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Preescolar por mishula

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Notas del fanfic:

HOLA!! no se que diablos hago haciendo esto, amo el Sasunaru pero ¡diablos! se me ocurrio mientras iba caminando por la calle y vi unos niños y yo asi de "awwww ¡ItaNaru!"

bien, supongo que eso es todo 

 

Notas del capitulo:

okey... no se que escribir en este lugar, ah ¡ya se!

Disclaimers: Naruto y todo su mundo (que acabo en el cap 699 el 700 no existe) pertenecen a Masahsi Kishimoto y todo el oregano que fuma.

 

(Editado: he decidido quitar la palabra "sensei" y reemplazarla por "profesor" o "profe" segun sea el caso, si notan algun tipo de error por favor informarme ;) excepto mi existencia, ya se que es un error)

Preescolar. Primera lección

 

¿Cómo diablos termine aquí? Con una pierna rota, en el hospital con mr. Sangrón en frente mío, todo lleno de barro y definitivamente desmotivado. ¿Cómo fue que un día maravilloso se había convertido en esto?

Lunes 5:45 am

Abrí mis ojos contento, era el primer día de mi vida – de mi nueva vida – había decidido mudarme desde la ciudad, donde era el rey de mi casa, a un pueblo en medio de la nada. Se preguntaran porque un niño rico “hijo de papi y mami” como yo decidió hacer eso, todo comenzó cuando a mi padre se le ocurrió la brillante idea de ponerme un ultimátum:

o te casas con Sakura o te desheredo”

Ese delicioso plato de chantaje fue aderezado con la decisión estúpida de mi novio de dejarme para sentar cabeza porque conmigo jamás lo haría – o eso dijo el muy malnacido – aunque le entiendo, el tipo era bastante mayor que yo y bueno, a los ancianos les gusta hacer cosas de ancianos, ya  no andaría de fiesta en fiesta y hotel en hotel conmigo, él prefirió quedarse jugando Bingo. Entonces, en vez de echarme a la pena decidí mandar a mi papá a freír espárragos y tome todo el dinero que pude y  así vine a parar aquí , a este pequeño pueblo en medio de la nada llamado Konoha, todo por tomar el primer autobús de la  terminal. Ahora estaba levantándome en una habitación recién arrendada, casi sin muebles, con mis maletas aun sin desempacar por completo. Suspiré, había logrado conseguir empleo en la escuelita como maestro – porque sí, yo estudie para eso – había recién salido de la universidad así que ese empleo me sentaba de maravilla; sonreí frente al espejo, un rubio sensual me devolvió la sonrisa y entré a la regadera.

7:00 am

Estaba en frente de aquella escuela, no era tan pequeña como pensaba, al parecer, niños de diferentes aldeas cercanas, pueblos e incluso de granjas, asistían ahí, sonreí satisfecho, ese lugar estaba lleno de sorpresas, me acerqué y habían varios adolescentes mirando más de la cuenta, entre ellos vi al típico “galán de vereda” ese estúpido crio no tenía más de 16 años y me sonreía como si, con eso fuese a arrojarme a sus brazos y abrirle las piernas, me miraba de arriba a abajo y se  relamía los labios.

-          Estúpido – susurré y me acerqué a la portería – disculpe ¿la señora Tsunade Senju?

-          Los estudiantes tienen que usar uniforme, vuelve a tu casa, no entrarás.

¿Estudiante? Me carcajeé en la cara de ese tipo ¿Qué yo era un estudiante? No podía parar de reír y al parecer al sujeto en frente de mí se le notaba un pequeña vena en la frente, conclusión: este estúpido es el “patea traseros” del pueblo. Me limpié una pequeña lágrima en mi ojo y le sonreí.

-          Gracias por el cumplido, pero yo no soy estudiante, soy Naruto Uzumaki, el chico que contrataron ayer para preescolar.

El rostro del sujeto se tornó rojo – tal vez por la vergüenza, tal vez por saberse desafiado -  los chicos que estaban en la periferia reían a carcajadas  y se palmeaban el estómago,  el hombre me miró como si quisiera matarme y me dejó entrar solo hasta la recepción, donde me esperaba una mujer de cabello negro que ya había visto el día anterior en la entrevista de trabajo. Se me acercó sonriente y traté con todas mis fuerzas de recordar su nombre, cosa que no sucedió, estaba en blanco así que solo le devolví la sonrisa.

-          ¿eres Naruto verdad?

-          Err. Sí, Soy yo.

-          Ven conmigo.

Caminamos por los corredores del amplio establecimiento, era un colegio – no una escuela – lo suficientemente grande como  para albergar a niños desde el grado 0 hasta 3º de preparatoria, lo cual me parecía muy interesante, los chicos convivían con los más pequeños sin formar alboroto.

-          Vienes de la ciudad  ¿verdad?

-          Si, de Tokio.

-          ¡Ha! Tu ropa te delata.

Paré en seco, ¿qué?  Lo razone un minuto y le di la razón: aquí nadie usaría “Armani” o ropa casual de “forever 21” O “Mango” así que solo le asentí, ella sonrió y siguió con el tour por el colegio, vi entonces que estaba bien equipado.

