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Para Akihiko, mi pequeño amor platónico por Himiko Hirisashi

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Notas del capitulo:

Hola chicas!!! Aquí vengo con un nuevo fic n.n y nada más y nada menos que por el cumple de Akihiko-sensei :D  así que no podía dejar pasar mi aporte mínimum para nuestro adorado mini Akihiko!

Creo que no me resta nada mas que decir que espero disfruten este pre-regalo de cumple que terminaré el martes n.n

Disclaimer!!!  Nakamura es dueña de estos bebés y yo solo los pongo en situaciones hermosamente complicadas :D

Viernes 27 de febrero y Hiroki inflaba sus mejillas enormemente molesto mientras veía la hoja oficio pegada en el pizarrón de su salón de clases en la que se anunciaba a los cumpleañeros del mes siguiente.  Ese nombre escrito en kanji caligráfico en verdad le estaba irritando y más cuando el portador de aquel nombre era su pequeño peligris mejor amigo; ¡cómo Bakahiko no le había dicho alto tan importante como aquello! “baka baka baka baka baka” repetía en su cabeza mientras se dirigía a su escritorio en donde Usami se encontraba sacando tranquilamente sus libros.

—¡Oi!— somató con sus manos el escritorio donde se encontraba el ojivioleta lo que ocasionó que éste calmadamente lo volteara a ver posando sus orbes violáceas sobre él.

—¿Sí Hiroki?—

—¡¿Por qué no me dijiste que el martes es tu cumpleaños!?— Hiroki volvía a inflar las mejillas dándole un aspecto adorable que de seguro no quería transmitir.  Se supone que ese tipo de cosas importantes se dicen y ¡máxime cuando era en una fecha tan cercana!.

—Porque no me lo preguntaste— fue su sencilla respuesta mientras intentaba ocultar la sonrisa al ver lo tierno que Hiroki se veía haciendo pucheros, si el moreno quería dar a entender que estaba enojado, con esa carita no lo estaba logrando para nada; sin embargo, esa expresión de supuesto “enojo” se transformó a una de vergüenza frente a la respuesta que hacía segundos le había dado.

—Etto, ehh—

—Además ¿Por qué la querías saber?— lo interrogó el peliplateado mientras Hiroki se quedaba aún mudo ante sus palabras.  ¿Por qué le interesaba su cumpleaños? ¡la respuesta era obvia! ¡para celebrárselo! Para regalarle algo, para comprar un pastel, para decorar su habitación para felicitarlo para… ¿acaso Akihiko vivía en otro planeta? Pero todos aquellos pensamientos del castaño se negaban a salir en forma de palabras, puesto que inclusive en su cabeza esa respuesta solo le remarcaba la importancia que le ponía a su pequeño amor secreto.

—Ehh yo, pues… para, ya sabes…— balbuceaba un sinsentido que Usami intentaba descifrar sin entender del todo más que el sonrojo de su amigo que era tan obvio a pesar de la piel canela de Hiroki. —¡Pues para felicitarte!— gritó de un solo y Akihiko ladeó su cabeza tal vez más confundido que cuando balbuceaba.

—Ya veo, emm, creo que es por eso que se coloca esa lista en el pizarrón ¿no?— Hiroki frunció el ceño, definitivamente lo que le había dicho a Usami anteriormente no era mentira pero tampoco era toda la verdad, y un fin de semana no era suficiente para pensar qué hacer en el cumpleaños de Akihiko.  Si bien lo recordaba, Usami llegó como estudiante de intercambio en junio por lo que éste sería su primer cumpleaños en Japón.  Llegó la maestra y no tuvo tiempo de responderle a Akihiko, dándole tiempo solo de sentarse, como siempre a la par de él y sacar sus cuadernos para recibir las clases, aunque su en su mente todavía circulaba aquella duda sobre qué hacer para su cumpleaños.

Salía tarde de estudiar y los viernes tenía clase de caligrafía, los sábados clases privadas y natación por lo que el tiempo se le acortaba rotundamente para siquiera poder pensar en algo así que decidió que el domingo le dedicaría el día completo a pensar qué hacer de sorpresa para el pequeño niño peliblanco que le robaba el sueño y no en el buen sentido, pensaba el moreno.

