No Me Equivoque por Rebecca

Unos suaves pero molestos rayos de luz me habían despertado, con pereza me levante de la cama mientras con los ojos semi cerrados buscaba mi celular, cuando por fin lo encontré debajo de las almohadas lo prendí, la luz del celular me nublo la vista “¡porque siempre lo tengo con la luz tan alta!” cuando mis ojos por fin se acostumbraron a la luz, pude ver la hora que aparecía en la pantalla “¡7: 40 A.M.!” rápidamente salí disparado de la cama hacia el baño, no tenía mucho tiempo así que solo me enjuague el cuerpo, y salí para buscar entre mi desorden el uniforme, ya puesto solo tomo mi mochila y metí todo lo que cabía en ella.

Me despedí de mi madre y de mi hermana mientras corría velozmente hacia la escuela, “bien hecho Manuel, vas tarde el primer dia”, me fije en el reloj de mi muñeca y ya faltaban 5 minutos para que las clases empezaran, pero por suerte puede ver cómo me iba acercando a la escuela, me fije de nuevo en el reloj, faltaban 3 minutos, estaba tan apurado que no me fije bien por donde iba y ahora estoy tirado en el suelo, pero no soy el único al parecer había chocado con alguien, me levante y pude ver algunos libros tirados, los recogí y rápidamente ayude a mi “victima” a levantarse, pero cuando lo vi, me quede pasmado, no como las personas que ven algo horrible, no, más bien diría que vi un pequeño ángel, tenía unos hermosos ojos café claro se veían tan pequeños, y su cabello era como una combinación del oro y del sol, su piel era blanca y al tomar su mano pude sentir lo suave que era. Me quede sosteniendo esa mano, sintiendo su calidez, pero entonces pude oír la campana de entrada, estaban a punto de cerrar, le entregue sus libros y le dije un rápido, “lo siento”, cuando ya iba llegando al portón me voltee hacia atrás, el venía detrás de mí, fue cuando milagrosamente pude llegar, me detuve, el maestro indico que pasáramos, ya un poco más tranquilo, camine hacia mi salón, aunque no sabía exactamente cuál era, voltee disimuladamente hacia donde estaba ese chico, él también había volteado y nuestras miradas se cruzaron por un momento, yo le sonreí amistosamente, cosa que hiso que se sonrojara, me pareció muy “¿lindo?”, no sabía que me pasaba pero esos pensamientos no eran normales, ¿o sí?, pero me dejo de importar cuando llegamos hacia unas escaleras, y yo todavía no sabía cuál era mi salón, pero al parecer ese chico ya estaba empezando a subir por ella, así que opte por preguntarle.

• Bueno, sé que hace unos instantes acabamos de chocar, pero de casualidad sabes ¿dónde queda el salón de segundo “A”?

Se detuvo en la mitad de los escalones, pero no volteo a verme simplemente respondía dándome la espalda, cosas que me molesto un poco, pero aun así, me conforme al oír su linda voz que me respondía tan amable a mi pregunta.

• S-si de hecho es allí a donde me dirijo.

Sonreí para mí mismo mientras me ponía a su lado y comenzamos a caminar el poco tramo que faltaba, para llegar a nuestro destino, cuando llegamos a lo parecía nuestro salón, nos encontramos con la puerta cerrada, no era de extrañar ya que era un poco tarde, así que toque una vez y otra hasta que oí, como se quitaba la cerradura para dejarnos entrar.

Las clases como es de costumbre fueron aburridas, excepto por unos cuantos maestros, y aunque la verdad jamás había dicho esto, creo que las clases de matemáticas son mis favoritas, el maestro que nos toco es genial, es algo divertido, incluso aunque es español la maestra es muy estricta, cuenta buenas historias, pero deje de poner atención y puse mi mirada en algo más interesante, cada vez que pasaba algo que le causara gracias reía y se oía tan feliz que me contagiaba y yo también sonreía…

 Por lo general no me gusta cuando los maestros quieren que te presentes, pero por primera vez me gusto esa dinámica, así supe su nombre, se llama Diego, un nombre simple pero le queda bien, por lo que he observado es listo, todo lo contrario a mí que no destaco por mis notas, claro que en algo tenía que ser bueno, para mi alegría a partir de hoy los lunes hay clases de deportes, el maestro también me cayó bien, pero fue aún mejor cuando nos formó en parejas, y así fue como me toco estar con Diego, solo teníamos que estirarnos pero también debíamos crear una conversación para conocernos, cosas que me agrado completamente, así que para romper el hielo comencé yo.

• Hola – Más patético no podía ser…

• Hola…

• Espero y no te hayas lastimado mucho… con la caída – dije tratando mientras seguía con los estiramientos, esperando una respuesta.

• No estoy bien, gracias… ¿Manuel? – Me miro interrogante, ladeando su cabeza un poco, “rayos, era tan lindo”.

