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EL ADIÓS MÁS DESASTROSO AL AMOR por Neko Angeluss

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Notas del fanfic:

Espero que les guste, no me es facil escribir un lemon, tal vez le encuentren un parecido con otra historia que subi, pero espero que les guste

EL ADIÓS MÁS DESASTROSO AL AMOR

Bajo su cabeza lentamente mientras la verdad le atacaba lentamente, no podía permitirse decaer lentamente, solo podía crear una idea en la cabeza, una única solución, y un único pretexto para no creer en conclusiones incorrectas.

Gabriel:-Ryoko-sha dime la verdad sin omitir detalle alguno estoy harto de verdades a medias-.

Ryoko-sha:-Miguel te desea, desea tomar tu cuerpo Gabriel, no hay más que una confusión de sentimientos y emociones revueltas en esa mente inmadura, desea hacerte suyo, tenerte bajo de él pronunciando su nombre de manera obscena y deseosa, tiene sueños donde sus más sucios deseos nacen en tu nombre, y aunque ame a Anastasia, la pasión combinada con el cariño que siente por ti, crece día a día sin importar sus ideas o su amor hacia Anastasia-.

Gabriel bajo su vista aturdido no podía creer que fuese cierto aun ente mantenía la única idea de que no fuese cierto, la verdad no lo podía surgir en su mente esa simple idea en ningún sentido, su corazón dolía pero a la vez estaba acelerado, pero aun había algo que le aterraba descubrir que fuese la única solución.

Gabriel:-¿Cómo puede ser borrado ese instinto, como puede eliminarse?-.

Ryoko-sha:-Creo que tu y yo ya sabemos la única solución-.

Gabriel:-¿Acaso no hay otra solución?-.

Ryoko-sha:-No realmente, o lo haces o dile adiós a tu hermano y la victoria en la guerra-.

Ser egoísta era algo de la que se había dado cuenta que era, realmente egoísta, desde que inicio la guerra siempre pensó solo en su propio beneficio, pero ya se había arrepentido de todas sus acciones ¿Acaso eso no lo haría ser menos egoísta?, la verdad lo que le había dicho Ryoko-sha no era realmente desagradable, claro tampoco decía que lo aceptaba y era algo fácil, si hubiera sabido en su estupidez lo que realmente significaba eso simplemente no hubiese preguntado lo que significaba entregarse a alguien de esa manera, pero lo había hecho y se había arrepentido, aunque si era sincero y perdía su orgullo su bisexualidad descubierta actualmente le hacía saber que simplemente Miguel le atraía en el mismo sentido que él lo hacía, después de todo una única no afectaría su vida y relación con Miguel, ¿o sí?.

Subió las colinas que en ese instante pintaban el bello atardecer en el terciopelo de los campos de trigo, Mathucuruss tan bello y solitario era el santuario de su corazón, tan confundido y lleno de indecisión, su alma tan corrompida como la obscuridad de la noche que matizaba los cielos y el simple hecho de su existencia, lo deseaba, más que lo que su propia voluntad que deseaba alejarle de la ilógica que crecía como los rosales llenos de espinas de los jardines de su mente, esos malditos rosales llenos de pecado y angustia que llenaban su ser.

Que maldecido y destruido estaba su ser lleno de pasión y deseo por el diamante mas inalcanzable que había conocido, que irónico, su corazón deseaba firmemente como el ser corrompido que era, pero ese deseo debía ser solo eso y no un hecho relevantemente realizado como una cruz sobre cuestas a su cuerpo llevándola eternamente en su espalda lastimada por los látigos de la culpa y remordimiento.

Pero lo que vio le asusto de sobre manera, ahí estaba el dueño de sus desvelos y deseos frente a sus ojos con un rostro tan fino pero decorado de culpa firme y simple, ese maldito rostro que lo había hechizado desde el principio, maldita sea, esos malditos deseos de besarlo apasionadamente hasta quedarse sin aire, como lo deseaba, como lo quería, como lo odiaba.

Miguel:-¿Qué haces aquí Gabriel?-.

Gabriel:-Me toda la verdad, LA VERDAD QUE ME OCULTASTE TODO ESTE TIEMPO-.

Miguel:-El exilio ya ha sido aceptado por mí su majestad, no tienes porque venir a decirlo personalmente y menos después de tenerme tanta repugnancia-.

Gabriel:-YO NO HE DICO ALGO ASÍ, JAMAS LO HARE, Y SI ES LA UNICA FORMA EN QUE VUELVAS A SER MI HERMANO…lo hare-.

Miguel:-¿Qué DEMONIOS HAZ DICHO?"Que este mintiendo, que mienta por favor, no me interesa nada más que solo su mentira, por favor que mienta, no podre controlarme si habla enserio"

Gabriel:-Lo que has escuchado, te entregare mi cuerpo si con eso tu alma está tranquila, quiero a mi hermano a mi lado eternamente, quiero que tu corazón ame a Anastasia como debe, y yo no sea culpable de su separación, solo por esta ocasión, puedes hacer lo que quieras conmigo, no te detendré, no te contengas, hasta que todo ese deseo muera "¿Pero que estoy diciendo?, es lo más atrevido y obsceno que pude pronunciar, no puedo creerlo, pero si hago esto y aunque solo sea con Miguel que tendría de malo, después de todo no pasara a mas después de esto seremos como debíamos simples amigos/hermanos sin importar lo que pase ahora, aunque si soy sincero nadie me dijo que pasaba después, básicamente el tener este tipo de encuentros es algo ajeno a mi pero a pesar de todo esto me haría un…"

-NO TE ATREVAS A PENSAR QUE ERES ALGO ASÍ-.

Gabriel:-¿Qué?-.

