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Bajo la lluvia por Lance

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Notas del fanfic:

 Espero que os guste y que lo disfruteís al máximo.

Kurogane seguía observando aquel agua ácida caer. La situación había empeorado.

La búsqueda de las plumas les estaba costando algo más. Estaba de acuerdo en que debían de recuperar todos los recuerdos de sakura, pero jamás se figuró que el precio por tal acción fuera tan alto.

Sus ojos descendieron para observar detenidamente sus manos.

Las manos de un guerrero. Unas manos que desean y anhelaban proteger.

Una cosa estaba clara. Jamás se iba a rendir aunque el coste fuese su vida. Pero...

-Toma. Será mejor que la tomes ahora que está caliente-el rubio cortó su hilo de pensamientos al tenderle sobre sus manos desnudas un cuenco de sopa con carne. Se sentó a su lado sonriendo como de costumbre-Vamos kuro-tan~~ será mejor que te lo comas ~~ sino cuando despierte Mokona se quedará con todo-soltó una risa suave para acto seguido comer en silencio.

-¿Estás dispuesto?

-...¿eh?...-fye alzó la mirada.

Kurogane miró su cuenco, el cual aún humeaba, hasta que rodó sus ojos encontrándose con aquella mirada tan clara a pesar del mal tiempo que la adornaba.

-...mejor dejálo-calló y comenzó a comer.

Tras haber llenado su estómago dejó el cuenco al lado suyo y juntó sus manos apoyando los codos en las rodillas observando el clima de nuevo. Cuando el rubio terminó su comida hizo lo mismo; dejó el cuenco a su lado y con cuidado posó una de sus manos en el brazo de Kurogane.

Fye suspiró aliviado-...menos mal que encontramos un sitio para descansar...-miro el paisaje-...si ella contempla este mundo su sufrimiento nos conmovería a todos...si fuera posible, quisiera que permaneciera dormida todo el tiempo que estemos en este pais.-volvió a mirar a kurofye-...Kuro-sama...vamos di algo! si no parecerá que estoy hablando solo!

-Entonces tu tambien deberías de responder...-sus ojos carmesí rodaron hasta toparse, de nuevo con aquella mirada.

-¿A que?

Kurogane bajó sus brazos y giró su cabeza para observar detenidamente al chico-esto es lo que deseas verdad?. Fingir una sonrisa y no dejar que nadie se acerque a ti...para que nadie quede involucrado y sin embargo ahora estas muy preocupado por unos niños...y fuiste tú el que se involucró en todo esto.

Fye escondió sus manos entre sus piernas como si quisiera darles calor, al igual que su mirada, la cual se perdió de nuevo en el paisaje-...no quiero que nadie este triste por mi culpa...

Kurogane agarró su cara para que aquellos ojos fríos como el hielo le mirasen profundamente. -Como te dije mil veces tu pasado no me importa...pero-agarró con mas fuerza su cara-tienes que despejar tu cabeza y enfrentarte al presente.

La cara de fye cambió por completo.

Se apartó con brusquedad y sin aguantarlo más una sonrisa nerviosa escapó de sus labios. Sus manos taparon su cara notando como todo su cuerpo temblaba ante los nervios.

No quería que lo vieran así. No quería mostrarse de ese modo, pero la presión por enfrentarse a el mismo era muy fuerte. Era una carga muy pesada. Huir y huir sin encontrar un lugar tranquilo. Anhelar el sentirse querido dentro de un núcleo de familia o amigos. Sentir emoción. Sentir calidez... Todo era demasiado.

Su visión se volvió negra.

Se escondió entre sus piernas asustado y avergonzado por su situación frente a Kurogane.En su mente miles de pensamientos negativos aparecieron. Seguro que Kurogane estaría viéndolo de una forma completamente distinta, pero esta vez, se había equivocado.

Los brazos del guerrero lo rodearon hasta chocar con su pecho. Aquellos latidos. Aquel calor. Sin pensarlo se aferró con fuerza a su camisa y las lágrimas brotaron de sus ojos. Estaba exhausto. No quería huir mas y kurogane le daba una oportunidad. No quería que lo viera así. No quería verse así, pero lo necesitaba.