Sin embargo desde el viernes que terminó las clases de caligrafía y por fin pudo descansar, se dio cuenta del pequeño detalle de su plan fallido, ¿qué hacer para el cumpleaños de Akihiko?.  Comenzando con que Akihiko lo tenía prácticamente todo, pues era un hijo de familia millonaria y aunque Hiroki tuviera casi la misma posición económica, era imposible regalarle algo que Akihiko no tuviera o necesitara, aunque en verdad, si algo necesitaba eran hojas y lapiceros porque no había día, minuto ni segundo que Akihiko no estuviese escribiendo historias. 

De acuerdo, tal vez exageraba un poco pero era cierto que ese era su pasatiempo favorito; ¡pero definitivamente no le iba a dar algo tan simple! ¿papel y lápices?, era algo tan absurdo que inmediatamente desechó la idea; sin embargo inmediatamente le vino otra:  el otro pasatiempo de Akihiko; el pasatiempo que ambos compartían y adoraban: leer.

Hiroki sonrió para sus adentros, había leído los escritos de Akihiko y sabía cuáles eran los tipos de libros que le gustaban, además Akihiko adoraba los libros que el propio Hiroki había comprado lo cual le hacía más fácil saber qué libro comprar.  Incluso para su buena suerte, aún conservaba el dinero que había ahorrado para comprarle chocolates a Usami en San Valentín y que el viejito de la tienda se los había regalado; claro, a costa de que tuviera que confesarle que quería a Usami ¡pero no era amor!¡no! solo atracción por ser como la princesa de la Constelación Panda ¡sí!, el tenía que protegerlo y por eso lo quería, porque necesitaba de él y además era muy débil y era su mejor amigo y los mejores amigos no se aman ¡no!. 

Hiroki infló sus mejillas y movió su cabeza a los lados varias veces, debía de dejar de pensar tonterías que lo confundían, aquí lo importante era que el cumpleaños de Akihiko era el martes y el solo tenía el domingo para comprar ese libro por lo que ese día, con una pequeña mentira blanca a su madre sobre que iría a la casa de Usami, Hiroki salió de la casa con dinero en una pequeña billetera saliendo así rumbo a la ciudad, definitivamente hoy le esperaba un día largo….

—¿Seguro que no quieres que te ayude a regresar con ellos?, han de extrañarte mucho—

—¡Muchas gracias de nuevo! Pero no estoy perdido— se sonrojó un poco haciendo una reverencia ante la señora que se había encontrado en la librería.  Con ella, era la tercera persona que le preguntaba si se había separado de su familia y se encontraba perdido.  Tal vez era un pequeño de diez años pero no por ello significaba que no pudiera andar por su cuenta sin sus padres… aunque estos no supieran en dónde se encontraba.

—De acuerdo Hiroki-chan, si necesitas ayuda o tienes problemas para regresar a tu casa, por favor llámame— La dulce anciana le extiendió su número en un pequeño papel que él agradeció aunque no lo fuera a usar y al apenas salir de la librería suspiró cansado. 

Todo el día se había dedicado a buscar algún libro que le agradara a Akihiko y para su desgracia, todos los libros que encontraba o el peliblanco ya los tenía en su biblioteca personalizada o él mismo ya los tenía en su casa y Akihiko los había leído.  Por un momento le pasó por la mente que debía ser malo que ambos fueran maniacos de la lectura y que por ello no tuvieran relación con otros niños de su edad, pero esa idea pronto se borró de su cabeza al siquiera ponerse a imaginar el que Usami tuviera más amigos.  Frunció el ceño inconscientemente, no es que lo quisiera acaparar todo para él pero definitivamente no quería imaginarse a alguien ocupando su lugar de mejor amigo, ¡y por eso debía hacer lo mejor posible para darle el mejor día a Akihiko!

Siguió caminando a la siguiente librería viendo su reloj de pulsera que lo hacía ver muy formal para la edad que tenía, corroboró que ya era tarde pero no se resignaba a dejar de buscar, solo esperaba que su mamá no llamara a la mansión Usami o estaría completamente muerto

Entró de nueva cuenta a otra librería un poco más retirada de la ciudad y por consiguiente de su casa, pero todas las que visitaba no tenían nada bueno y la librería Haiku, era la que más libros vendía según su vecino Isaka que le había comentado el lugar en el que la editorial de su papa vendía más libros.  No pensaba llegar tan lejos pero no se había dado cuenta de lo mucho que había caminado.  Su sonrisa se amplió cuando entró al gran lugar que rebosaba de libros, dirigiéndose inmediatamente al área de novelas.

