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¡Quiero, pero no puedo! No acepto estos sentimientos por Willi Rotten Apple

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Notas del fanfic:

Hola, Soy Willi.

Este es mi primer fanfic.

Es solo un experimento, ya que si no les gusta como escribo o la trama, practicaré más, pero si les gusta, aunque sea a la minoría, entonces seguiré.

Trataré de actualisar, minimo día por medio y maximo cada tres o cuatro días.

Espero que lo lean.

 

Los personajes qui nombrados, no son de mi propiedad. Son propiedad de su creador Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

Solo espero que disfruten de mi trabajo.

Naruto`s POV.

Mientras el sol matutino atravesaba con delicadeza por la ventana de mi pieza, diluyéndose en mi cortina y los que eran mas fuertes llegaban a mis ojos y despertándome definitivamente, al ver por mis finas ventanas el sol en el cielo, presentí iba a se de esos días maravillosos en los que todo parecería salir bien.

 

Me levanté con mucho ánimo, ya me había acostumbrado a levantarme temprano, me vestí, ya que acostumbraba a dormir desnudo en verano, y bueno, no era verano, pero en la noche hizo mucho calor, o yo sentí mucho calor. Al momento en que terminé de vestirme fui a lavarme la cara, las manos y los dientes, me preparé para ir a trabajar, no soy mayor de edad, pero trabajo los jueves, viernes y sábados. Los jueves y viernes después del colegio y el sábado en la mañana.

 

Bajé las escaleras directo a la cocina, ahí estaba mi papá, solo vivo con él, mi madre murió al darme a luz. Según mi padre mi cara es como la de mi mamá, pero salí con el pelo rubio como el de él. Según yo atraigo mucho a las chicas gracias a la cara de mi madre y el cabello y los ojos de mi padre, aunque me hubiera gustado salir pelirrojo como mamá.

 

Me esperaba con el desayuno hecho,  puesto en la mesa, nos sentamos a comer, y como siempre, papá me trataba de persuadir para que no fuera a trabajar, no le gustaba el hecho de que trabajara, según él, era muy joven, pero, por favor, tengo 15 años. Logré convencerlo para que firmara el permiso que pedía la tienda que decía que estaba autorizado para trabajar por mi edad, con la escusa de que me ayudaría a ser responsable de gastar mi dinero en cosas realmente necesarias, al principio dije que era para ayudar en las casa, pero mi padre dijo que ese era el trabajo de un padre, además de que con su sueldo alcanzaba, no le pagaban nada mal en su trabajo, era aprendiz de un muy famoso empresario y abogado, el señor Fugaku Uchiha siempre le hacía regalos, me parece que fueron amigos de infancia y vivieron juntos la mitad de la universidad, después de eso mi papa se fue a vivir con mamá, pero siguieron estando en contacto.

 

-Buenos días, papá- dije con entusiasmo.

-Buenos días Naru-

-¿Cómo dormiste?-

-Muy bien, pero hizo mucho calor-

-Si, casi dormí destapado-

-Cuidado, que te puedes resfriar-

-Lo se, ¿Qué hora es?-

-Déjame ver- dijo sacando su celular- las 9:45-

-Rayos, voy a llegar tarde-

-Sabes que eres de libre elección con ir o no- esa me la esperaba, siempre es lo mismo todos los sábados.

-Lo tendré en mente-

-Que te valla bien- dijo en forma de despido.

-Gracias, a ti igual, mándale saludos al señor Fugaku-

 

Después de despedirme busque mi banano para las propinas en el restaurante, mi trabajo era de garzón y en algunas ocasiones la gente dejaba propinas que servían como paga aparte del sueldo obligatorio.

 

Tome el colectivo a la vuelta de mi casa y le di el dinero con la dirección del restaurante “El sapo gourmet”. Me dejó justo en el frente, me bajé y entré al restaurante y fui al vestidor a ponerme el uniforme que consistía en una camisa bastante delgada, por lo tanto algo transparente y por eso usaba una polera blanca debajo de la camisa, en la parte de abajo era un short mas corto de lo habitual. A veces pensaba que mi jefe, el señor Jiraiya, era un pervertido ya que a las chicas les pedía usar la misma camisa y una minifalda, aunque la mayoría se ponía un short debajo de la falda porque habían sufrido algunos “accidentes” con la clientela, en fin, fue el único que me contrató, por eso trabajo aquí.

