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Un dia frio. por Cryzt4lized

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“Deseo decirle que ha sido el último sueño de mi alma… desde que lo conocí, me roba el remordimiento que no creí ya vivo y he oído voces, que creía silenciosas, que me incitan a recobrar el ánimo. He tenido idea vagas de volver a esforzarme, de empezar de nuevo la vida, de arrojar de mi la pereza y  volver a abandonar la lucha, pero todo eso no es más que un sueño, que no conduce a nada y deja al dormido donde estaba, aunque deseo decirles que estos sueños los inspiró usted.” –Chales Dickens, Historia de dos ciudades.


La luces serpenteaban en las calles de Inglaterra, una solitaria persona pateaba unas cuantas rocas que se cruzaban por su camino, el olor a humo inundaba las calles, algo normal para un frio día de invierno acompañado de una gran humedad, no era el día ni el momento ideal para salir a meditar sobre la vida, el frio calaba por los huesos con gran rapidez, habían -3° C que con facilidad cristalizaban copos de nieve sobre la blanca piel de aquella persona.
Un segundo personaje se refregaba las manos en un gesto de entrar en calor, un largo abrigo tal vez de plumas lo envolvía, sentado sobre una banca en un parque cercano derramaba unas forasteras lágrimas, fallidos fueron los intentos de limpiarlas.
El destino es una palabra sin significado para muchas personas, pero el destino fue quien junto sus caminos.

Una solitaria persona en una fría ciudad de Inglaterra buscaba un lugar donde enterrar sus más tristes pensamientos, viéndose atascado en una calles desconocidas, su más razonable opción era llegar a una calle mas concurrida en donde lograr ubicarse, al caminar  se encontró con un parque desierto, miró su reloj con desconcierto, tal vez la hora no era muy adecuada para llegar y sentarse con un desconocido, “¿que ocurriría si el sujeto era un violador?” se preguntó; pero estaba desesperado, los cordones de las zapatillas solo hacían su camino más difícil y él  no se sentaría en el piso de cualquier calle a abrocharlos.

Una solitaria persona limpió los copos de nieve que caían sobre su piel encontrando su mirada sobre un sujeto que le clavaba la vista directo, más no le dio importancia y siguió meditando sobre su crimen.

-¿Ahora cómo se supone que encuentre el hotel? ¿EN DONDE ME ENCUENTRO DIOS MIO?-

Bastante extraño pensó, más extraño aun el hecho de que se sentara a su lado para lanzar palabras al aire, quien se creía ese sujeto, cuidadoso de no ser notado, se deslizo por la banca unos cuantos centímetros más lejos.

-Que daría por un café, Tú, ¿No conoces una cafetería cerca?-

Volteó mirando en la dirección del sujeto como preguntando con su mirada si era a el a quien se refería.

-Hay un café pequeño en la cuadra siguiente….- Mas para el mismo que para responder al desconocido.

Listo pensó, ahora se largaría de aquel lugar y dejaría a aquel ¿Joven?, aquel joven de aparente procedencia asiática.

-Otokke….-

Volteó su vista nuevamente esta vez con un evidente asombro, así que el chico era coreano, con mayor razón arrancaría de aquel lugar, tal vez el destino le estaba jugando una mala pasada, segundos atrás había estado lanzando duras palabras contra su país natal para ahora encontrarse con un compatriota.
Se levantó lentamente de su lugar, un ligero tirón en la manga de su abrigo llamó su atención haciendo que fijara su atención en el sujeto.

-Sé que es extraño, soy un completo desconocido que se vino a sentar al lado tuyo en un lugar plagado de otros asientos, pero ver rasgos conocidos en este lugar es sorprendente, ¿Hablas coreano?-

Bueno, tal vez comenzar una conversación con alguien para olvidar sus pensamientos no sería malo después de todo.

