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Reset por SirCharls

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Notas del capitulo:

Es el primer fic que publico y que planeo que tenga por lo menos más de 5 capítulos, ya que normalmente escribo OneShots, espero les guste.

 

Nada ha sido igual desde que escapé del hospital Schultz… Las cosas han cambiado, y yo con ellas.

 

El hospital Schultz ha sido famoso por sus grandes innovaciones en tecnología médica, que ha ayudado a salvar miles de vidas a lo largo del continente, pero si por algo es famosa en la última década, es en el sitio en el que comienza mi historia.

Thomas Kranz, el dueño de una de las empresas millonarias de la ciudad de San Francisco se casó con la única hija del empresario René García, y con ella, procreó un hijo. El primogénito de nombre Daniel Kranz sería el heredero de ambas empresas que habían sido fusionadas y que ahora era la empresa más reconocida y millonaria de la hermosa ciudad Californiana.

Daniel creció como un chico normal, en cuanto a la familia adinerada a la que pertenecía, con nanas y choferes hacia todos lados. Asistía al colegio y realizaba actividades extracurriculares como tenis, frontón, natación que practicaba en la mansión de su padre, golf que practicaba en la mansión de su madre, y cuantas actividades artísticas que también podía realizar.

Todo cambió cuando Daniel cumplió los 17 años de edad, el pequeño enfermó de leucemia. El futuro y único heredero de la ahora empresa KranzInc estaba próximo a la muerte y por supuesto, su padre se preocupó por ello, no podía dejar a su tan amada empresa a una persona que no llevara corriendo su sangre por las venas.

El Sr. Thomas acudió al Hospital Schultz, para que curaran a como diera lugar a su tan adorado hijo, que hicieran lo que tuvieran que hacer, pero que lo mantuvieran vivito y coleando por el resto de su larga y millonaria vida. Las atenciones comenzaron inmediatamente, los doctores llevaron al joven Daniel a un piso privado en el que estuviera alejado de cualquier otra persona que pudiese infectarlo de alguna otra enfermedad.

Los doctores le comentaron al Sr. Kranz que su hijo estaba muy débil y seguro debería pasar mucho tiempo en el hospital y con atenciones médicas todo el tiempo. Esto le preocupó al padre de Daniel, ya que apenas cumpliera los 18 años (en tan solo 7 meses), Daniel debería estar viviendo en la ciudad de Nueva York y comprometido con la señorita Lovecraft de las empresas Lovecraft&Lovecraft, convirtiéndose así en la alianza más grande que pudiese haber visto y volviéndose así la empresa más poderoso de todo Estados Unidos.

Claro que a Daniel no le quedaba de otra, él debía hacer lo que su padre le dictara, pero en el estado que se encontraba ahora, ya nada importaba; seguro la alianza con la empresa neoyorquina no tendría lugar y no podría llegar a obtener la fama que tanto deseaba.

Los doctores del Hospital Schultz ofrecieron una opción distinta a lo que ya le habían comentado. Era una nueva tecnología que estaban llevando acabo pero que sin dinero que alguien patrocinara para la fase de experimentación y la creación de este objeto, no podía realizarse.  Ahora, KranzInc era fiel patrocinador del hospital Schultz.

En menos de una semana todo había comenzado: el ADN de Daniel había sido extirpado de zonas sanas de su cuerpo, y había sido tratado y multiplicado durante algunas varias semanas, para así, lograr lo que el Dr. Schultz llevaba buscando: crear un clon del joven Daniel Kranz.

El clon, debería tener la capacidad de intercambiar órganos, huesos, tejido o cualquier otra cosa que se necesitase con la persona física real de la que había sido clonado. Así, la nueva tecnología había sido creada, y cualquier persona que contase con el dinero necesario para clonarse a sí mismos o a otra persona allegada a ella, tendría el clon para intercambiar órganos.

Cuando el cambio de tejido entre ambas personas había sido cambiado, el clon era tratado con las indicaciones médicas que normalmente debería haber llevada la persona; así, se medicaba hasta que mejorara, que obviamente era una recuperación aún más rápida en el clon que lo que habría sido en la persona.

Y aquí, entro yo. Tirado en cama por 12 meses, con finales de leucemia y con aparatos y tubos conectados en mi cuerpo. La vida en el Hospital, dejó de ser aburrida después de los primeros meses, por fin tenía alguien con quién platicar, un nuevo clon había sido creado. Estuve platicando con este clon que hasta ahora era sano y me comentó que provenía del ADN de un señor de 34 años de la ciudad de Las Vegas; y era bueno tenerlo conmigo, intercambiaba palabras con alguien más que no fueran los doctores.

