Era una mañana nublada de invierno, el viento soplaba y refrescaba a los turistas y a los habitantes de Antenas, Grecia.
El aeropuerto estaba transitado, los vampiros descendieron del avión. Los siete vampiros se detuvieron en el aeropuerto, en donde entraron a una cafetería para planear su viaje por toda Grecia y donde tenían planeado cazar más humanos.
—¡Esto es espantoso!— dijo Beaufort, el más quisquilloso de los vampiros.
—¿Por qué?— le preguntó Austin, su íntimo amigo.
—Es demasiado aburrido ¿donde están los semidioses?.
—Calma, damita, jajajajaja— argumentó Luigui en tono burlesco.
—Ja ja, muy gracioso ¿no?— contestó Beaufort irónicamente.
—Bueno, jóvenes vampiros, no venimos a criticar, venimos a cazar humanos— les contestaron Skylar y Nicanor, que eran los vampiros más viejos y experimentados —, hey, ¿dónde esta Davey?.
—Está en el wc— contestó Marlo mientras apuntaba con su dedo índice al wc.
Mientras en el wc del aeropuerto, donde sonaba una melodía de fondo para todo el que entraba, era sumamente sofisticado y a la vez era vanguardista, Davey pasó cerca de una puerta de madera pesada con aspecto de persiana que se abrió al instante y lo empujó a suelo de mármol pulido.
—¡Oye! ¡¡fíjate!!— gritó Davey muy enojado mientras se sobaba la mejilla.
—Lo siento— detrás de la puerta, salió un joven local muy guapo, que le ofreció la mano a Davey para levantarlo del piso —¿Y cómo te llamas?.
—Soy Davey— contestó muy sonrojado —¿Y cuál es tú nombre?.
—Llámame Ed, soy nativo de aquí, supongo que tu eres turista, se te ve en el rostro— Ed se acerca a Davey y le acaricia la mejilla, lo que pone a Davey más rojo que un jitomate.
—Debo irme— Davey intenta salir, pero Ed lo toma de la mano.
—Te acompaño, este lugar está plagado de peligros para un joven tan delicado como tú.
—¡¡¿Queeeeeeeee?!! ¡¡tratas de decirme débil!!— Davey se molesta y saca una de sus armas, disparando contra Ed, que cae al suelo.
Davey se asusta por que creyó haber matado a un griego, se acerca al hombre caído, pero en cuanto se acercó, Ed lo tomó del brazo y lo jaló al suelo.
—¿Decías que quería que te acompañara?—
—Yo jamás falló en mi puntería con mi jackall ¿porqué estás vivo?.
—No te lo diré.
Ambos se levantaron del suelo
—¿Qué eres?— preguntó Davey algo temeroso y apuntando a Ed con su arma, pero el pulso le temblaba, pues nunca había visto otros inmortales.
—Muerdeme el cuello, vampiro.
Al escuchar eso de Ed, Davey se estremeció soltando su arma al suelo y esta al caer al suelo se le cae el cartucho, pues nadie sabía sus secretos, pero... ¿porqué este hombre desconocido sabía que era un vampiro?
—¿Cómo sabes que soy un vampiro?— Davey se acercó temeroso.
—Luego te explico, vamos con tus amigos vampiros.
—¡¿Aahhh?!— Davey se quedó horrorizado siendo que era el joven vampiro más ególatra y presumido en cuestión de que era cuidadoso en su imagen vampírica.
Davey corrió detrás de Ed y volvió a empuñar su arma, listo para dispararle en la cabeza.
—Ni lo intentes, yo soy nieto de un dios griego.
Davey quedó paralizado y tiro su arma al instante, pues nunca nadie lo había derrotado tan fácil.
—Está bien, te llevaré con mis amigos vampiros, pero no le digas a nadie nuestro secreto— Davey se tiró al suelo, hincado con el rostro bajo, alzando sus manos mientras lloraba por su derrota.
—Está bien— Ed le acarició la mejilla a Davey, lo que lo puso muy rojo.
—No hagas eso, por favor, no quiero perder mi reputación— le dijo Davey tímido.
Ambos caminaron hacia la cafetería donde estaban los demás vampiros.
—Hey, Davey ¿quién es tu acompañante? fiu fiu— se burló Luigui.
Eso molestó a Davey.
—¡¡No es mi novio!! ¡¡es un amigo!!.
—Un amigo muy íntimo, jajaja— murmuró Beaufort.
—Apenas lo conoces ¿y ya es tu amigo?— preguntó Austin.
—Por eso tardaste tanto en el wc ¿verdad?— preguntó Marlo con tono burlesco.
—Acerquense, les explicaré.
Los 7 vampiros se acercaron haciendo una rueda mientras Ed se sentaba en una silla a la mesa donde los vampiros tenían su café.
—Él sabe que somos vampiros.
—¿Le dijiste?— preguntaron todos.
—No, no sé como se enteró... pero me dijo que era semidiós.
—¿Un semidiós?— preguntaron sorprendidos, vieron a Ed y luego vieron a Davey —Es un buen candidato para ti.
—¡¿Qué?!.
—Lo admitiremos, será bueno tener a un semidiós griego de nuestro lado, nos dará más poder, y si para eso debemos sacrificar a alguien de nosotros... perfecto.
—¿Sacrificar?.
—Sí, le darás tu amistad, tendremos su poder de nuestro lado, te ofreceremos a los hombres de la política...
—¿Y eso que tiene que ver?.
—Que nadie querrá enfrentar la crueldad de un semidiós griego enfurecido... y de recompensa le darás un beso en la mejilla...
—Yo no necesito que un hombre me defienda.
—Sólo esperemos que no sea hijo de Eros y Afrodita, jajajajaja— se burlaron.
—¿Por qué?.
—Ya me imagino al gran y temible vampiro Davey Tapia, nieto predilecto y consentido del legendario Conde Drácula, embarazado y con otros 20 chiquillos a causa de un semidiós griego, jajaja, suena gracioso— se burlaron Beaufort y Luigui.