 

-HYEONG, HYEONG… KIMBAP…. Kimbap es hora…-

Despertar con alguien sacudiéndole con semejante fuerza no era su cosa favorita en el mundo, deseó profundamente tener un ladrillo o un celular para poder lanzarle en la cabeza y mandarlo a su debido lugar.

-Cinco minutos más….-

-Pero hyeoooooong~~~ prometiste acompañarme, llevo…- hizo un gesto de contar con las manos -exactamente 9 días llamándote hyeong solo para que me acompañes a la audición- Nada ni un movimiento de parte del oso en hibernación al cual intentaba despertar -JURO QUE ME VENGARÉ KIM JIWON- y con esa sentencia desapareció por el pasillo que dirigía hacia la sala de estar de un pequeño (pero acogedor como solía decir Hanbin) departamento ubicado en los suburbios de Seúl.

Días atrás habían estado jugando en el departamento de un amigo al Play Station y luego de discutir que uno era mejor que el otro, decidieron que el que ganara tendría que llamar “Hyeong” al otro, por parte de Hanbin también consistía en que su mejor amigo tenía que acompañarlo a cualquier audición que hubiera en Corea, no solo en Seúl, en Corea; Para Jiwon consistía en que el menor tendría que lavar a mano cuidadosamente “El asqueroso Poo con el que dormía”. Obviamente había sido Jiwon el que ganó por que había que ser sinceros Hanbin era un asco cuando se trataba de jugar al Just Dance, irónico era que fuera el mejor bailarín dentro de su empresa.
 Un joven salía por una de las avenidas más concurridas de las calles de Seúl, tal vez sería una mejor idea coger un taxi, pero si quería bajar de peso tendría que hacer tal esfuerzo de caminar hacia todos lados, al menos esa era la mentalidad que había adquirido luego de que en unas cuantas empresas a la que había audicionado le hubieran soltado un “Tal vez tu condición física sea un desventaja…”, negó con su cabeza intentando ignorar los pensamientos que le atacaban, ahora podría ir y cerrarle la boca a muchos de esos grandes empresarios, el tenia fuerza de voluntad, el tenia talento, él lo sabía, y su mejor amigo lo ayudaría a surgir.

No era como si nunca hubiera caminado tal distancia, Tal vez no tomar desayuno no fue un bueno idea pensó, quedaban unas pocas cuadras, tal vez dos o más, mucho para su agotado cuerpo, pensó seriamente en tirarse en el suelo tal como una doncella a punto de desmayarse, pero eso sería mucho, decidió buscar un lugar cubierto por el techo de alguna tienda  y sentarse en un rincón escondido.

-¿Cuántas veces debo repertirte que desayunes antes de salir?, hasta tus asquerosos intentos de hotcakes te alimentan- Dijo su amigo levantándolo desde el suelo.

En cuanto sintió que ya podía mantenerse en pie lanzó un golpe a las costillas de quien lo sujetaba, -Aun así los tragas en las mañanas… Estúpido Kimbap- Refunfuñó mientras la persona a su lado sonreía.

Caminaron uno al lado del otro como siempre lo solían hacer. Tres años habían pasado desde ese encuentro un frio día de invierno en que los dos intentaban escapar de sus crímenes, si a Jiwon o a Hanbin les hubieran dicho que terminarían viviendo con un sujeto que se encontrarían en la calle probablemente hubieran negado efusivamente y tomándolo como una gran broma, pero ahí estaban, viviendo juntos, en un país que uno de ellos odiaba intentando cumplir el sueño del menor.
El mayor se quejaba constantemente de que quería salir del país, que para él no había nada más que recuerdos dolorosos esperándolo a la vuelta de la esquina, pero siempre recibía la misma respuesta, “Aquí estoy yo, llevo tres años escuchando lo mismo, nada ha pasado, yo cuido de ti Kimbap”, aquellas palabras siempre serian un confort para su perturbada alma.

-Allá voy ahora sí, dame fuerzas Jiwon-  El menos alzó un puño en señal de “fighting” antes de adentrarse en la oficina de donde anteriormente lo habían llamado.

