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Memorias por LunaPieces

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Notas del fanfic:

¡Hey! ¡Hola! Aquí iniciando un nuevo proyecto, esta vez uno ZoSan, porque ya hacía falta y esta pareja es una de las principales que manejamos en LPF.

Me aventuro a traducir un fic más, pero que sé que les va a encantar porque, Memorias, es uno de los fics más representativos del ZoSan en todo el fandom.

Es considerado por muchos, el mejor ZoSan, así que ustedes sólo disfruten esta hermosa historia y permanezcan con ella por favor m(_ _)m

Notas del capitulo:

¡Hey! ¡Hola! Aquí iniciando un nuevo proyecto, esta vez uno ZoSan, porque ya hacía falta y esta pareja es una de las principales que manejamos en LPF.

Ando traduciendo dos fics simultáneos, Colores del Amor KidLaw (que Amaitsumi aún no traduce y el cual por esa razón está suspendido) y Hasta que digas que me amas KidLaw (que está a punto de terminar) por lo que, con casi un fic terminado, me aventuro a traducir uno más, pero que sé que les va a encantar porque, Memorias, es uno de los fics más representativos del ZoSan en todo el fandom.

Es considerado por muchos, el mejor ZoSan, así que ustedes sólo disfruten esta hermosa historia y permanezcan con ella por favor m(_ _)m

Ya saben que TODOS los reviews le serán traducidos a su autor original.

¡Empecemos!

 

Prólogo


Sintió la tela áspera de las sábanas debajo de sus manos… y la vultuosa almohada soportando su cabeza. Un suave y continuo zumbido molestaba el interior de su mente… ¿qué era ese zumbido? Su reloj de alarma era mucho más ruidoso que eso…


Levantó sus pestañas lentamente… el cuarto estaba oscuro, pero el más mínimo rayo de luz, lastimó sus ojos. ¿Cuánto tiempo había estado dormido? Parpadeó furiosamente, cerrando los ojos. ¿Dónde estaba…? Nada le parecía familiar…


Intentó girar la cabeza, pero parecía que había algo muy pesado presionando su frente. Intentó abrir la boca, pero su lengua estaba muy seca.


Escuchó una puerta abrirse… escuchó pasos… y una cortina deslizándose…


—¿Sr. Black?—Murmuró una voz femenina.


Con largo cabello castaño… cintura estrecha… pechos sugerentes…


—¿Sr. Black… Sanji, puede escucharme?—Una suave mano lo tocó gentilmente.


Intentó responder, tratando de asentir, pero su cuerpo no cooperaba.


—Sanji, si puede escucharme, apriete mi mano. ¿Puede hacer eso?


¿Apretar? ¿Apretar su mano? Su mano…


Luchó contra la inconsciencia… estaba jalándolo… atrapándolo… Sus dedos temblaron intentando llegar a la mujer para darse cuenta de que estaba cayendo… cayendo de nuevo a la oscuridad… Se sacudió, temblando, peleando… sus dedos… apretaron… apretaron su mano…


Memorias ~Capítulo 1~


El teléfono sonó. Nami se movió debajo de las sábanas, hundiendo su cabeza en la almohada todo lo que pudo. Quizá si lo ignoraba, el sonido se iría. ¿Qué hora era? ¿Las dos? ¿Las tres?


Un cuerpo cálido se posó sobre su espalda y un brazo largo se estiró para arrancar el teléfono de su soporte. Ella se acurrucó en esa calidez y escuchó mientras su amante contestaba con voz dormida.


—Hola… Sí, habla Luffy Portgus…


Hubo silencio por un largo minuto y Nami comenzó a dormirse otra vez. ¿Quién llamaba a los dos de la mañana?


Se sacudió en su lugar de descanso mientras Luffy salía disparado, lanzando las sábanas de la cama. Nami abrió los ojos y estuvo a punto de girarse para darle un golpe en la cabeza cuando gritó por el teléfono.


—¡¿Cuándo?! ¡Por cuánto tiempo!


Nami se sentó también y posó su mano en el brazo de Luffy. ¿Qué demonios había pasado?


—¡Sí!—Luffy tomó su mano y la miró con los ojos muy abiertos—. ¡Sí! ¡Estaremos ahí! ¡Gracias!


