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Tabú por multifandom

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Notas del fanfic:

 

No suelo comenzar un nuevo proyecto cuando estoy en uno pero esta idea a sido mas fuerte que yo, es un genero que no he explorado y no sé si estaré a la altura de abarcar de modo correcto la temática del fic, espero poder hacerlo bien y que reciba amor. Gracias de antemano a quienes se embarcarán conmigo en este proyecto. 

Mi primer TaoHun

Disculpen de antemano mis falencias. 

Notas del capitulo:

 

 

Hola!! Estoy nerviosa, siempre lo estoy con respecto a mis historias pero esta en particular me ha despertado muchas cosas, no sé si será entendida, me preocupa que la temática no guste o que yo no esté a la altura de saber tratarla, aún así me embarco en esta historia con la esperanza de hacerlo bien y probar cosas nuevas, mil besos gracias de antemano, por favor dejenme sus reviews para tomar valor y continuar, nos leemos!!! 

 

Cuando pierdes la inocencia te vuelves desconfiado, te tornas solitario porque de cierta forma crees que nadie puede comprender lo que te sucede y que probablemente es muy fácil salir dañado, es muy fácil perderlo todo, entonces comienzas a preguntarte ¿Qué es la inocencia? ¿Qué significa perderla?...

 

…Sehun sin duda no sabía nada de eso la primera vez que se sintió extraño y “extraño” fue la única palabra que conocía para definir su sentir, mirando en retrospectiva fue quizás ahí que el velo cayó solo que era demasiado joven, demasiado niño para poder identificarlo ¿hubiese podido detener lo que comenzaba a forjarse? ¿Sería hoy distinto todo? ¿Sentiría diferente? Su cabeza lo llevó al límite de lo insano cada día con aquellas tortuosas preguntas repitiéndose una y otra vez…

 

Ahora con 20 años conducía a ritmo regular el auto que sus padres le habían regalado algún tiempo atrás y que era en vista de las circunstancias un recuerdo también de ellos… hoy era de esos días difíciles de enfrentar, sentía que estallaría, no podía más, por eso se encontraba atravesando la carretera con destino a una ciudad cercana, claramente hubiese sido más fácil consultar con algún psicólogo de su cuidad pero el tema que necesitaba tocar le parecía lo suficientemente grave como para prevenir problemas futuros y algunos kilómetros de distancia marcaban una barra de seguridad que le permitía disminuir la ansiedad.

 

Hace seis meses sus padres habían muerto en un accidente aéreo, aquello fue un golpe demasiado duro para él y su hermano, ¿podría ser esa la razón para visitar a un especialista? Él hubiese preferido que fuera así, pero la verdad es que no lo era, por años, mas específicamente por 10 años logró contenerse o al menos creyó poder hacerlo, alguna que otra vez sus impulsos parecieron ganar dejándole dar una pequeña probada del vértigo que siente quien sabe está cayendo a un pozo sin fondo, más sin embargo solo eran degustaciones, nada concreto, el peligro real se mantuvo siempre al margen, más aún cuando a los 17 años dejó la casa de sus padres para vivir en una residencia de estudiantes, no es que la Universidad quedase muy lejos de su hogar, pero necesitaba salir de allí, la distancia ayudó mucho, pero ahora la vida le había sorprendido con un golpe demasiado bajo como para esperarlo, ahora debió volver a aquella vivienda, respirar el mismo aire… estos seis meses se ha sorprendido de su propio autocontrol y fuerza, pero ¿Por cuánto tiempo más?...

  

“Cuando abro en los objetos la puerta de mí mismo:

 

¿Quién me roba la sangre, lo mío, lo real?

 

¿Quién me arroja al vacío cuando respiro?

 

¿Quién es mi verdugo adentro de mí mismo?

 

Oh Tiempo. Rostro múltiple.

 

Rostro multiplicado por ti mismo.

 

Sal desde los orígenes de la música.

 

Sal desde mi llanto.

 

Arráncate la máscara riente.

 

Espérame a besarte, convulsiva belleza.

 

Espérame en la puerta del mar.

 

Espérame en el objeto que amo eternamente.”

 

                                                                                                                                     –El principio y el fin, Gonzalo Rojas-

 

Él realmente no gusta de los psicólogos psiquiatras o terapeutas, se siente demasiado invadido, como si con solo mirarte quisiesen escudriñar hasta en el último rincón de tu alma, usualmente se sientan frente a ti o a veces a tu costado mientras reposas en una especie de sillón que hace a las veces de cama, preguntan cosas incomodas mientras tu relatas mil historias o dices directamente el motivo de consulta, dicen una que otra cosa que apenas logras comprender, anotan en una libreta, ponen cara de interés, tú quieres establecer un límite y ellos quieren seguir escavando más y más profundo, luego te dan consejos, algunos suenan idiotas y otros a cosas complejas de hacer, cuando sales de su consulta, oficina o como quiera que se llame, debes volver al mundo real, debes enfrentarte nuevamente todo, quizás solo has perdido tiempo y dinero pero no los problemas, así se sentía Sehun respecto a ellos, pero ahora irónicamente recorría una distancia considerable para poder hablar con uno, era estúpido pero no tenía otra salida, no era un tema que pudiese tratar con algún amigo, o sobre el cual buscar ayuda en alguna religión, era de esas cosas que la gente no habla, era aquello que llamamos Tabú…