Miguel:-Te he dicho que tú no eres uno de esos, a quien le debe importar esto, tu vida privada es eso, privada ante los oídos de los demás, no te atrevas a pensarlo quienes hacen eso no tienen dignidad ni respeto a sí mismos, no te atrevas a pensarlo tan siquiera, porque sé muy bien que realmente en todos los sentidos eres virgen-.

Ladeo su rostro sonrojado como podía decir algo así sin pensar en el decoro, por favor eso era demasiado vergonzoso para que lo diga a la ligera, si era virgen y que, solo pensó en guerra y venganza todo este tiempo, no en lo que era realmente una situación amorosa y menos sobre su cuerpo, era raro el simple hecho de descubrir el cambio que hacia su cuerpo aun, mucho más si el se atrevía a echárselo en cara, no es algo tan fácil de decir al menos no para él.

Gabriel:-No tienes que hacer eso, yo estoy aquí por voluntad propia, quiero aclararte algo antes, todo acabara aquí hasta que tu termines, no se volverá a tocar nunca el tema y el hecho de que mates toda impureza de tu mente y cuerpo aquí es para que no vuelva a haber problema alguno después, volveremos a ser empleado y jefe, emperador supremo y emperador subyugado, nada más, nuestra relación de hermanos volverá a ser lo que era, pero sin esos pensamientos tuyos, no me debes perder el respeto como tu superior solo por esto nunca, la única cara que debes de ver en mi será la de seriedad, nada más, todo lo que pase aquí, lo que digamos o lo que alga de la nada, simple y sencillamente debe ser oculto y por mejor olvidado, ¿has entendido Miguel?-.

Miguel:-Perfectamente, su majestad-.

Gabriel:-Entonces solo te pido un cosa-.

Miguel:-Dime-.

Gabriel:-Esto-.

Su rostro enmarcaba sorpresa y sus ojos se encontraban totalmente abiertos, ese niño, ese hermoso chico lo estaba provocando, esos dulces labios sobre los suyos, posados tan inocente y tímidamente sobre los suyos dándole a probar un dulce e inocente beso de ese joven, maldito muchacho como odiaba que lo provocara de esa bella manera, ¿Cómo era que se atrevía a seducirlo con su dulzura?, siguió pensando eso hasta que Gabriel se separo de él con unos hermosos ojos llenos de ternura y confusión que le llamaron la atención.

Miguel:-¿Ocurre algo?-.

Gabriel:-Ya que esta situación será olvidada por completo creo que puedo decirte que el único hombre que me ha atraído al grado de sesear entregarme a él has sido tú-.

Nunca se espero esas palabras, como era posible que dijera algo así aquel que pensaba puro y sin deseo en el entonces, ¿también lo deseaba?, si era así no se contendría y lo tomaría hasta que su cuerpo y alma estén satisfechos de él, lo devoraría, porque en mal momento llego a la cueva del lobo, pero no sería un vil y sucio encuentro como el que tal vez pensaba que Gabriel creía que ocurriría, no, no permitiría que ese joven  se olvidara tan fácilmente de lo que estaba a punto de ocurrir, si lo tomaría, pero tan apasionada y lentamente que el recordara cada detalle plasmado en el tapiz de sus recuerdos, recuerdo que no dejaría que pisara y empolvara como algo simple y corriente, ese era el plan, y de eso se encargaría.

Lo tomo bruscamente y lo apego a el mientras su boca devoraba apasionadamente la de Gabriel, le enseñaría, le enseñaría lo que era la pasión a su lado y la razón por la que no debía de olvidar eso como él no lo haría, lo más posible que en un simple par de años volvería con aquella hermosa mujer, Anastasia, cuanto le amaba, si era cierto le amaba demasiado para fingir que no, pero deseaba a ese joven mas allá que un simple beso, deseaba probar su cuerpo como si se tratara del más fino vino, y lo degustaría hasta la última gota sin detenerse pero lentamente.

Eso pensó cuando su lengua se había trasladado por cada espacio de esa deliciosa cavidad, exquisito, era ese delicioso sabor a menta y moras lo que lo hacía única, y esa exquisita fragancia a rosas que provenía de ese diminuto cuerpo, que deliciosa sensación al apretarlo contra su cuerpo, era mejor que abrazar a la almohada cuando el manto obscuro de la noche hacia que sus seseos cobraran vida en su mente, no lo permitiría, Gabriel no debía olvidar nada de eso, eso sería imperdonable, porque el jamás podría olvidar el día que Gabriel se le entregara.

Su respiración acelerada, sus labios semi-abiertos y su rostro sonrojado, que no se daba cuenta de cuánto lo provocaba, lo volvió a besar profundamente, le enseñaría lo único que no debía volver a hacer con alguien más, porque no lo permitiría, jamás nadie debía tocar lo que marcaria como suyo jamás y Gabriel ahora le pertenecería, su lengua jugó con la de Gabriel exquisitamente, mientras delineaba sus labios y sus dientes chocaban lentamente con los de ese joven, exquisito sabor, pero no debía ser demasiado optimista sabía perfectamente que Gabriel jamás buscaría ser algo más de él.

Tomo su mano entre las suyas, era más grande de lo que pensaba antes, cuanto había cambiado, en ese entonces cuando eran niños Miguel solo lo rebasaba por 5 centímetros parecían similares, ahora eran demasiado diferentes, si de niño le hubiesen dicho que Miguel seria un hombre alto, apuesto, fornido e imponente nunca lo creería, pero ahí estaba el hombre en el que se había vuelto frente a sus zafiros que percibían la atención e intensidad con la que era observado, con placer susurrado y deseo imponente.