 

Salí del vestidor y fui a la cocina caminando alegre, casi danzando, abrí la  puerta con un estrepitoso estruendo que esperaba fuera correspondido con barios saludos y abrazos, pero lo que recibí a cambio fueron miradas asesinas, caras gachas y reprimendas.

 

-¿Qué esta pasando aquí?- pregunte exaltado por aquel silencio sepulcral. Nadie respondió.

Después de un par de minutos Gaara, otro garzón me miró y dijo:

 

-El restaurante fue robado a noche-

-Perdimos mucho dinero- le siguió Sakura, una garzona.

-Creemos que van a hacer recortes- continuó Kiba otro garzón.

-¿Recortes en el sueldo?- pregunté esperanzado de que la respuesta no fuera otra.

-En el personal, van a despedir a alguno de nosotros- contestó fríamente Shikamaru, otro de los garzones. Temía que dijera eso.

-Tendremos que hacer meritos- dijo con timidez Hinata, la ultima garzona.

-Hay no, el otro día me pelee con el jefe- dijo Choji, uno de los chefs.

-No se preocupen, confíen en si mismos- Comentó el Kiba.

-Aunque todos pensemos positivo no significa que todos nos quedemos, si o si alguien saldrá despedido- le contradijo Lee, uno de los chefs, y el mas antiguo trabajador.

 

Todos nos quedamos callados, los otros dos chefs: Sai y Shino, estaban como siempre, callados e inexpresivos.

 

De pronto sonó la alarma que indicaba que el local tendría que abrir, y para no permanecer mas tiempo ahí, fui yo a poner el letrero de abierto, normalmente abríamos las puertas, pero a pesar del calor que hizo anoche, en la mañana comenzó a hacer frío.

 

Llegó el señor Jiraiya, pasó pálido hacia su oficina, me dio un escalofríos, luego salió, se me formo un nudo en la garganta y comenzó a palpitar muy fuerte mi corazón, siempre me pasa cuando me pongo nervioso, pero me alivie cuando llamó a Sakura para pedir su habitual café y puso algo en el diario mural, creo que a la pobre pelirosa le pasó lo mismo que a mi. Corrí hacia el diario mural y puso un aviso de que nos teníamos que quedar después del trabajo, entonces avisé a mis colegas.

 

No llegaron clientes hasta eso de las 13:30, horario en que la mayor parte de la gente de la ciudad almuerza, a medida que iban llegando todos nos poníamos alerta, nos tratamos de portar lo mejor posible, a pesar de las constantes miradas que recibía hacia mis piernas o a mi retaguardia, eso me molestaba tanto, por que no solo eran mujeres, ¡también varones!  La mayoría a decir verdad, me clavaban miradas de celos, de lujuria, me molestaba, pero me aguantaba, ya que no quería perder el empleo, a mis otras dos compañeras les pasaba lo mismo que a mi, y a Gaara y  a Kiba también, excepto a Shicamaru, él daba miedo.

 

Las horas iban pasando y con ellas la gente, me sabia los horarios de memoria: en la mañana venían los viajeros, en la tarde la familias y en la noche venían parejas, muy mala idea lo de las parejas ya que muchas miradas se desviaban con el pasar de mis compañeros, en especial con la mía y la de Hinata, creo que ese era un punto a favor de nosotros, ya que atraíamos a mucha clientela, entonces a las tres y media me tocó almuerzo, claro almorcé en el trabajo.

 

Al final dieron las cinco y se suponía que me tenía que ir, pero teníamos reunión a las 20:00, cuando cerrábamos los sábados. Entonces pedí permiso para ir a cambiarme a mi casa, mi permiso fue concedido pero tendría que estar en el restaurante a las 19:00. entonces partí.

