Naruto ahogó una exclamación, cuando entró al salón y encontró a Sasuke Uchiha, el terriblemente popular y más prestigioso estudiante de su clase, siendo besado apasionadamente, por nada más y nada menos, que Sakura Haruno, su primer y único amor.
Ambos jóvenes se separaron de forma abrupta y se voltearon para observar al intruso. Aunque los dos mostraron una clara expresión de sorpresa, sólo Sakura se levantó de su lugar y ofreció una explicación al rubio. Sin embargo, Naruto no fue capaz de oír absolutamente nada, su mente no conseguía procesar la serie de palabras que emitía la muchacha. Sus ojos se dedicaron a contemplar de forma alterna al moreno y a la joven de lacias hebras color cereza.
Tragó en secó y asintió, por alguna razón, las palabras se habían atorado en su garganta y por primera vez en su vida, fue incapaz de responder. Soltó un suspiro y se retiró cabizbajo, abandonando el salón, mientras arrastraba los pies.
Cuando caminaba por el extenso pasillo, creyó oír la voz de Sakura, llamándolo desde una distancia considerable, pero no se volteó a comprobar si se trataba de ella. Sentía la imperiosa necesidad de desaparecer en ese mismo instante.
Sasuke Uchiha se había convertido en su rival, desde el primer momento en que sus vidas se cruzaron.
Aún podía recordar su primer encuentro, fue furante el primer día de clases, en medio de la calle, bajo la habitual lluvia de pétalos rosáceos, que ofrecían los cerezos en esa época. Fue una estúpida discusión entre dos completos desconocidos, que terminó con ambos jóvenes rodando por el suelo, tirando puñetazos y patadas, en un desesperado intento por salir victoriosos.
Desde entonces, su relación se basó en una pelea constante. En el preciso instante que sus miradas se encontraban, algo en ellos detonaba y les era imposible no desquitarse con el otro. Naruto lo tenía muy presente, ya que el sentimiento continuaba acompañándolo, cada vez que se topaba con él o debía interactuar con él, aquella sensación afloraba y no podía controlarse.
Demasiado afectado por la escena que presenció, se refugió en uno de los salones vacíos y se acurrucó contra un rincón, abrazando sus piernas, mientras escondía su rostro en las rodillas.
Sabía que Sakura nunca le correspondería, se lo había repetido constantemente, a lo largo de toda su vida. Sin embargo, nunca esperó que Sasuke sí correspondiera a la muchacha. Siempre se sintió tranquilo, al verlo tan apartado y desinteresado en todo lo que correspondía a relaciones humanas.
Inconscientemente, se perdió en sus propios pensamientos, observando hacia el vacío, mientras analizaba y repasaba cada uno de los movimientos que Sasuke y Sakura tuvieron durante las últimas semanas. Debía haber algo que explicara ese beso, algún detalle, alguna acción o comportamiento, que le afirmara que efectivamente, había sido rechazado.
Un estruendo lo devolvió a la realidad. La noche se había hecho presente y la lluvia seguía cayendo con la misma intensidad. De pronto, recordó porqué se había de vuelto al salón de clases y soltó un bufido. Había dejado la sombrilla colgada a un costado de su escritorio. Ahora debía volver para recuperarla.
Con un quejido, se volvió a poner de pie y se estiró cual felino, extendiendo ambos brazos hacia arriba, mientras dejaba escapar un ligero ronroneo. Poco tiempo después, abandonó el salón y se encaminó hacia el propio. El único sonido que acompañaba a sus pasos, era el constante golpeteo que realizaban las gotas de lluvia, al estrecharse contra los cristales de los ventanales a su lado.
Se detuvo frente a la puerta de su salón y dio una profunda bocanada de aire, llenándose de valor, antes de empujar la pieza de madera. Luego de abrir, se encontró con el espacio completamente vacío. Agradeció a todos los dioses que Sakura y Sasuke hubieran vuelto a casa, ya que no estaba seguro cómo reaccionaría frente a ellos, la herida continuaba punzante.
Corrió hasta su lugar y tomó la dichosa sombrilla. La tranquilidad regresó a él y se dispuso a volver sobre sus pasos para finalmente ir a casa. No obstante, una silueta ubicada bajo el marco de la puerta, detuvo todos sus movimientos y aceleró su ritmo cardíaco. Sasuke lo admiraba desde la entrada, con los brazos cruzados por encima del pecho y el cabello alborotado.
Una nueva idea apareció en su cabeza, al contemplarlo tan desaliñado, e instantáneamente, sus rodillas comenzaron a temblar. Había sido toda una tortura observar a Sakura besándose con ese tipo, no podría soportar saber que sucedió algo todavía más allá entre ellos.
Bajó la cabeza y se negó a comprobar si la muchacha se encontraba detrás del moreno. Apretó la sombrilla contra su pecho y avanzó, dispuesto a empujar al más alto, si éste se negaba a dejarlo pasar.
— No la besé. — Dijo el pelinegro, estático en su posición. Naruto se detuvo y levantó la mirada para observarlo. Sasuke estaba ligeramente sonrojado, se veía claramente agitado, pero en su expresión no se distinguía la burla o la duda, se apreciaba totalmente sincero.— Ella me besó... No tuve tiempo para reaccionar. No fue mi intención hacerlo.
El rubio lo miró sorprendido y confuso, la actitud que había adoptado su opuesto, le resultó hasta cierto punto divertida. ¿Acaso le estaba dando una explicación?
— ¿Ah, sí? —Se atrevió a preguntar, cerrando con fuerza los dedos alrededor de la sombrilla.— ¿Y porqué estás tan agitado?, ¿Se divirtieron juntos antes de despedirse? —Las preguntas brotaron de su boca por sí mismas, se sentía herido, agresivo y sólo necesitaba de las explicaciones del moreno, para recuperar un poco la calma.
—Te estaba buscando...—Respondió suavemente, antes de ingresar al salón y cerrar tras de sí la puerta. — Desapareciste sin decir nada...—Murmuró, mientras se acercaba al rubio, acortando cada vez más la distancia que los separaba. Naruto retrocedió, desesperándose con la repentina actitud que estaba tomando el moreno. Sin embargo, su escape se vio interrumpido por su propio escritorio.— ¿Acaso...—Sasuke finalmente lo alcanzó y apoyó sus brazos lado a lado del rubio, inmovilizándolo contra el mueble.—...Te afectó verme con ella?
Naruto tragó en seco y negó.
En respuesta, Sasuke dejó escapar una queda carcajada, para luego inclinarse sobre la figura del más bajo, acercándose peligrosamente a su oreja.—Ya no puedo más...—Susurró, e inmediatamente después de haber comenzado a hablar, tomó una pausa. El rubio tembló bajo el cálido cuerpo que lo sostenía, sintiéndose pequeño e indefenso, ansiando oír lo que tenía que decir su rival.—...No creo ser capaz de aguantar más.—Finalizó y levantó su cabeza para encarar al rubio.
Todo sucedió en un segundo, Naruto se perdió en la oscura mirada del moreno, mientras sentía una suave y cálida caricia sobre su boca.
Cuando llegó a comprender lo que sucedía, fue demasiado tarde, se encontraba correspondiendo fervientemente al beso que le obsequió su antagónico.
De pronto, el odio se había evaporado y un nuevo sentimiento floreció. Internamente agradeció que esos labios fueran los cuales le arrebataran su primer beso.