APRENDIENDO QUE ES EL AMOR
Amor… ¿Qué era en realidad el amor? era algo que en realidad no comprendía un chico que 16 años de familia acomodada que vivía en Japón, Gabriel Taylor era un hermoso joven de cabellos tan rubios y brillantes como el sol, ojos tan azules como el cielo y piel tan blanca como la cerámica que descansaba tranquilamente con la piyama aun puesta acostado mientras se perdía en sus pensamientos sus pensamientos.
Desde el día anterior se había hecho la misma pregunta, era cierto amaba mucho a su padre, Johannes Taylor un ahora gran empresario que había luchado por salir adelante después de la pérdida de su esposa cuando nació su segundo hijo, a pesar de su dolor había cuidado de él y su pequeño hermanito recién nacido en ese entonces, estaba realmente orgulloso de su padre.
También amaba a su pequeño hermanito de apenas cuatro años, William Taylor era un lindo niño bastante tierno y una de las razones por las cuales le encantaba llegar temprano de la escuela, el pequeño era tan unido a el que básicamente no podía despertar sin oír las risas de su hermanito que ya se encontraba sobre el gritando que se levante a jugar con él, pero el pensar en su hermanito le devolvía al tema anterior, y pensar que su pequeño hermanito había provocado todo eso.
Había regresado del instituto caminando como todos los días a lado de su mejor amigo y vecino Miguel Argento, hijo de un italiano que había llegado a Japón hace veinte años, un atractivo chico de cabellos claros y ojos dorados, un reverendo idiota para algunos debido a su tenue inocencia, un joven popular con la chicas y un gran chico para sus amigos, el formaba parte del último grupo, curiosamente por culpa del castaño, su relación era extraña, siempre terminaba cediendo a las locuras de Miguel y el hecho de presentarle a su hermanito y dejar que se hiciera amigo del pequeño fue una de ella, porque Miguel amaba a los niños.
Ese día les habían dejado un trabajo en parejas pero también debía cuidar del pequeño Will por lo cual lo harían en la casa de Gabriel mientras cuidaba a Will, el cual al oír la voz de su hermano que discutía sobre una tal Mei con Miguel corrió hacia la puerta oyendo la conversación de ambos jóvenes.
-Te digo que es cierto Mei está loca puedes creer que me pregunto si me hacías cosas indecentes-dijo Gabriel con mal humor en su tono de voz.
-Vamos, vamos, ya conoces como es Mei ella es un fujoshi en potencia que esperabas que preguntara, aparte no somos los único a lo que acosa con ese tema-dijo Miguel riendo entre frases, la verdad la actitud de Gabriel le divertía-.
-Onni-chan ¿Qué son cosas indecentes?-.
Ambos chicos dieron un sobresalto al oír al pequeño detrás de ellos, volteando de manera robótica al ver al niño que con dulce inocencia veía al rubio esperando su respuesta, el furioso sonrojo apareció en ambos jóvenes, si hubieran sabido que estaba ahí no hubieran hablado de nada, el que despertó más rápido del shock fue Miguel y para ahorrarle la mayor vergüenza decidió aclarar las cosas sin que el niño realmente sepa de qué hablan, en pocas palabras endulzarle el oído con pequeñas mentiritas.
-Will-chan esas son cosas que solo hacen las parejas, son cariñitos-respondió al niño con un tono dulce y amable dejando a Gabriel con la mandíbula desencajada.
-Miguel-onii-chan, ¿eso lo puedo hacer yo?-.
-No aun eres muy pequeño, aparte eso solo es de adultos ok-.
-Entonces solo las parejas los hacen-.
-Así es, esos cariñitos solo lo hacen las personas que se aman.
-¿Entonces ustedes se aman?, eso me gustaría porque las personas que se aman se casan yo sería muy feliz si te casa con onii-chan porque así tu serias mi hermano de verdad-.
El niño los sorprendió de sobremanera creciendo de manera más intensa el sonrojo en ambos como nunca había ocurrido, frunció ligeramente el ceño sintiendo la vergüenza suavemente calentando su rostro, ¿Cómo su hermanito podía ser tan inocente?, es cierto Mei Sakurai, una chica local que era amiga de ellos siempre los molestaba con sus ideas que ante su mente aunque no lo viera estúpidamente asqueroso ni nada por el estilo simplemente no le agradaba que ella lo viera así.
La chica de cabello azabache y ojos ónix los había molestado desde la primaria cuando accidentalmente en la clase de deportes el castaño había caído encima de él y un simple roce de labios se había vuelto una revolución en toda la escuela, si era cierto su primer beso se había perdido después de eso y su suplicio había iniciado, a diferencia de el Miguel era más paciente, y eso era algo que siempre le había ayudado de mucho, Miguel era una persona importante para él, pero después de la pregunta y la gran afirmación de su pequeño hermano la tarde había sido un poco incomoda, llena de un silencio demasiado pesado.
Aún estaba pensando cómo se disculparía ese día con Miguel por la imprudencia de su hermanito, ayer lo noto un poco incómodo y tal vez molesto, pero a pesar de eso aún no entendía por qué después de eso no durmió tan solo pensando en que era ese sentimiento que todos llamaban …amor.
Continuara.