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Suyo. por Galexiens

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Notas del fanfic:

Traigo una nueva historia, es algo diferente a lo que he escrito –eso espero-, iniciando porque es un relato largo o al menos más de un capitulo a como estaba acostumbrada. Sus características es que es de fantasía y un ligero toque de humor, así que espero la disfruten conmigo.

 

Otro punto, es que tengo el proyecto de que sea interactiva, es decir, en cierto punto, colocaré ciertas direcciones, de las cuales pueden escoger a preferencia, a partir de allí ir al final y desarrollo de la misma. Pero veremos si se puede realizar, porque esto va ligado a la recepción y audiencia del relato.

 

 

 

Para finalizar, la gloriosa advertencia de derechos, declaro que no busco dinero –mentira-, y no planeo denigrar a ninguna persona pública, es solo por diversión.

 

Agradezco a todos los que se tomen el tiempo de leerla.

Tao definitivamente no era una persona con buena suerte, no. Él era algo así como un agujero de gusano que inexplicablemente atraía todo tipo de catástrofes y que había ofendido de manera terrible a la diosa de equidad, más conocida como Karma; era eso, sí, en su vida pasada fue alguien terrible ¿acaso se trataba de algún alemán con odio por los judíos? Quizás, eso podría justificar el odio extremo que tenía la suerte contra él. Porque ciertamente no recordaba muchas cosas malas que hubiese hecho en su corto tiempo de vida, o sea, lavaba su ropa, ayudaba en el orfanato, hacía los deberes… el ultimo día, pero los hacía; no creía que fuera alguien oscuro para merecer todo aquello, lo que confirmaba la teoría numero uno, vida pasada. Diablos, su yo del pasado sí que se había divertido y a lo grande.

 

Porque ¿qué otra cosa explicaría los sucesos de hace un par de horas? Digo, no todos los días te encontrabas frente a frente con el chico más temido de todo el instituto, golpeabas su rostro con un balón y corrías como desesperado a través de los terrenos siendo perseguido por un gran número de fanáticos enloquecidos que gritaban cosas muy similares a “¡Te mataremos si arruinas su perfecto rostro!” Y es que él no hablaba de manera perfecta el coreano, pero entendía claramente cuando su vida se encontraba en riesgo. Además, no había sido su culpa… no del todo. Él le había avisado, claro, cuando el balón iba en dirección de su cabeza y como acto de reflejo el otro había dado la vuelta y se había encontrado cara a cara con un bonito esférico yendo en su dirección a una sorprendente velocidad. Pero le había advertido, eso debía contar. El problema era que esa horda de zombies que exigían por cada centímetro de su delgado cuerpo no entendían, y él, arriba del más alto de los arboles, agarrado de manos y pies solo cerraba los ojos en un intento vano porque algún evento maravilloso le salvara el pellejo.

 

— Huang. —Esa voz, clara, perfecta, armoniosa, ronca y jodidamente desconocida pero al mismo tiempo familiar cortó el bullicio de todos los monstruos-come-pandas que le invitaban a tirarse del árbol con una soga anudada a su cuello. Dioses. Otra vez, señora Karma. ¿Qué te hice? Abrió el ojo derecho y aún con la mejilla pegada al tronco del árbol y bajó la mirada, sí, allí, de pie en todo su glorioso –y jodidamente caliente– ser, estaba Wu-Soy-Malditamente-Guapo-YiFan llamado por todos, Kris.

 

Mierda.

 

Bueno, si le dabas otra perspectiva, le habían salvado por los zombies para caer en garras del demonio, literalmente. Porque eso era Kris, digo, nadie terrenal que no haya hecho un pacto con un ser infernal podría ser tan atractivo y no era que a él le gustara, no gracias, era simple… sentido común, eso. Porque el tipo era maravillosamente alto, dicho por el largo y delgaducho chico panda; se alzaba con su metro noventa y ocho centímetros, facciones cinceladas por el jodido Miguel Ángel, cabello rubio que le caía elegantemente por la frente y movimientos medidos, calmados, propios. Realmente era el sueño húmedo de casi toda la población estudiantil femenina y masculina.

 

— Huang. —Él repitió su nombre y le miraba como si fuera un retardado, aunque honestamente, así mirarías a un chico que estaba en la cima de un árbol, agarrado cual sanguijuela que te mira solo con un ojo y que posiblemente de la comisura de sus labios cayera una baba. Mierda. Apretó los labios y movió su cabeza varias veces de lado a lado, concéntrate. Un círculo de personas rodeaba el perímetro, de seguro esperando el espectáculo del panda descuartizado por el maravilloso dragón del colegio, joder ¿no que los pandas estaban en vía de extinción? Bien cerebro, apuntalo como primer argumento cuando veas el golpe venir. A cada lado de él se encontraba sus inseparables amigos, Park ChanYeol y Kim JongIn. Sí, lo iban a volver papilla. Llevó su mano a la placa que colgaba de su cuello, donde los datos básicos estaban grabados, una cadena que daban a todos los huérfanos por si no volvían, bueno al menos sabrían quién era, pensó.

 

Una muerte rápida, rápida e indolora. Eso era lo que deseaba, quizás si rogaba un poco por su vida, él solo le torcería el cuello, eso no era tan malo a las múltiples torturas que podría someterle. Con reticencia se separó de su fiel amigo vegetal y dio tres saltos en ramas específicas para lograr quedar con los pies en la tierra. Mierda. Allí, a un par de metros, era consiente de los casi veinte centímetros que le sacaba y esa mirada helaba que era solo concentrada él. Ya no, ya no quería morir, podría correr, mierda, era rápido. Pero no tanto como él. Se apretó al tronco en su espalda cuando el más alto avanzó ¿dónde estaba el flasblack de su vida? ¿No debería estarlo viendo ahora? ¿Dónde estaba SeHun? ¿Y KyungSoo? Iba a morir y ni siquiera sus amigos podrían ayudarle, quizás BaekHyun cubriría las ojeras de su cadáver, maldita sea, maldito Karma que jodió su vida, maldito…

 

—Eres mío. — ¿Eh? ¡¿Eh?!

 

¿Qué mierda?

 

Parpadeó un par de veces, las neuronas en su cerebro no lograban conectarse ni mucho menos procesar sus palabras ¿qué? ¿que era qué? Una sonrisa burlona apareció en los labios de JongIn, a espaldas del líder dragón, la de ChanYeol era un poco más divertida y encontraste, el rostro sin expresión de YiFan le daban un bonito e irreal cuadro.

 

Sintió como una mano fría tomaba la suya y algo se deslizaba en su muñeca, bajó la mirada sin entender y la vio. Una serpiente de oro se acomodó rodeándole, haciendo una esclava que se encontraba perfectamente situada, con unos ojos de rubí. Mierda. El “¡Ohh!” que se escuchó por parte de su querida audiencia le dio a todo un tinte de película y en ese momento creyó que quizá era un sueño, sí, seguro era eso… pero, entonces ¿por qué podía sentir esa mano grande en comparación con la suya? ¿por qué esos oscuros ojos le escaneaban hasta el alma? ¿y por qué en ese momento seguía la espalda ancha de Wu YiFan? ¡¿Qué le había hecho?!

 

Notas finales:

Espero ansiosa sus comentarios y si desean apoyar el proyecto, un beso para todos~.


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