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Twins Sentence por Steamulation

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Notas del capitulo:

“¡Por favor! cásate conmigo”

Esas fueron las palabras que él me dijo, justo con la cara y la apariencia de Fuyu, el amor de mi vida.

 

“¡Por favor! cásate conmigo”

Esas fueron las palabras que él me dijo, justo con la cara y la apariencia de Fuyu, el amor de mi vida. La facilidad con la podía engañarme era aterradora, por un segundo pensé que ella había vuelto y nuestra separación era un mal sueño, me sentí tan feliz y contento, realmente quería tomarle entre mis brazos y no soltarla… a pesar de todo, seguía amándola, hasta el último instante de mi vida.

Pero, Fuyu, ella murió hace un mes, en un accidente automovilístico. Trague saliva, jugaba con un bolígrafo, lo hacía pasear entre mi lengua y el paladar y cuando perdía la paciencia se convertía presa de mordidas fugaces, el ácido sabor del metal entre mis dientes dejaba de lado toda la amargura y desgracia que había pasado desde hace ya un buen tiempo en mi vida.

-Oye ¡Natsu!- una voz chillona y desagradable me devolvió a la realidad, eran casi las doce y yo no había terminado mi papeleo, tenía toda la razón en gritarme en frente de todos.

-¡Perdón!- quien me hablaba con un tono presuntuoso era Negima, una compañera de Oficina,  casada por supuesto, lo sabía mucho antes de que ella me lo dijera,  su corte sin sentido de cabello, su mal atuendo y su pésimo maquillaje, me hacían creer que la mujer se arreglaba así intencionalmente, para desgracia mía, con una intención maligna, esa de cegar a todos los hombres sobre la tierra y recordarles que horribles pueden ser las mujeres casadas,  antes de intentar proponerle matrimonio a Fuyu, me lo pensé varias veces, todas ellas, eran, imaginarse a Negima como mi esposa, realmente me aterraba por completo si quiera imaginarlo. –en un momento más, termino esto y voy contigo- la chica rio curiosamente, como burlándose de mí, algo era gracioso, no sabía que, si era la ropa que usaba hoy  o lo decrepito que me veía. Durante esta semana casi no dormía, solo fumaba, siempre fui un tipo con cara seria y pálida, mucho peor lleno de ojeras y sin peinar correctamente mi cabello, eso me daban una apariencia de algún vagabundo o criminal.

-No, eso no era lo que vengo a decirte – me entrego un papel.

“Fuyu Konoe”

-¿Qué?- dije sorprendido al leer ese nombre.

-¿No es tu ex novia?, está esperando en recepción, eso es lo que venía a decirte – el aire casi se me acaba en ese momento, no había desayunado nada, la noticia me cayó  como bomba, estaba ahí justo en el recibidor, usando su nombre, preguntando por mí – pero no pongas esa cara, ya la vi, es hermosa y joven, ¿me pregunto qué te habrá visto en ti?- mi entre ceja se frunció, me puse de pie. Me quede viendo a los ojos a Negima Y yo me pregunto ¿Qué vio tu esposo en alguien como tú? .Le sonreí hipócritamente.

-Vale, vale,  solo me tomara un par de minutos, está de paso, de seguro se ira rápido– notaba que Negima quería saber más acerca de ella, mis compañeros de trabajo y yo no teníamos gran relación. Terminaba mi jornada laboral y decidía irme directo a casa. Mi vida era mejor así.

-¡Que amargado eres!- molesta me miro de arriba abajo, así eran todas las mujeres, igual de complicadas. Algo que no podías entender a menos de que intentaras conocerlas, pero en mi caso, solo me había roto el corazón por placer. Hice de cuenta como que no existía, ni siquiera le conteste y camine lejos de mi escritorio.

