Recostado en su cama, con las manos al aire leyendo el folleto de la única universidad que le interesaba, estaba el chico pensando otra manera de convencer a su padre que no quería ser un burócrata como él. "Contamos con un selecto equipo de maestros en constante preparación musical, para brindar una enseñanza de calidad acorde a sus expectativas" expectativas, esa era la clave ChanYeol no tenía expectativas en ninguna otra cosa. Se sentó, intentando organizar las palabras en su mente, para no trabarse en ninguna parte y que su padre no lo tomara cómo una debilidad para obligarlo a estudiar algo que no afectara la valiosa reputación de uno de los secretarios más allegados al presidente.
Todo estaba listo, nada podía fallar, estaba seguro de que esta vez convencería a su padre. No podía ser tan difícil; cuando niño bastaba una sonrisa para que el frío hombre cayera y le diera lo que quisiera. Ahora, con 19 años, estaba seguro que podía lograrlo.
Bajó las escaleras animándose mentalmente. Vio a su padre sentado en la gran sala de la mansión, leyendo un periódico, con ese aire de persona importante que siempre tenía. Creyéndose mejor que los demás por tener una buena posición en el gobierno y, por lo tanto, también monetaria. Sintiéndose con la libertad de tratar cómo se le venía en gana a cualquier persona que se le parara en frente ¡ChanYeol no quería ser como él! Esta vez rompería ese caparazón y haría que comprendiera que no todos se sentirían bien en su lugar. Con sus autos del año y sus trajes con corbata. Una mansión con colores apagados y una personalidad cuadrada.
-Papá- dijo ChanYeol con la voz más aguda de lo que le hubiera gustado. El hombre bajó el periódico viendo desinteresadamente a su hijo. ChanYeol le extendió el folleto que hace unos minutos estaba leyendo en su cama, lo tomó. El joven estaba listo para comenzar con su discurso previamente planeado para convencer de una vez por todas a su padre que la música era su vida -Esta escuela...-carraspeó un poco la garganta para que su voz de hombre saliera -Esta escuela esta fuera de la ciudad, así nadie me verá, ni sabrán que soy tu hijo. Si no quieres apoyarme con las inscripciones, está bien, yo trabajaré. En lo que sea. Pero por favor, papá, déjame dedicarme a la música. Es lo único que me produce felicidad, y en lo que soy realmente bueno. Sé que a ti no te gusta escucharme tocar, pero todas las personas que me han escuchado me han dicho que soy muy bueno. Papá, por favor, sólo dame una oportunidad. Y si no logro estar bien con eso te juro que estudiaré lo que tú quieras y seré tu orgullo. Sólo una oportunidad, papá, sólo eso te pido- finalizó con una hermosa sonrisa cómo cuando era niño. Todo había salido perfecto, como lo había escrito en su mente. Esta vez su padre sucumbiría, estaba seguro. Las probabilidades de fallar eran una en un millón. Su padre comenzó a leer el folleto después de haber escuchado a un desesperado chico de orejas grandes. Cuando terminó de leerlo se lo devolvió al muchacho con una sonrisa "¡Lo tengo!" Se felicitó ChanYeol precipitadamente
-Channie- dijo su padre parándose del cómodo sillón, postrándose frente a su hijo y tomándolo de los hombros. Era demasiado hermoso para ser verdad, no sólo había convencido a su padre de dejarlo seguir su sueño, sino que también le estaba brindando una cálida sonrisa y estaba demasiado cerca de él. No recordaba tanta atención desde que su madre había muerto 5 años atrás -Channie- empezó a mover su cabeza de un lado a otro en un gesto negativo -¿Cuándo podrás entender que aquí no se hace lo que tú digas? ¿Acaso tengo que recordarte quién es el padre y quién el hijo? -Tal vez el uno era más grande que un millón cuando ser trataba de su padre -La música no te va a dejar nada bueno, no te puedes alimentar con eso. No podrás encontrar una esposa digna de estar en la familia Park. No serás nada si te dejo. Así que lo siento, hijo. Lo siento, pero no puedo permitirlo, tengo que alejarte de eso. Tienes que entender que esto de la música es sólo un capricho de la edad y que ya se te pasará. Tienes que madurar, ChanYeol. Y conmigo lo vas a hacer, tu madre ya no esta aquí para defenderte y cumplirte todos tus caprichos. Así que mañana mismo empiezas el servicio militar.- ¿Ser... Servicio militar? ChanYeol estaba preparado para una negativa, pero nunca de estas magnitudes. Esto era algo realmente imprevisto ¿El servicio militar a los 19 años? Aún le restaban 11 años para hacerlo. Pero todo se había adelantado por hablarle a su padre de su sueño.
-Papá...- dijo el chico sintiendo un nudo en su garganta y una incomodidad en sus ojos por las feroces lágrimas que luchaban por salir. No podía creer lo que estaba dispuesto a hacer su padre sólo porque no quería hacer con su vida lo que él había hecho. Porque para él eran más importantes las emociones que los autos del año y los lujos que podía darse.
-Ya esta decidido, ChanYeol! Y no pienso discutir esto.- Sintió sus mejillas mojadas por las lágrimas que empezaron a salir descontroladamente. Si su madre estuviera aquí esto no hubiera pasado. No le gustaba pensar en eso, pero era verdad. Hace 5 años que no lograba tener una conversación decente con su padre, ni tenían un día en familia, ni hablaban de algo que no fuera la situación del país o lo poco que valía la música. Oh, ChanYeol extrañaba mucho a su madre. Y de alguna forma también a su padre, pues desde la depresión por perder a su esposa no había vuelto a ser el mismo. Aún así, ChanYeol nunca había querido echárselo en cara. No quería ser un mal hijo.
-Si mamá estuviera aquí...-
-¡Pues ya no está!- Le interrumpió su padre en un grito- Y tenemos que aprender a vivir con ello.- El importante hombre se retiró de la gran sala, dejando a un triste y arrepentido ChanYeol sin poder controlar sus lágrimas.
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