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Confesión de Amor por Nikiitah

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Notas del fanfic:

Los personajes no son míos, son de Masami Kurumada y Shiori Teshirogi.

Confesión de Amor

Autor: Nikiitah

 

Clasificación: No menores de 16 años

 

Autor: Nikiitah

 

Categoría: Saint Seiya

 

Disclaimer: Los personajes no son míos, son de Masami Kurumada y Shiori Teshirogi.

 

Género:Romance, Shounen ai, Humor

 

Advertencia: --------

 

Aviso: Si no te gusta el Shounen ai (chico x chico) no leas~

 

Resumen: Hyoga desea confesarle sus sentimientos a Shun, pero cada vez que quiere hacerlo, alguien siempre logra interrumpirlo ¿Lo logrará? (Yaoi) (Hyoga/Shun)

 

 

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One-Shot

 

“Hay algo que deseo confesarte.”

 

Ahí estaban los dos, bajo los copos de nieve que caían haciendo ver aún más angelical al peliverde. Su piel pálida resaltaba aún más con el tenue sonrojo que teñía sus mejillas por el frío. Por el otro lado, Shun estaba ansioso por escuchar aquellas palabras que hace tiempo anhelaba escuchar. Sentía su corazón latir con fuerza en su pecho.

 

“Shun… yo te a…”

 

“¡Shun!” la potente voz del fénix se escuchó hacia el jardín en donde estaban ambos muchacho. A los pocos minutos la figura del peliazul apareció frente a ellos. Al parecer estaba de mal humor, Como siempre pensó Hyoga.

 

“¿Ocurrió algo hermano?” Ikki se aceró a donde estaban ambos y agarró la mano de su hermano.

 

“Debo hablar contigo. ¡Ahora!”

 

Hyoga sabía que no tendría otra oportunidad como esa, así que armándose de valor se interpuso en el camino de Ikki.

 

“estaba hablando con Shun.” Ikki frunció el entrecejo e ignorando las palabras del ruso siguió caminando, pasando por un lado suyo. “Espera por lo menos a que termine de hablar con él, Ikki.”

 

“No jodas pato, Shun es mi hermano. Tú no eres nadie para él.”

 

“Claro que sí, maldito pollo rostizado, él es mi…” cayó de golpe al darse cuenta que iba a decirlo frente a Ikki, no que le tuviera miedo al peliazul pero deseaba decírselo a Shun primero, y claro personalmente.

 

“Tu ¿Qué?”

 

“Mi… amigo” agachó la mirada mirando de reojo la cara de decepción de Shun.

 

“Hablaremos después Hyoga.” Sin decir más decidió irse con su hermano.

 

Los días pasaban con lentitud para él, mientras más intentaba acercarse a Shun más lo alejaban del peliverde. A veces pensaba que era todo un plan trazado por el mismo Ikki, pero luego lo descartaba. Shiryu nunca se atrevería a interponerse entre Shun y él, ya que fue el mismo dragón quien le aconsejó que le dijera sus sentimientos, pero ¡es que tenía tan mala suerte! Suspiró por enésima vez ese día. A veces deseaba tanto un milagro que permitiera que su adorado Andrómeda y él quedasen solos por lo menos unos minutos, pero era mucho pedir… siempre surgía algo al último momento.

 

Se removió inquieto en su cama, mientras soltaba otro suspiro. No tenía ganas ni de salir de su habitación. Exhaló, en tanto se acomodaba mirando hacia el techo.

 

De nada servía ahora lamentarse por su confesión fallida. Hoy era un nuevo día y tal vez, si Zeus habría escuchado sus suplicas, tuviera suerte.

 

Se levantó de la cama, mirando hacia la ventana. La nieve caía en pequeños copos. Una sonrisa afloró en su cara al recordar un momento vivido en su niñez. Un mes antes de su partida a Siberia, donde un pequeño peliverde se encontraba jugando en la nieve, tratando de hacer un conejito de nieve, pero por más que intentaba el muñequito se rompía. El menor soltó un suspiro entristecido al ver que de nuevo había fallado en su intento.

 

“Debes tener más delicadeza cuando hagas los últimos retoques.”La voz a sus espaldas lo había sobresaltado. El niño giró su rostro que tenía un tenue sonrojo avergonzado al ser descubierto.

 

“Hyoga… ¿lo viste?” el rubio movió su cabecita afirmando. Sin decir nada se aceró hacia su amigo que se mantenía cabizbajo. “No se lo digas a mi hermano. Por favor.”

 

“¿Por qué? No haces nada malo…”

 

“Los niños en el orfanato se burlan de mi porque soy un llorón, si se enteran que me gustan los conejos, yo…” el rubio negó con la cabeza desaprobando las palabras de su amigo. Agarró las manos pálidas del peliverde y lo miró a los ojos. Esmeraldas y zafiros se encontraron al instante. Shun siempre sentía completo cada vez que ambos estaban juntos, por una extraña razón, aparte de su hermano, se sentía protegido.

 

“No dejes que los comentarios de los demás te afecten, ignóralos.” Se acercó más hasta que ambas frentes chocaron, cerró sus ojos ocultando sus zafiros y luego de exhalar volvió a hablar. “Si alguien se atreve a molestarte, yo personalmente me encargaré de ponerlos en su lugar. Es una promesa Shun.”

