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Inevitable por Dagi

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Notas del fanfic:

Spn no nos pertence sino a su autor, Kripke. Siguiendo la temporada 10.

Lindas historias Destiel :)

Sin betear, (con posibles errores y horrores al escribir)

Notas del capitulo:

Una linda historia en la librería.

Sal conmigo, Dean.

 

Dean

Suspiró y siguió caminando hacia su trabajo. Era la segunda vez que Cas lo invitaba a salir.

No quería ver al tipo.

No quería ningún trato con él.

Además… ¿Quién demonios era Castiel Novak?

El hombre se presento un día, hace un mes, en la librería de su tío Bobby donde trabajaba a tiempo completo, alegando que era el amor de su vida.

Él no tenía problemas si eran hombres o mujeres. Bateaba para los dos lados.

Maldición.

El sujeto era extrañamente caliente. Poseía un cabello del estilo sucio después de una sexy noche (inmanejable), una piel tostada por el sol, ojos azules y enormes, unos labios rosados y agrietados que daban ganas de humectarlos con besos, mandíbula dura y masculina, una barba de las cinco que acentuaba ese look serio y abandonado y por último,  la más fea vestimenta que había visto en su vida. Que por loco que pareciera, le quedaba a la perfección.

Dean no podía olvidar esa actitud y postura en Castiel. Hablaba de una manera tan formal, como si fuera un libro de texto andante.

El sujeto era de otro planeta.

Pero…

Dean hizo una mueca de disgusto al recordar el episodio de la semana pasada…

¿Qué tipo de cliché romántico era ese? el hombre le había recitado un poema. Sonaba mas como una frase sacada de las cajas de los bombones que una confesión seria.

Todos los allí presentes en la librería se quedaron mudos, Dean escuchó algunos suspiros y unas cuantas risas bajas. Fue una total y completa sorpresa. Sus mejillas se sonrojaron y un calor interno empezó a emanar en él.

Vergüenza. Definitivamente.

¿Quién te confiesa su amor a través de antologías amorosas? Porque después de eso siguió con otros poemas del romanticismo puro.

Hijo de puta. A él no le pasaba estas cosas… a Sammy, si. Su hermano era el romántico de los dos, el que deseaba una familia en los suburbios, el pasto verde lleno de flores y perros.

Dean no podia creerlo. Se encontraba impactado porque un completo desconocido dio vuelta su mundo en pocos minutos.

Volviendo al presente, Dean ignoró al hombre y caminó lo más deprisa que podía.

No quería oír otra palabra más.

 

****

 

 

Castiel

Se sintió un fracasado, ¿La palabra perdedor estaba escrita en su frente?

Se había enamorado de Dean Winchester, el hombre que trabaja en la librería cerca de su casa.

Y no sabía cómo…

Suspiró hondo. En realidad si. El hombre recordó aquel suceso como si fuera ayer.

Se encontraba y según su psicólogo, el Doctor Crowley, en un periodo de pérdida de inspiración, una leve insatisfacción al escribir y  bajones anímicos.

Bueno, no tenía porque escucharlo de la boca del hombre… él ya lo sabía.

Dinero no tenía en exceso, sólo lo necesario para lo básico. Pero él era un artista. Era un escritor y sus novelas se vendían de maravilla. Claro que su nombre real no era reconocido. Él era C.N James, uno de los mejores escritores del género de suspenso de todos los tiempos.

Esa tarde, Cas no quería estar pasando más tiempo en su casa. Se sentía asfixiado y desorientado en cuanto a su profesión. Entonces decidió caminar por la avenida principal hasta toparse con una librería.

Castiel entró a la tienda y el olor de libros nuevos inundo sus fosas nasales. Encontró las novelas de su autoría ubicados en una pequeña estantería sobre el mostrador. Mientras leía la absurda biografía que su editor Gabriel Speight había hecho sobre él, escuchó una repentina conversación a pocos metros.

"Hola. Disculpe. Pero me podría decir… ¿Si, La noche te llama de C.N James, está disponible?", preguntó una clienta.

 " Si, por supuesto. Tenemos la serie completa de Darkness".

 " ¡Oh, que bien! Quisiera todos los libros".

 ¿Toda la serie? Cas no podía creer lo que sus oídos oían.

 " Hace una buena elección…"

La charla terminó con unos leves murmullos.

El ánimo de Castiel aumento. Tales palabras eran reconfortantes. Miró al empleado de la tienda quien elogió con fervor sus obras... ¡Wow! era un hombre de hermosas facciones y con una sonrisa tremendamente devastadora.

No dejo de mirar los movimientos de aquel hombre. Ágil de aquel quien sabía y reconocía el lugar en donde trabajaba.

Sus manos empezaron a picarle y Castiel conocía aquella sensación. Era la señal que siempre esperaba cuando sabía que algo bueno corría por su mente.

Castiel se dio la vuelta y salió de la librería a toda prisa. No sabía como describirlo, pero había encontrado a su musa inspiradora el día en que pensaba que su carrera como escritor había acabado.

Desde ese día, Castiel revoloteaba por la tienda a la misma hora. Se sentía un espía. Un acosador.

