Daniel un chico normal de 17 años , delgado de músculos poco marcados, cabello castaño, ojos café , labios rosados y finos, con tez clara, una mirada dulce e inocente . Se encontraba en esos momentos frente a lo que sería su nueva casa.
DANI-
- Okey Dani, debes ser fuerte y comportarte como un hombre- se dijo a si mismo aunque sabía que sería imposible con lo asustado que se encontraba en estos momentos.
Cuando se encontraba a solo pasos de la puerta, ésta se abrió de repente, dejando ver a una hermosa joven de cabellos largos y castaños, de facciones muy finas y mirada encantadora. La joven apenas vio a Dani, corrió para abrazarlo con tal rapidez y fuerza que casi le hace perder el equilibrio.
Separándose un poco de la joven para poder tomar aire, dedicándole una dulce sonrisa y una acaricia la cabeza le dice en tono maternal – yo también te he extrañado mucho Ange.
-Vamos Dani, entremos- le respondió con una gran sonrisa en su rostro.
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Dani conocía a Ángela desde que tenían cinco años, puesto que habían sido vecinos he ido al mismo jardín y colegio. Se habían criado juntos prácticamente ya que sus madres se habían vuelto muy cercanas también. Conocían todo acerca del otro, desde temores hasta sus gustos, cada uno era el confidente del otro. Pero fueron separados a las quince por culpa del trabajo de los padres de Ángela, llevándola a otra ciudad y otra escuela.
Al enterarse la chica, sobre la situación en la que se hallaba Dani no dudo en llamarlo y ofrecerle un lugar en su hogar, recordando toda su niñez y parte de su adolescencia junto a su gran amigo.
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Al entrar en la casa se sorprendió por su gran tamaño y belleza, pensó que era algo exagerado para tres personas pero se mordía la lengua para no decir nada, ya que sabía que su amiga vivía bien y seria de muy mala educación.
Miro a la chica que lo observaba con cariño y ambos rieron.
-Ya deja de mirarme que empiezas a asustarme- dijo Dani entre risas.
-Jajajaja es que me alegra mucho el que estés acá – le dijo con una mueca- ven – haciendo una seña en dirección a la escalera- vamos a tu nueva habitación.
Subieron riendo y dándose uno que otro empujoncito, hasta llegar al siguiente piso. Al llegar se encontró con un gran pasillo en el que se encontraban cinco puertas.
-Bueno este es nuestro piso- lo condujo hasta llegar a la segunda puerta, para luego abrirla- ¿Te gusta?- dijo Ángela.
Dani se metió en aquella habitación destinada para él -Si es maravilloso- respondió abrazándola.
-Me alegra tanto-dijo con cara de alivio- eso significa que no estoy tan oxidad en tus gustos-le soltó riendo- además también recibí algo de ayuda de los chicos- termino guiñándole un ojo.
En ese mismo momento a Dani le cambio la cara de tantos colores que llego a preocupar mucho a amiga.
Él sabia que tendría que vivir también con el novio de su amiga, pero nadie le había dicho que habría más gente, el era un joven muy tímido y Ángela lo sabía perfectamente.
-Como que los chicos- soltó en tono hiperventilado casi en un grito- solo me dijiste que sería tu novio.
-Dani cálmate-le dijo tomándolo por los hombros- es solo un chico, solo uno- le explico a Dani- no te lo dije antes porque sabía que reaccionarias así, además casi nunca esta acá, por lo que no hay nada que deba preocuparte.
Pero las palabras de Ange no lo calmaban mucho, porque no sabía cómo reaccionaría el chico ante él por su orientación sexual. Ya que si, Dani era gay y no quería pelear con nadie respecto a eso, quería estar tranquilo en su nuevo hogar.
-Antes que digas algo sobre eso, a él no le importa, de hecho creo que es bisexual- Ángela iba a seguir pero fue interrumpida por el sonido de un auto- cálmate- le advirtió- solo respira y todo pasara.
Prefirió confiar en su amiga y seguirla escalera abajo para recibir a los recién llegados.
Al abrirse la puerta dos jóvenes entraron, el primero de unos dieciocho años, que dedujo, era el novio de su amiga por su acaramelado saludo. Y el segundo de unos veinte años, alto, moreno, pelo negro, ojos café y unos labios grandes que lo volvieron loco al instante.