Solamente me limite a sonreír mientras asentía afirmativamente, pero concentre toda mi atención cuando pude ver como su rostro, se encontraba pintado ligeramente con un color carmesí hermoso, pero aunque para mi fastidio tuve que quitar esos pensamientos y concentrarme en la clase, no es que no quisiera seguir con la conversación, era más bien que no quería que toda la clase notara mi la cara de idiota que estaba poniendo.

• Bueno será mejor que sigamos con los estiramientos… Diego – le dije mientras le lanzaba un guiño que hizo su cara enrojecer de nuevo.

• C-claro.

Cuando terminaron las clases me fui caminando hacia mi casa, en el camino solo podía pensar en él, tal vez lo del amor a primera vista no sea totalmente una mentira, seguí caminando hacia mi casa con una tonta sonrisa y no es que mis padre no tuvieran en que llevarme y traerme, solo no tienen tiempo, así que tengo que regresar en taxi o autobús, camine unos cuantos minutos más y pude ver mi casa a lo lejos, ya cuando llegue abrí la puerta cuidadosamente y antes de avisar mi llegada unos ruidos en la sala me detuvieron.

• ¡Quiero el divorcio! No puedo seguir como estamos, ya nada es igual.

Esa era la voz de mi madre, silenciosamente me acerque hacia la sala y me asome tratando de que no me vieran, estaban los dos de pie, mi padre tenía las manos cerradas formando un puño, y mi madre estaba roja de enojo, se podían ver algunas lágrimas bajando por su rostro.

• ¡claro que nada es igual mujer, pero no te atrevas a he charme la culpa, tu eres la que ocasiona todo! – Mi padre agarro fuerte mente una mano de mi madre lastimándola – pero ni creas que vas a obtener algo de mi… ¡entendiste!

Cuando vi lo que mi padre estaba a punto de hacer me puse enfrente mi madre recibiendo el golpe pero aun así no me quite del medio, y le devolví el golpe pero con menos fuerza pues el suyo me dejo aturdido.

• ¡vete de aquí y no vuelvas a tratar de tocarla! – Grite

El solo me miro, pero le sostuve la mirada dando a entender que hablaba enserio, agarro sus cosas y no deje de abrazar a mi madre hasta que oí como se cerraba la puerta y su coche comenzaba a andar, cuando estaba seguro que se había ido, mire a mi madre y le seque las lágrimas de su rostro, todavía se encontraba mal, pero necesitaba que me explicara todo lo que paso.

• Lo siento Manuel, no quería que vieras esto – incluso entre lágrimas todavía me trataba de consolar, aun sabiendo que yo ya estaba grande – hace unos días encontré a tu padre con otra mujer, ellos estaban en una cafetería al lado de la papelería a la que fui a comprar sus materiales de la escuela, yo no quería decir nada pero tu padre hace unas horas había leído mis mensajes y en ellos hablaba con el abogado para empezar a tramitar un divorcio y entonces el...

No sabía si estar enojado, triste o confundido, pero no podía llorar no frente a ella, tenía que ser fuerte ahora que él se había ido yo sería quien las cuidaría, trate de acercarme a consolar a mi madre pero recordé que, mi hermana no estaba en casa…

• Mamá, ¿dónde está Dani?

• Debe seguir en la guardería…

Salí corriendo de la casa hacia la guardería que se encontraba hasta 10 cuadras más adelante, tenía miedo de que mi padre se la llevara, y rogaba que no fura así, pero tampoco tenía mucha esperanza de que eso pasara.

Después de correr sin para unos 15 minutos, pude ver la guardaría donde se supone que debe estar mi Dani, cuando llegue a la entrada de donde todavía pasaban niños con sus madres de la mano me dispuse a preguntar por ella, pero… ya era muy tarde él había llegado antes, no sabía cómo mi madre se lo tomaría, pero lo que más me daba miedo era que podría hacerle o decirle a Dani. Camine rumbo a casa más lento de lo normal, no quería regresar a la casa ahora, no sabiendo que la noticia destrozaría a mi madre por completo, y yo todavía no tenía suficiente fuerza para decirle un “todo estará bien” cuando ni yo mismo me lo creía.

Llegue a mi casa una hora después, mi madre me esperaba en la puerta, su mirada estaba llena de miedo y de angustia, también dejaba en claro que solo tenía una pregunta en mente “¿Dónde está?”, con todo el dolor negué a su pregunta sin que ella pronunciara palabra, pude ver sus lágrimas cayendo de su rostro que siempre había mostrado una sonrisa, me dolía verla así, me acerque a ella y le di un abrazo, “todo estará bien”, fue lo que dije yo, más tarde me encontraba en la cama de mi cuarto, repitiéndome lo mismo que le dije a ella, pero sin creérmelo.