Era una suerte que las novelas para niños se encontraran en los estantes de abajo puesto que era más fácil que pedir esas enormes escaleras para los libros que estaban hasta arriba.  Sin embargo por mucho que buscara, se volvía a encontrar con el mismo problema:  libros repetidos.  Volvió a guardar el que había sacado y lo metió con algo de esfuerzo empujando levemente la librería lo que ocasionó sentir de inmediato un golpe duro en la cabeza.  Cerró sus ojos con fuerza mientras pasaba su mano por su lastimada cabeza y volteaba a ver el libro que había votado.  Sus ojos achocolatados se abrieron al contemplar la hermosa pasa que tenía a dos guerreros de la era Edo y un hermoso árbol de cerezos como fondo.

—Hybrid Child— leyó en la portada y le dio vuelta al libro para ver la contraportada; una rápida lectura al resumen de la obra y notó que era de historia, parecía una historia de guerras y la posibilidad de crear niños robot, había escuchado algo de eso en su colegio; que antes existieron Hybrid child, los cuales no eran ni robots ni muñecos, y eran algo como el “reflejo de su dueño”, como un espejo.  Desaparecieron porque Kuroda-san, el creador de éstos era el único que podía hacerlos y nunca compartió su secreto, razón por la cual en la actualidad estos no existían.

Le pareció interesante que fuera una novela histórica y aunque no estuviera en la sección de niños era una novela ilustrada y la trama central según lo que leyó era de historia combinado con ficción puesto que no se estaba seguro que si alguna vez existieron estos hybrid child.  Según el cajero era una novela BL o algo así, pero lo importante era que era historia, era un libro nuevo y era una trama que posiblemente le gustaría a Akihiko, por lo que una vez comprado el regalo salió a toda prisa del establecimiento, ya se estaba haciendo tarde y su casa ahora sí estaba lejos.

—¡Auch!—

—Perdón no vi… oye si eres un niño, ¿estás perdido?— Hiroki infló las mejillas frunciendo el ceño inmediatamente, ese policía se adhería a la lista de personas que lo creían demasiado pequeño… —¡Hey no te enojes!— respondió sonriendo el oficial ante la actitud infantil del moreno quien, al darse cuenta de que estaba ante una autoridad y su primera reacción no había sido la correcta, cambió su expresión de enojo a una de respeto inclinando su cabeza

—Lo siento, yo…—                                                                                 

—No hay de qué disculparse— lo interrumpió el policía inclinándose levemente y posando su mano sobre las hebras del pequeño niño.  Hiroki se molestó levemente por el tacto del hombre que pasó de tener su mano sobre su cabeza a entrelazar sus dedos con el fino cabello castaño y sobar delicadamente las puntas haciendo que Hiroki acto reflejo retrocediera un poco.

—Ehh, yo me tengo que ir— respondió un poco apenado ante la mirada esmeralda que se había quedado ida en el cabello del moreno y ahora se hincaba un poco más para verlo desde abajo.

—Espera, soy un oficial de policía, no puedo dejar que un niño ande solo por allí, eres lindo… te pueden secuestrar— respondió sonriéndole con una mirada amable de la cual Hiroki dudaba.

—No se preocupe yo no…— el hombre lo vio a los ojos y sin consentimiento del menor agarró su mano y se levantó comenzando a caminar.  —¡Oiga!— El hombre que aún le daba la espalda caminó más rápido, lo que asustó al moreno quien intentó zafarse del agarre pero el policía solo lo forzó más; Hiroki detuvo su respiración mientras un deje de nerviosismo le recorría la piel; tenía un mal presentimiento de aquello…

—¡Hermanito!— al escuchar eso Hiroki abrió los ojos de par en par y  sintió como una mujer lo cargaba soltándolo de inmediato del oficial.

—¿Disculpe?—

—Gracias policía por encontrar a mi pequeño hermano— respondió la hermosa joven cargando a Hiroki en brazos quien no pudo más que sonrojarse ante la situación.  El ojiverde incrustó su mirada en la rubia que se la devolvió retadora.