El ruido de la fuerte lluvia pudo apagar sus llantos.

Tras haberse deshaogado, kurogane alzo su barbilla y con cuidado secó sus lágrimas.

-A pesar de todo, no me importa en absoluto quién eras, quién te persigue...si quieres estas en tu derecho de no decirme nada, pero si deseas cambiar el dolor siempre será compartido. Todos luchamos por algo y perdamos o ganemos una batalla siempre se quedará reflejado en nuestro pasado, presente y futuro. Ahora estamos en el presente. Piensa en mañana y todo se ocultará como si fuese una sombra del pasado. Yo estaré disipando esa sombra para que no la recuerdes. Nunca.

Fye se perdió en aquellas palabras. La distancia entre ellos a pesar de las dificultades nunca habia existido. Ya no quería llorar más. Quería volver a cambiar. A cambiar para todos. Pero ante todo, cambiar para él. Aunque eso ya lo había hecho.

Para Fye su vida había sido como una telaraña de mentiras, una telaraña que durante un largo viaje Kurogane había ido destrozando poco a poco.

El guardían se levantó para dirigirse hacia dentro del edificio y el rubio lo siguió pero esta vez para cortarle el paso.

-...quedáte hoy conmigo...-Fye no mostraba su mirada. Sus ojos miraban sus pies mientras que con suavidad agarraba el brazo de Kurogane-...por favor...

La lluvia hacia rato que había cesado y los amantes se encontraban en algún lugar oculto lejos de todas las miradas, lejos de todo el caos...un lugar en el que podían ser ellos mismos, en donde podían mostrar el amor que se sentían el uno al otro.

Esos momentos para Fye eran los únicos en los que podía ser tal y como es, ya no tenia que huir, ya no tenia que ocultarse más. Con Kurogane, las mentiras se habían disipado al igual que la lluvia.

Se encontraban en una habitación de un antiguo apartamento. A su alrededor no había nada, solo escombros. Kurogane tiro la manta en un rincón de la habitación e invitó al rubio que le acompañase.

Este se sentó a su lado, apoyando su cabeza en aquellos fuertes hombros, cerrando los ojos para poder obtener la calma que tanto había estado buscando.

Kurogane busco su cara entre la oscuridad y cuando sus rudas manos palparon aquella delicada piel, acercó sus labios para devorar los de Fye, con un beso lento como si se tratase de un baile clásico para enamorados.

El mayor hacia pausas para que su acompañante pudiese respirar.

Aquella mirada tan profunda era todo lo que Fye necesitaba para tener la mayor seguridad del mundo.

El cuerpo desnudo del mago parecía brillar con luz propia. Las caricias de Kurogane fundían aquel frío y los besos del guerrero aumentaban aquel calor aun más.

El contraste de ambos cuerpos los perdían en el placer, dejándose llevar por sus instintos, pero de tal manera que los sentimientos ocupasen un primer plano para controlarlos.

Fye yacía ahora sobre la manta y Kurogane se encontraba encima de él observando su mirada, a pesar de la poca luz que se hallaba en la habitación, podía observar como aquellos ojos azules anhelaban aquellas sumisas caricias.

-...hace tiempo que no lo hacemos...¿erstarás bien?

Habia olvidado el agradable trato que le daba el mayor-...no te preocupes-con cuidado elevó susbrazos para posarlos sobre su robusta espalda-...tú jamás me harías daño...

El guerrero sonrió y descendió para saborear aquella piel cuyo cuerpo se retorcía de placer con cada estocada.

En aquel lugar podía gritar, podía decir su nombre en voz alta sin tener que retener el sonido de su voz.

Tocaba su piel oscura y cálida.

Se sumergía en el sabor de sus labios.

Se removía insaciable debajo de su protector.

Los sentimientos escondidos y las mentiras se habían acabado.

Y aquella lluvia ácida volvía a golpear fuertemente sobre la ciudad abandonada de Tokyo.

Fin

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