El hombre de los hermosos trozos de oro como ojos y dueño del rostro más apuesto y varonil que había visto en toda su vida estremeciéndolo y haciéndolo desear lo más bajo de ese hombre, cuantas veces sus ojos no se postraron por ese hermoso cuerpo cuando aparecía semidesnudo frente a sus ojos y su rostro se coloreo de la vergüenza, lo recordaba frecuentemente escandalizándose de sus impuros pensamientos, pero ahora todo estaba aclarado y se entregaría firmemente a sus deseos de ser poseído por ese hombre tan viril.

Gabriel:-Todo lo que pase aquí nunca saldrá de esa casa-.

Su firme y serio tono llamo su atención, como era posible que incluso siendo serio llamara su atención, seduciéndolo provocándolo y rogándole hacer de él lo que le viniese en gana, hacia tanto tiempo que su cuerpo se aceleraba con su sola presencia y su auto consuelo no bastaba, necesitaba mas, mucho más de lo que Gabriel siempre le ofrecía, su hermosa silueta remarcada por el delicado pantalón y el entallado saco lo endurecían, no podía soportar tanto dolor en la entrepierna, y el tenerlo frente a él con el consentimiento de hacerlo suyo solo lo hacía ponerse más duro, hacia años se hubiese asustado por esa simple reacción tan impura pero el simple hecho de saber que Gabriel la provocaba era un deleite mas autentico por que en esas noches de soledad su consuelo solo era saciado con la imagen de Gabriel en su mente.

Sus rubios caireles, sus celestes ojos, sus hermosas pestañas espesas y largas tan negras como la noche, sus pequeños hombros y delgado torso, su estrecha cintura y exquisitamente curveadas caderas deleitaban su vista, pero su delineado cuello lo invitaba a probarlo, a reclamarlo como suyo, pensamientos impuros, sucios, vulgares y tan deliciosos, el pecado original lo invitaba al excitante incesto y estaba dispuesto a romper las reglas de los dioses ese magnifico paraíso guardado por tantas ropas seria suyo.

Cuando se dio cuenta Gabriel los dirigía a la cabaña, aquella que sería el único testigo de ese lujurioso encuentro, cerró la puerta con delicadeza mientras Gabriel avanzaba hasta quedas dos metros alejado de la cama, que bello era, su delineada espalda era bellamente formada por ese precioso saco de seda celeste, hermosos, y su hermosos trasero remarcado por la entallada prenda, que hermosa vista y él era el único expectante, lo tomaría, lo devoraría cual osos salvaje había sido predominado y disfrutaría de esa impura experiencia, solo él, y solo él.

Estaba aterrado, su corazón palpitaba demasiado rápido, su miedo se incrementaba y los nervios no permitían que disminuyera el calor de su rostro, sabía de antemano que Miguel nunca lo lastimaría, pero aun así su propio corazón no se detenía, el miedo que le enfrentaba ese primero de Enero era la primera vez que lo sentía y lo mantenía ansioso, si tan solo pudiera entenderlo lo haría, pero la ignorancia de lo que estaba a punto de suceder era lo que aumentaba el temor, Mei había dicho que la sumisión y docilidad eran sus únicas tareas que quien debía hacer todo era Miguel no él, le había quedado en claro su lugar en ese aspecto y sabia a la perfección que aunque tuviese conocimiento en ese aspecto nunca tocaría a Miguel tan descaradamente, nunca tendría el valor.

Un dulce beso cayó sobre su cabeza estando todavía de espaldas, ese sentimiento lo conocía el simple beso lleno de cariño que Miguel siempre dejaba caer sobre su cabeza era una experiencia que nunca deseaba borrar nunca, era tranquilizadora y  cálida que la amaba tanto, suave y llena de cariño que la amaba pero los nervios empeoraron cuando los suaves besos cayeron sobre su cuello siguiendo ese hermoso contorno tan suave y blanco como la misma cerámica.

No aguantaba tanta excitación en su cuerpo, el afrodisiaco natural que siempre nacía en él cuando tenía a Gabriel cerca lo estaba perturbando el suave cuello era tan delicioso que no podía parar, tan exquisito sabor a durazno que era adictivo, los suaves besos se volvieron ligeras lamidas mientras los pequeños jadeos llegaban a sus oídos, era más exquisito de lo que había imaginado, blanco, terso y delicioso, algo tan sucio y vulgar era lo mejor que había probado, tanto era su deseo que las lamidas se convirtieron en suaves mordidas aunque sabía que nadie se enteraría que Gabriel era suyo a ese joven si se lo dejaría en claro quién era su nuevo dueño, era única la piel tan delicada y sensible que los suaves jadeos se convirtieron en ahogados gemidos, no podía creer que Gabriel fuese tan sensible, eso sería lo mejor de esa experiencia.

Era impresionante el gran calor que acudía a su cuerpo la vaga sensación de querer cerrar las piernas lo atacaba y el pronunciado volumen de la entrepierna de Miguel chocaba contra sus caderas, empezaba a asustarlo la sensación de querer juntar mas la caderas a esa pronunciación, acaso eso era lo que debía de ocurrir, si era así se sentiría libre de no tener miedo a mostrar sus inquietudes, la sensibilidad de su cuello había sido su más grande debilidad, nadie nunca lo había tocado y menos como las grandes manos de Miguel se paseaban por su torso acariciándolo de una manera indecorosa.

