Solo él.
Desde que mucho antes de que aprendiera el verdadero significado de la palabra pecado, realicé montones de barbaridades, obviamente si eres un chico multimillonario y nadie que te restringa terminarías haciendo lo mismo, o sea, no había nada que me frenara, no había nada que me dijera que estaba mal, yo solo continuaba con aquello sin mirar atrás, manteniéndome en el presente, no me preocupaba del pasado y no me gustaba ver las consecuencias del futuro, sin duda el presente era donde estaba el placer, habían chicas por montón, ellas no solo iban por el dinero, tuve la grandiosa virtud de heredar las mejores facciones de mis padres, deslumbraba hacia cualquier lugar que iba, aunque la fiesta no fuera mía, terminaba siendo el anfitrión, tenía un carisma envidiable (¿pero que se le iba a hacer?, Era mi talento natural), cada día una fiesta nueva, una chica nueva que me enseñaba un juego nuevo (si saben a lo que me refiero), personas nuevas que me enseñaban costumbres simplemente divertidas, platos de comidas nuevo que deleitaban cada segundo a mi paladar, un nuevo licor que se abría ante mis ojos y me cegaba con su textura, suena como el paraíso ¿verdad?, pues así lo era, estar siempre disfrutando el presente, pero esto tuvo una clara desventaja que jamás quise ver, si siempre vives en el presente creyendo estar en el más grande pedestal, te cegara por completo, te cegara a las opciones que podrían ocurrir en el futuro, yo aprendí eso, lo aprendí a las duras, de unos segundos a otros me caí en los profundos abismos del destino, todo en un pestañear se fue a la mierda, mis cenas, mis licores, mis fiestas, mis mujeres, mis placeres, mi vida, todo, todas las consecuencias vinieron a restregarse en mi cara, la desesperación brotaba por cada gota de sudor que emergía de mi cuerpo, el arrepentimiento rodeaba cada lagrima que acariciaba mi rostro, sufrí, sufrí como nunca antes hubiera imaginado, simplemente quería tirar la toalla ya, tirarme en el suelo y dejar que este me tragara, pero por más que me lamentara debía continuar, yo quería morir, pero siendo un cobarde no puedes tener la valentía suficiente para terminarlo todo, así que continué, a pesar que aquello me rompiera los huesos, la piel, la carne, mi mente, mis pensamientos, mi voluntad, mi humanidad, continué dando todo de mi, dejando todo mi ser, cada gota de sangre que derramaba mi cuerpo era una cuchillada que me asesinaba, yo sabía que si continuaba moriría, y así fue, y como un fénix renací, pasaron años para encontrar la salida, pero al final la pude encontrar, por fin después de tanto pude descansar, volver a casa, simplemente el ver la sonrisa de mi madre y hermana me baño en un gran regocijo, pero a pesar de todo, hubo algo que los años no pudieron quitarme, algo que me mantuvo intacto durante todo aquel tiempo, la culpa y en ese momento sabía que era tiempo de remediar todo, durante esos años perdí muchas cosas, incluso a mí mismo, pero pude contra todo y poco a poco empecé a cerrar aquellas cicatrices, me volví más fuerte, fortaleciendo mi cuerpo, mi alma y a mi ciudad, aquella que alguna vez simplemente la manipulaba a gusto, ahora era mi cuna, mi diosa, mi mundo, yo la protegería, la salvaría de los escombros del pecado, pero aquello me costaría muy caro, lo sabía desde el principio, siempre lo supe, pero a pesar de todo, en el momento que llego a cobrarse todo simplemente me pilló desprevenido, con mis barreras bajas y desmoronándome por completo, tuve muchos amores en mi vida, tantos que ya no podría contarlos, pero sabía que ella era la indicada, ella siempre se mantuvo junto a mí, ella me salvo la vida (literalmente), cuando me di cuenta, sabía que aquello no podía ser, siempre me gusto su manera nerviosa de decir las cosas, como se me quedaba mirando cuando hacía ejercicios, siempre me gustaron sus cabellos rubios, su sonrisa, su caminar elegante, cuando ella se preocupaba de mi, amaba todo, absolutamente todo, pero simplemente no podía ser, si ella estuviera junto a mi simplemente seria su perdición, todos a mi alrededor mueren, la frustración que poseía en ese momento era inmensa, sentía que destruiría todo a mi paso, no había nada que consolara mi corazón, sentía que ya era suficiente, es mi culpa de todas formas, yo escogí aquella vida, esa vida tan solitaria, pero… pero a pesar de todo en el fondo, muy en el fondo, deseaba que ella volviera y siguiera insistiendo en nosotros dos, pero el verla besando a otro, me dejó en claro que no sería así, supongo que sería fácil saber la respuesta a cómo olvidar a un amor después de tanta experiencia que tuve, pero aun así, cada vez que sucede, aquella pena llega con la misma intensidad o cada vez mayor, además es sofocante y totalmente solitario, nuevamente sentía el deseo de tirarme contra el suelo y que éste me tragara, solo quería que le mundo se detuviera, pero una mano se había posado en mi hombro y volteé, aquella sonrisa llena de alegría e inocencia y esos ojos verdes profesando gran admiración, su simple presencia ya me consolaba, él era mi amigo, Barry fue mi cura, su simple roce ya me calmaba, su risa me estremecía, su presencia me alegraba, él era amable, él era un verdadero héroe, mi héroe, su amistad fue todo lo que me pudo sostener con cordura en mi vida.
Entonces un día acaricie sus cabellos castaños y él me sonrió, fue inevitable para mi él no sonreírle de vuelta, lo sostuve amablemente y me deje llevar, mordisqué sus labios como si fueran de una pequeñas cerezas, se sentían tan suaves y dulces, sus ojos verdes me llenaron de ternura y mis brazos lo rodearon, su cuerpo delgado se unía perfectamente con el mío, su piel sudando junto a la mía, entregándonos un mutuo calor, sentir la calidez de su interior, lo sabroso de su boca, sus rosados botones contra mi lengua, “Barry” era lo único que llenaba a mi mente en ese momento, nunca antes me había sentido así, no había nada, solo el vacio, y en ese vacío solo los dos, me aferre con fuerzas a él y grite su nombre, tal y como él gritaba el mío, sus mejillas encendidas por la vergüenza, unas pequeñas lagrimas que caían de sus ojos por el dolor, sus gemidos que salían por el placer, tome atención en cada uno de esos, exploré cada parte de su ser con lentitud, con el yo no jugaba, todo salía con espontaneidad, con él ya no había pasado, ni presente, ni futuro, solo él, solamente él, lo único que necesitaba.
Sé que en mi futuro se espera un gran desastre, pero mientras él se mantenga a mi lado yo estaré bien, así que mundo ¡puedes atacarme con todo lo que quieras!, pero mientras que él me siga sonriendo, yo seguiré, me volveré a parar y continuare luchando, ya que todo lo que necesito es solo a él.
Fin.