Capítulo I
Las gotas de lluvia aún caían rompiendo el silencio de mi habitación, abrí un poco mis ojos para acostumbrarme a la poca luz que entraba entre las cortinas, fije mi vista en el despertador, aún faltaba tiempo para la hora en la que me despertaba. Sin ganas de seguir durmiendo me senté en mi cama fijando mi vista en algún punto de la habitación.
Hoy tocaba ir al Instituto, sin embargo, no tenía ganas de ir y era simple, siempre estaba ahí haciéndose el engreído tratando de llamar la atención de los demás, aunque con su actitud fría y engreída que tenía con los que no conociera, fue lo que hizo que terminara enamorándome perdidamente de él, aunque no me conociese ni supiera nada de mí, aun así me gustaba.
Siempre había sido un año más grande que yo, íbamos también juntos a la secundaria, y ahora también estábamos juntos en el bachillerato, así que resumiéndolo llevaba enamorado de él cinco años, él se encontraba en el último año y yo en el penúltimo, éste año se iría y aún no me declaraba, patético ¿No?
Aunque aún no me decidía si me declararía por ser su último año ya que él se iría a estudiar a la Universidad. Pero ser tan tímido e ingenuo no ayudaba mucho en eso.
El despertador sonó, haciéndome dar un respingo en mi cama, volteé hacía el y lo apagué, me levante de mi cama saliendo de mi habitación y dirigiéndome a la cocina en la cual se encontraba mi madre.
- Buenos días ma.- la saludé dándole un pequeño beso en la mejilla.
- Buenos días cariño, es tan inusual en ti levantarte a la hora exacta.
- Me levanté más temprano de lo usual.- alborote un poco mi cabello despeinándome más de lo que estaba.
- Ve a darte un baño y luego ven a desayunar, ¿Si?- me sonrió cariñosamente y yo sólo asentí.
Me dirigí al baño y comencé a ducharme, cuando terminé me puse el uniforme del Instituto y fui de nuevo a la cocina encontrando ya mi desayuno listo.
- Bueno, yo iré a bañarme para irme a trabajar, llévate un paraguas que aún llueve, vuelve con cuidado cariño.- besó mi frente y se fue de nuevo a su habitación.
Cuando terminé mi desayuno, le di un grito a mi madre avisándole que me iría y me fui.
Aún llovía tan fuerte como el día anterior y las hojas de los árboles ya empezaban a caer, la lluvia era lo único que se oía en la calle tan tranquila por donde vivía, el Instituto no estaba muy lejos de mi casa, así que no era problema para mí.
Me puse lo auriculares para despejar un poco mi mente, iba caminando tan tranquilamente viendo mis zapatos, que no me fije cuando alguien había topado conmigo haciéndome caer el pavimento mojado, obviamente me mojé los pantalones.
- ¡Pero es que no sabes por dónde vas!- grité furioso viendo al que me hizo caer. En cuanto fije mi vista en la persona, mi cara tomó un color rojizo.
Era él, el que me había hecho caer.
- Oh, disculpa, venía tan rápido que no te vi.- me ofreció su mano para ayudarme a levantar. Aún sonrojado, la tomé sin pensarlo dos veces, no tendría otra oportunidad igual.
- Gr-gra-gracias...- no pude evitar tartamudear de lo nervioso que estaba.
- Tus pantalones están empapados.
- ¿¡Eh!? Demonios.- susurre un poco molesto, pero el sonrojo aún no se iba.
- Ya te he visto en alguna parte, ¿No?- dijo de repente, olvidando las pequeñas maldiciones que daba en silencio.
Volteé a verlo sorprendido, ¿Me conocía? Ahora no sólo eran mis mejillas las que tenía un color carmesí, si no toda mi cara.
- U-umm, cre-creo qu-que s-si.- maldición ni siquiera podía hablar normalmente.
- Estamos en el mismo instituto ¿Verdad? Tus cejas rizadas nunca se me olvidarán.- asentí con la cabeza baja, me sonrió y siguió hablando.- bueno se hace tarde y hay que irnos ya.
Caminó y yo lo seguí por detrás, el ambiente era tan incómodo para mí, de vez en cuanto subía la cabeza para observar su ancha espalda y en veces su nuca. Aunque no pudiera ver su cara, aun así era tan guapo.
Se detuvo de golpe, haciendo que me topara en su espalda.
- ¿Vas a seguirme todo el día o iras a tu clase?
Observé a los lados y me di cuenta que ya estábamos en la escuela, me sonroje de nuevo.
- Pe-perdón....
- ¿Vas en tercero no?- asentí.- entonces tu piso ya lo pasamos.
Di un respigo asustado, llegaría tarde a mi primera clase.
- Bu-bueno, me vo-voy.- me giré para ir al piso donde se encontraban los terceros, pero un agarre en mi muñeca me detuvo.
- ¿Tu nombre?- preguntó.
- ¿Eh?
Río un poco y volvió a hablar.- ¿Cuál es tu nombre?
- Sa... ¡Sanji!- sonrió de nuevo cosa que no pude corresponder.
- Soy Zoro.- y sin decir más se fue.
Lo observé entrar hasta su salón de clases, aún podía sentir su tacto en mi muñeca y también mi cara arder.
- Lo.... Lo sé.- susurre por última vez y me fui rápidamente a mi salón.
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El timbre sonó avisando ya la salida al receso. Me levanté de mi silla y salí hacía la cafetería, moría de hambre.
Mientras compraba había topado con Law, un chico de último año que ya tenía tiempo de conocerlo, realmente creo que lo consideraba mi mejor amigo.
- Hey Law, adivina.- le dedique una sonrisa mientras nos sentábamos en una mesa que estaba sola.
- Mm no sé, dímelo.
- Ni tratas de adivinar.- hice un puchero y continúe hablando.- hoy, por primera vez hablé con Zoro.
Law abrió los ojos sorprendido mientras que yo seguía con la misma sonrisa de antes.
- ¿Qué?
- Que hoy hablé con Zoro.
- Roronoa, te he dicho que no te conviene.- frunció el ceño molesto, y cruzó sus brazos.
- Oh vamos Law, no te enfades.
- Deberías de buscar otra persona. Llevas enamorado de él cinco años por dios.
- No es tan malo Law.- susurre cabizbajo, pensé que se lo iba a tomar bien.
- Di lo que quieras, no cambiaré de opinión.- se levantó de la mesa y se fue.
Había veces en las que odiaba a Law cuando hablaba así de Zoro, él no era quién para juzgarle. Suspire y me estire en mi lugar, que día.
Me levanté para andar por la escuela un rato, era la hora de ir a la azotea. Casi siempre en los recesos, cuando estaba molesto, triste o preocupado; me alejaba de Law y me iba a ese lugar que tanto me relajaba.
Llegué y me acosté en el suelo. Cerré mis ojos para tratar de olvidar la pequeña "pelea" con Law, ¿Por qué odiaba tanto a Zoro?
- Hola.
Abrí mis ojos y observe a la persona que no quería verla nunca.
- Ace....- susurre molesto.
- ¿Qué pasa? ¿No te alegras de verme?- se posicionó encima de mí pero sin recargar su cuerpo en el mío.
- Eso nunca sucederá.
- Entonces, ¿Cuándo me darás una oportunidad?
~Continuará.