Lo peor fue cuando esas grandes manos encontraron sus pezones, se asustó un poco cuando esos dedos se anclaron de sus botones y empezaron a acariciarlos y jalarlos sobre la ropa no podía creer que eso solo se lo provocara con las manos, no entendía por qué ese hombre lo hacía derretirse entre sus brazos, simples apretones bastaron para sentir esa exquisita sensación de calor en su entrepierna empezaran a emerger, no se dio cuenta cuando fue volteado a su boca se vio presa por la de Miguel, exquisito, sucio, impuro y excitante, que beso tan  sucio donde la saliva salía por la comisura de sus labios y el exquisito néctar era bebido por él, el hombre que lo atormentaba con sus caricias aun en sus pezones y bajando por el vientre, era impresiónate ese joven de gran tamaño y ojos deseosos de su cuerpo, esa mirada se lo decía claramente, lo devorarían, lo poseería cual animal en celo, porque eso era lo que se había vuelto Miguel un animal en celo y lo sabia al mirar la entrepierna potencialmente crecida en los pantalones de este, sus instintos se lo decían y ese miembro seria el arma que usaría en contra suya, el arma que lo haría propiedad de ese hombre.

El deseo se apodero de ambos, las palabras acerca de cualquier coa que no fuera el momento para ambos amantes eran innecesarias, y  poderosos besos se vieron venir en contra de la presa, exactamente Gabriel seria su presa hasta hallarse satisfecho, lo degustaría con placer y benevolencia tal cual manjar se tratara, desabrocho su camisa sin cuidado alguno frente al joven sin separar sus bocas, y la dejo caer, cuando se dio cuenta Gabriel ya tenía frente a él al hombre más atractivo sexualmente que había conocido, su fuerte pecho imponente y gallardo, sus grandes bíceps gruesos poderosos y su abdomen remarcado y exquisito a la vista, era bello en todo su esplendor y su orgullo creció al saber que sería su amante en esa experiencia, sucia, morbosa y apasionada era su mente en esos momentos, empezaba a desear que lo tomara enseguida.

Lo cargo con rapidez quedando frente a frente mientras se volvían a besar haciendo que Gabriel enrollara sus piernas en la cintura de Miguel, l cama fue el refugio de ese pequeño cuerpo que fue cubierto enseguida por el suyo, el saco fue sacado enseguida y la camisa fue abierta para encontrarse con la pequeña camiseta blanca, delgada y suave mostrando los pequeños pezones erectos para el placer de Miguel quien sin quitar la camiseta empezó a devorarlos.

El calor creció en su miembro ante la hazaña de Miguel, tenia frente a él a un animal sediento de su cuerpo y se había atrevido a juzgarlo para ofrecerle a beber lo que necesitara, aunque no se arrepentía la errática palpitación de su corazón lo hacía sentirse dominado y protegido sin saber la verdadera razón, tal vez el hecho de que Miguel a pesar de todo lo tocaba con tanta delicadeza y pasión a la vez que lo hacía sentir especial en cierto modo y le encantaba sentirse así, la lengua de Miguel creaba suaves caminos de saliva por todo su torso sin quitarle aun la prenda, era demasiado lo que sentía, pero exquisito para hacer que se detuviera.

Que exquisita era la sensación de tenerlo bajo suyo era impresionante no estuvo mucho tiempo degustando esa fiera sensación hasta que le quito la prenda del cuerpo y lo probo sin complicación alguna, suave, exquisita, pura y solo para él, esa simples sensaciones le hacían el orgullo acrecentara mas sobre su pecho, las ansias por hacerlo suyo lo consumían como ollas grandes de placer.

El acto más sucio paso a lo descarado cuando sintió la gran mano de Miguel sobre su entrepierna, comprimiendo y masajeándola a la vez mientras no dejaba sus pezones en paz, cubriéndolos por completo con una sola mano, tan pequeño era su pecho que era y punto en beneficio de ambos, el calor de que su miembro acrecentaba al ser estimulado era insoportable, el simple toque de esa mano sobre el pantalón era delicioso presionándolo, masajeándolo, delineando la punta del misma, empezaba a sentir celos y desilusión al creer que Miguel ya tenía experiencias, como odiaba sentirse…lastimado y usado.

-No pienses tonterías-.

Gabriel:-¿Qué dijiste?-.

Miguel:-Dije que no pensaras tonterías, debes saber que esta será mi primera vez al igual que la tuya, tuve que calmar mis deseos, pero nunca toque a nadie más y nunca supe lo que tendría que ocurrir, solo sigo mis instintos, nada más, no sería tan desgraciado para tocar algo tan bello después de ensuciar mis manos con el delito de la traición, el único que me ha excitado eres tu Gabriel, solo tu-.

No sabía cómo llamar a ese sentimiento de superioridad, orgullo y tranquilidad, ¿felicidad?, eso sería demasiado, no era felicidad, al menos de eso se encargo de creer cuando volvieron a besarse, amaba besar a Miguel su dulce sabor a miel y su exquisito aroma a vainilla le deleitaban, lo adoraba a pesar de todo y se sentía poderoso por provocar a un hombre tan excitante como el de esa manera tan pasional.

De un momento a otro los pantalones fueron arranados de su cuerpos quedando a los ojos de Miguel mas provocador con esas blancas medias sobre sus largas y finas piernas que fueron arrancadas entre besos y caricias al igual que la ropa interior quedando ese magnífico y bello cuerpo siendo devorado por los ojos de Miguel, era hermoso, delgado, delicado y fino, de tersa y blanca piel lampiña y lisa, perfecta ante el tanto y la vista hizo lo mismo que con su torso, devorando esas piernas en apasionadas caricias y suaves besos acompañados de caminos de saliva llegando hasta su miembro, erecto y virgen totalmente, no desperdiciaría esa oportunidad ahora que  no desperdiciaría.

Su grito cubrió la atmosfera del placer que llego a su cuerpo, el simple toque de esa lengua sobre su miembro lo estaba matando, era delicioso el sentir las maravillas que esa lengua efectuaba al surcar caminos de saliva al contorno del mismo y detenerse a crear círculos alrededor la punto hacia que mas gritos indecorosos salieran de sus labios, ese hombre lo estaba enloqueciendo de placer y lo que mas quería es que lo acrecentara sin piedad alguna.