-          La comunidad apoya mucho esta institución,  nos da un fondo cada año adicional al costo de mantenimiento que nos da el gobierno y es por eso que podemos estar tan bien, en todos los sentidos. – al parecer ella había intuido mi duda con respecto a la institución, yo solo le sonreí, se estaba volviendo habitual responder de esa manera – por cierto, revisamos tu hoja de vida y parece impresionante que tengas tan buenos estudios a tan corta edad, además saliste de una buena universidad, así que  dime:       ¿porque un chico de ciudad vendría aquí?

La pregunta me dejo frio y estático, no deseaba contarle mi vida como “el señor fiestas” o contarle de cómo mi novio 10 años mayor que yo había decidido dejarme porque era inestable, tampoco sobre mi compromiso. Ella intuyó que estaba pisando terreno peligroso así que solo me dijo que no era necesario que contara si no lo deseaba pero, cuando estuviera listo no dudara en acercarme. Ahí noté que era consejera escolar y era por eso que se comportaba tan condescendientemente, sonreí por lo bajo y continúe detrás de ella.

-          Bien, aquí quedan las sala – cunas  ; aquí , el pre jardín , ya sabes, los niños menores de 3 años y finalmente, este es tu salón, todos son muy amables y lindos, la directora Tsunade vendrá a verte el día de hoy en cualquier momento para ver que estás haciendo.

Asentí y entramos al salón: era un destello de colores y formas, con los números y las letras en todos lados, dibujos y caricaturas y… niños, por supuesto, todos corriendo erráticamente y hablando entre ellos, jugando con sus juguetes y muñecos. Sudé frio y pensé que moriría ahí mismo, al parecer todos los niños estaban llenos de energía. Lo siguiente que sucedía tal vez fue la cosa más maravillosa que había visto jamás: la mujer a mi lado entró al aula sin hacer un solo ruido, sólo bastó que uno de esos demonios la viera para que corriera la voz y todos – en menos de un segundo – ya estaban sentados, organizados y con sus manitas sobre las mesas.

-          Cool-  dije y entré.

-          Bien niños, él es el señor Uzumaki, va a ser su nuevo maestro durante este año, pórtense bien ¿de acuerdo?

Los niños respondieron cantando – como lo hacen todos los niños – ese “si, consejera Shizune” me hizo sentir más seguro, por varias razones: una, ya sabía el nombre de esa mujer, planteaba muy firmemente no olvidarlo; dos, era disciplinados y amables; tres, acababa de convencerme que si amaba a los niños. Les di “mi sonrisa de un millón de yen” y ellos sonrieron también, eran 15 niños, todos bien ordenados, con sus cabellos y ropas limpios y organizados. Un pequeño punzón de enternecimiento cruzo mi pecho y sonreí feliz.

-          Buenos días niños

De nuevo ese canto adorable “buenos días señor Uzumaki”

-          Solo díganme Naruto, el día de hoy haremos algo genial ¿de acuerdo?

Hice eso que nunca hice cuando niño, había un pequeño jardín afuera,  un jardín solo para mi salón – eso pensé y me hizo sonreír – les hice formar una pequeña fila y salimos, nos sentamos en el jardín y pude ver una expectativa en sus caritas, todas regordetas y con ojos brillantes y centelleantes.

-          Okey, primero vamos a conocernos, Mi nombre es Naruto, vengo de Tokio, tengo 23 años, nació el 10 de octubre, mi comida favorita es el rameen, no me gustan los vegetales – cuando dije eso los niños sonrieron punto para mí – me gusta escuchar música y mis padres viven en Tokio; bien, es su turno.

Cada uno de ellos se levantaban de su puesto, limpiaban sus ropitas y hablaban a media lengua, sus nombres, edades – que estaban entre los 4 y 6 años – cumpleaños, gustos, disgustos, lugares de origen; cada palabra que decían me hundían más en la ternura y me hacían ensanchar aún más mi sonrisa, al fin la niña a mi lado se levantó, era una niña muy bonita, con un cabello largo, negro y liso que le llegaba un poco más debajo de su cinturita, tenía ropa muy bonita y obviamente muy cara – pude notarlo estando a su lado, era ropa de marca -  su piel era inusualmente blanca, aquí todos los niños tenían sus pieles algo morenas por el sol y sus mejillas rojas por estar jugando hasta tan tarde y se quemaban con el viento y el frio; ella no, era pálida y de ojos oscuros, tenía un semblante algo estoico que me produjo mucha curiosidad.

-          Soy Yuuki Uchiha, tengo 5 años, vengo de Inglaterra, nací el 12 de marzo, no me gustan muchas cosas pero tampoco prefiero algo en particular.

Y se sentó, esa niña tenía una coraza dura y horrible, era pequeña pero no daba señales de sonreír, igualmente ella me estaba mirando, quien sabe en qué pensaba la niña, solo o si solo me mantenía la mirada para intimidarme… no, los niños no hacen eso ¿o sí? Venia de Inglaterra, ¿Qué hace alguien que viene de Inglaterra en un pueblo como este? La pequeña Yuuki me despertaba tanta curiosidad que no pude concentrarme el resto de la mañana.