Antes de salir pase por un vaso de café en la cocineta, sin azúcar y con dos cremas, lo moví rápidamente y me lo tome, al tocar mi estómago, reflejaba mi estrés y lo nervioso que estaba, los dolores comenzaron a victimizar a mis débiles intestinos. Suspire sin remedio y cerré los ojos, tan solo la idea de volver a mirarle a la cara bastaba para que saliera corriendo del edificio, pero ya no era un niño, tenía que ponerle un alto a esto. Pero la mano sobre la frente revolviendo mi cabello no era un signo de gran seguridad.

¿Esto?, ¿Qué era esto?. Hoshi, su hermano menor, quien me esperaba afuera vestido y luciendo como ella.

Y era tan buena su trampa que no evitaba sentirme como lo hacía con Fuyu, estúpidamente feliz. El remordimiento me consumía por dentro.

***

Hace tiempo

Mi vida amorosa siempre fue buena, no tuve grandes decepciones amorosas o historias dramáticas como todos mis amigos,  a lo largo del tiempo nunca pensé enamorarme realmente de nadie, pero lo hice, conocí una chica en una fiesta, al comienzo pensé que se trataría de un noviazgo fugaz porque en la tercera cita me pidió ser su novio, pero fueron más de 5 largos años juntos, que me hicieron creer realmente en esa maravillosa palabra llamada amor. Me enamore.

Su nombre era Fuyu, hija de una familia de posición media, con una enorme y cálida sonrisa, siempre fui feliz a su lado. Era la chica perfecta para mí, autosuficiente, tierna, detallista, amante de los perros. Después, entendí que deseaba estar con ella por la eternidad, pero por el momento  solo podía hacerlo el tiempo que tenia de vida en el mundo.  Decidí que teníamos que dar el gran paso, ya lo saben, casarse, ahorre por casi un año suficiente dinero para comprar un anillo digno, uno lleno de diamantes y perlas, cuando fui a la tienda a escogerlo no existía uno así, me di por vencido y compre el más costoso. Justo ese  día, el día que pensé proponerme  era nuestro aniversario número 5 de novios, vi la oportunidad perfecta para hacerla mi esposa. Vivir con ella por siempre, tener hijos, envejecer juntos. Cosas de gente enamorada.

La situación entre nosotros estaba algo tensa últimamente, pero solía pensar que eso era parte de todas las relaciones. El dar un enorme paso hacia el altar reforzaría nuestro amor. Eso era lo que yo pensaba.

Todo estaba perfecto en la vida que tenía, una novia envidiable, un buen trabajo, todo lo que deseaba se cumplía, en esas ocasiones  pensaba que era un sueño,  pero verla despertar junto a mí reafirmaba que era mi realidad. Era Feliz

Pase a comprar una botella de vino y bocadillos, los arroje al auto y puse la música a todo volumen, vestía un traje nuevo, justo el que siempre quise comprarme, había ordenado comida, todo sería tal y como lo había soñado. Estaba entrando en ambiente.

Cuando llegue a casa, estacione el auto y baje con las bolsas de compras. Cerré la puerta y di media vuelta.

Desearía nunca haber llegado justo en ese momento.

Estaba Fuyu, mi Fuyu, mi novia, la chica con la que había salido por casi 6 años de mi vida, la que sabía todo de mí, la que…bueno, ella, ella estaba besando a mi mejor amigo.

Realmente me sentí como en uno de esos programas de bromas, donde esperas que salga un conductor secretamente de algún lugar para sorprenderte y decirte que nada de lo que está pasando no es verdad. Esa sensación de parecer realmente estúpido por que no entiendes que demonios están haciendo los dos. “Se están besando imbécil, eso hacen” pensé. Estaba en Shock, jamás había pasado por algo así, mi mente se puso en blanco un par de segundos. “¿Cuándo?” “¿Cómo?”, “¿Por qué?”… perdí el control.

Lo único que recuerdo es que tire de su brazo mientras ella hablaba, tratando de explicarme por qué demonios estaba besándolo, a él lo ignore, no me importaba, la que me importaba era ella.