El exquisito sabor de su piel no era nada comparado con ese trozo de carne bien proporcionado, le causaba gracia que alguien como Gabriel pudiese ser dueño de ese miembro de tan dulce sabor haciéndolo desear mas de él, he hizo lo mas impensable…lo masturbo salvajemente solo con su boca sacando gritos apasionados del joven rubio postrado ante él, era exquisito oírlo gritar, se sentía saciado pero no lo suficiente, su miembro estaba a punto de reventar con solo oírlo, como era posible que el simple hecho de llegar a ese punto no fuese suficiente, deseaba cada instante mas y mas de Gabriel, de un momento a otro el liquido blanco y agridulce invadió su boca sin detenerse rápidamente, Gabriel había sufrido el primer y más grande orgasmo de si vida, y había sido increíble.

Gabriel:-Eso…fue…-.

Miguel:-Impresionante-.

A pesar de todo lo seguía avergonzando con ese rostro aun lleno de deseo, y el no planeaba interrumpirlo, sus instintos se lo decían, comprendía ahora a la perfección que era lo que sucedería después, Miguel lo beso profundo y despacio, tenía que dejarlo descansar un poco y así lo hizo con pequeños besos sobre su dermis que ahora tenía dueño, lo tranquilizaba con suaves e inocentes caricias mientras aun aguantaba su ya gran erección que aun no sacaba de la ropa interior, no lo asustaría, debía ir despacio, no solo sería una orgia ante sus ojos, para él no era tener sexo con alguien que solo le atraía físicamente, para él era algo mas especial y se lo haría saber en el momento adecuado,

Al notar que se respiración se relajaba dejo andar sus manos sobre esas delgadas y largas piernas, eran hermosas, tan finas y ahora suyas que las adoraba tan bellas y suaves que volvió a donde había iniciado a bajar acariciando sus muslos y llegando a sus caderas masajeando sus glúteos suave pero firmemente mientras con la otra mano masturbaba el miembro del menor suave y apasionadamente mientras no alejaba su rostro del rostro de Gabriel, el momento de saciar su deseo había llegado.

Lo sabía perfectamente, sabía que debía pasar y que lo que aun guardaba Miguel en esa prensa era lo que debía ser saciado, sus pensamientos fueron interrumpidos al sentir un dedo rozar una zona que lo alarmo, ¿Por qué lo estaba tocando ahí?, ¿acaso…?, se sentía un estúpido al no saber pero más estúpido al no seguir su instinto que le advertía al apretar mas sus caderas.

-Relájate, todo estará bien-.

Su suave y profunda voz aterciopelada por el deseo lo calmo, sabía que ese era el momento esperado a pesar de que el sueño empezaba a atacarlo, suaves besos sobre su boca y cuello lo trajeron a la realidad y relajo su entrada cuando se dio cuenta los dedos de Miguel acariciaban sus labios invitándolo a probarlos sabiendo que su esencia aun estaba en ellos, los degusto con seducción  y suavidad sin saber que con ese simple acto Miguel se ponía cada vez más duro, ese chiquillo las pagaría cuando fuera su turno.

Al quedar ensalivados perfectamente por Gabriel Miguel llevo esa misma mano a su boca repitiendo la acción, deseaba provocarlo y lo logro, el violento sonrojo en sus mejillas y la pronunciada dureza en su miembro se lo confirmaron, una pequeña sonrisa seductora apareció en su rostro mientras llevaba su mano de nueva cuenta a la entrada del menor.

El brinco acompañado con un ligero quejido de Gabriel le advirtió ir más despacio, con la más grande delicadeza del mundo introdujo el primer dedo mientras con sus labios limpiaba las pequeñas lagrimas que surcaron de los hermosos ojos de Gabriel, al parecer dolía demasiado y sería considerado, espero un rato hasta que Gabriel estuvo listo, moviendo suavemente su dedos en el interior del joven, era natural la molestia y el dolor al ser totalmente virgen, tan solo basto unos minutos para que se acostumbrara y el segundo entrara sin molestias, suave y delicadamente movía ambos dedos en las entrañas de Gabriel, suave, estrecho y cálido era su interior, seductor, llamativo y afrodisiaco, hacia lo posible para calmar sus ansias, no haría más estupideces de las que hacía en un día común, no en esta ocasión.

Minutos pasaron en los que sus dedos moviéndose con suavidad y agilidad lograban entrar y salir causando ligeros gemidos en el menor, el tercer dedo fue más doloroso volviendo a limpiar las lagrimas de Gabriel con su boca, esperar, esperar a que estuviera bien y preparado para recibirlo aguardaba pacientemente, no sería un animal, era su primera vez de ambos y deseaba que fuese especial para los dos.

Su entrada se dilato completamente a los pocos minutos y los gemidos de placer volvieron a llegar a sus oídos, el rostro sonrojado de Gabriel en esa situación era un deleite sus expresiones llenas de placer y deseo lo provocaban y le hacían sentir dichoso, el momento de tomarlo había llegado, sus dedos salieron de Gabriel recibiendo una expresión de reproche y confusión, cuan inocente era a pesar de la situación, se levanto de la cama mostrando su imponente cuerpo ante un Gabriel totalmente azareado, se quito con lentitud la ropa interior mostrando su gran deseo.

El miedo volvió violentamente, ¿Cómo no se había dado cuenta de eso?, no entendía desde cuando Miguel se había desarrollado a tal grado, ¿eso que tenia entre las piernas era real?, era mas grande de lo que hubiese esperado, era cierto se criaron juntos pero su intimidad solo era personal, eso era…¿suyo?, significaba que eso entraría…¿en él?, ¿Desde cuándo Miguel tenía un animal entre las piernas, eso solo lo hacía más imponente y el hecho de tener a un poderoso hombre frente a él y ser el primero que lo viese de esa forma le elevo el orgullo placenteramente.