—Oh dios mío, ¿qué pasó?—Chillaba la pelinaranja mientras Luffy colgaba el teléfono para tomar su rostro y besarla con alegría. Cuando se retiró, tenía una maniática sonrisa que surcaba su rostro.


—Era del hospital...—susurró—. Sanji despertó.


Nami lo miró, tomándose unos cuantos segundos para procesar la información. ¿Sanji? ¿Despierto? Espera, ¡¿DESPIERTO?! Su quijada cayó en picada mientras jadeaba.


—¡Oh por dios!


Los dos saltaron de la cama y comenzaron a correr alrededor del cuarto, despojándose de sus pijamas, tomando sus camisas e intentando encontrar los calcetines. Nami le lanzaba órdenes a Luffy mientras él se tropezaba intentando ponerse los pantalones que había usado el día anterior.


—¡Llama a tu hermano!—Prácticamente ella buscaba por debajo del desorden de su escritorio—. ¡Y luego llama a tu trabajo! ¡Si no te dan el día libre, déjame hablar con ellos! Llamaré a Zoro… ¡Dios si sólo pudiera encontrar el número de ese maldito hotel! ¡Jesús! ¡De todas las horas que podía despertar, tenía que ser ahora!


Luffy felizmente se puso sus pantalones y tomó el móvil de la mesita de noche. Voló por la sala para dar un estirón y tomar su sombrero de paja y las llaves. ¡Sanji! ¡Sanji estaba despierto! ¡Estaba despierto y ahora todo regresaría a la normalidad! Ya no habría una nube oscura de melancolía sobre él y sus amigos nunca más. ¡La tristeza que destellaba en los ojos de todos ahora se desvanecería! ¡Tendrían fiestas de nuevo, y Luffy podría comer hasta explotar! ¡Pero cuánto había extrañado a Sanji desesperadamente, y había echado de menos su cocina! ¡Pero todo sería mejor ahora! ¡Todos serían felices! Y Zoro…


Zoro sería feliz de nuevo…


Deslizó sus dedos por la lista de contactos y presionó el botón de “mandar” cuando encontró el número de Ace. Esperó unos cuantos tonos antes de que una durmiente Vivi respondiera el teléfono.


—Hmm… ¿Hola? ¿Luffy?—Bostezó.


—¡Adivina qué, Vivi!


XXXXXX


...


Chopper corrió por el vestíbulo dirigiéndose a un grupo de doctores y enfermeras hablando tranquilamente entre ellos.


—¡Disculpen!—Chilló—. ¡Lo siento! ¡Perdónenme!


Tony “Chopper” Charlton podía ser sólo un estudiante de medicina de tercer año, pero ya era conocido por todo el hospital, sin mencionar a la comunidad médica local, como un genio. Un prodigio destinado a convertirse en uno de los mejores cirujanos del noroeste en unos diez años. Era muy respetado y admirado por sus compañeros, así que cuando la gente lo escuchó venir, se apartaron y miraron con interés cómo el joven intentaba no estrellarse contra los elevadores.


Chopper se quitó el cabello castaño de los ojos y gruñó en el teléfono. Señal ocupada, Nami debía saber ya todo.


Kari, la enfermera a cargo de la Sala de Neuro había sido muy amable de hacer pasar a Chopper a la sala de emergencias y decirle el estado de Sanji. Sabía que él y el rubio eran buenos amigos y que Chopper estaba trabajando esa noche. Las enfermeras miraban cómo las lágrimas estaban a punto de derramarse de los ojos del chico mientras la enfermera le decía que su amigo estaba despierto y reaccionaba a las preguntas del doctor.


Cuando Chopper enfocó esos grandes y llorosos ojos en su supervisora, ella cedió y le dijo que podía ver al rubio. Sí, el niño era respetado tanto por estudiantes como por doctores, pero la verdadera razón parecía que era porque era la cosita más adorable que hubieran visto jamás.


El elevador no podía ir más rápido. Había tenido que tomar las escaleras.


Intentando no correr como loco a través de la sala, Chopper se dirigió a la recepción y dio un cortés: “Voy a verlo”, antes de tropezar con una silla y dirigirse hacia la habitación 405.


