Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Placer Culposo | Jongkey por DenisseLocketBling

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Chicas otra vez yo y haciendo tambn otro fanfic espero tambn lo lean,y que les guste,ya saben acepto coments no tan malas ondas y les mando saludos...

Notas del capitulo:

Originalmente era un ONSESHOT pero por peticion de muchas se hara fanfic y aqui les dejo lo que fue el ONSESHOT...actualizare pronto solo no desesperesn por que mi trabajo me demanda tiempo tambn...

Hola a todos, mi nombre es Kim Kibum, pero muchos me conocen como el Todo Poderoso.

Me presentaré rápidamente, ¿vale?

Aparte de un frondoso empresario, soy diseñador, dueño de una de las marcas más famosas a nivel global y si estás suponiendo que eso significa que poseo un sinfín de dinero, estás en lo cierto.

Me encanta la moda, la ropa y lo admitiré abiertamente, soy homosexual.

No tengo novio, aunque en la vida me han encantado muchos hombres. Me gusta salir con ellos y hacerlos míos cuando a mí se me plazca. Tengo muchos talentos; nunca me ha gustado ser el que se somete en la relación, por eso cuando sé que tengo enganchado al hombre que me gusta, una simple mirada basta para tenerlos en mi cama y bajo mi poder absoluto.

Está sobreentendido que a todos les he prometido amor, pero después de tres excitantes días, si me aburro, los dejo sin explicación alguna.

Así soy, pero todo cambio desde que lo conocí…

Les platicare un poco de cómo lo conocí, porque están leyendo una parte de mi vida, que como siempre, me encanta mostrar; aprecio ser el centro de atención. Y es que lo tengo todo. Nadie me lo ha regalado; empecé desde abajo y gracias a mi esfuerzo, ahorita en mis veinticuatro años, les puedo decir que merezco todo lo que poseo. Lo que nunca me imaginé tener fue un placer culposo, por el que tengo una adicción y va en contra de todo lo que soy y de lo que creo.

Eran las ocho de la noche, yo me estaba arreglando tal y como siempre. Estaba por salir a un pub como cada fin de semana. ¿Les había mencionado que me gusta vestir muy bien, verdad? Imagínense qué tan bien me veo; llevo un saco blanco con una camisa de pequeños puntos del mismo color del traje, adornada con un moño blanco para concluir.

Me arreglé el cabello y cuando terminé por perfeccionar mi piel con una loción delicada, abandoné mi pent-house. Vivo en Seúl y mis tiendas están por toda Corea del Sur y parte de Japón, ¿pueden creerlo?

Al escandaloso antro al que me dirijo, voy a divertirme, pero también me encontraré con un hombre que me tiene una propuesta de iniciar un proyecto con él y de asociar nuestras empresas. Su nombre es Choi Minho y es dueño de tres marcas populares, que irónicamente venden accesorios que complementan ropa como la que yo diseño y vendo. Choi produce bolsas, boinas, corbatas, en fin… muchas cosas que acepto he usado para demasiadas ocasiones. Me es agradable, pero no me gusta la forma en que me mira cada vez que nos encontramos. No es muy atractivo, así que no me interesó desde que lo conocí hace un año. Él, por su parte, cayó, como todos. Me ha invitado a salir innumerables veces, pero nunca he aceptado, incluso cuando me timbra, no contesto porque estoy gritando de placer por alguien más.

Él es muy competitivo y no acepta un “no” de nadie y según sé, logra lo que quiere a toda costa. Tiene gustos extraños, que me descolocan. Supe que en su casa mantiene esclavos sexuales para el momento que él quiera; maneja bien las empresas, sí, pero su persona y su manera de pensar me resulta una reprochable basura.

Él siempre lo ha tenido a manos llenas, por eso siente que todo se lo merece, lo único que no ha podido tener es a alguien como yo y me desea tanto que no dudo que este encuentro a estas horas y en un sitio nocturno como este deje algo bueno. Pero no puedo negarme a asistir, él es muy exitoso y me convendría esa alianza entre los dos.

Lo que no sé todavía es el precio que quiera que pague…

¿Se lo imagina ustedes?

A mí nunca me ha gustado nada que tenga que ver con esclavos sexuales y ese tipo de asuntos. Siento que no hay verdadero deseo y como dije, no me gusta que me dominen.

Bueno, al fin llegué. Mi limusina acaba de estacionarse justo al frente de la entrada principal. Es interesante el nombre del antro, creo que es acorde a la persona a quien veré.