Perdí el control otra vez, jamás en mi vida habría pensado que podría ser violento, ni de pequeño aplaste un insecto. Sentí  un enojo tremendo, tanto que no supe cuando mi mano se levantó por el aire, haciendo que Fuyu gritara y cerrara los ojos, la deje caer, quería pegarle hasta perder la razón, quería matarla y después morirme con ella. Tenía tantas ganas de llorar.

-¡Alto!- no fue  su amante, quien me detuvo, fue Hoshi, su hermano. También estaba en mi casa, había dejado caer unas maletas, sus maletas .Iba a dejarme, esa noche mi novia, con la que había durado casi 6 años, a la que le encantaban los perros,  a la que le iba proponer matrimonio… la misma que se estaba besando con mi mejor amigo, ella, esa mujer pensaba dejarme. Jamás creí que las personas pudieran ser tan miserables. Tuvo mi corazón y con alevosía lo aplastaba.

Caí en Shock, y después al suelo, un golpe en la cara. Nunca me habían dado uno, esa noche sin duda fue la primera vez de muchas cosas.

Aprendí a  tener el corazón roto.

El tiempo avanzo, y  como un adulto debía aceptar que; Fuyu ya no me amaba, que yo la seguía amando, que ahora vivía solo y debía comprarme un perro, que doblaba mi horario laboral para llegar a casa cansando y exhausto, solo para dormir y despertar, que era una persona que vivía como una cascara vacía. Ella había mantenido una relación de escasos 3 meses a escondidas, se enamoró de él y rompimos, el enterarme por otras personas de esto me destrozo, deje de tener contacto con todo lo que le relacionaba, gracias a Dios, trabajábamos en distintas compañías.  

La vida sin ella era difícil, gracias a nuestra ruptura aprendí a llorar amargamente, a despertar entre las sabanas y tratar de abrazar el aire, a gritar el nombre de alguien y no recibir respuesta. A fumar…

Ahora estaba solo, y ella, era feliz en los brazos de otro hombre. El anillo no lo tire, pensé en venderlo y comprarme cualquier estupidez, pero no pude. Era un total imbécil, aún tenía la esperanza de que me buscara y reconociera que no había otra persona que pudiera amarle como yo. Espere por eso meses y jamás paso.

Después del duelo, llega la resignación, el odio a las mujeres, a los mejores amigos…a los hermanos pequeños, a todo. Los kilos que subes por comer y comer, te regresan a la realidad,  mi vida estaba mal.

Cambie mi numero móvil, cerré mi Facebook, deje mi cuenta de twitter y me volví un ermitaño incomunicado de las redes sociales. Comencé a ejercitarme con el deseo entre dientes de que cuando Fuyu volviera a verme, observara un hombre nuevo, un atractivo hombre nuevo. Uno que difícilmente podría dejar de amarla.

La medicina fue el tiempo, no para olvidarla, si no para que yo pudiera olvidarme de lo mal que me sentía. Retome el ritmo, comencé a salir con mis compañeros de trabajo y amigos de nuevo, pero siempre con esa cruel reserva a entablar una relación con una mujer, toda chica que se me acercaba buscando una relación era rechazada cruelmente. Estaba muy herido, tenía mucho miedo de ser traicionado, de que nuevo alguien jugara con mi corazón de esa forma. Sé que no tenían la culpa pero me gustaba hacerlo, lastimarlas.

Así que me hice a la idea de no volver a enamorarme de alguien. Por fin entendí el drama de todos mis amigos y lo ignorante que era ante esa clase de dolor.

Se cumplía justo un año y medio de no vernos, ni saber de ella, timbro mi celular en señal de joderme la existencia. Estaba por terminar un par de informes y recibí un mensaje, por inercia lo abrí y note que no reconocía la dirección de dónde provenía, decía: Mi hermana Falleció.