Sus manos temblaron mientras empujaba la puerta para entrar al débilmente iluminado cuarto. Una enfermera estaba justo detrás de la cama de Sanji bloqueando su vista. Estaba escribiendo en un portapapeles y revisando los monitores. Sanji descansaba en la cama, con los ojos cerrados. Kari le había dicho que se había quedado dormido después de que el doctor hablara con él, pero era un sueño normal. No había nada de qué preocuparse.


—¿Cómo está?—Preguntó en un susurro.


La enfermera se giró y le regaló una hermosa sonrisa.


—Está muy bien. Siguió la linterna del doctor e incluso murmuró unas cuantas palabras antes de quedarse dormido.


Chopper enjugó sus ojos con las mangas de su bata y se colocó al lado de la cama de su amigo. Todo era difícil de creer. Sanji parecía el mismo de siempre de hace varios meses: sus ojos cerrados… pálido… delgado.


—¿Quieres un minuto?—Preguntó la enfermera.


Chopper miró hacia arriba y se limpió la cara frenéticamente. ¡Las lágrimas no se detenían!


—No, no… está bien, —sollozó—. Sigue haciendo lo que estabas haciendo.


Se sentó en una de las sillas acolchonadas pero se detuvo cuando su móvil zumbó. Rebuscó el aparato mientras tiraba de él para contestar sin mirar el identificador.


—¿Hola?


—¡Oh por dios!, ¡¿es cierto?!—La voz de Usopp gritó a través del receptor.


Chopper no pudo evitar sonreír ante la voz enloquecida de su mejor amigo.


—Sí, dijeron que había despertado y hablado y todo.


—¡Joder!—Usopp bramó y su sollozó resonó en el fondo del móvil—. ¡Voy para allá ahora! ¡Aunque el tráfico está a morir, hubo alguna clase de accidente en el 1-5 justo después del puente! ¡Voy a tener que salir y rescatar un par de personas antes de poder llegar allá!


Chopper rió y se sentó. Inclinó su cabeza y la descansó sobre el respaldo de la silla y suspiró.


—Haz lo que tengas que hacer Usopp, sólo asegúrate de venir.


XXXXX


...


—¿Sanji?—La voz de Nami se escuchó con dulzura—¿Sanji, puedes escucharme?


Apartó el flequillo de su frente, necesitaba un corte de cabello desesperadamente. Eso y una buena comida. Estaba tan delgado que ella sentía que iba a desmoronarse debajo de sus dedos. El tubo alimenticio le daba los nutrientes esenciales para permanecer vivo, pero sólo apenas.


Luffy se levantó a su lado, chocando prácticamente. Chopper miraba junto a Usopp a los pies de la cama. El hermano de Luffy, Ace, junto con su prometida Vivi, estaban al otro lado de ellos en el extremo opuesto. El moreno tenía una mano reconfortantemente en ella mientras la chica frotaba suaves círculos en la espalda del que sería su esposo.


Ace tenía los brazos cruzados sobre su pecho amplio. Su oscuro y enmarañado cabello escondía sus ojos mientras mordía el interior de su labio en un intento valiente de retener sus emociones. Sanji y Ace habían sido amigos muy cercanos desde que el rubio se había mudado a Seattle de Francia. Se habían ofrecido voluntariamente a trabajar en el dojo del padre de Luffy y Ace por seis años, enseñando artes marciales a los niños pequeños. El accidente de Sanji, había sido duro para Ace.


—Sanji—susurró Nami una vez más—. Sanji despierta…


El rubio se movió y todos dejaron de respirar mientras Sanji abría los ojos lentamente. Parpadeó un par de veces antes de inhalar profundamente y regresar su cabeza hacia la pelinaranja.


—¡Sanji!—Nami le sonrió tomando su mano gentilmente—. ¡Bienvenido de vuelta!


Sanji frunció el ceño y movió sus labios lentamente.


—¿Nami?—Preguntó con voz áspera. El silencioso sollozo de Vivi se escuchó mientras los seis escuchaban el sonido de esa voz que creían haber olvidado.


—Estoy aquí, Sanji. Todos estamos aquí—Dijo Nami con una amplia sonrisa.


Usopp retuvo las lágrimas mientras Chopper apretaba su brazo dolorosamente. Inspeccionó sus dedos y puso un brazo alrededor de los hombros del chico lloroso.