“Evil” se lee en letras grandes. Estoy por entrar, pero el cadenero me observa de arriba abajo y no disimula, sino que deja que sus ojos vaguen por mi cuerpo sin ningún tipo de vergüenza. Lo miro a los ojos y en ese momento, sé que otra persona más cayó enloquecido por mí…

De verdad, no sé si es por mi piel o por qué, pero así me pasa a cualquier lugar que voy. Los hombres me ven como si es que no fuera de este mundo. No les puedo describir cómo es ese sentimiento de ser admirado y deseado por tantos hombres, pero créanme que es halagador. En fin, no tuve que quedarme a esperar que alguien saliera por mí, en cuanto me dirigí en su dirección, el cadenero me dio el paso a la puerta tan rápido, que solo alcancé a ver cómo al acercarse a mí, metió su mano en mi bolsillo de mi saco y se alejó con una sonrisa.

Incluso sin revisarlo, sé que es su número.

Era atractivo, sí, pero alguien muy simple para mis gustos excéntricos. ¿Se preguntan cómo me gustan los hombres a mí? Veamos, tienen que tener linda anatomía, manos grandes, algún talento, fidelidad y deben vestirse tan a la moda como yo. Les platico esto en lo que me dirijo a la mesa, en la que se encuentra Choi Minho. Desde lejos, puedo ver que es él, porque va vestido de una manera muy sobria, como si no quisiera llamar la atención de nadie. Viste un suéter gris con un pantalón sastre de color negro, combinado con una camisa azul marino. Diablos, podrá ser un excelente empresario y sabrá todo lo que quiera de accesorios, pero Choi de moda, no sabe nada…

 

-       Vaya, al fin llegas, creí que no vendrías, ¿cómo estas...? - Quiso saludarme con un beso, a lo que yo evadí con un apretón de manos.

-       Lo siento, Minho, se me hizo tarde –contesté– Sabes que arreglándome me tardo horas.

-       Sí, lo sé, pero vale la pena, te ves tan bien que te me antojas…

No, ahí va de nuevo con sus halagos.

-       Gracias, entonces, ¿cuál es la propuesta que tienes para mí…?

-       Sí, cierto. Mira, te quería proponer que probaras solo durante un mes usar toda mi línea de accesorios para dama en toda tu colección de Primavera y que después de ese tiempo, si tus ventas se incrementan, empezamos el reparto de las ganancias…

¿Está hablándome en serio?

-       ¿Me estás diciendo que me estás regalando toda una colección de accesorios para dama por un mes…? ¡Wow! –chillé, encantando con la noticia.

-       Pero, a cambio de un pequeño favor...

Lo sabía, sabía que esto pasaría.

Él sabe mejor que nadie que yo no tendría nada con él nunca, ni en mil años, así que no comprendo su afán de seguir insistiendo.

Se acercó más a mí y se inclinó hacia mi oreja, erizándome con su aliento.

-       Escucha, Kibum. Tengo en una de mis casas a muchos sirvientes sexuales, muchos que me satisfacen, pero hay dos en especial que acabo de contratar y necesito entrenar. Por desgracia, me iré de viaje y solo puedo llevarme a uno –explica- El que se irá conmigo se llama Taemin. Yo le enseñaré cómo tiene que tratarme, te pido que a cambio de lo que te ofrezco, te quedes con mi otro sirviente en lo que vuelvo de mi viaje. Volveré en un mes justamente para volver a hablar, ¿qué te parece…?

¿Está demente?

-       ¡¿Qué?! Por supuesto que no, odio ese tipo de cosas, sabes que lo que haces con esos hombres es ilegal y puedes ir a prisión… -arremeto con furia irradiándome de la mirada, porque la idea me resulta más que aterradora.

Sin embargo, sus ojos enormes clavándose en mí me hacen retroceder.

-       Escúchame bien, Key, si yo voy a la carcelita, tú irás conmigo. Tengo mucho poder y si me da la gana, te puedo encerrar también, así que no me hagas enojar… –masculla- Créeme, no lamentarás hacer este trato… Es más, te gustará. Deberías agradecer también que no me he enojado contigo por negar querer estar conmigo… -el color de su voz me obliga a tragar un toque de saliva- En fin, el sirviente ya está en tu departamento, en uno de tus cuartos libres. Eh, por cierto, todos han vivido como esclavos toda su vida, nacen en la oscuridad y su único propósito en la vida es complacer a su amo. Él es nuevo, si lo tratas bien, te podría obedecer en todo, sino se revelará y no podrás con él, te lo digo en serio…

-       Minho, a mí no me amenazas. Solo te dije que no tengo esos gustos, pero ni modo, este es el precio para tener mucha popularidad y ventas en mi empresa… -indico- Te advierto que no sé nada de lo que me estás hablando, así que no será fácil…

-       Claro que lo sé, sino, ¿por qué crees que te lo pedí…? Lleva años domarlos, en un mes, no serás nada…

Maldita sea, ¿eso significa que estoy perdido?