Creo que un dolor más fuerte que la perdida de alguien, no puede existir. Intente marcar desesperado al remitente pero jamás contesto, al poco rato, un segundo mensaje con la dirección en donde estaba Fuyu.

 Fuyu había muerto.

Esa noche, llore demasiado, tanto que no podía creer que tuviera tantas lágrimas en mí.

No dormí nada y me quede encerrado en mi oficina. No quería saber nada del Mundo, deseaba abrir la ventana y lanzarme al vacío.

Contacte a sus Padres, ellos me dijeron que murió en un accidente justo en la carretera, había sido rápido y sin dolor, esa noche llovía demasiado y no pudieron evitar que sufriera la mala suerte de salirse del carril.

Ella era humana, podía morir, pero no ahora.

Después de pelearme con Dios y el Mundo, no comer en dos días y solo mantenerme de café y tabaco, me di un baño, en esa ducha me desmaye.

Fue cuando supe que yo no estaba muerto. Mi cabeza tenía un enorme chichón.

Tome el auto y conduje hasta su tumba, con el mismo traje con el que me había decidido a proponerle matrimonio, igual de guapo. Compre el arreglo de flores más hermoso que pude encontrar.

Cuando estuve frente a ella, frente a su tumba, me derrumbe y llore como un niño, le dije lo mucho que la amaba, que le hubiera perdonado todo lo que me había hecho, que deseaba casarme con ella, le propuse matrimonio por fin y azote el anillo en el lodo.

La lluvia cayó en ese momento, tratando de reconformarme. No entendía por qué Fuyu había muerto.

Me enrosque en su lapida y no desee otra cosa más que estar en ese lugar. Juntos otra vez.

-Natsu…- alguien dijo mi nombre, abrió los ojos y voltee a verle.

-¿qué?-  detrás de mí había una chica, parecida a Fuyu, mejor dicho era Fuyu, con el vestido que uso cuando fuimos a un concierto en el bosque, los mismos zapatos, la misma coleta de lado, era mi Fuyu.

- ¡Cásate conmigo! por favor…- no era su voz, no era su mirada, no era ella.

-¿Hoshi?- el semblante le cambio, note como el nerviosismo se apodero. Era su hermano, vestido como ella, ¿acaso el maldito encontraba divertido burlarse de mi dolor?.

- ¿Pero no luzco como ella?, hasta he escogido todo a detalle…- la forma en que me lo dijo fue perversa, pero era verdad, era idéntico a Fuyu.

-¿Por qué haces esto Hoshi?- coloco su sombrilla por debajo de nosotros, se arrodillo para acercase hacia mí, seco mis lágrimas.

-Por qué jamás debí dejarte Natsu, yo se lo mucho que me amas y voy a luchar por que regreses a mi lado…- me hice para atrás, sus expresiones me daban mucho miedo, Fuyu habla a través de él, y yo tan vulnerable no supe que hacer. Decía cosas que añore por cientos de días escuchar.

-No…- antes de levantarme volvió a jalarme para pegarse junto a mí. Su mismo perfume, su mismo tacto. –¡¡¡Fuyu!!!- me deje llevar, le abrace con tantas ganas y comencé a llorar, no quería soltarle y así me quede un par de minutos, mientras la lluvia comenzó a caer.

***

Prácticamente salí huyendo de ese lugar, sin atreverme a si quiera hablar con sus Padres, estaba bastante asustado y justo el día de hoy Hoshi vino a buscarme, no podía ser peor. En el periodo que estuve oculto no dejo de mandarme mensajes todos los días, no sé cómo había conseguido mi nuevo número, era tal y como Fuyo lo hacía. Fotos de sus actividades diarias, compra de zapatos, compra de libros, tal como lo era ella.