Sanji cerró sus ojos y lentamente movió los músculos de su mandíbula. Todo el mundo se quedó quieto, esperando a que el rubio relajara sus músculos para hablar de nuevo.


—Nami...—dijo con voz ronca de nuevo.


—¿Hmm?—Contestó ella.


Sanji abrió los ojos y levantó una ceja.


—¿Por qué… demonios… estoy en un hospital… y por qué coño no puedo mover mis brazos?


La tensión en la habitación se rompió cuando Luffy y Ace estallaron a carcajadas, Era algo que sólo Sanji diría, habían extrañado sus comentarios mordaces y su descarada boca sucia. Viéndolo descansar ahí, mirando a Nami lascivamente a pesar de su débil estado, elevó los ánimos de todos y solidificó en sus corazones que, efectivamente, Sanji estaba de regreso.


Nami se movió para besar la cabeza de Sanji mientras el rubio miraba alrededor de su cama.


—¿Estás bien, Chopper?—Preguntó al chico que enterraba su cara en la camisa de Usopp.


Chopper sollozó y asintió.


—Sí, estoy bien. Es que estoy...tan feliz...S-Sanji...—dijo girando su cabeza castaña en el pecho de Usopp una vez más mientras sus lamentables sollozos sacudían su cuerpo. Usopp miró sobre su cabeza y rió con Sanji.


—¿Cómo te sientes además de débil, Sanji?—Preguntó Ace calmadamente.


Sanji lentamente giró su rostro sonriente al hombre pelinegro delante de él.


—Ace, por los cojones, tu cabello es tan jodidamente largo.


Ace rió y abrazó a Vivi mientras Sanji se estremecía e intentaba cambiar de posición.


—Estoy bastante incómodo—murmuró—, ¿cuánto tiempo he estado aquí? Todas mis articulaciones están jodidamente rígidas.


Luffy abrió la boca para contestar, pero Nami lo calló con un golpe en la espinilla.


—Estuviste en coma, Sanji—dijo ella cuidadosamente—. Has estado fuera durante mucho tiempo.


La cabeza de Sanji se giró y la sonrisa desapareció de su rostro.


—¿Por cuánto tiempo?


Nami respiró hondo y apretó su mano una vez más.


—Casi un año…


Los ojos de Sanji se ampliaron e hizo un intento fallido por sentarse.


—¡¿Qué diablos?!—Chilló, pero siseó mientras el dolor recorría su espina dorsal y le dejaba a Nami recostarlo de nuevo en la almohada.


Se relajó, exhausto por el pequeño movimiento.


—Mierda… mierda...—Murmuraba el rubio. El corazón de Nami se rompió y tomó la otra mano de Sanji.


—Lo siento, Sanji...—Miró las facciones duras en su rostro mientras el cocinero procesaba lo que la pelinaranja le había dicho en su cabeza.


—¿Qué demonios… pasó?—Preguntó tranquilamente.


Luffy cruzó los brazos en su pecho.


—Le prometimos a Zoro que sería él el que te lo dijera. Está en camino desde Oregon justo ahora...Shanks le consiguió un vuelo. Debería estar aquí en un par de horas.


Nami miró varias expresiones pasar por los rasgos del rubio antes de que abriera los ojos y mirara inquisitivamente a Luffy.


—¿Shanks?—Preguntó. Parecía que estaba perdiendo la voz—. ¿Qué hace Shanks en Oregon? ¿Y quién demonios es Zoro?


XXXXX


...


Zoro quería estrangular al taxista. El taxi manejaba exactamente a sesenta millas por hora en el carril lento de 1-5. ¿No le había dicho que se apresurara? ¿Acaso no entendía que la persona más importante para él en el mundo había despertado del casi un año de estado de coma y la única cosa prolongando su reunión era ese mierdoso conductor?


“Mantén tus manos para ti, Zoro. No quiero ser arrestado por asesinato el mismo día de la reunión con tu amante después de once meses y dieciséis días”.


Dios, en serio había sido casi un año. Los doctores le había dicho que mientras más tiempo estuviera en coma una persona, menos capaz sería de recuperarse. Mientras los meses transcurrían, había más y más pláticas acerca de; “lidiar con las finanzas” y “tomar decisiones difíciles”. Pero Zoro nunca había perdido la esperanza. Sanji era luchador, un maldito campeón de artes marciales, ¡y sólo era para él un pasatiempo! Nada ni nadie podía impedirle a Sanji hacer algo que quería. Sanji nunca se daba por vencido; en nada. Esa era una de las cosas que Zoro más amaba del rubio luchador, así que había decidido hacer lo mismo y no rendirse con él.