—No parecen hermanos— respondió tajante el hombre mayor pero la chica levantó una ceja y abrazó más a Hiroki más mientras con una mano lo sostenía y con la otra quitaba unos cuantos cabellos del moreno cuyos ojos achocolatados asustados contrastaban con los celestes de ella.

—Ummm, tiene razón, y usted no parece un aprovechado, pero ya sabe lo que dicen… las apariencias engañan— la chica no esperó siquiera la reacción del hombre y apenas vio la calle despejada de autos la cruzó y desapareció de inmediato de la vista del oficial que se había quedado con la palabra en la boca y un enojo evidente.

La chica aún con Hiroki en brazos, entró de inmediato a una cafetería y se sentó exhausta en una de las mesas del elegante lugar mientras Hiroki quien no había comprendido aún la situación, al sentir que ella se sentaba hizo ademán de soltarse, pero contrario a ello la rubia lo envolvió aún más hacia ella sacándole a Hiroki un sonrojo que ocultó debajo del cuello de la mujer que lo seguía abrazando efusivamente.

—Estás bien— soltó la rubia mientras normalizaba su respiración.  Hiroki apenas había tenido tiempo de reaccionar ante lo sucedido, pero escucharla decir eso le daba a él también una pequeña sensación de alivio.  Definitivamente debía agradecerle por aquello ya que aunque ya tuviera su regalo, volver a casa conducido por un policía no era la manera idónea de pasar desapercibido.    

Hiroki levantó el rostro para agradecerle cuando empezó a comprender la posición en la que aún se encontraba, el rostro de la chica a centímetros del suyo y sus piernas a los costados de la delgada cintura de la mujer mientras podría jurar que no había centímetro de su cuerpo que no estuviera pegado al de ella por el abrazo que aún le tenía.  Se quedó sin aire y el rubor se le subió hasta las orejas removiéndose inmediatamente ante la cercanía de esa desconocida.

—Ah, lo siento— susurró ella al percatarse de que aún tenía sujeto al pequeño niño que había salvado hacía unos minutos.  Soltó levemente sus brazos y Hiroki, como un gatito asustado se zafó de su agarre sentándose al final del pequeño sofá, topándose con la ventana.  Sus ojos chocolate no se atrevían a dirigirle la mirada a la que parecía una universitaria, —Y ya que te salvé… ¿te encuentras bien?—  Hiroki la vio con cara de duda, ¿se supone que estaba siendo salvado?, fue atrapado por un policía no por un delincuente; sin embargo antes de emitir cualquier duda o queja Hiroki recordó que, aunque la chica no lo supiera, sí estaba siendo salvado de que su madre descubriera que se había ido a otro lugar que no era el que dijo.

—Umm, etto… gracias; no quería que ese policía me regresara a casa— respondió Hiroki subiendo su vista para encontrarse con los enormes ojos celestes de la chica que lo miraba sorprendido.

—Él… no te iba a regresar a tu casa— intentó explicarle la rubia pero provocó en el moreno una expresión de duda que le pareció adorable y que la hizo sonreír de inmediato; sí, definitivamente ese niño era muy inocente.  —Sabes, olvídalo… solo procura no ir salir solo—  Hiroki estaba a punto de reclamar hasta que le pasó por su mente todas aquellas personas que le habían preguntado si estaba perdido, aunque se rehusare a aceptarlo, tal vez aquella muchacha y los demás tenían razón.  

Una mesera les atendió y ella pidió algo en francés que Hiroki no logró entender pero comprendió que aquello significaba que se iba a quedar un buen tiempo allí.  —Y… ¿puedo saber qué andas haciendo en la ciudad central de Tokio? No es común, ver a un hermoso niño divagar por allí— la ojiceleste abrió su bolsa para sacar un cigarro pero ni el lugar ni la compañía se lo permitían por lo que detuvo su impulso y suspiró poniendo un codo sobre la mesa para centrarse en su acompañante sentado a la par suya.

—Etto, yo solo… compraba un regalo— respondió escuetamente y un suspiro salió de la boca de su “salvadora”.