Cada mensaje que leía era un escalofrió recorriendo mi espalda, al poco rato se volvió agradable. Mi cabeza estaba por ceder en su absurdo juego, comencé a responderle los mensajes, primero como Hoshi y después, por un error de dedo como Fuyu. Un timbrazo cambio todo lo que empecé a fabricar en mi cabeza, mi vida feliz al lado de la imitación del amor de mi vida, me mire al espejo, justo cuando me salía de la ducha y observe mi cuerpo.  Los hombres somos distintos a las mujeres. “Hoshi jamás podría ocupar el lugar de Fuyu”.

Salí de mis pensamiento, deje la taza en el lavamanos y me eche una pastilla dulce a la boca, el olor del café suele ser molesto para las personas. Deje un informe en el escritorio de uno de mis compañeros, lo tenía pendiente, tome el ascensor, justo al salir anuncie que bajaría a recibirla por el interfono, para cuando ya estuviera abajo sabría que no me negué jamás a verle.

Era el momento del almuerzo, nunca tomaba ese tiempo durante mi trabajo,  pero ahora era una situación de vida o muerte. Cuando se abrió la puerta del ascensor del primer piso volteo a mirarme, tenía hecha una coleta entrelazada por un cinto, el copete le tapaba uno de sus ojos, siempre ame ver en ella ese peinado. Al instante me sonrió. Como una mortal daga hería mi pecho e hizo a mi corazón latir mil por hora.

-¡Natsu!- Grito feliz,  para acercarse hacia mí corriendo, el sonido de sus tacones contra el piso me trajo tantos recuerdos, abrió ambas manos y sin detenerlo me abrazo- hoy tengo clase libre, he venido para que almorcemos – regrese a la realidad.

-¡Ven!.- quite sus brazos y le tome por la muñeca, hice una seña al guardia de que en un momento más regresaría y me lo lleve a rastras hasta un parque cercano –¡Ya es suficiente Hoshi!, tu broma ya llego al límite – gire para mirarlo y le prense la peluca que traía, le di un tremendo jalón buscando arrancársela.

-¡¡¡¡Me lastimas Natsu!!!!- no era una peluca, me sentí un total idiota, toda la gente nos miró, sentí un enorme empujón.

-¡¡Imbécil!!, ¿qué te pasa?, porque estas jaloneando así a la señorita – otro chico se había metido entre nosotros, me quede en shock no supe ni como contestar, de repente, de ser nada, era el centro de todo.  Hoshi pidió que se me disculpara. ¿Cuándo le había crecido tanto el cabello?, ¿Desde qué fecha había decidido parecerse a Fuyu?. Aquel joven se fue, dejándonos a los dos. Intento tocarme pero le respondí violentamente, sentía que me faltaba el aire, era una sensación de asfixia y dolor. Unas enormes ganas de llorar se apropiaron de mí. Jamás habría tenido la sangre para dañar a la mujer que amaba.

Termine por pedirle que viniera a mi casa, cenaríamos, hablaríamos, pero la condición era que no estuviera vestido de mujer. Al inicio pareció aceptar pero cambio de planes justo a un par de horas de salir del trabajo, tuve que tolerar eso, teníamos que hablar.  Durante todo ese día, no di una en mis actividades, cometía errores, me encontraba perdido. La cajetilla de cigarros a un lado era una seductora invitación para relajarme, pero necesitaba dejarlo, había odiado siempre depender de cosas para sentirme mejor. Fuyu era lo único que aceptaba como adicción, su recuerdo, su cuerpo, su voz…

Pase a comprar comida china, lleve cervezas y par de cosas extras. Llegue a casa, en la hora acordada, baje del auto y le mire por arriba, estaba sentado, esperando afuera de mi departamento.

Cuando me vio llegar, su cara se le ilumino,  trate de no emocionarme ni hacerle fiestas pero fue imposible,  se prenso de mí y sonrió de nuevo – ¡Natsu!, estoy tan feliz de verte – la relación de Hoshi y yo siempre fue buena, es el más chico que yo, tiene 19 ahora y yo 27, él es un universitario y yo un asalariado, de mundos tan diferentes. A su edad lo que debería estar haciendo es salir con amigos y tener novia, no tratar de imitar a su hermana muerta.

