–Si ves esto es porque estoy muerto. Si no es así, ¡no revises mis cosas, Shizu-chan! Me daré cuenta si lo haces… aunque lo más probable es que este muerto. Suena un poco extraño, pero quería que decirte unas palabras.
Tú te preguntaras “¿Por qué este idiota no me lo dijo en persona?” Pues, es porque soy un idiota. Aah… ¿por dónde debería empezar? No estés enojado conmigo, por favor. Ni te enojes con nadie. No puedes permitir… no permitas que nadie te vea enojado. Sólo yo puedo hacerlo, Shizu-chan.
Quiero que tengas todo lo que tenía hasta este momento. Tómalo y has con ello que lo mejor te parezca… Siendo tú no querrás hacer nada con eso. “Es dinero sucio” pensarás. Es cierto… pero a estas alturas de mi vida no puedo cambiar lo que soy, y probablemente, nunca lo haga. Es extraño como un buen tipo como tú se llegó a relacionar con alguien como yo… será cierto que los polos opuestos se atraen.
No seas duro con Namie. Ella es una buena persona… Sí, tiene una extraña obsesión por su hermano, pero siempre me ha ayudado. Nunca he podido devolverle el favor.
Tampoco hace falta que le digas nada a mis hermanas. Ellas entenderían todo incluso sin que nadie se los diga. Son fuertes teniéndose una a la otra… nunca necesité preocuparme por ellas.
En mi escritorio hay una llave… la más antigua que veas. Busca detrás de la pared de mi cama, hay un fondo falso. Lo que está dentro es… un pequeño tesoro.
Es cierto, esas fotografías son mi pequeño tesoro. Por favor, no me tomes como un acosador, Shizu-chan~ ¡Es tu culpa por cruzarte en la mira de mi cámara! ¿Recuerdas aquellos momentos juntos?
Aah… qué nostalgia.
¿Estas llorando ahora? Yo también lo hago. Quiero dejar de hacer esto e ir corriendo a tus brazos, pelear por algo sin sentido y dormir abrazados. ¡Quién diría que terminaríamos así!
Estos años contigo fueron increíbles. No sé cómo estaremos en el momento en el cual debas ver este video, pero tienes que saber… te… te estoy agradecido.
¿Ves? Eso no podría decírtelo en la cara.
En fin… ya eras incontrolable para mí desde el principio. Así que tú siempre estas cambiándome la vida. Seguramente disfruté cada segundo final pensando en ti…
Perdóname por ser tan egoísta. Me fui primero para no verte morir a ti.
Es irónico el hecho de haber tratado de matarnos y luego sufrir con lograrlo… no me extrañes mucho ¿sí? Puedes salir adelante, siempre se puede. Estas destinado a ser feliz… no como yo.
¡Pero qué ánimos son esos! ¡Anímate, Shizu-chan! Siempre te amaré. Siempre.
Te estaré esperando del otro lado. Sin embargo, quiero que tardes mucho y me traigas muchas anécdotas.
Dale una oportunidad a la vida.
El mundo no es tan cruel como parece.
Me di cuenta de eso cuando te conocí.
Mejor dicho, cuando verdaderamente te conocí.
No me hagas decirlo, ¿lo sabes, cierto?
Sabes que te amo más que a cualquier humano.
Más que a mí mismo.
Sólo comencé a vivir cuando te amé a ti.
Estoy perdido. Caí ante ti, mi peor enemigo… Pero estoy tan feliz.
Cuídate mucho ¿bueno? Es mi última voluntad…
Te amo, Shizuo.
Heiwajima Shizuo secó sus lágrimas y contempló el final del video. Aquella pantalla negra parecía reflejar su ánimo. Posando sus palmas sobre sus ojos espero a que el llanto parara. No había caso, parecía un niño pequeño llamando a su mamá. Se permitió exteriorizar tan sólo un poco de su sufrimiento al no disimular su gimoteo. No había tiempo para pensar en lo deshecho que se veía. Él se sentía deshecho por dentro.
– Oye ¿estás aquí? Voy a pasar… – Avisó la voz de una persona tras la puerta.
El rubio volteó su rostro instintivamente, nadie podía verlo así.
– ¿Qué estas…? Oye… – Los espasmos del llanto seguían en él. – ¿Cómo encontraste ese video? Creí que…
– Izaya… – Gimoteó el mayor – ¿Cuándo grabaste esto?
– ¡Shizu-chan! No veas las cosas de los demás sin permiso ¿no te enseñaron en…? Shi-shizuo… –
Heiwajima tomó al pelinegro desprevenido. Parándose de la silla donde estaba anteriormente, abrazó tan fuerte al otro que terminaron cayendo sobre el sillón que estaba detrás. Izaya quedó sorprendido, pero apoyándose en sus codos levantó la cabeza para mirar al rubio sobre su pecho y correspondió su abrazo.
– Shizu-chan… – Suspiró Orihara.
– Eres un idiota ¡Idiota! ¡¿De qué vida me hablas, si tú no estás ahí?! ¿Cómo pudiste hacer ese video? Yo… estaría tan desesperado que moriría al enterarme ¿Entiendes que ni siquiera pensaría en verlo? ¡Idiota! – El pelinegro observó el rostro lleno de lágrimas que le reclamaba. Volvió a sorprenderse al notar que nunca lo había visto así…
– Tenía que hacerlo. Es por las dudas… ya sabes cómo es esto de ser informante, Shizu-chan – Respondió Izaya. Aquellas palabras no eran lo que en verdad quería decir, pero se aproximaba.
– No vas a morirte. – Sentenció el mayor para luego besarlo ferozmente. No quería oír el pensamiento lógico del ajeno. Sabía que estaba siendo demasiado brusco, y que no lo dejaba respirar, pero hacia esto intentando transmitir, al menos, un poco de su sufrimiento.
– ¡Pa-para! ¡Me estas lastimando! – Izaya intentó apartar a Shizuo de su cuello.
– ¡¿Y tú sabes cuánto me estas lastimando a mí?! ¡¿Lo sabes?! – El silencio reino por unos minutos.
– ¡Basta! Deja de decir esas cosas –
– Hiciste ese estúpido video y ¿me pides eso a mí? – Contraatacó mordiendo fuertemente el cuello del otro.
– Algún día… lo necesitaras algún día. – Respondió Izaya apartando la mirada.
– No. Ese día nunca va a llegar. Te lo juro, Izaya. – La seguridad en la mirada del rubio hizo dudar a Orihara. Hasta podría creerle.
– Shizu-chan… – Contemplándolo por un momento no vaciló en su deseo – Bésame… – Exigió
No sé en qué estabas pensando.
Pero con esta pasión quiero hacerte saber que siempre estaré contigo.
No importa donde vayas, te seguiré.
Sí, algún día morirás.
Pero no mientras yo esté vivo.
Yo seré el egoísta, Izaya.
¿Quién ganará? Ya sabes que no me gusta perder.
No perderé contra Izaya Orihara.
No más de lo que caí ante ti.
Aunque quizás… los dos ya hayamos perdido todo.
Sin embargo, traté de imaginar una vida sin ti… pero no pude.