 

Cuando llegué había una nota de mi padre que decía que iba a llegar a las 20:00, entonces di vuelta el papel y le puse que tenía reunión con el jefe y mis compañeros y volvería un cuarto para las nueve. Me cambie de ropa y salí.

 

Llegue al restaurante como un cuarto para las seis, me quedaba una hora, los otros tenían mas edad que yo, por eso trabajaban turno completo los sábados.

 

Cundo dieron las 19:00, cerramos mas temprano, ya que nadie cenaría en una hora, entonces nos reunimos en la cocina para conversar del asunto, yo no tenia nada de que hablar del asunto y lo único que escuchaba eran cosas como “él se tiene que ir”, “él se lo merece”, “yo no he hecho nada malo”. Entonces el tiempo pasó mas rápido mientras me reía por dentro por el nerviosismo de las palabras.

 

El jefe nos llamó para reunirnos en el comedor del restaurante, con la cara aun pálida, quizá por la perdida de dinero o quizá por otra cosa, entonces comenzó:

 

-Empleados, sabrán que la noche anterior hemos sufrido un robo que nos dejó con muy bajos recursos, y tendré que hacer unos recortes- lo decía con toda rudeza y crudeza- pero encontré la forma de hacerlo mas justo y entretenido, como un juego.

 

Nos quedamos callados, como si esperara a que alguno de nosotros tuviera algo que decir, pero como hubo silencio, continuó:

 

-El juego consiste en esto: los despidos se efectuaran en un mes, exactamente el 30 de agosto. Tienen para entonces para pensar en quien quieren que sea despedido, el ultimo día se hará la votación-

 

Se comenzaron a cruzar las miradas dudosas.

 

-Pero- todos nos sorprendimos con ese “pero”- tienen una semana, una semana en la que elegiré a mi “favorito”, ese favorito tendrá inmunidad, no podrá ser eliminado, aunque si poda votar. Hasta cuando se termine el plazo de despido, todas las propinas serán propiedad del restaurante, así podremos comenzar a reunir fondos-

 

Eso nos mató, toda nuestra amistad comenzó a ponerse a prueba, ahora las miradas eran asesinas, no me podía imaginar su nivel de indiferencia a nuestra amistad.

 

Concluida la reunión, tomé colectivo y me dirigí a casa sin mirar o hablar a nadie, tenia miedo de decir algo que causara un voto en mi contra, en cuanto llegué a mi casa, mi padre me esperaba con la cena servida, no me podía negar a tan amable gesto, me senté y comenzamos la típica conversación:

 

-¿Cómo te fue hijo?- pregunto mi padre, yo no savia si responder con la verdad o no, así que mejor decirla a medias.

-A noche hubo un robo en el restaurante, y por la perdida de dinero tendrán que despedir a alguien-

-Oh, eso escuché durante la mañana, ¿no tienes miedo?- se preocupó.

-La verdad, un poquito, pero no creo que me despidan, hago muy bien mi trabajo- que prácticamente consistía en aguantar miradas lujuriosas de clientes y luego servirles comida y ser muy amable con ellos.

-Tienes razón, si el mismo jefe fue el que te llamó para contratarte, ademas creo que me estaré acostumbrando a esto de que también trabajes-

-Me alegro- dije entre un estirón y un bostezo- tengo sueño, muchas gracias por la comida.

Cuando me di cuenta ya habíamos terminado.

-Duerme bien, y no despiertes ni muy tarde ni muy temprano-

-Tratare- grité entre risas desde el segundo piso.

 

Entonces me lave los dientes y la cara. Cuando ya estuve bien precentable y con la boca y cara reluciente me puse el pijama y me dormi.

 

No se a que hora me dormí, pero a pesar de lo sucedido en el “Sapo” lo logré pensando en lo dicho esta mañana, y me reí de mi mismo, era la primera vez que me fallaban mis presentimientos.

Notas finales:

Muchas gracias si lo leyeron completo.

Necesito que comenten o que voten, necesito criticas para mejora, si les gusta asi como esta o mas largo..

Les deseo feliz dia a todos.


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