Kyungsoo tiene seis, pasando a los siete en invierno y está en primer grado. Es un poco pequeño, siempre el más bajo de su clase. Es callado y educado, y aparentemente se ha convertido en la atención de un compañero suyo. Un Kim Jongin, que es bronceado y más alto que su pequeño bebé. Solo dos días menor que Kyungsoo, su hijo le dijo algo entusiasmado el día anterior.
A Luhan le gustaría pensar que es un padre comprensivo y paciente. Ser el padre del pequeño ángel que es Kyungsoo. No tiene que preocuparse por su hijo metiéndose en problemas durante la escuela u obteniendo malas calificaciones. No tiene que preocuparse de regañar a Kyungsoo para que recoja sus juguetes o haga su cama. Sacó el buen orden de su padre, Minseok. Lo único que sacó de él fueron los ojos y la nariz. Aparte de eso Kyungsoo es todo Minseok personalidad sabia, aunque a veces tiene sus momentos que hacen a Luhan sonreír orgulloso.
Pero el hecho es que Luhan no es paciente o comprensivo cuando se trata de otros niños. Especialmente cuando se trata de Kim Jongin, porque es muy obvio que está enamorado de su pequeño de seis años. Era tierno en un principio, ver al pequeño niño sonrojarse y retorcer sus manos cuando hablaba con su hijo.
Ahora es molesto. Porque Jongin es demasiado delicado para un niño de primer año. Siempre pegajoso con su “Hyung”, siguiéndolo y besándolo en las mejillas.
A Luhan no le gusta. No le gusta como Kyungsoo sonríe y se sonroja. Tienen seis maldita sea. Deberían estar jugando y empujándose, no besándose y tomándose de las manos.
“Estas mirando de nuevo… a un niño de seis años,” comenta Minseok mientras se sientan en la banca del parque, hojeando una página de su revista de negocios.
Luhan se ríe porque sin duda no estaba mirando a un niño de seis años, aunque en realidad si lo estaba. Se irá al infierno.
“Bueno, un niño de seis años no debería tratar de seducir a mi bebé,” Resopla cruzando sus brazos y frunciendo el ceño.
Están en el parque en una cita de juegos. Los padres de Jongin fueron a comprarles helado, así que para su suerte no están ahí para ser testigos de él observando a su hijo.
Ellos tiene dos, el hermano mayor de Jongin va en tercer grado, se llama Taemin, y actualmente está en una pijamada.
Kim Junmyeon y Kim Jongdae son buenas personas, el supone. Pero necesitan enseñarle a su hijo la idea de espacio personal.
Minseok rueda los ojos ante las payasadas de Luhan. Ha sido así desde la segunda semana de clases, ahora están cerca del descanso de acción de gracias y aún no ha superado el hecho de que su hijo tenga un admirador.
“Tienen seis Luhan,” enfatiza, poniendo su revista abajo y encarando a su esposo de siete años. Cuando Luhan empieza a murmura para él mismo en chino, sabe que lo ha perdido. Suspirando vuelve a su revista después de revisar su celular.
“Papi, Papi!” Luhan mira y sonríe a su hijo quien salta hacia él, Jongin tras él, sus pequeñas manos unidas con las de sus padres. Suspira, aliviado de que su cita de juegos este casi terminando. No sabe cuánto tiempo más podrá tratar al pequeño niño Kim.
Cuando los niños terminaron con sus helados se despiden y él fuerza una sonrisa cuando Jongin besa la mejilla de Kyungsoo, todos arrullando mientras él trata de no golpear algo.
Al meter al Kyungsoo en su asiento de seguridad notó un pequeño papel de aluminio en su igualmente pequeño dedo, cuando le pregunta sobre eso Kyungsoo sonríe.
“Me lo dio Jonginnie! Nos vamos a casar!”
Luhan palidece y llama a Minseok antes de desmayarse.