Zoro miró por la ventanilla los altos edificios de Seattle retumbar. Tan sólo el pensamiento de poder abrazar a Sanji de nuevo… besarlo y que él le correspondiera… devorarlo, comer con él, hablar con él y vivir… vivir con Sanji de nuevo… le causaba una dulce y dolorosa opresión en el pecho.


Sentía la humedad surcar sus ojos y pestañeó furiosamente. No podía llorar. ¡No lloraría! ¡Él era Roronoa Zoro por el amor de Oda! ¡Él era el Campeón Nacional de Lucha con Espada! ¡No se rompería y lloraría por alguien! ¡Ni siquiera por Sanji!... Muy bien, quizá sí lo haría por el rubio… cuando ellos estuvieran finalmente solos y de vuelta en su casa… juntos en la cama…


Los próximos diez minutos parecieron horas mientras salían a la autopista y se dirigían al hospital.


—¿Dónde quieres que te deje?—Preguntó el taxista.


Hay una entrada en el quinto, —murmuró Zoro distraídamente. Estaba a punto de salir brincando del taxi mientras aún estaba en movimiento.


Cuando se detuvieron, Zoro lanzó un par de veintes al conductor, tomó sus espadas y fundas correspondientes antes de salir. No llevaba nada consigo además de sus armas. Confiaba en Shanks, su manager, para llevarle sus otras cosas con seguridad, pero las espadas siempre permanecían con él.


Empujó las familiares puertas y apretó con fuerza el botón de “subir” del elevador con el dedo pulgar. La recepcionista detrás del escritorio le sonrió y le saludó con la mano. Él la saludó también y colgó sus espadas sobre sus hombros antes de deslizarse a través de las puertas corredizas. Cuando llegó a la Sala de Neuro, las enfermeras y los doctores, con quienes se había familiarizado desde hacía un año, le gritaron felicitaciones mientras él pasaba. Les saludó a todos y corrió por todo el pasillo.


Vislumbró a Ace esperando afuera de la habitación de Sanji y lo llamó. Pero cuando Ace giró su vista hacia el peliverde, el corazón del espadachín se detuvo. El alto pelinegro lo miraba con una expresión que le helaba la sangre.


—¿Qué...?—Zoro casi se sacudió en ansiedad—¿Qué pasa? ¿Él está bien?


Intentó empujar a su mejor amigo, pero Ace le tomó de los hombros fuertemente.


—¡Espera! ¡Espera! ¡Zoro!—Dijo Ace tranquilamente pero aún con una fuerza que congelaba al peliverde.


—Él está bien, Zoro, —el hombre ligeramente más alto lo tranquilizó—él está bien, está respondiendo muy bien.


Zoro aún no había disuadido.


—¿Pero?


Ace sujetó los anchos hombros de Zoro y miró hacia el techo. El dolor era evidente en su rostro y Zoro sintió que comenzaría a gritar si su amigo no comenzaba a explicarlo.


—Zoro...—Dijo Ace mientras bajaba su cabeza para mirar los ojos del espadachín.


—Él no te recuerda…


 


 

Notas finales:

Notas de la autora:

Para haber estado en coma un año entero una persona normal no podría hablar o incluso sus movimientos serían limitados, pero ya que es Sanji y en la línea temporal de One Piece pierden mucha sangre y son bastante fuertes, me tomé esa libertad con la recuperación de Sanji. También me tomé la libertad de poner a Chopper como un estudiante de medicina, a Brook como un hombre y a Vivi con el cabello rubio, si no te gusta mi historia, no la leas.

Notas de la traductora:

Pues si es decisión de la autora dejar a Vivi con el cabello rubio creo que así la dejaré yo también ^^

Esperamos que les haya gustado la historia m(_ _)m ya saben, criticas, opiniones, todo pueden decirle a la autora y con gusto se traducirá.

Este fanfic será quincenal, al menos hasta que termine con “Hasta que digas que me amas” en un par de semanas más :)

Nos leemos n.n/




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