Miguel:-Tranquilo, seré cuidadoso-.

Gabriel:-Esta bien-.

Miguel:-Realmente estas temblando, ¿estas seguro de esto?-.

Tanta preocupación lo conmovió, ese rostro tan angustiado lo hacía saber completamente que no se había equivocado con esa decisión, estaba listo para lo que venía y un simple asentimiento hacia el vasto para que Miguel volviera a la cama posicionándose sobre él, mientras tomaba sus piernas con delicadeza colocándolas sobre sus hombros esa acción le hizo elevar sus brazos y abrazarlo del cuello mientras juntaba sus frentes con un rostro ligeramente asustado, con benevolencia beso la frente de Gabriel, le sonrió juntando ambos rostros como Gabriel lo había hecho.

Miguel:-Mírame y no apartes tus ojos de mí, no tengas miedo, te quiero Gabriel, realmente te quiero-.

Gabriel:-Mientes-.

Miguel:-¿Por qué dices eso?-.

Gabriel:-Tu te casaras con Anastasia, yo soy al que consideras un hermano y con el que estas teniendo sexo solo por matar tus instintos, nada más, tu no me quieres-.

Miguel:-Te equivocas, nosotros no estamos teniendo sexo, esto no es solo un acto carnal para saciar mi necesidad de ti-.

Gabriel:-¿Entonces?-

Miguel:-Estamos haciendo el amor porque nos queremos, y aunque yo me case con Anastasia, es porque a ella la amo, como mujer, como mi esposa y la madre de mi hijo, pero tú eres el joven que más quiero en este mundo, mi primer amor y al que nunca olvidare, porque podre besar a Anastasia cuantas veces sea pero tu esencia quedara impregnada en mi alma eternamente, te ame tanto Gabriel que eso nunca me hará no quererte como te quiero ahora-.

Gabriel:-Miguel-.

Miguel:-Te quiero mi niño-.

Suavemente entro en el mientras las lagrimas de la emoción, placer y tristeza emergían en Gabriel, cuanto dolía, tanto física como emocionalmente saber que nunca estuvieron destinados y que por azares del destino terminaron siendo vistos como hermanos ante el mundo, era demasiado grande, no podía creer que Miguel fuese dueño de ese miembro, dolía demasiado albergarlo y las lagrimas continuas no se detenían, tal vez sus palabras y sus acciones serian el encuentro mas desastroso, el primero y el ultimo que compartirán pero deseaban hacerlo inolvidable, no quería que Miguel olvidara sus palabras y si era necesario le regalaría su cuerpo para que nunca lo olvidase.

De niño lo amaba, Miguel se había vuelto accidentalmente su primer amor, el típico ejemplo perfecto que se vuelve la razón por la que su corazón latiera con fuerza cada vez que estaba cerca de él, aun recordaba todo lo que vivieron juntos, la guerra, la infancia, la devastación de la adolescencia y la soledad del corazón ante la falta de la figura paterna de manera violenta, sin que Miguel lo supiera el siempre lo había amado desde que tenía memoria, amaba su rostro, su sonrisa, su carisma, su alegría y buen humor pero amaba mas sus ojos tan cálidos y llenos de cariño que siempre lo veían ante los logros que mostraba para ser reconocido, que estúpidos habían sido, si las cosas no hubiese sido como fueron ahora estarían juntos como debió ser.

Gabriel era demasiado estrecho, tan solo la mitad había entrado y el cuerpo del joven debajo suyo se estremecía a más no poder, era o demasiado joven para su tamaño, o había encontrado su punto sensible, espero hasta que Gabriel le aviso que estaba listo, con cuidado introdujo poco a poco lo que restaba, los gemidos de molestia de parte de Gabriel le obligaron a hacer algo que ayudaría a los dos, entro de golpe tomando desprevenido a Gabriel quien grito de placer y ligero dolor, se sentía lleno completa, física y emocionalmente, cuan bien se sentía al saber que fue amado, y al saber que al menos esto sería un recuerdo que nadie les quitaría, pero aun así su cuerpo se adaptaba al haber perdido la virtud, Miguel era demasiado grande para acostumbrarse a tenerlo dentro, aunque sus entrañas empezaban a acoplarse y encajar a la perfección con el cuerpo de ese hombre, el movimiento de caderas de Gabriel le dio a entender que estaba listo.

Suave, firme y delicadamente se movía dentro del cuerpo del joven al que más había amado y ahora se le entregaba completamente, despacio dejando que el interior de Gabriel se adaptara a sus movimientos y rozando su sensible piel interna, apasionada y dulcemente las acompasadas y minuciosas embestidas tomaron un ritmo acompasado, firme pero delicado haciendo que Gabriel empezara a sentir en calor en su cuerpo fluir completamente.

Mas rápido más profundo eran los ruegos que en el clímax del acto se escuchaban de sus dulces labios, y el cómo fiel sirviente sentía el deber de cumplir la orden y adentrarse tal como lo pedía, de un momento a otro los gemidos se convirtieron en fuertes gritos abriendo sus poros, agudizando su odio haciéndolo el animal sediento de saciar su hambre surgiera repentinamente devorándolo entrando y saliendo de el feroz y descompasadamente fuerte, rápido profundo, tal como lo deseaba, tal como lo pedía.