Cuando los niños fueron a almorzar me quede en el salón esperando… se me había ido el apetito de repente, me senté en el jardín dando lela vista a la reja, no noté cuando se me acercaban por detrás.

-          Hola, hermosura – una voz seseante y una mano en mi cuello.

-          ¿Qué quieres idiota?

Traté de liberarme con todas mis fuerzas, entonces alcancé a ver a mi atacante “Mr. galán de vereda” estaba ahí, bufé y maldecía mi suerte, todo iba muy bien, entonces ¿por qué? le di un codazo y me soltó, traté de correr pero me halo de una pierna y caí, se posiciono encima mío.

-          Vi, que me deseas tanto como yo.

Freno. ¿Esto está pasando en serio? Eso es lo que conozco como exceso de confianza, era un estúpido, sonreí de lado tratando de distraerlo, me apretaba fuertemente contra el pasto y sentía como su libido crecía

Nada como un adolescente loco en la mañana.

Respiré profundo, no podía permitir que me pasara algo así en mi primer día… y en cualquier otro, levante mi rodilla y le di donde más le duele , me abofeteo y empezamos a luchar, mi bella ropa de marca y muy costosa estaba empezando a embarrarse, le di un golpe en la mejilla y Salí corriendo lo más rápido que pude, quería ir a la oficina de Shizune que quedaba en el 3º piso, deseaba contar lo que me había ocurrido, tenía marcas de uñas en los brazos, los dedos de ese desgraciado tatuados en rojo sobre mis muñecas y demás evidencias de que realmente era yo la víctima. Llegué a la oficina y vi un letrerito en rosa que me bajó todo.

“vuelvo lueguito :) ”

Tenía que buscar a alguien mientras todavía tenía la cara de ese malnacido en la memoria, baje las escaleras a toda velocidad, en mitad del segundo piso caí. No caí normalmente, no señores, creo que caí como un costal de papas porque sentí como la estructura temblaba y mis miembros se golpeaban contra el hormigón y los filos metalizados, escuche un crack y grité de dolor. Vi a una mujer caminando hacia mí antes de perder el conocimiento, mi cabeza también dolía bastante.

-          Hay gente idiota en este mundo, estoy demasiado ocupado y este olvida como bajar escaleras.

¿Quién es ese imbécil que me está diciendo retrasado mental? Abrí mis ojos y vi una versión de Dios griego que jamás imaginé: ese semblante, esa cara angulosa y perfecta – solo con unas muy pronunciadas ojeras – tenía el ceño fruncido y la mandíbula tensa, estaba enojado, era bello pero no me agradaba nada ver esa cara que tenía.

-          Bien, ya que nuestro “bello durmiente” decidió despertar, va a decirnos ¿Qué diablos le paso?

Alzo la cabeza con autosuficiencia y lo odié, no importa si es el hombre más bello sobre este maldito planeta, nadie trata a Naruto Uzumaki de esa manera y vive para contarlo.

-          ¿Qué no eres medico?  Deberías saber que pasó, cuanta negligencia.

Alzo la ceja irritado,  dios Uzumaki: 1.-  Patán hermoso: 0.

-          Bien “princesita” tienes un trauma craneoencefálico menor, fractura en la tibia y fisura en el fémur, ambos en el lado derecho porque tal vez, necesitas lecciones para caminar.

-          ¡¿eres imbécil o qué?! ¡Es obvio que algo grave me  sucedió!

-          Mira, en la sala de al lado hay un chico que lo atropelló el tranvía, ahora, yo tengo que estar escuchando tus quejas en vez de ayudar, no me hagas esto más difícil porque te partiré la otra pierna.

-          ¡entonces lárgate y que se me infecte la pierna! Medico de pacotilla.

Iba a decirme algo cuando entró Tsunade a la habitación, lucia enojada, pero yo sabía que no era conmigo, miró a ese estúpido y vi que él tenía el cabello algo largo y su cuerpo estaba de infarto

-          Lástima el carácter – susurré viendo como le quedaba de bien la bata de médico.

-          Hola, Naruto, me vas a decir parte por parte que diablos te sucedió.

Y ahí estaba yo preguntándome ¿en qué momento mi día se había vuelto una mierda? El estúpido pelinegro me miraba  como si fuera una hormiga, luego algo le pitó en el cinturón y salió corriendo, solo disculpándose con Tsunade… sí, yo estaba pintado en la pared. Le conté todo a Tsunade tal y como había pasado, ella solo asentía con la cabeza y sonreía.

-          Eres honesto, no era necesario que me dijeras, hay cámaras de seguridad en todos los salones, lo que no entiendo es  ¿Por qué caíste?

-          Por imbécil – y ella rió.

Tenía tantas cosas en mi cabeza. Preguntas y sucesos revueltos y un horrible dolor de cabeza.

*****************Continuará ... algún día******************

Notas finales:

bien, eso es todo... besos de conejo


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