 

Cuando las señales le hicieron sentir que pronto arribaría a la cuidad, los recuerdos y pensamientos se hicieron más fuertes como presentimiento o antelación a la honestidad que requeriría pronto para hablar del tema, tenía pánico de perder la cabeza y actuar sin medir consecuencias, se sentía defectuoso, así se definiría, algo falló el día en que lo hicieron, porque su naturaleza, sus entrañas le estaban gritando por algo que no podía ser, algo que no podía hacer…Nuevamente el escalofrío trayendo el recuerdo de la primera vez que percibió que algo no marchaba como debería, sus manos sudaban, detuvo el auto unos segundos para darse un tiempo de respirar, masajeó sus sienes…Tenía ¿10 años? sí, los había cumplido hace poco, era una tarde simple como lo eran todas las tardes de su vida hasta antes de aquel día, de hecho su mente era simple en ese entonces, su madre cocinaba galletas, el aroma a vainilla y chips de chocolate lo inundaba todo, la tibieza del horno subía hasta las habitaciones del segundo piso haciéndoles una invitación a la felicidad, fue muy feliz en aquel tiempo, podía amar con sinceridad, podía ser honesto, mirar a los ojos de sus padres con la pureza de quien no sabe nada, lo curioso de descubrir ciertas cosas es que una vez que han aflorado a la superficie no puedes devolverlas al fondo desde donde salieron y daría todo por poder ser diferente, por no haber “sentido”… Jugaban, era un juego común, infantil y estúpido, ni siquiera puede recordar si se trataba de algo específico, sus ojos se encontraron como tantas veces mientras él estaba tendido de espalda en el suelo y el otro estaba sentando sobre la parte baja de su abdomen, meciéndose por la simulación de montar un caballo, fue ahí, ese momento, ese día ¿Por qué fue diferente? No tiene esa respuesta pero aún puede recordar el cosquilleo profuso que se extendió desde su abdomen hasta las entrañas, el torrente sanguíneo y toda su piel, puede recordar el temblor, la certeza de que algo estaba cambiando, la tormenta de sensaciones, el modo abrupto en que lo empujó lejos de su cuerpo y corrió a refugiarse entre las paredes de la habitación de sus padres, aún recuerda el modo en que lloró aún sin saber por qué…

 

Volvió a hacer andar el auto, no podía demorar más, solo metros, minutos hasta  que finalmente llegó a destino, estacionó, se bajó y observó el lugar, parecía por fuera una casa común y corriente, no había letreros o señalizaciones de nada, era de color crema con toques cafés, llamó a la puerta y una mujer con voz gastada respondió abriendo con una sonrisa apenas dibujada en los labios, caminaron un poco por un pasillo medianamente corto que le dio paso a una sala de estar con un mesón que dejaba ver claramente que sí, efectivamente estaba en el lugar que debía.

  

-Tengo cita –dijo en un tono bajo- con el psicólogo.

 

-Lo está esperando, pase por favor –Indicando la puerta.

 

Avanzó algunos pasos, giró el pomo de la puerta que se abrió crujiendo y vio al hombre que lo esperaba con un semblante sereno, se sentó en el suave sillón que acogía a cada uno de los pacientes.

  

-Hola… Sehun ¿verdad? –habló el psicólogo con un esbozo de sonrisa.

 

-Hola, sí soy Sehun.

 

-¿Cómo estás? –preguntó como si nada.

 

-No muy bien, por eso viene uno aquí ¿no? –Espetó con algo de sarcasmo- me gustaría que ahorráramos las cortesías y fuésemos directo al punto.

 

-Está bien… ¿Qué te trae por aquí entonces? Puedes hablar con libertad.

 

-Puede que se sorprenda… no sé si antes escuchó algo como lo que diré. –dijo con honesta preocupación.

 

-Eh escuchado muchas cosas que resultarían difíciles de digerir para el común, ese es mi trabajo.

 

-Lo deseo, él… -Se enredaba en sus palabras- de verdad lo deseo de un modo total e incontenible y solo para aclarar con el termino deseo me refiero a necesidad, a ganas, a deseo sexual.

 

-Entiendo, pero Sehun desear a un hombre no es un problema, ser homosexual no es una enfermedad o algo que debas tratar, a lo sumo puedes necesitar terapia para enfrentar problemas adyacentes como acoso por parte de las personas o conflictos familiares…-Fue interrumpido.

 

-Lo sé, pero el hombre que yo deseo…-Hizo una pausa- el hombre al que deseo de ese modo… es mi hermano menor…

 

Notas finales:

 

Dios!!!! estoy tan ansiosa espero tener buena acogida y poder continuar la historia, por favor dejenme saber sus opiniones por medio de los reviews, los necesito! u.u 

Es mi primer fic con el TaoHun como principal... 

Acepto toda critica. 

Mil besos y espero leernos pronto. 

DEJENME REVIEWS PLEASE!


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