Al entrar se quitó los botines que tenía puestos para la lluvia, su abrigo lo coloco en el perchero “Con permiso”, dijo,  para irrumpir tranquilamente a mi departamento. –Estás en tu casa- fue lo más inteligente que se me ocurrió decir, me quite el saco y lo bote a un lado, seguido de la corbata y las mancuernas.  Un fuerte ruido se escuchó cuando mis llaves pegaron sobre la mesa del centro. Vivía solo, los ecos y yo habíamos compartido largo tiempo de convivencia.

-Tu departamento luce muy diferente – decía Hoshi, cuando miraba,  y en efecto, había retirado toda la decoración que había hecho con Fuyu cuando vivíamos juntos, los cuadros que le habían gustado  estaban guardados o incluso ya en la basura, ahora los espacios de su librero o su estudio los ocupaban aparatos de ejercicio y una pantalla de gran tamaño. El objetivo era enterrarla, eso necesitaba dejarle en claro a su hermano.

-Sí, desde que tu hermana me dejo, decidí quitar todo lo que me la recordara – note su cara, le cambio el semblante, me sorprendió un poco al principio, que un adolescente pudiera sentir tal dolor.

-Pero, no estas saliendo con nadie, si quisieras olvidarme lo harías, tendrías otra amante – voltee de prisa y camine hasta él. Le tome por el brazo y lo empuje con fuerza, el chico se estrelló contra la alfombra.

-¡No digas estupideces, Fuyu está muerta!- Se quedó callado, suspire con fastidio, en efecto la había cagado, justo lo tenía frente a mí, lastimándolo cuando ni siquiera sabía porque me estaba haciendo esto. –Perdón, no era mi intención portarme tan estúpido, levántate – tome sus delgados brazos y lo puse de pie, en uno de ellos tenía un tatuaje con un ave. –¿Cuándo te tatuaste?- me empujo a un lado.

-Cuando Fuyu murió…- extrañamente contestaba como Hoshi, era mi oportunidad, lo abrace, tan fuerte que no pudo hacerme a un lado.

-Tranquilo, solo quiero que me cuentes que está pasando…- le dije con calma, una serie de lágrimas comenzaron a escucharse.

-Extraño a Fuyu- se aferró a mi espalda, apretando fuerte con ambos puños, los sollozos por fin comenzaron a salir de él. Yo, ya no podía tener al amor de mi vida, pero Hoshi y sus Padres, también habían perdido una hermana y una hija. Tenía que entender, que debía existir una forma por la cual ellos también tenían que superar la partida de un ser amado. Algunos odiábamos al mundo y otros como Hoshi, se decían a travestir.

Al cabo de un buen rato, platicamos de todo lo que había pasado en ese tiempo que los dos estuvimos separados, Fuyu y yo, menos de la decisión de Hoshi por comenzar a transformarse en ella. Esa fue su condición para comenzar a hablar, no preguntar sobre aquello y aceptar que vestiría y se comportara así cuando estuviéramos juntos. Yo tendría que llamarle Fuyu.

No parecía ser diferente a mí, adaptarse a tener de nuevo a su hermana en casa fue difícil, como yo a dejarla, mucho peor, aguantar la presión de su Padres y la constante necesidad de recordarle sobre mí y su ruptura parecía incomodarle, al comienzo los dos eran unidos, después de un tiempo, justo cuando yo decidí tener un apartamento con ella todo cambio,  se alejaron y el poco contacto que yo tenía con el chico, se volvió nada.

Estudiaba Literatura y su trabajo de medio tiempo era en una biblioteca, donde se encarga de traducir manuscritos, pagaba la matricula él solo y mantenía excelentes calificaciones. Sin duda era guapo, tan guapo que pasaba fácilmente por una mujer, con su piel tersa y clara, sus pómulos coloreados en temporada de calor y sus enormes ojos llenos de pestañas. No entendía el desperdicio de alguien con tantas cualidades. Idéntico a Fuyu, solo que en hombre.