Mierda, no puede ser, con todo esto, no me pude divertir ni un momento. Salí en cuanto Minho dejó,  estaba confundido. Ahora tendría que cargar con un sirviente, ¿verdad? Cielos, ¿por qué existen personas que compran a otras? ¿Por qué ellos también se dejan? ¿Acaso no toman decisiones los seres humanos para elegir qué hacer de sus vidas?

Iba pensándolo mucho, no podía asimilar todavía esto…

Un esclavo, una vida, una libertad negada, ¿por qué?

Mis dudas siguieron formulándose en mi cabeza, hasta que llegue a mi departamento. En cuanto abrí la puerta, sentí algo muy raro, me sentía como si estuviera en una película de suspenso, ¿y cómo no? Todo estaba oscuro, tanto que estremeció cada parte de mi cuerpo. Prendí las luces y solo alcancé a escuchar un ruido metálico, como ese que escuchas cuando se te caen las llaves al suelo. Subí las escaleras y observé las habitaciones normales. La mía estaba como la había dejado, con la puerta cerrada. Pero rápidamente, pude notar que una de las habitaciones estaba abierta, pero no se veía iluminada, se veía oscurecida por completo.

Me estaba acercando a ella cuando volví a escuchar el mismo sonido metálico.

Tsk, tsk.

Una respiración muy lenta y calmada se filtró por mi oído.

Al abrir la puerta, me percaté que solo una luz pequeña alumbraba el cuarto e iluminaba a la única persona en esa habitación. Un temblor me desequilibró. Esa persona estaba con la cabeza inclinada, vestía demasiado elegante, con un traje negro, pero aparte de eso, sus manos estaban rodeadas por esposas y cadenas. No puede ser, es el esclavo.

Me acerqué con temor y cuando estaba por tocarle un brazo, su cabeza se levantó de inmediato, viéndome a la cara unos ojos castaños muy penetrantes, unos ojos que en cuanto me vieron, destellaron de color azul turquesa.

-       Hola... –pronunció– Tú debes de ser Kibum, el amigo de nuestro amo…

-       Sí soy yo, ¿cómo lo sabes? –pregunté, sin saber de dónde me conocía- ¿Tu amo…? Perdóname, pero tú no tienes amo. Eres una persona y tienes que ser libre… En este mismo instante, te liberaré. Me choca ver a la gente así como lo estás tú.

Verlo me impactó demasiado. Era muy atractivo, tenía una piel muy linda, diferente a la mía, pero se veía cuidada. Poseía una mirada intensa, seductora. En un momento, me sentí desnudo cuando me observó muy fijamente. Su cuerpo se veía bien trabajado por cómo le quedaba el traje que llevaba; podía ver sus poderosos brazos que sin ningún esfuerzo sostenían todo su cuerpo...

-       Ni se te ocurra quitarme las cadenas... te puedes arrepentir.

-       Por favor, es la segunda vez que me lo dicen. Sé libre, ¿por qué eres esclavo? ¿Te gusta vivir así o es que no te valoras? Me fastidia la gente como tú, sumisa y dependiente de otras personas.

-       Creo que me estas confundiendo –él rió pausadamente- Dependiente, sumiso, creo que no entiendes por qué estoy encadenado, ¿verdad? Seré breve, yo nací en una familia de esclavos. Se me entrenó desde muy joven a complacer y satisfacer a mi futuro amo, no tengo decisiones, porque no las necesito. Mi amo hace todo por mí, a cambio de placer. No estoy así, porque sea sumiso; al contrario, si me liberas, podrás caer en una adicción de la que tal vez nunca te libres…y yo solo tengo un amo y ese es Choi Minho.

¿Está hablando en serio?

-       Por favor, ¿por qué querría quedarme contigo? No te creo ni la mitad, ¡ya me cansé! –exclamé, cansado de todo ese rollo- En este instante, te libero...

Por un momento, dudé de lo que me dijo, pero fue muy seguro en sus palabras que me dio curiosidad y ya saben la curiosidad mató a Key.