En un abrir y cerrar de ojos todo había pasado, Hanbin había salido corriendo fuera de la oficina con una absoluta cara de satisfacción de aquella oficina de una reconocida empresa, unos días después lo habían llamado para firmar un contrato, semanas después se encontraba el mismo dentro de aquellas oficinas a petición del menor siendo aceptado para formar parte de los “Trainees”.

Hace días que no entraban juntos por la misma puerta, a poner un pie dentro el aroma a hogar los rodeo haciendo que soltaran unos imperceptibles suspiros, una semana ajetreada había llegado a su fin, tendrían unas cuantas horas de paz que disfrutar, nada mejor que una piza con tu mejor amigo.
Despojándose de sus zapatos dejándolos regados en el mar de zapatos que decoraba la entrada de la casa, dieron pasó a ponerse sus respectivas pantuflas, unas de Mickey para Hanbin otras de Winnie The Poo para Jiwon.

-Kimbap cierra luego la puerta, me estoy congelando, CORRÉ,  prende el calefactor…- La mirada de “No soy tu nana” de Jiwon calló sobre el -¿Shebal?, sabes que lo mío no son los modales, no me exijas- Sentenció. -Ahora mueve tu trasero y trae esa delicia aquí que muero de hambre-

-Sé que mi trasero es una delicia no es necesario que lo digas- soltó riendo por la imprudencia del menor, la oportunidad perfecta para cabrearlo.

Había dos cosas que ponían los nervios de punta en Hanbin, una era que Jiwon saliera de la ducha con las gotas cayendo de una manera demasiado sensual para su pequeño corazón a punto de sufrir simultáneos infarto y otra era que su amigo digiera cosas ciertas, porque lo admitía, él amaba todo de Jiwon.

 -Sabes que amo tu inexistente trasero- Directo en el orgullo del mayor.

-Hey tu enano te quedarás sin calefactor esta noche si no cierras tu boca, tendrás prohibido subirte a mi cama “Porque Hanbinah tiene frio”- Dijo imitando la voz del menor.

Existía un lugar en el corazón de Hanbin en el que estaba tallado el nombre de “Bobby”, existía un lugar en el corazón de Jiwon en el que estaba tallado “B.I”.
Esos apodos fueron el comienzo perfecto para el secreto mejor guardado de la historia, porque dentro de la empresa nadie conocía a Jiwon ni a Hanbin, por que quienes eran en realidad quedaba guardado para aquellas tardes en la que se sentaban a ver “The amazing spiderman” en la Tv de paga, tardes en las que Hanbin se  dormía a propósito en el regazo de su mejor amigo y Jiwon acariciaba el pelo del menor hasta que este lanzaba diminutos ronquidos, tardes que terminaban cuando el mayor se dormía apoyado a los pies del fotón vintage que tenían en su sala de estar mientras el menor se acurrucaba buscando el calor de su mejor amigo, porque nada de eso podían hacer dentro de la empresa, no mientras muchos estuvieran sobre ellos.

Dieron por terminada su “saludable” cena rica en grasas cuando Jiwon comenzó a dormitar sobre la alfombra gritando digno de un niño pequeño que tenía sueño, que hacia frio, que quería que Hanbin lo llevara a la cama porque claro, nadie dijo que ser el mayor requería de comportarse como tal.
Pasó un segundo en el que Jiwon se veía arrastrado por su pequeño departamento tirado de los pies por el menor quien repetía constantemente que “kimbap estaba comiendo mucho” “que ya no era un bebé”.

-Kimbap, creo que me he roto la columna-  Replicaba el menor tirado sobre su abdomen en la cama de la única habitación que compartía con su mejor amigo, dormir con el jamás supondría un problema, tenía una fuente infinita de calefacción.

-Ya no llores, tu aceptaste llevarme, eres el culpable acepta tu responsabilidad, ven y duerme, mañana es nuestro UNICO día libre, saldremos temprano.- dijo determinado el mayor.