Abrí la primer cerveza, el líquido resbalo fácil por mi garganta, ante la sorpresa del chiquillo, yo solía beber sin control -¿quieres una?- le extendí la mano, el la tomo y con miedo la abrió –!Vale, tómala!, es solo cerveza- los primeros sorbos fueron muy graciosos, apenas podía aguantar el sabor, hacia caras graciosas. Después de un rato el alcohol me hizo efecto y Hoshi, siguió diciendo estupideces, acerca de su hermana, lo mucho que la envidiaba y la extrañaba, la cerveza no fue suficiente así, que abrí un mini bar que recién compre y saque casi todas las botellas que tenía, vino sobre todo, se lo di a probar.

-Que delicia- copa tras copa, solo podía percibir el hermoso cuadro que hacia el chico, el líquido carmesí resbalando por sus labios hasta su cuello.

Cerré los ojos y me recargue sobre el sillón, mire la hora, eran las 3 am, mande un mensaje a mi supervisora “No puedo ir mañana a la oficina, me siento enfermo”. Era una enorme mentira, bien podría detenerme justo ahora, pero no. Tenía la necesidad de seguir viéndolo, hasta que me cansara de eso.

Estábamos tan ebrios que no me di cuenta si quiera cuando lo abrace, solo tuve ese impulso de besarlo, fue difícil,  por ni siquiera podía abrir la boca, el chico no tenía experiencia con estas cosas, entonces yo tuve que hacerlo, cuando metí mi lengua, fue una sensación extraña, no lo vi mal pues él había venido a buscar esto. Sabia a vino, su interior torpemente invadido por mi traviesa necesidad de incomodarlo,  estaba caliente. –Basta…- dijo molesto para hacerme a un lado y tal como lo pidió me puse de pie,  alejándome.

-Ya son las 4,  ¿no tienes escuela mañana?- dije cortante, no estaba molesto, si no vacío.

Como bien lo sabía,  no era nada comparado a besar a Fuyu,  a un hombre, ¿en qué clase de persona me había convertido?. –No puedes pedirme que me vaya a estas horas- camine hacia la mesa y tome una cajita, el tan ansiado tabaco, había roto mi limite esa noche.

-¿Entonces a que te quedas? – empezaba a seguir su juego,  culpando al alcohol de lo que realmente quería hacer.

-Me iré a las 6, con la apertura del primer tren- se puso de pie pero lo detuve con un fuerte jalón en su brazo, tenía la curiosidad para ver sus reacciones,  hacerlo sentir como un pequeño roedor asustado dentro de mi laberinto. ¿Acaso pensaba que no había hecho el amor con su hermana? .Él estaba dentro de una enorme trampa y yo solo me encargaba de impedirle la salida.

-Todo este tiempo me has vendido la idea de Fuyu, usando su perfume, vistiendo sus ropas, luciendo como ella – lo arrincone contra la pared, trato de resistirse pero lo evite con mucha facilidad, lo aprisione entre mis brazos y mis piernas. Tenía justo su tamaño, tan pequeño que pensabas que con cualquier roce lo destrozarías. A veces pensaba en que podrían ser gemelos, pero se llevaban 6 años, siendo totalmente imposible esa comparación.

- Es suficiente, si esto es una broma, te pido que te detengas- me moleste, lo azote con fuerza contra la pared, su expresión de dolor hizo que mi corazón se acelerara. No entendía esta clase de sensación, con Fuyu jamás hubiera pasado, la ventaja de poder tratarle así, estaba tan lastimado por ella y ahora, mi mente maquinaba una especie de venganza bajo la careta de Hoshi.

- ¿También usas sus pantaletas?-

-Fin primer Capítulo-


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