Para Harry ese día era el peor, prefería no salir de su oficina, hoy era 31 de diciembre eran las 11 de la mañana y ya se encontraba agotado, a pesar del jefe de Aurores más joven y de que ya no habían tantos crímenes en la ciudad para el los últimos 7 meses habían sido agotadores, pero cual era el motivo de su agotamiento, hace exactamente 7 meses el de había casado con nada más y nada más que el príncipe de las serpientes.
Suspiro pesadamente, aun recordaba el matrimonio, que a pesar de haber invitado a todos sus amigos y compañeros del colegio, habían terminado asistiendo no más de 40 personas, no todos podían entender que se hubiera casado con mortifago.
Draco había tenido la cara en alto durante toda la fiesta, no le importo, pero para Harry había sido realmente triste, la gente por la que él lucho y defendió, incluso al extremo de arriesgar su vida, no lo apoyaba en aquello que consideraba sería uno de los momentos más felices de su vida, ni siquiera todos los Weasley habían asistido.
La primera pelea había sido la misma noche de la boda, antes de irse de luna de miel, provocando que los primeros 3 días de matrimonio Draco no le prestara ni pisca de atención, pero ese solo fue el principio de los problemas.
Cuando volvieron a casa, ya reconciliando y habiendo acordado que vivirían su amor, empezaron a llegar las invitaciones para las distintas celebraciones en la ciudad, ya que como jefe de aurores y salvador del mundo mágico, él debía estar presente, pero el problema estuvo en que las entradas, llegaban solo para Harry y sin pareja, Draco no menciono nada, para Harry que no estaba tan familiarizado con los protocolos de este tipo de eventos no le pareció nada raro, hasta que llego a una de las primeras cenas, todos habían llegado acompañados, sus esposas, parejas o consortes, todos y cada uno de ellos, busco a sus amigos consiguiendo que Ron le mostrara su entrada, que decía explícitamente "Señor Ronald Weasley y pareja", a pesar de que era de conocimiento público que Ron era el padre de la hija de la castaña, y que se habían casado antes de que la castaña fuera a terminar sus estudios, ambos tenían invitaciones con el detalle "…y pareja …".
Eso se había repetido para cada fiesta, baile, cena o evento a beneficio al que el moreno había sido invitado, Draco se había mostrado indiferente, pero a Harry la culpa lo había embargado le había cumplido cada capricho hasta ese día, tratando de recompensar sin decirle cada una de las discriminaciones que sentía había tenido el mundo con su esposo, pero todo esto produjo horribles dudas en el moreno.
El ultimo capricho de su rubio había sido comprar una elfina, de nombre Dindi, que según dijo el hombre que se los vendió era experta en cocina, su castaña amiga había puesto el grito en el cielo al enterarse que los Potter tenían un nuevo elfo.
Ese capricho había empezado un poco antes de navidad, cuando había llegado una invitación para una fiesta de navidad, que se realizaría en los terrenos del antiguo colegio, pero nuevamente esta llego solo a nombre de Harry, aún hoy sentía nuevamente la sensación que tuvo el día que Draco le entrego la invitación.
Flash back
Era 22 de diciembre y no había muchos problemas, así que a las 7 ya se encontraba en su casa listo para pasar un fin de semana sin turnos, junto a su esposo, quien le había prometido que ese fin de semana no habría ningún negocio, solo serían los dos.
Entro a la casa por la chimenea, habían puesto protecciones muy poderosas a las chimeneas de la casa y un nucleó especial para el control de las apariciones en el interior del ahora hogar de los Potter.
El primer piso estaba en silencio, un poco inusual, generalmente los viernes Draco era ruidoso, ni siquiera los elfos en la cocina se escuchaban.
Fue a su cuarto a cambiarse, notando que la pequeña luz de la mesita de noche se encontraba encendida, entro al cuarto notando el cuerpo de su esposo metido entre las frazadas, encogido sobre sí mismo como un ovillo, noto la respiración acompasada que tenía el rubio, parecía dormido, se giró alrededor de la cama para ver su rostro, notando que su rubio aun llevaba la camisa que se había puesto en la mañana, ni los zapatos se había quitado, eso no podía ser, su esposo era demasiado cuidado con su aspecto incluso cuando hacían el amor, se arrodillo frente al rostro de su esposo quitando con cuidado los mechones de cabello que caían por su frente, estaba tibio, con un poco de fiebre, eso no era bueno, probablemente había agarrado una gripe, pero repentinamente noto las ojeras y los surcos que su blanca piel tenía muy marcadas, había llorado.