-Como el jefe diga…- Hanbin se arrastró sobre la cama para lanzarse sobre su amigo y abrazarle.

El skinship siempre fue un problema para él, Jiwon tenía un serio problema con dar skinship y el con recibirlo, hubo un momento en el que pasaron dos semanas, 3 días y 17 horas (no es que hubiera llevado la cuenta se decía Hanbin) sin hablar porque el mayor lo había abrazado efusivamente junto con un sonoro beso en la mejilla en una reunión con el CEO, recibiendo miradas de todos su Sumbaes que se encontraban en el lugar, se había quedado estático sin decir nada, cuando volvieron a casa el solo había evitado hablar con Jiwon, tocar a Jiwon, tener algún contacto físico verbal o psicológico con cualquier cosa que pareciera ser Jiwon.

-Hace frio, deberíamos taparnos con algo….-

-Con tu calor me basta….- Soltó Hanbin antes de caer dormido, para él no había nada mejor que dormir con la persona que amaba.

Hubo un día soleado del año pasado en el que habían ido a un bar medio Undeergrown a rapear, un amigo cercano los había invitado, no podían negarse, pese a que Jiwon supiera que al menor le ofrecerían alcohol  y por ende tendría que soportar a un gruñón y cariñoso a la vez.
Esa noche cuando tuvo que arrastrar (literalmente) a un Hanbin que más bien parecía un saco de papas, fuera de ese bar, calló en cuenta de lo bello que era su mejor amigo, en ese lunar que adornaba su rostro, en lo angelical que parecía su rostro, en lo mucho que estaba de enamorado de él.

-Hace frio Hanbin, debemos taparnos…- Siempre ocurría lo mismo, el menor se dormía sobre él y tenía que cargar con el peso muerto de su amigo por toda la cama por que tapar a su amigo era una total odisea.

Si alguien le hubiera dicho que en un día frio en medio de Inglaterra conocería al amor de su vida el jamás se lo hubiera imaginado.

El celular de Jiwon llevaba dos horas sonando, dos horas de retraso pensó cuando tomo el celular para hacerlo parar, no era como que siempre se levantaran a la hora, de hecho se consideraban las personas más flojas a la hora de levantarse, y el tener a su mejor amigo colgado (literalmente) de su cuerpo no ayudaba mucho con el trabajo.

-Hanbinah~~~, si te levantas dentro de cinco minutos te invitaré un café de esos Macchiatos que tanto amas…- Esto siempre da resultado, pensó.

Como si un torbellino hubiera sido lanzado sobre el, el menor corrió fuera de la habitación directo hacia el baño, tal y como Jiwon había predicho.

El día en que ellos habían partido por un café en Inglaterra fue cuando Jiwon descubrió que el joven que se había sentado con él en ese abandonado parque, no era más que un niño intentado olvidar quien sabe qué cosa porque “Jamás hablaremos de  lo que intentábamos olvidar aquel día” fue lo que el menor le había dicho semanas después; si bien los dos eran literalmente uno niños compatriotas de tan solo 18 años vagando en un país desconocido, los dos habían tenido una dura vida y relación familiar con la que cargar, y luego de unas cuantas de irlandés (Café con alcohol) supo que al niño que acompañaba no se encontraba para nada bien y que su fragilidad le recordaba a el mismo cuando había escapado de su casa. Desde ahí se prometió cuidar de aquel desconocido.

Ahí estaban los dos luego de vestirse decentemente, Hanbin saltando por toda la casa en estado de “quiero salir” y Jiwon con la expresión que el menor denominaba “no estoy completamente despierto” que consistía en que los ojos del mayor estuvieran más cerrados de lo común y que se balanceara de un lado a otro como esos locos que uno ve en las películas de los hospitales psiquiátricos.