—¡Romantique!— suspiró con ternura ante el pequeño que ya empezaba a relajarse y muestra de ello era su ceño fruncido y su sonrojo en vez de la cara de gatito asustado. —¿es para una niña de tu clase?— Indagó la chica y Hiroki se le empezaron a hacer más visibles los colores de vergüenza en su pequeño rostro mientras sostenía en sus manos la bolsa que aún contenía el libro.

—¡No, no no! Yo, etto, ¡es solo un amigo!—

—Ah— respondió la chica algo decepcionada pero sin dejar de intentar de ser amable con el pequeño que en verdad parecía un angelito;  de pronto su vista se fijo en la bolsa que el morocho cargaba y acercó su cara un poco más a Hiroki

—¿Y puedo ver el regalo?— Hiroki desvió su mirada, nunca antes había conversado con una chica que no fuera su madre, ni siquiera con las chicas del colegio, por lo que se sentía extraño hablar con una chica que no solo era bonita sino también intimidante con sus acercamientos que lo ponían algo nervioso.

—Umm— respondió poniendo prácticamente el paquete sobre su cara y evitando así la mirada cercana de la mujer que gustosa recibió el paquete y lo abrió para quedarse boquiabierta… ¿Hybrid Child? ¿Ese manga BL? —Creo que resultaste ser un niño bastante interesante— sonrió ante el regalo… sí ese era el regalo para su “amigo” la rubia no podía pensar que aquel pequeño era el personaje perfecto de una novela BL shota…

—Eh, ¿por qué?—

—No, olvídalo— sonrió la chica volviendo a guardar el libro en su lugar y viéndolo ahora con una sonrisa un poco más pícara.

—Su pedido—

—¡Perfecto!, ¡domo!- agradeció la chica mientras entregaban dos copas de helado a la mesa, Hiroki le agradeció internamente a la aún desconocida por el detalle y aunque no supiera bien de qué iba el asunto, encontraba agradable la presencia de un adulto mayor que tuviera esos detalles para con él, ya había pasado todo el día solo y aquello, aunado a los adultos que lo miraban raro, ya le había incomodado por lo que la compañía de la chica le relajó considerablemente.

—Sabes, un libro no es suficiente como regalo—  Hiroki de pronto desvió la mirada del helado hacia la chica que metía una cucharada a su boca y con su dedo índice se dirigía a la punta de la nariz de Hiroki haciéndolo parpadear  —Si de verdad te gusta, debes invitarlo a salir—  El sonido de una cuchara cayendo fue la respuesta de Hiroki ante lo que ella acababa de decir… ¿cómo lo supo?  La chica lo volteó a ver sonriente y Hiroki solo pudo suponer que tal vez era intuición femenina o algo

—Pero yo.. no… bueno… es que—

—Toma— la chica había hecho caso omiso de las palabras sin sentido de Hiroki pues se había quedado buscando un pequeño obsequio para su pequeño acompañante —Me las dio mi ex para que saliéramos de nuevo, pero creo que tú las aprovecharás mejor—respondió guiñándole un ojo y dándole unos boletos de feria que Hiroki contempló en sus manos.

—Esto es…—

—La feria de Preparación para el equinoccio de Verano—  respondió ella mientras colocaba su cuchara en el helado del moreno y agarraba otra para seguir comiendo el suyo. 

—¿Me la regalas?— preguntó Hiroki una vez hubo reparado en los boletos que le había dado la chica.

—A ver, ¿te gusta el niño o no?— espetó molesta la joven y Hiroki opacó su carita, de repente la chica ya no se le hacía tan linda ni agradable y por algún sinsentido le parecía dejavú el que otro adulto le volviera a preguntar si le gustaba Akihiko, ¡¿en serio él era tan obvio?! En San Valentín el viejito de la tienda pudo haberlo adivinado por el día; ¿pero ella?, ¡si lo único que vio fue el libro de historia que había comprado! Y estaba completamente seguro que, aunque no hubiera leído el libro, éste no tenía nada de romance.  Hiroki frunció el ceño pero la reacción de enojo se desapareció cuando la chica volvió a hablar —Hmm, tomaré tu sonrojo como un sí—

—¡¿Qué?!— ahora Hiroki perjuraba que, si tenía ese supuesto sonrojo antes, ahora parecería semáforo.  Sí, tal vez nunca lo aceptaría, pero era evidente que estaba enamorado.