-        Conste que yo te lo advertí…

En cuanto liberé sus cadenas, me agarró muy fuerte por la cintura con esas manos que me transmitieron poderío y decisión. Me pegó tan cerca de su cuerpo que pude sentir los detonantes latidos de su corazón. Empezó a acariciar mi cuello, sus manos se deslizaban por cada curva de mi cuerpo sin detenerse, disfrutando de la sensación de sentirme bajo su tacto. Intenté liberarme y no pude, solo logré que las colocara en su cuello, apegándome un poco más. Me comenzó a besar y no pude negarme. Estaba cegado por tanto placer que me estaba otorgando. Como pudo, me despojó de cada una de mis prendas desesperadamente, rasgando mi camisa al paso. Jaló y rompió mis pantalones, ansioso por tenerme desnudo frente a él.

Él en cambio, se quitó la ropa tan pulcramente y tan rápido que no me di cuenta cuando empezó a besar mis labios. Nunca me había sentido así, sentía que todos mis sentidos eran cegados por el olor de este hombre. Sus caricias en cada rincón prohibido de mi cuerpo me hacían delirar, enloquecer. No sé cómo llegamos a mi cuarto, pero apenas lo hicimos, me acostó con delicadeza y se implantó sobre mí, haciéndome sentir el caliente contacto de su cuerpo contra el mío. En ese instante, me di cuenta de que era él quien estaba dominando la situación, a lo que yo quise revertir, pero su fuerza era mayor…

-       ¿Qué crees que haces? –grité, entre gemidos desbordados- No sabes que tu amo es el que domina…

Jonghyun solo se rió.

-       Para empezar, tú no eres mi amo. Un sirviente cuando está dando sus servicios es el que domina, porque bueno soy el experto aquí y tú no…

Me quede callado con lo que me dijo. Después se acercó a mí y volvió a atacar mi cuello con más y más besos, mordiscos, lengüeteos desesperados. Acarició mis piernas, besó cada centímetro de mi piel y yo no podía estar más que contento y ansioso.

Créanme, me rendí ante él.

-       Qué fácil te rendiste… -lo escuché susurrar en algún momento- Key, tu cuerpo no puede dominar. Tan solo con mirarte me puedo dar cuenta de que tu piel y tus labios están hechos para gemir por alguien…

-       Tú….no…me conoces… ¡Aahhh...! –un gemido se escapó de mis labios abultados y adoloridos- Tú no… sabes quién soy…ni de lo que…soy capaz...

-       ¿Ves? Oírte gemir es tu destino, provocar orgasmos es lo mío, no lo tuyo…

-       Te demostraré como sí lo harás, un día de estos caerás… -me impuse.

-       Key, no estás hablando con cualquier hombre, estás hablando conmigo…

-       ¿Y quién eres tú...?

-       Es cierto, no te dije mi nombre… me llamo Kim Jonghyun...

Estaba cegado de placer, si sabía lo que estaba haciendo, experimenté cosas que nunca había sentido antes. Me estaban dominando y estaba con un hombre que era por completo diferente a mis gustos. Sin saber cómo me arrebató de mi ropa interior y empezó a masajear mi miembro desnudo y erecto, mientras me acariciaba y besaba mi carne ardiente.

-       Déjame decirte que tienes una piel hermosa y muy cuidada, es como la seda, nunca había tocado una piel así...

-       No pares… -gimoteé- Sigue tocando ahí…

-       Estás temblando de placer y aun no estoy dentro de ti...

En ese momento, bajó una mano y empezó a introducir sus dedos en mi necesitada entrada para dilatarme. No le costó mucho pues yo estaba muriendo de placer, ansioso por recibirlo y acogerlo en mi cuerpo.

-       Después de esto… seré tu droga personal –indicó, hundiéndose en mi cuerpo en un brusco movimiento, que me hizo apretar las mandíbulas y arquear mi cuerpo por las mezclas de sensaciones que me invadían- Lástima de que no eres mi amo y yo te lo advertí...

-       AAAAH… Sí, dame más… - Me agarró de la nuca, empezó a moverse muy lento y poco a poco con mis gritos y mis órdenes fue más rápido. Pude ver sus ojos mientras me poseía, volví a ver ese destello azul...

Estaba volviéndome loco de placer.

-       Sí, sí, ahí… más…AAH…AAAAH… -grité, entregándole la garganta si era posible- Ya no puedo más… AAAAHH, Jonghyun…

-       Yo te enseñaré después a disfrutar del clímax juntos.

Se siguió moviendo hasta que después de atacar mi punto más excitante durante múltiples ocasiones, culminó dentro de mí, con el sudor cubriendo su hermoso cuerpo y lanzándome una última mirada antes de que yo cerrara mis cansados y satisfechos ojos.

-       Duerme bien, Key –dijo- Tu placer culposo acaba de nacer…

Notas finales:

con esta historia tambn acepto coments y les respondere va


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).