Tal vez le importaba demasiado poco. Tal vez por sólo un momento de placer había provocado demasiado sufrimiento. Sí, tal vez, demasiado sufrimiento.
El ver la espalda de Jonghyun alejarse a toda velocidad le dio la razón.
Taemin suspiró con resignación y miró hacia el frente. Si tan sólo la gente fuera más clara, estas cosas no pasarían.
—Idiotas—musitó limpiándose los labios.
Demasiada saliva compartida.
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Ya cansado de lanzar piedras al río, se acomodó en la orilla de éste. Se sentó con brusquedad, con esa poca gracia tan típica de su ser.
—Qué estupidez— se repitió como por milésima vez.
Lee Jinki era consciente de lo ridículo que se vería hablando solo. Consciente de que alguien lo veía mientras lo hacía. Alguien que siempre lo miraba.
Esa mirada fuerte sobre su nuca tan característica como siempre. Tan penetrante como le gustaba, como no quería que dejara de ser.
Suspiró y echó la cabeza hacia atrás ignorando completamente a su tan conocido e incógnito observador. Queriendo, en el proceso, ignorar su arrepentimiento.
Si no fuera por esa estupidez.
Si no fuera porque Lee Taemin era demasiado...tentador.
Se maldijo seis veces por su debilidad; por dejarse llevar por la impulsividad.
Sabía que esos labios no le pertenecían en lo más mínimo, siempre lo tuvo increíblemente claro, pero no pudo evitar ilusionarse. No pudo. Por más que lo intentó. Sin embargo, la esperanza era algo que simplemente se negaba a dejarlo, y así, absolutamente todo lo que ese individuo hiciese se la daría.
El solo hecho de que ahora mismo estuviera detrás suyo era uno de los fuertes motivos de su ilusión.
¿Por qué siempre le seguía de esa forma? ¿Por qué esa mirada insistente?
¿Por qué se ocultaba? ¿Por qué cada vez que estaban juntos se acercaba más de lo debido, mucho más de lo perdonable? ¿Por qué lo hacía?
Él no era de acero, él era humano, él era estúpido... él se ilusionaba.
Quería que esos labios que siempre se acercaban más de lo permitido fueran completamente suyos. Le habría encantado creer por siempre, que ese calor, que esa humedad, lo deseaban sólo a él.
Verlo sucumbir en un apasionado beso con otro, fue mucho más de lo que su cordura pudo soportar.
Ver a Lee Taemin y a Kim Jonghyun: juntos.
El menor sostenía fuertemente la nuca del más bajo. Sus salivas entremezclándose con deseo fue un golpe en su parte baja. Fue demasiado, porque quería esa boca sólo para él.
Y su egoísmo lo dominó como nunca antes lo había hecho.
Empujó a Jonghyun lejos de Taemin y se abalanzó sobre los labios del más joven.
No estaba seguro cuán rudo fue el contacto, pero supo que lo suficiente cuando sintió ese inconfundible sabor metálico en su boca, mezclándose con su lengua, con su saliva. Volviéndose uno.
Eso le pertenecía. Le pertenecía sólo a él.
Pero de pronto, la realidad le abofeteó la cara y se percató de lo que estaba haciendo. Cuando se dio cuenta de su estupidez, salió apresuradamente del lugar.
Se sintió increíblemente avergonzado. Avergonzado con él, más que consigo mismo.
Tanta estupidez.
—Oye...
Esa voz que tanto había anhelado que le hablara, lo había hecho interrumpiendo sus recuerdos. La intensa mirada, ahora tenía una voz que había renunciado a la reserva. Ahora era consciente de que Lee Jinki sabía de su presencia en el lugar.
Aunque ignorara que el otro siempre lo supo.
Se acercó a Jinki.
Este último no volteó.
—¿Qué se te ofrece?—le dijo casi en un susurro.
No hubo respuesta.
Lee Jinki se habría impacientado. En serio lo habría hecho, si no fuera porque en realidad, no le interesaba la respuesta.
Con oír esa voz era casi más que suficiente.
—Yo...—empezó— yo... no ...quería...
—Lo sé. Lo noté.—cortó Jinki con seguridad.
—No quería entrometerme—dijo apretando la mandíbula.
Jinki se volteó a ver a Jonghyun.
¿Por qué se veía cabreado?
—Taemin sólo está jugando contigo—le dijo Jinki.
Inmediatamente, Jonghyun lo tomó bruscamente del brazo y juntó sus labios. Como siempre lo hacía cuando estaban a solos, como a Lee Jinki le encantaba.
Aunque esta vez, el agarre, era de una forma mucho más violenta. Llena de sentimientos reprimidos. Llena de impotencia.
Sus labios se rozaban. Sus respiraciones chocaban, dándoles calor.
Húmedo calor. Jinki sintió un fuerte impulso de cerrar los ojos, pero se contuvo.
—Contigo también juega, idiota—murmuró sobre los labios contrarios. Jonghyun sonaba molesto—Con besarlo de vuelta, no harás que se enamore de ti, imbécil—replicó tirando su aliento caliente sobre los labios del mayor.
Jinki sólo movió una de sus manos y la deslizó sobre la cara de Jonghyun.
Delineó su quijada sin prisa y sin suavidad.
Abrió un poco sus labios y mató la diminuta distancia que los separaba.
Jonghyun abrió los ojos de sorpresa.
—Sólo quité de sus labios lo que me pertenece—susurró Jinki masajeando sus labios sobre los otros.
Jinki era egoísta, quería hasta la saliva de Jonghyun.
Este último lo tomó de los hombros, separándolo.
Se miraron a los ojos y Jinki se volvió a avergonzar de su estupidez; Jonghyun sonrió de medio lado y tomó aire preparándose para la batalla.
Se besaron.
Sin preámbulos, sin censura.
Labios, lengua, dientes. Todo.
Friccionaban, presionaban. Con fuerza, casi con rabia. Hasta el punto de hacer doler.
Jinki sonrió sólo un poco en beso. Creía por fin haber entendido algo.
Tal vez habían pensado igual. Tal vez ambos se pertenecían.
Taemin, quien los observaba se un puente cercano, sólo sonrió.
—Idiotas.
;___Diciembre 2009