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Aroma a sangre por Lesly

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Notas del capitulo:

C:

Cada vez que se cruzaba con KyungSoo, JongIn comenzaba una lucha interna y conforme pasaban los días, la batalla se tornaba más difícil. Rezaba porque sus instintos asesinos no emergieran de un momento a otro y la fragancia natural del muchacho solamente complicaba las cosas. El aroma a sangre que brotaba por cada poro de su cuerpo resultaba irresistible y JongIn temía que su lado inhumano terminara ganando.

La primera vez que lo vio, sintió una sacudida en su corazón, como si en cualquier momento comenzase a latir de nuevo. Era consciente de que algún día JongIn, el humano, dejaría de existir dentro de Kai, simplemente moriría. Su oscuridad interna lo consumía a una velocidad preocupante.

Su amigo no sospechaba nada, ni siquiera se enteraba de sus salidas nocturnas, nunca preguntó. JongIn temía por él, porque cuando sentía su cuerpo tensarse por la cercanía del chico, también podía sentir cómo los instintos asesinos de Kai se ponían alertas, deseándolo, anhelándolo.

Habían pasado algunos días desde que bebió sangre y se hallaba completamente hambriento, su cuerpo empezaba a sentirse débil. Se había encerrado en su habitación oscura y helada, esperaría unas horas pasa salir a buscar alimento, pues aún era temprano para hacerlo y salir así sería riesgoso. Se echó junto a su cama, quedando entre ésta y la pared, ocultándose de la exigua iluminación emergente de los faroles de afuera que se colaba por su ventana. Cubrió su cabeza con sus manos y luego inhaló profundamente, sintiéndose asfixiado. Poco a poco se levantó y se dirigió fuera de su recámara. Segundos después, se encontraba caminando en zig zag a través del pasillo con pasos inestables y temblorosos, chocándose ocasionalmente con los muros.

Con la mirada perdida, divisó una puerta familiar a unos metros de él. Sonriendo tenebrosamente, caminó el espacio que le faltaba para llegar. KyungSoo nunca cerraba con llave la puerta de su departamento; habría entrado simplemente, no obstante, era Kai, el vampiro, y no JongIn, el humano, quien se encontraba parado en ese sitio. Y como todos los vampiros, no podía entrar a una casa sin invitación.
Arrastró sus piernas pesadamente hasta darse la vuelta dispuesto a caminar, y en ese momento, la puerta fue abierta desde adentro. Con la sonrisa volviéndose a formar en su boca pálida, JongIn giró la cabeza, notando cómo KyungSoo lo observaba confundido desde el marco de la puerta.

—¿Qué haces aquí? —. KyungSoo se movió a un lado incluso antes de que Kai pudiese reaccionar. —¿Quieres pasar?

Era una oferta a la que Kai no estaba dispuesto a rechazar. Enderezó su espalda y le echó una mirada aguda antes de entrar. Las luces estaban apagadas, KyungSoo mirada asombrado el brillo irreal que irradiaban sus ojos ahora de un color ámbar brillante.

—¿Estás solo? —. Su voz sonaba unas octavas más grave de lo usual mientras miraba en varias direcciones, asegurándose de que así fuera. KyungSoo parecía cohibido con su presencia.

—Como siempre, vivo solo ¿recuerdas?

—¿Qué pasa con las luces? —. KyungSoo fue a sentarse a uno de los sillones y señaló el otro frente a él para que JongIn se sentara también.

—Hubo una falla con la electricidad, llamé a un electricista pero vendrá hasta mañana—. Pronunció con voz rasposa; inclinó su cuerpo hacia adelante y le dio una mirada llena de curiosidad. —¿Estás bien? Te noto raro.

Una risa floja salió de su boca, se acomodó mejor, apoyándose en el respaldo. —Estoy perfectamente, pero ¿sabes? Tengo hambre—. Susurró ladeando la cabeza, burlón. KyungSoo se levantó de su lugar y caminó a la cocina mientras hablaba.

—Debido a que mi estufa funciona con electricidad, no pude cocinar nada, pero hice ensalada y puedo preparar otra cosa, ¿hay algo en especial que quieras comer?

—Lo hay.

Sus ojos curiosos se asomaron sobre la barra, esperando a que JongIn respondiera a su pregunta.
Kai se paró y siguió sus pasos. Al estar a una corta distancia de él, KyungSoo se sintió intimidado y retrocedió. Rápidamente dio media vuelta y salió de la cocina, siendo seguido por el más alto hasta la sala.