-¿Te acuerdas de esa película de terror en la que vimos a una abuelita en una silla de esas que se balancean?- pregunto en son de burla el menor.

-Calla la boca ya sé que dirás…- rio el mayor –dejaré de balancearme ya salgamos- tiró de la manga del menor y lo arrastro desde el quinto piso que era donde se encontraba su apartamento.

-¡Kimbap me está llevando a una cita!- gritó el menor medio saludando a la señora que siempre cuidaba de sus nietos que jugaban fuera del edificio, recordaba una vez que la señora se le había acercado con expresión de querer “caguinear” y le había preguntado “¿Usted y su amigo son pareja?” a lo que Hanbin solo había respondido con un guiño afirmando a la pregunta de la mujer, Jiwon nunca se enteró de aquella pregunta.

-Suerte jovencitos, que la pasen bien en su cita…- el menos había recibido el comentario con una sonrisa.

El resto de la cuadra Jiwon no había formulado ninguna palabra y caminaba como si se hubiera contracturado todos los músculos de su cuerpo, tenso, totalmente tenso  y muriendo de vergüenza, no había logrado evitar que la sangre se subiera a sus mejillas y que un rojo carmín las adornara, debía calmarse se repitió el resto del camino, no es como si su mejor amigo le hubiera jurado amor eterno públicamente.

-Odio cuando callas, me haces sentir que tú eres un adulto y yo un niño pequeño que revolotea a tu alrededor.- Eso era justamente lo que el mayor pensaba. - ¿Por qué Kimbap va tan callado? OH…- Detuvo su caminar un segundo para volver a retomarlo de inmediato -¿Es que acaso te arruine la sorpresa? ¿Kimbap y yo vamos a una cita?.-

-Tal vez así era…- Dijo por lo bajo el mayor intentando que los audaces oídos del menor no escucharan.

-Hyeong~~~- Llamo lascivamente el menor rodeando la cintura de su amigo por la espalda.

En los pensamientos más ocultos de Jiwon se encontraba una escena similar a esta.
Hanbin lo llamaba desde un cuarto de un departamento al que aparentemente se estaban mudando, se acercaba a él por la espalda después de lanzarle unas cuantas miradas coquetas y juntaba sus manos por sobre su abdomen, posaba su barbilla sobre su hombro (de puntitas lo imaginaba) y acercaba su respiración a su oído para luego lanzar todo tipo de insinuaciones que hacían el cuerpo del mayor reaccionar de manera que no deseaba, no al menos en ese momento, tal vez cuando los dos estuvieran solos en una habitación.
Luego de unas cuantas caricias subidas de todo Jiwon tiraba de el para tirarlo sobre el piso de su nueva habitación y posiblemente estrenarla de la manera debida, y en el momento en que todo se daba por iniciado un agitado Jiwon despertaba con las sabanas pegadas a su cuerpo por su excesiva transpiración y con una sorpresa para nada sorpresa en sus partes bajas, y en esos momentos era en los que agradecía lo pesado que era el sueño del menor.

-Bahh… de repente estas tan cariñoso…creo que este día ira mejor de lo que lo tenía planeado…-

-Yo sabía que esto era una cita.- Afirmaba soltándose del mayor para adelantar el paso como todo un joven maduro lo haría, dando pequeños saltitos del estilo emocionado.

-Si fueras así de inmaduro en los ensayos de la empresa tal vez nuestros compañeros te apreciarían más de lo que lo hacen.-

-Hey!, cuida tus palabra Kim Jiwon, soy tu líder, respétame.- dijo mirando miradas furiosas sobre su amigo.