-Dragón, Dragón, despierta…- el rubio abrió lentamente los ojos, con mucha pesadez, quería seguir durmiendo.
-Harry…. – hizo un puchero y las lágrimas bajaron por las mejillas del ojiplata, quien velozmente de apretó contra el pecho del moreno en un abrazo desesperado.
-Dragón que paso? Te hicieron algo Draco? Responde por favor- el moreno se soltó del abrazo del rubio, mirándolo a los ojos.
- Harry.. per…perdóname, yo se que no deb…debo meterme en tus cosas, per.. pero me gano la curiosidad…- le alargo un sobre que tenía oculto bajo su almohada, era otra invitación, está con el logo del ministerio, Harry lo tomo con cuidado, la leyó y nuevamente notó la falta del tacto para no decir que no querían al rubio entre ellos, la verdad es que no vio ninguna diferencia con las que habían llegado anteriormente, como para que su rubio se encontrara tan destruido, hasta cierta frase que anunciaba la fiesta de forma cariñosa "… aquellos que llevan la luz consigo siempre serán bien recibidos…", Harry sintió que la sangre le hervía, su esposo se había martirizado a si mismo todos esos años, al llevar la marca tenebrosa en su brazo y cuando el por fin sintió un avance con el rubio quien poco tiempo atrás le había permitido tocar el antebrazo que albergaba dicha marca y ahora nuevamente esta situación, de golpe uno de los floreros del cuarto exploto, la magia de Harry se descontrolo en cosa de segundos.
Draco se sentía fatal, su esposo se había enojado más al saber que había leído la carta, pero no lo había podido evitar, por protocolo las cenas de navidad y año nuevo debían ser con pareja, por fin podría ir con él, presentarse del brazo de quien amaba y a quien meses atrás, no años ya que incluso antes de ser su esposo Draco le guardaba una fidelidad absoluta había jurado amaría para siempre , pero la verdad es que nuevamente no fue incluido, suspiro pesadamente y termino de leer su contenido, sentía que su corazón se quebraba se acurruco en su cama y se durmió probablemente uno de sus elfos lo había tapado con las cobijas.
Miro a su esposo quien tenía un obvio descontrol de magia.
-Harry! …- grito el rubio desde la cama, afirmando su antebrazo, cubriendo la vergüenza que cargaría para siempre con él, provocando que él moreno sintiera un furia absoluta, tomo el brazo del rubio y lo aventó en la cama, posicionándose sobre las caderas del rubio, Draco nunca había sentido tanto miedo, creyó que el moreno estaba molesto y lo haría pagar por haber leído su carta y haberse metido en donde no lo llamaba, apretó los ojos, se lo merecía.
Harry le quito la camisa, tomo su antebrazo y beso la marca muchas veces, ambos lloraron por la acción.
Fin Flash back.
Pero desde ese día Draco se había alejado de él de una forma extrema, incluso había días que llegaba después que él, su matrimonio no había logrado tener un año de vida, antes de que todo se fuera al carajo, había quienes le decían que era su culpa que lo había consentido demasiado, que el rubio solo se quería aprovechar de su fama para limpiar su nombre, que por eso había engatusado a Harry, ni pensar que el moreno se hubiera enamorado por si solo de semejante escoria.
Lo peor es que Harry lo estaba creyendo, al comprarle el bendito elfo había pasado por encima de la única amiga a la cual no había pisoteado, Hermione, en alguna parte de su corazón sentía que Draco había logrado alejarlo de todos aquellos que lo amaban, no podía evitar sentir que si se hubiera casado con Ginny nada de esto estaría pasando, se levantó de su escritorio haciendo caer la foto en su escritorio, la cual se quebró, la miro a la distancia, eran él y su dragón, mirándose, noto algo que había olvidado, los ojos del rubio estaban enrojecidos en la fotografía, su dragón lloraba por él, la foto se movía hasta que ellos se besaban y Draco se pasaba el puño de su túnica de gala blanca por el rostro, jamás había notado que su Dragón lloro en la boda, su Draco lloraba, se levantó y salió hacia la empresa en la que se supone que su rubio esposo estaría ese día.
La sorpresa de Harry al enterarse que Draco no se había presentado a ninguna de las empresas desde antes de navidad, con exactitud desde el 22 de diciembre, más de nueve días, Harry se sintió nuevamente engañado, se supone que cada mañana se levantaba y se iba más que rápido ya que tenía una reunión o tomar un traslador.- Maldición Dragón… - Salió rumbo a su casa, ahora sí o si Draco le daría la explicación que necesitaba, Harry no perdería a todos sin que el rubio le explicara qué demonios le estaba escondiendo.