Lo necesitaba, necesitaba que ese hombre entrara más rápidamente en el, lo necesitaba adentro apagando el calor que lo consumía y matando el afrodisiaco que el mismo había hecho crecer con su calor, tanto grande e imponente en todos los sentidos, atacándolo con ese miembro grande y grueso, abriendo sus entrañas cual animal en celo, y devorando su boca cuando lo necesitaba, Gabriel no tenia problema alguno si dejaba su piedad a lado y lo embestía mas fuerte, al contrario su deseo le pedía que fuese aun más de lo que le daba.

Perdió su piedad de un momento a otro, ese interior lo volvía loco, tan profundo e hirviente como el infierno y tan bello como el paraíso, se sentía atrapado en dos mundos mientras más profundo llegaba en ese bello joven de cabellos rubios que lo hechizaba y lo convertía en un verdadero animal, sin piedad alguna atacaba con fuertes y poderosas embestidas haciéndolo gritar de placer.

La cama era movida violentamente por el joven de cabellos castaños que se apoderaba del menor de cabellos rubios, remarcándole con sus violentas embestidas quien era su dueño, el único que debía de tocarle, el único que podía entrar en lo más profundo de su ser, el único que podía ver su rostro lleno de placer, y el único que podía escuchar sus gritos cuando tocaba el nirvana, placer, sucio e inmundo placer, tan lleno de pecado y corrupción, cuan delicioso era.

No sabía cuántas veces le había hecho el amor, pero ya eran dos días en que su voz había sido el sonido que llenaba ese cuarto del inmundo y placentero acto, amaba cuando le remarcaba que él era su dueño, de frente o susurrado detrás de su oreja mientras azotaba su cuerpo contra el colchón llenándolo de placer, contra la pared o el suelo sobre el entrando en su cuerpo cual animal salvaje en pleno bosque poseyendo su cuerpo como si se tratase del mas delicioso néctar que haya probado, amaba que ese semental lo poseyera cual animal, le hacía sentirlo más adentro, amaba ver su rostro que remarcaba ese precioso afrodisiaco que lo llenaba cuando veía su cuerpo moviéndose violentamente contra el suyo, y ese poderoso miembro que entraba a una velocidad errática en su interior, pero lo que más amaba eran sus besos, profundos, suaves y morbosos en el simple acto, tan sucios y puros en cualquier momento, no quería descansar, no hasta que ese hombre lo llenara tanto que nunca podría borrar la marca de su nombre en su cuerpo.

Era demasiado, ese niño se había vuelto una droga imposible de dejar, su dulce interior recibiéndolo sin queja alguna, no recordaba cuantas veces habían dejado su esencia manchar la habitación, pero que importaba realmente, si debía dejar de desearlo sería porque debía de saciarse completamente, pero no podía dejarlo, entre más profundo entrara en el mas deseoso se encontraba, hasta que pasados dos días la noche llego al igual que la satisfacción total.

Sus ojos se abrieron lentamente, la pequeña molestia en la caderas lo despertó completamente, al parecer era de noche, al menos había podido dormir después de…¿Qué demonios?, ahora lo recordaba, el trato el inicio, las palabras, los gritos, el deseo y la pasión que vivió a lado de el, vio su brazo rodearle y movió suavemente su cuerpo comprobando que aunque estaba descansado la molestia en su entrada era real, se giro sobre su cuerpo encontrándose con el rostro del hombre más apuesto que había conocido.

Cuan apuesto era, sus generosos labios, sus negras pestañas abundantes, sus lacios cabellos castaños y su fino rostro tan varonil, su grueso cuello y su fuerte cuerpo, era impresionante, su ego estaba tan alto al sentir y ser conocedor que era capaz de seducir a un poderoso adonis como él, quien diría que eso era lo que escondía el idiota de Miguel después de todo, pero a pesar de todo era el hombre más viril y apasionado que había conocido.

Acaricio dulcemente su rostro y apego su cuerpo hacia él, era tan cálido estar entre sus brazos, amaba esa sensación, los simples movimientos despertaron a Miguel encontrándose con lo más bello que había conocido en toda su vida, tomo su cuello atrayendo su rostro juntando sus labios en un suave beso.

Miguel:-Hola-.

Gabriel:-Hola, Miguel ¿Qué ocurrirá ahora, entre nosotros?, ¿acaso he perdido tu respeto después de tener relaciones-.

Miguel:-Te dije que tu y yo hicimos el amor, no tuvimos relaciones, no tuvimos sexo, y no es una orgia, hicimos el amor-.

Gabriel:-Eso ya lo aclaraste, pero, ¿he perdido tu respeto?-.

Miguel:-Hay dos personalidades tuyas que conozco, la de siempre y la que conocí en estos días, pero eso no significa que llegue a pensar mal de mí, como tu tampoco debes pensar mal de ti, esto queda entre nosotros, y nada más, fuera de aquí todo será como tu decidas-.

Gabriel:-No  quiero arruinar tu relación con Anastasia, todo debe ser como antes-.

Miguel:-Entonces así será-.

Sus suaves palabras se vieron interrumpidas por el delicado abrazo de Gabriel, con ambos brazos lo apego a su cuerpo y deposito un suave beso sobre sus labios, cuanto lo quería y cuanto lo había amado, pero tan dañino había sido el trauma del lavado de cerebro que habían  generado el consejo Arguruss , pero a pesar de todo el sucio e impuro deseo que había desaparecido totalmente de él lo volvía a hacer el dulce chico que era.

Miguel:-¿Te he lastimado?-.

No podía creer que realmente aun estuviese preocupado, durante todo el acto esa pregunta seguía saliendo de su boca con esa expresión de preocupación decorando su rostro, debía de aceptarlo, aun tenía un poco de molestia en sus caderas, pero no le daría tanta importancia.

Gabriel:-Solo molesta un poco, no te preocupes-.