La primera parada del día fue el lugar favorito del menor, no era como si nunca hubiera estado ahí, pero que su “Kimbap” le llevara le ponía una cuota de emoción al asunto, entrar era una verdadera odisea, estaban en pleno invierno así que el espectáculo que daban en el zoológico sobre los oso polares y los pingüinos era bastante concurrido, luego de hacer una fila que les quito una hora de su corto día, Hanbin corría de un lado a otro y Jiwon no se le quedaba atrás, cualquier persona que los viera juraría que eran un par de niños que se habían escapado de sus padre adrenalicamaente, 30 minutos, solo ese pequeño espacio de tiempo les tomó recorrer todo el lugar y comer uno que otro snack que encontraban el lugar, todo cortesía de Jiwon por supuesto, “después de todo tal vez esta si era una cita”, pensó el menor sin borrar una sonrisa de su rostro.
Había una tradición entre ellos, de cada lugar que visitaban tenían que llevarse un recuerdo, estaba más que claro que saldrían con una gran cantidad de bolsas, chiches, llaveros, cintillos de animalitos; nunca escatimaban en gastos, nunca se preguntaban de donde rayos sacaba el otro dinero.

Su segunda parada había contado con un parque y una gran cantidad de alimentos; una manta térmica sobre la nieve y una gran cantidad de niños chicos lanzando bolas de material congelado contra los otros.

El ultimo recuerdo que Jiwon tenía de su madre era un día frio de invierno en estados unidos, su madre lanzaba gritos por todos lados preguntando en donde estaba su comida que como era posible que los dos pequeños que la acompañaban hubieran podido con todo eso; que la comida era para todos, que los mataría cuando volvieran a casa y tendrían que pagarle con creces el esfuerzo que había hecho la pobre mujer para cocinar. Si había algo que ponía nostálgico a Jiwon eran las salidas a comer sobre la nieve, pero también eran un constante recuerdo del momentos más feliz que tuvo en su vida.

-Siempre he querido preguntarte que es lo que piensas tanto cuando nos sentamos aquí y vemos a los niños jugar.- El menor tenía la vista puesta sobre sus manos.

-Pienso en que estoy feliz de estar contigo en estos momentos, pienso en que sería de mí si no me hubieras acosado luego de ese encuentro en Inglaterra.- Dirigió una mirada cargada de nostalgia sobre el menor sin dejar de lado su característica sonrisa.

-Puedes ser muy romántico cuando te lo propones Kimbap.- Dijo para luego dejar caer su cabeza sobre el hombre de su amigo.

-Uno puede ser romántico cuando está enamorado…- Soltó las palabras como si se tratara de un último suspiro de vida.

Había momentos en los que una pequeña luz de esperanza alumbraba el sombrío corazón de Hanbin, esa pequeña lucecita llamada Bobby iluminada su vida, lograba que las situaciones más cotidianas en su vida se convirtieran en algo que deseaba atesorar en sus recuerdos.

La tercera parada era un restaurant de comida japonesa en el que solían encargar Sushi y una serie de alimentos que saciarían su desmedida hambre; Como siempre pidieron sus alimentos para llevar, nunca era una buena idea comer en un lugar cerrado, siempre uno de los dos terminaba derramando soja sobre el otro o a uno le daba un ataque de tos por intentar mantener la compostura.

Por ende su cuarta parada era el departamento que ambos compartían.

Una vez que ya habían tirado sus abrigos quien sabe dónde (por qué el orden jamás fue su fuerte), Tomaron asiento a los pies del futon y dejaron las bandejas con alimento en el piso; Hanbin se encargó de prender la calefacción mientras Jiwon buscaba algo decente que sintonizar en la televisión.

-Hanbinah~~, Kimbap tiene frio, mueve tu trasero a mi lado-

Con una sonrisa en el rostro Hanbin asomó su rostro por la puerta de la cocina haciendo un gesto de que terminaba de prender el calefactor y se acercaría al mayor.

Jamás fue extraño para los dos estar tan cerca, Hanbin constantemente se sentaba delante de Jiwon el cual lo rodeaba con las piernas, no era la posición más cómoda del mundo pero “es una manera de transmitirte mi calor” decía el menor.

-Hey! Hey! Yo igual quiero…dame!-

-Tendrás que sacarlo de mi boca, era el último, que penita…- Reía el menor en intentos desesperados de tragar rápidamente sin morir ahogado en el intento.

