Le conté todo, sobre como jugaron conmigo, y me permitió llorar en sus brazos, me dio un tanto de dinero, y me dijo que en el pueblo que seguía de este, había un local de comida, donde siempre contratan a personas que en verdad necesitaban el dinero, y que además de eso, les daban lugar donde dormir.
Al día siguiente, el padre me dio su bendición, y tomé el autobús que me dejó lo más cerca de ese local.
Cuando llegué, un chico de más o menos mi edad, piel clara, ojos negros y cabello igual negro me recibió muy amable, le pedí trabajo y me contrató de inmediato. También le dije si podía dormir ahí un tiempo, y me dijo que podría dormir con él en su casa, al principio me negué, pues no está bien que un doncel como yo viva con un hombre que ni siquiera me había dado su nombre, pero cuando me dijo que él tenía novio y que además también viven juntos pues acepté, además de que me aseguró que en su casa había espacio hasta para 5 personas más, y que no tenían muchos lujos, pero que así viven felices.
Entonces volví a recordarlo, olvidar a Sai va a ser difícil, mucho más de lo podría imaginar, pero si al final esto paso, y él pudo olvidarme, entonces yo también lo haría.
Hasta hoy, cuatro años después de pasar por aquel dolor, hoy ya son solo recuerdos, los besos, los abrazos, los *te amo* ya quedaron en un rincón olvidado con todo lo que tenía que ver con Sai.
Cambíe mucho más de lo que desearia.
Me pregunto qué habría pasado, si le hubiese dicho el día que me dijo que no quería verme, o incluso antes, que yo esperaba un hijo suyo. Pues lo sabía, antes de que Sai me rompiera el corazón, y dejó que me fuera a pesar de todo, yo sabía desde días atrás que esperaba un hijo suyo. Pero jamás se lo diría, él fue tan frío como para dejarme a pesar de saber que yo no tenía nada, a pesar de que sabía que podría morir, entonces yo también puedo ser frío, y llevarme el secreto a la tumba.