Miguel:-Lo lamento(Acaricia sus cabellos mientras reparte besos por su frente)no pensé que esto llegara a este punto-.

Gabriel:-Todo estará bien, no te preocupes-.

Miguel:-Espera aquí-.

Lo vio levantarse de un momento a otro aun con su cuerpo desnudo, era monumental, pero a pesar de todo su cuerpo ya no reaccionaba como hacia unas horas con solo mirar ese formado cuerpo, pero no se atrevía a negar que aun se le resultaba atractivo, cuando se dio cuenta la humedad que llenaba su entrada lo alerto, Miguel vaciaba lentamente y con cuidado el contenido de la pequeña botella que tenía entre sus manos en su interior, a pesar de lo frio que estaba la molestia que tenia anteriormente iba disminuyendo de manera favorable.

El suave masaje en su entrada lo tranquilizo mientras se acostaba boca abajo y le permitía a Miguel continuar con su trabajo, cruzo sus brazos usándolos de almohada y mantenía sus caderas levemente levantadas mientras mantenía la cabeza hacia la derecha viendo el viejo cuando donde estaba retratada su familia.

Miguel:-Con esto estarás mejor mientras  tu cuerpo de adapta al medicamento, lo siento-.

Gabriel:-No tienes que disculparte, fue algo que decidimos los dos y estas son las consecuencias de ello-.

Miguel:-Gabriel, después de esto planeas enfrentar a Ernerliam ¿porque lo hiciste?, ¿realmente piensas que no sobrevivirás?-.

Gabriel:-Tenia que arreglar las cosas contigo antes de enfrentarla, la verdad dudo mucho lograr salir con vida, lo más probable es que muera en el intento, aun estoy un poco exhausto de mi enfrentamiento contra Zarlet, así que no creo que logre salir vivo de ahí-.

Miguel:-No permitiré que mueras…lo que dije hace unas horas era cierto-.

Gabriel:-¿A qué te refieres?-.

No supo en qué momento Miguel se poso sobre él y atacaba su boca en un hambriento beso, solo sabía que ese beso era exquisito, abrazándolo contra su cuerpo apresando sus muñecas junto a su cuerpo y devorando sus labios de manera apasionada, tenía que ser sincero consigo mismo, los besos que Miguel le daba de esa manera y con esas morbosas intenciones de reclamarlo como suyo le encantaban.

Miguel:-No dejare que nadie más te toque, tú me perteneces, ¿haz entendido?, tu eres mío y solo mío-.

Gabriel:-Para que reclamar algo como tuyo si nunca más vas a usarlo-.

Miguel:-Porque me perteneces, tu cuerpo, tus labios, tu piel, tu cuello, todo tu me pertenece, solo yo puedo hacer contigo lo que te he hecho en esta cama, nunca dejes que nadie más te toque, puedo aceptar que esto terminara aquí, puedo hasta aceptar que te cases con una mujer, pero no un hombre porque el único hombre en tu vida debo ser yo-.

Se quedo sin palabras ante la sinceridad de Miguel, pensó francamente que esto solo era un simple encuentro pasional, un desliz para ese hombre, pero al parecer no era así, esta sería la despedida de lo que una vez pudieron llegar a ser, el último beso, la ultima caricia y el ultimo roce de sus cuerpos.

El humo de cigarrillo que era expulsado por sus labios decoraba el cielo de la madrugada, el suave movimiento de sus cabellos por el frio viento del oeste, sus pensamientos aun pasaban por su cabeza como las olas del mar, violenta y ferozmente, había hecho lo que más había evitado y a pesar de todo no se arrepentía, sería un recuerdo que nunca saldría de su conciencia eso era algo imposible.

-Miguel-.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al oír su voz, postrado en el marco de la puerta tan solo vestido con esas blancas medias y la camiseta amplia a pesar de todo aun se le hacía ver eróticamente atractivo.

Lentamente se acerco a donde se encontraba recargando su delgada espalda a su lado mientras miraban el horizonte.

Gabriel:-He de suponer que partirás pronto-.

Miguel:-Solo te estaba esperando para partir-.

Gabriel:-¿Entonces he de creer que iras por Anastasia?-.

Miguel:-No puedo dejar que tu honor sea manchado por lo que paso aquí, todo será tal cual deseas, como si esto nunca hubiera pasado-.

Gabriel:-Gracias-.

Miguel:-No tienes que agradecer, después de todo esto es mi culpa, será mejor que parta ahora, dentro de unas horas amanecerá, deberías arroparte podrías enfermar-.

Lo abrazo a su cuerpo una última vez y deposito un suave beso sobre su frente en una muestra de adiós y cariño verdadero, todo quedaría ahí plasmado en una gran entrega de sentimientos y pasión que envolvería su firme pasado, lo supo claramente cuando lo vio desaparecer de su campo visual.

Llego a la cama donde todo volvió y se recostó suavemente en ella mientras se abrazaba a sí mismo y esperaba que el aroma a vainilla de Miguel se impregnara n su piel, a pesar de todo lo ocurrido la profunda herida que se había formado en su alma crecía y dolía cada vez más, se sentía vacio totalmente, como si sus emociones solo se volviesen recuerdos vividos y su alma saliera de su cuerpo quedando, seco, frio y sin vida alguna.

Despertó después de recordar esa sensación de soledad y decepción, hacia exactamente un eñilu que eso había ocurrido y después había ido a enfrentar a Ernerliam y aun así esas sensaciones aun no lo abandonaban, toda su juventud había estado llena de errores pero eso fue lo mejor que había hecho y aun así era lo que más le dolía profundamente, Miguel le había roto el corazón silenciosamente al hacerlo suyo y después fingir que nada había ocurrido, cuanto dolía enamorarse de quien nunca se alejaría de él.


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