Las pláticas siempre eran algo monótonas, no teníamos muchas cosas de qué platicar, solo hablábamos de programas de televisión que nos permitían ver o que llegábamos a observar a escondidas durante las noches.

Poco a poco, fueron apareciendo más clones. El nuevo edificio del hospital a las afueras de la ciudad comenzaba a llenarse poco a poco. Comenzábamos a tener nuevos servicios: una cafetería, una zona de juegos y cuartos con áreas verdes; pero claro, todo dentro del edificio. No se nos permitía salir y nadie lo había intentado, para ser sincero; además, si alguien lograba escapar, sería rastreado y regresado al hospital, gracias al chip que teníamos colocado detrás de la nuca.

Crecí al lado de chicos que poco a poco fueron apareciendo, la leucemia por fin desapareció de mi organismo y no me habían llevado de nuevo a la zona de atención médica. Contaba ahora con mi cubículo donde dormía, todo lo que podría necesitar se encontraba dentro del complejo: los baños al final de cada pasillo; si necesitaba comer, iba a una de las tres cafeterías que había en el complejo; entretenimiento en las áreas de juego, en fin.

Poco a poco se poblaba el complejo de nuevos clones, y poco a poco nos conocíamos entre todos. Yo y mi ahora mejor amigo de nombre Kevin pertenecíamos al comité de bienvenida, ya que éramos los clones más antiguos del programa “Reset”; así que conocíamos primero a los nuevos miembros del complejo.

La zona de habitaciones se encontraba dividida en pisos, y cada par de meses construían un nuevo piso. Las zonas más cercanas al área médica eran para aquellos que se encontraban en recuperación, que eran nuevos o que pronto entrarían a cambio de tejidos; en seguida, los pisos consecuentes se dividían por edades, así cada quién convivía con personas con las que fuera más fácil entretenerse y llevar una vida normal.

Había profesores que nos enseñaban a los chicos jóvenes, ya que al momento en que fuimos creados poseíamos los conocimientos que nuestras personas habían aprendido, pero después de eso todos debíamos aprender las cosas que podrían ser necesarias para nuestra persona, así, tal vez podríamos servir de memoria de respaldo para esta.

En el complejo, solo vivimos hombres, a excepción de enfermeras o doctoras y creo que es muy obvio. La gente que tiene el dinero para pagar el servicio del programa “Reset” lo utiliza para ellos mismos o para sus herederos, que siempre serán los hombres; “los que tienen la capacidad de llevar a sus empresas o sus negocios por buen camino”.

Kevin, clonado de Kevin Smith de la ciudad de Los Ángeles, que es hijo del dueño de una empresa de teléfonos móviles llamados “Renata”; es mi mejor amigo. Siempre ha estado conmigo, se quedaba en el cubículo de al lado y cuando me llegaban a llevar al área médica se quedaba conmigo. A decir verdad, Kevin Smith parecía no ser un niño problemático, ya que solo habían internado a Kevin una sola vez por una ruptura del dedo medio de la mano izquierda. Algo que seguro Kevin Smith podría haber llevado con un par de tablillas alrededor del dedo, pero sí, para algo pagaban la atención del clon, para utilizarlo con cualquier problema de salud.

Kevin es alto, de ojos verdes, delgado y con un cuerpo muy bien desarrollado, algo que los clones tenemos por naturaleza ya que las personas empresarias de las que somos clonados viven con actividades deportivas, con nutriólogos a sus espaldas que les dicen que y que no comer, con chefs que les preparan los mejores platillos y con ingredientes que no los hagan engordar. Daniel Kranz es guapo también, de alguna manera me siento orgulloso de haber sido clonado de esta persona, y que no me haya tocado alguna otra persona como le tocó a Miguel, clon de Miguel Banderas, un español más feo que su propia madre.

 

Mi manera de ver el mundo cambió esa tarde. Kevin y yo habíamos subido a la terraza del piso 40 a observar la ciudad a través del cristal de 15 centímetros de grueso. A decir verdad, la ciudad se veía muy bien con el atardecer detrás de ella, los colores rojos y amarillos que se ocultan en la playa le dan un contraste muy bello a la ciudad.

Estábamos sentados uno al lado del otro en una de las bancas del dicho piso. La tarde era bella y recosté mi cabeza en las piernas de Kevin, a él no le importó, solo seguí viendo la puesta de sol, cuando decidí hablarle:

– Voy a escapar. –le dije casi susurrando.

– ¿Qué tonterías dices? –Me contestó.

–Que voy a escapar. –le dije mientras me levantaba para sentarme de una manera correcta.