Tal como el menor lo había previsto Jiwon tiro de él, “Situación comprometedora” le avisaba su cabeza al ver como Jiwon se situaba sobre el, sujetaba con una mano los brazos del menor por sobre su cabeza y con la otra le apretaba los cachetes intentando abrirle la boca.

-E-s-e-e-s-m-i-T-e-m-p-u-r-a.- Le susurro el mayor cada silaba unos cuantos centímetros alejado del rostro del otro. –Hanbinah~~~- No era normal que el menor lo dejara estar tantos segundos, no había recibido ni una patada de su parte -¿Estas bien?, ¿Estás seguro que aun respiras y no te has muerto por que se te atravesó un arroz?-

-¿Cómo puedes estar tan tranquilo?- Soltó el menor luego de los segundo más largos de su vida.

El mayor lo miró con desconcierto preguntándole con la mirada a que se refería.

-Llevo dos años esperando a que tú me tomes de esta manera, no para quitarme la comida de la boca, si no para escuchar tus sentimientos….-

Y ese momentos fue cuando Jiwon tomo en consideración cada aspecto de la situación; Tenia a su mejor amigo acorralado en el piso con su rostro muy muy cerca del rostro del menor, “Este es el momento” pensó.

En una milésima de segundos las ideas de Jiwon calzaron y aventó sus labios contra los del menor cerrando inconscientemente sus ojos al ver como el menor también lo hacía, tal vez si en su remota infancia hubiera besado a otra persona no se encontraría en tal calidad de inexperiencia, pero el saber que su mejor amigo tampoco había dado su primer beso lo ayudó bastante.

Ahí estaban los fuegos artificiales que tanto decía su madre, “No quería desperdiciar mi último suspiro de vida diciéndote que hacer cuando encontrase el amor, pero no me queda de otra, yo sé que lo has encontrado; deja que los fuegos artificiales lleguen a tu vida cariño, no los apartes”, Dos años atrás en el lecho de muerte de su madre nunca pensó que a quien se refería era a su mejor amigo.

Claro que lo había tomado por sorpresa, pero más sorprendente era el encontrarse correspondiendo al beso de su mejor amigo, Tal vez en el fondo de su corazón él siempre supo que el mayor guardaba los mismos sentimientos hacia él, tal vez nunca lo quiso asumir porque tenía miedo de que si el daba el primer paso el mayor se alejaría.

Fue un toque superficial, nada erótico como plantaban las películas, un simple roce de sus labios que había causado que miles de emociones colisionaran dentro de su corazón; luego de unos segundos se separaron pero no completamente dejando reposar juntar sus frentes.

-Creo que me ha llevado más lejos de lo esperaba esta cita…- Dijo el mayor sonriendo aún sin abrir sus ojos.

-¿Será un tanto descabellado decir ahora que te amo?- dijo el menor intentando fallidamente de controlar su respiración.

-Tal vez no…- dice el mayor antes de robarle otro beso al menor.- Porque yo también lo hago-

-No es oficial hasta que lo digas.- Alega el menor empujando sus brazos para enderezarse de su incómoda posición en el piso, inconscientemente haciendo un mohín con sus labios.

No hubo momento antes de este en el que Jiwon pensara que la persona que lo acompañaba era más perfecto, si bien se guardaban muchos secretos, había uno que era el secreto peor guardado de su vida.

-Te amo Kim Hanbin, siempre lo he hecho.- Concluyo empujando al menor para volver a su posición anterior y retomar un beso esta vez mas apasionado y con mayor seguridad, Tal vez ese noche no sería tan fría como lo había imaginado.

Las luces serpenteaban en las frías calles de Seúl, mientras dos sujetos se declaraban amor eterno en su cálido departamento.

 

Notas finales:

El resultado de pasar tantos dias sin internet <3 dgsfiads


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