—Ves, por eso te los regalo— resopló la chica y volteó hacia su helado, con esa gran humillación Hiroki daba por sentado que se acababa la conversación y lo único que hizo fue esbozar un tímido “gracias” y empezar a comer el postre que ella le ofreció.

De vez en cuando la rubia volteaba a ver a su pequeño acompañante que se encontraba con un puchero de vergüenza y ni le pensaba siquiera en dirigir la mirada.  La ojiceleste suspiró, —Si tuvieras un par de años más serías perfecto… ¿diez no?—

—¿Eh?.. umm— no entendió muy bien la pregunta pero decidió responderle con su pequeña expresión aún tímida frente a la hermosa sonrisa ajena.  El tiempo se volvió a cortar y le pareció irrespetuoso siquiera preguntarle algo a ella, por lo que decidió dirigirle la palabra tal vez siendo él el primero en hablar desde que se habían conocido  —¿y tú?—

—¿Yo?—

—¿cuántos… años…— intentó ser amable sin sonar como un chiquito curioso pero su nula imitación de adulto solo hizo a la extraña sonreír por enésima vez y a Hiroki sonrojarse de nuevo.

—Veinte… así que oficialmente soy una adulta por si tenías la duda— respondió guiñándole un ojo mientras terminaba su helado y se levantaba del asiento.  Al apenas hacer eso Hiroki cayó en la cuenta que el sol estaba por ocultarse y él seguía lejos de su casa, sus ojos achocolatados demostraron preocupación al ser tan descuidado de haber dejado pasar tan rápido el tiempo por lo que al igual que la chica, se levantó del asiento.

—Muchísimas gracias y perdón por las molestias pero debo…— se inclinó pero vio que la chica lo miraba de brazos cruzados.

—Sabes… escuché la conversación que tuviste con ese desgra… el oficial y te diré algo…—  La rubia se acercó y posó su mano sobre su cabeza, cuestión que a Hiroki le pareció familiar pero en vez de desagradarle como sucedió con el policía, su única reacción fue sonrojarse y agachar levemente la cabeza mientras cerraba un ojo ante el cálido tacto. —…Eres lindo—  Hiroki volvió a abrir los ojos para encontrarse a la chica que le brindaba una leve sonrisa. —Y los niños lindos no regresan solos a casa— Y con esa respuesta Hiroki suspiró por lo bajo, al menos no era un policía que iba a regañar a su mamá porque su hijo se extravió, sino una chica que le haría más fácil el trayecto.

—Gracias—respondió el ojicafé y ambos salieron del lugar en dirección hacia donde indicaba Hiroki.

Una vez en su cuarto, agarró su pequeña lista que había hecho desde el viernes y chequeó el regalo de Akihiko como “listo”, aunque ahora contaba con los boletos de la feria que supuso serían perfectos para ir cuando salieran después de clases el martes, un par de horas allí y esperaba que Akihiko se lo pasará al menos mejor que otros días normales de colegio. 

Decidió que le daría a Tanaka el dinero que había ahorrado para que comprará un pastel, que bien entre los tres podrían comerlo a la noche; pues, desde que los papás de Akihiko habían viajado hacía un mes y no regresaban y Akihiko odiaba a su hermano, era muy probable que ese año no tuviera un buen cumpleaños como tal vez lo tuvo en Inglaterra y eso avivaba más sus ganas de querer hacer a su Princesa de la Constelación Panda un poco más feliz y que logrará sacar una de esas sonrisas que casi nunca veía.

Guardó su lista de nuevo y se decidió ir a dormir mientras una pequeña sonrisa adornaba su rostro… a pesar de todo lo que había pasado ese día, había logrado conseguir lo que quería y ahora solo faltaba esperar que llegará el martes para poder darle a su mejor amigo su merecido regalo… y una buena excusa de por qué hoy no lo habían pasado juntos como siempre…

Notas finales:

Bueno, y hasta aquí dejo mi pedacito de mínimum fic para ser actualizado el 3 de marzo, su mero cumpleaños xD  espero les haya gustado y me comenten qué les pareció nee??  Un beso enorme y hasta el cumple de Akihiko entonces ;)


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