—Me estás poniendo nervioso, ¿estás jugando conmigo? —. Preguntó ya molesto.

—Para nada.

—Entonces ya basta, no estoy cómodo—. Sentenció duramente, Kai sonrió, sin embargo. Entonces, a una velocidad sobrehumana, había llegado hasta KyungSoo, parándose detrás de él. Rodeó su cuerpo con sus largos brazos y KyungSoo tembló nervioso al sentir el aliento frío golpear contra su cuello. Cerró los ojos, pues pese a la incomodidad del momento, se encontraba disfrutando del contacto. Su expresión se deformó al sentir unos dientes picudos rosar la piel delicada de su cuello; trató de liberarse pero JongIn lo apretó con más fuerza. —Déjame, ¿qué pasa?

—Hueles delicioso—. Gimoteó contra él; KyungSoo se retorció una vez más, sin lograr escapar. —Seguramente sabes delicioso también.

—J-JongIn, estás asustándome, déjame por favor—. Suplicó otra vez, sintiéndose repentinamente sofocado y excitado. La palma de Kai se extendió sobre el cuello caliente de KyungSoo, podía sentir la sangre bombear bajo su mano.

El cuerpo de KyungSoo se estremeció al sentir la lengua húmeda y tibia de JongIn recorrer la extensión de su yugular, brincó ligeramente en su lugar y abrió demasiado sus ojos. Pronto su vista se tornó borrosa debido a las lágrimas acumuladas. Las gotas saladas hicieron un recorrido por sus mejillas, JongIn se detuvo al sentir la humedad cayendo sobre el dorso de su mano y escurrirse entre sus dedos finos.

Su agarre se aflojó antes de que soltara al chico y se alejara aterrado. KyungSoo cayó de rodillas en el piso, respirando espesamente y con mucha dificultad.

—Perdóname—. Murmuró el muchacho, asustado de sus propios actos. KyungSoo escuchó su voz temerosa y se levantó, quedando de frente hacia él.

—¿Qué te pasa? —. Exigió saber, percatándose del color chocolate que había regresado a sus ojos. JongIn negó frenéticamente, mordiendo su labio tan fuertemente que casi sangraba. Dio media vuelta con el propósito de escapar; una mano rodeando su brazo se lo impidió.

—Suéltame, antes de que no me pueda controlar.

KyungSoo lo observaba duramente, con reproche, pidiendo explicaciones. JongIn sabía que si se quedaba a resolver sus dudas no podría salvar su vida.

Lo que pasó a continuación definitivamente no lo veía venir. KyungSoo prácticamente saltó hacia él, colgándose de su cuello; enterró la cara en su pecho mientras sus lágrimas eran reprimidas.

—Prométeme que estás bien JongIn

Sus manos temblorosas siguieron el camino de su espalda y se detuvieron en sus omóplatos. Apretó el cuerpo del más bajo contra el suyo, sin ser capaz de responder a eso.

—JongIn, eres mi único amigo, ¿sabes lo mucho que significas para mí?

—Perdóname.

—Para de actuar tan raro, me asustas.

Tener tan cerca el cuerpo del muchacho comenzaba a liberarlo… Tensó su mandíbula e intento alejarlo..., y pronto fue demasiado tarde. JongIn quedó prisionero bajo unos ojos escarlata y piel pálida sin vida.
Enterró sus dedos en la espalda de KyungSoo, provocando dolor; éste lo empujó, pero fue inútil. Cuando el dolor incrementó, KyungSoo por fin sucumbió. Seguidamente acercó su boca a su cuello y encajó sus colmillos, desgarrando la tierna piel, deleitándose con el agridulce sabor del líquido rojo que comenzaba a brotar.

Su vida se escapó en un terrible grito lastimero que fue amortiguado por el hombro del vampiro. Sus respiraciones fueron disminuyendo al igual que su ritmo cardíaco. Kai sorbía con furor, bebiendo hasta la última gota de sus venas. Al terminar, soltó el cuerpo inerte que yacía entre sus brazos. Limpió la sangre alrededor de su sonrisa. Antes de salir, se agacho frente al cuerpo sin vida y lamió los rastros de sangre que habían quedado en su rostro y cuello.

Satisfecho, Kai se acomodó la ropa y salió del departamento. JongIn había desaparecido completamente, su alma había sido comida por el vampiro que salía a cazar sin ningún remordimiento.


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