– ¿Y cómo planeas hacerlo, geniecillo? – me miró extrañamente tirándome de loco.

– Por la puerta, obviamente. –le dije con mi mejor tono de sarcasmo.

– Tonto.

– Sí lo haré, y quiero que lo hagas conmigo. –le dije mientras un leve sonrojo aparecía en mis mejillas, aunque seguro no lo notaría. Kevin es muy despistado y con las tonalidades del atardecer seguro se borrarían.

–Tú estás loco, sabes que es imposible. Necesitas llaves de al menos unas 20 puertas. –me dijo seriamente.

– Así no será como escaparé, tonto. – no pude evitar soltar una risita.

– ¿Entonces cómo?

– Sabes que podemos cambiar de tejidos con nuestra persona, ¿no? Pues así será.

–…

–Cambiaré su cerebro y corazón conmigo. –mucha gente dice que las emociones que tenemos se desarrollan en el corazón, y aunque no sea cierto, lo haré; por sí las moscas.

–Tú estás loco. –me dijo girando su cara al atardecer.

–Lo haré esta noche, te veré en Los Ángeles en diez días. Deberás esperar 10 días para hacer tu transfusión de tejido, y yo llegaré a por ti.

–Sí, claro. Lo que digas.

–Te veré en 10 días, no lo olvides.

No tardaron en sonar los avisos de hora de dormir. Todas las personas comenzaron lentamente a abandonar el vestíbulo y nosotros seguíamos ahí sentados. Me levanté de la silla, deposité un pequeño beso en la mejilla de Kevin que lo dejó completamente congelado, sin moverse, y ahogué un “te quiero” en el fondo de mi garganta que quedó resonando en una y otra parte de mi cabeza.

Comencé a caminar por el pasillo hasta las escaleras, así si Kevin me seguía no me encontraría. Nadie en el edificio las usaba, todos tomaban el elevador para su respectivo piso donde estaría su cubículo. Tardaría en llegar al piso 20, me sorprendí de no encontrar cámaras en ningún sitio de las escaleras, aunque a decir verdad solo las había en algunos sitios de las cafeterías o zonas de mucha afluencia.

Piso 21… Piso 20. Salí de las escaleras y me asomé por los pasillos, no quería encontrarme con Kevin, no ahora. Llegué a mi habitación, la 20-15, y entré rápidamente, en este momento mi corazón latía mucho y no sabía por qué, tal vez era la adrenalina. Puse el único mueble que había en mi habitación además de la cama, una silla, contra la puerta.

Las horas pasaron lentamente, y yo sabía que debía esperar a una buena hora para realizar el cambio, así que mientras esperaba puse música en un sonido bajo. Me quedé dormido por un momento, y luego recordé mi cometido, miré el reloj y daban la 1 am, la música seguía sonando y puse a sonar una nueva canción.

Mientras al fondo sonaba “i’m not in love” de 10cc, yo me recosté en la cama y me concentré, me iba a costar mucho trabajo hacer esto, pero llevaba pensando en cómo realizarlo. Cerré los ojos y me concentré, primero haría transfusión de corazón, así que me preparé… me concentré lo suficiente y comencé el intercambio. Lentamente sucedió. Sin anestesia claro que comenzaba a doler, pero era un dolor soportable. 5 minutos después, la transfusión de corazón estaba hecha, no supe si mis sentimientos habían cambiado, pero me concentré en hacer la transfusión de cerebro, parte por parte, sabía que tardaría.

30 minutos después, la transfusión había sido completada. Tenía los ojos cerrados, al parecer Daniel Kranz no se había dado cuenta de lo sucedido. Tuve miedo de abrir los ojos, no sabía dónde me encontraba y temía de ver dónde estaba. Podía estar en el hospital aún o en la habitación de Daniel Kranz. Todo se limitaba a abrir los ojos, pero el miedo me apresaba.

Me tranquilicé un poco, respiré hondamente y comencé por lo básico después de las transfusiones que se realizan en el hospital. Moviendo los dedos, las manos, los pies, y mover de un lado a otro la cabeza, todo parecía estar en orden. Cuando comencé a mover lentamente las manos noté algo extraño, el ambiente era cálido, me concentré en mis oídos y se escuchaban ligeramente el sonido de algunos perros ladrando a lo lejos, la música ya no se escuchaba.

Me decidí, abrí los ojos. Un cielo color vino se encontraba sobre mí. Un candelabro de miles de cristales se veía al centro de la habitación, y la puerta, no muy lejos de la cama donde me encontraba.

Notas finales:

La verdad, aún no sé cada cuando actualizar, pero el segundo capítulo ya está hecho, así que espérenlo.

Hasta el próximo capítulo. O/


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