El sentimiento por aquel desconocido lo atormentaba en sueños y lo inspiraba a escribir. Era su ángel y demonio.

Luego de una seguidilla de palabras plasmadas, estaba satisfecho. Deseaba seguir viendo a su musa.

A la sexta vez, agarró coraje y valentía. Era ahora o nunca. Castiel se acercó al mostrador y al ver que se aproximaba, soltó su lengua a través de famosas poesías de amor.

 

 ****

 

Semanas siguientes…

Dean

 —¿Qué sucede, chico? Pareces distraído.

 —Nada, viejo.

Pasó unos días desde que había tenido noticias de Cas. Después de haberlo rechazado dos veces seguidas, Dean estaba seguro que el hombre había desistido de su absurdo romance hacia él.

 —No me mientas—respondió Bobby con mirada de sabelotodo.

Demonios, no podía ocultarle nada a su tío.

 —Uh... es sólo que la tienda se siente muy tranquila desde hace tiempo.

Dean escuchó el resoplido del otro hombre.

 —Si, claro. Desde que tu enamorado ya no pisa este suelo— el hombre tenía razón—¡Muchacho idiota! no me mires como si estuviera hablando en japones. Por qué no aceptas de una vez que tu rutinaria vida cambio con la llegada de ese joven.

Porque si Dean aceptaba tal afirmación, se daría cuenta que había sido un completo estupido. Había desistido de buscar una relación. Tenía su cuota de personas que sólo pensaban en pasar un buen rato. Pero esto era distinto, algo en su interior se lo decía… más que eso, se lo gritaba. Lo había arruinado por completo. A tal punto que había rechazado a un tipo que le confesaba su amor de una manera diferente. Totalmente diferente, pero agradable.

 

 ****

 

Castiel

Se había dado por vencido. El hombre lo había rechazado. Fin de la historia.

Caminó sin rumbo por la avenida principal, sumergido en sus pensamientos y sin darse cuenta, terminó justo en frente de la librería. Maldita conciencia que le jugaba una mala pasada. Se quedó por unos instantes en la puerta de entrada, pero sacudió sus pensamientos.

Sí, se enamoró de Dean Winchester. Podría ser que fuera un amor idealizado. No lo conocía lo suficiente. Un mes y medio de observarlo, declararle su amor, invitándolo a salir y nada funcionaba. Pero era amor al fin. El principio de algo bueno. No quería deprimirse más de lo que estaba. Un sentimiento bueno que se había iniciado y que pronto acabaría.

El hombre no estaba interesado en él. Se lo había dejado bien en claro. Era masoquista. Lo era. Pero lo tomó como un último ritual de despedida.

 

 ****

 

Dean

Alzó su cabeza y divisó que afuera se encontraba Cas. Su aliento se enganchó y su interior se comprimió cuando miró la cara derrotista del hombre.

¿Él había causado tal sentimiento?Parecía que el hombre se estaba despidiendo. Con la cabeza caída se daba media vuelta para irse.

Una alarma en su interior le advertía que sería la última vez que vería a Cas, pero el no deseaba eso.

Quería darle una oportunidad. Necesitaba darse él mismo una oportunidad.

 —Si no sales afuera, lo vas a lamentar—dijo Bobby, sorprendiéndolo.

 —¿Qué?

 —Que te largues a buscarlo, Dean. ¡Dios! en mis tiempos hasta corríamos bajo la lluvia… lo jóvenes de hoy en día son unos holgazanes— murmuró, llendosé a atender un cliente.

No quería pensar en eso. Él no era así… no servía para momentos románticos.

Mierda. Salió corriendo hacia fuera. Observó que Castiel estaba alejándose más y más.

—¡Cas! ¡maldito idiota!—gritó con todas sus fuerzas.

Castiel se paró en seco, se dio media vuelta y sus ojos no podían creer lo que veían.

Era Dean.

Llamándolo. Gritándole. Maldiciéndolo.

Dean corrió unos pasos más hasta situarse justo en frente del hombre.

—¿Por qué no vienes a verme?—cuestionó mientras calmaba su respiración y sus nervios estaban a flor de piel.

—…Yo...

—Me hablas de miradas, besos, caricias… pero ni siquiera una explicación de por qué despareciste. ¿Era todo mentira?

—Pero… tu…— Castiel no sabía que responder. Estaba en completo shock.

—¡Al diablo!—Dean lo agarró entre sus brazos y lo beso con pasión. Cas gimió poco después por la pérdida de aquella caricia—. Eres cursi. No me importa que me recites poemas, que digas que el destino nos unió, que las rosas son azules y toda esa mierda, pero nunca…— enfatizó con mucha energía—. Nunca seas un cobarde, porque eso no te lo perdonaría.

—No sé que decir, Dean…—las palabras se quedaron atadas a sus labios. La emoción lo embargó por completo.

—Invítame a salir—Dean le guiñó un ojo. Se acercó nuevamente y  beso a Castiel como si se le fuera el alma en ello. Murmuró entre besos—. La tercera es la vencida, Cas.                    

Notas finales:

Gracias por leer!


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