 

En ese entonces no entendía que era lo que sentía hacia su amigo, al principio sentía un amor fraternal, ya que al ser un año mayor que Shun, pensaba que tenía ese sentimiento de sobreprotección hacia el pequeño. Pero que gracias a su maestro y a Milo que pudo descifrar el sentimiento que tenía hacia el discípulo de Albiore.

 

Fue en una de sus visitas al santuario que descubrió sus sentimientos hacia Shun.

 

Por alguna razón que desconocía, en ese momento, su maestro bajaba por las doce casas hecho una fiera. Su rostro usualmente serio y frío estaba desencajado, mostrando una mueca torcida y el entrecejo tan fruncido que creyó que su rostro se partiría en dos.

 

Siquiera lo saludó cuando pasó por su lado.

 

Al ser prácticamente ignorado decidió seguirlo en sigilo, sorprendiéndose al mismo tiempo cuando entró al templo de Escorpio. Para él no era un secreto que su maestro tenía un fuerte vínculo de amistad con Milo, a quien por cierto, lo consideraba como su segundo mentor, le guardaba un fuerte cariño, respeto y admiración.

 

Sin pensar en otra cosa desactivó su cosmo y camino en dirección donde Camus se dirigía, sorprendiéndose cuando lo vio acorralando al de escorpio.

 

“¡Ya te he dicho miles de veces que no te acerques a él!” sin darle tiempo a reaccionar, Camus ya tenía apresada la cintura de Milo junto a su cuerpo.

 

“Pero… es mi amigo, Camus. ¡No puedes prohibirme eso!”

 

“Él tiene dobles intenciones contigo ¿no te das cuenta de ello?” Hyoga se sentía como voyerista al seguir mirando la escena entre su maestro y Milo, pero algo en ellos les resultaba familiar que no sabía cómo describirlo.

 

“Saga solo es mi amigo, Camus. Sabes que lo admiro y quiero mucho.” Su maestro se aferró más al cuerpo del griego mientras ocultaba su rostro entre el cuello de Milo. “A ti es a quien amo, Camus.”

 

Dio un paso hacia atrás para poder darles un poco de privacidad, pero no contaba con que alguien más estaba mirando la escena, chocando sin poder evitarlo.

 

El ruido hizo que tanto Milo y Camus se separan para ver al intruso, o mejor dicho intrusos, que osaban espiarlos. Hyoga no pudo reaccionar a tiempo, pero sí pudo ver quien era la otra persona. Saga agachó la mirada, luego de darle una última mirada a Milo, se dio media vuelta y se fue sin decir ni una palabra. Hyoga podría jurar que había visto unas cuantas lagrimas caer por los esmeraldas del tercer custodio.

 

“¿Qué haces acá Hyoga?” la voz seria de Camus no se hizo esperar, su tono estaba cargada de reproche hacia él y con razón justa.

 

“Yo… bueno… maestro…” al ver lo nervioso que estaba su alumno Camus relajó sus facciones, cambiándola por una de preocupación.

 

“¿Ocurrió algo malo Hyoga?”

 

Hyoga armándose de valor decidió contarle todo a Camus, incluso a Milo que se mantenía callado escuchando cada palabra que el ruso decía. Al terminar su relato quedó en silencio, esperando la reacción de ambos mayores. Camus tenía una mano en su mentón, en forma pensativa, mientras que Milo soltó una carcajada, ganándose la mirada sorprendida de ambos.

 

“Es obvio lo que te pasa.” Habló en ese entonces, aun si dejar de sonreír. “Estás enamorado, no hay otra explicación.”

 

“Pero Shun es mi mejor amigo. No puedo estarlo.” Milo negó divertido con la cabeza, se levantó del sillón que compartía con Camus y se sentó en el que estaba Hyoga, al frente suyo.

 

“Esa misma actitud, lo reconozco.” Hizo una pausa, meditando sus palabras. “hace mucho tiempo, conocí a alguien que actuaba igual que tú. Aunque claro, esa persona lo sigue haciendo.” Milo miró de reojo a Camus que ya había fruncido el entrecejo, al parecer no sabía que el griego se refería a él. Pero Hyoga si lo entendió. “Al principio será algo extraño, pero créeme, sé que Andrómeda siente lo mismo que tú.”

 

“¿Cómo puedes estar tan seguro, Milo?” esta vez fue el turno de hablar Camus que se había cruzado de brazos.

 

“Pues se ha comentado mucho sobre lo que pasó en la casa de libra.” Hyoga agachó la mirada sonrojado, mientras Camus abría los ojos asombrado. Milo miró de nuevo a Hyoga y continuó. “Shun fue el único que hizo arder su cosmo para devolverte tu calor, aun sabiendo que esta acción podría causarle la muerte.” Milo se levantó del sillón al sentir que alguien entraba a su templo y con una última mirada hacia Hyoga le dijo. “Lo único que te puedo decir, es que deberías confesarle tus sentimientos.”

 

Camus sonrió con toque de ternura al escuchar a Milo, miró a Hyoga y le dio su apoyo.

 

“Tengo fe que muy pronto Andrómeda y tú pasaran por mi templo siendo pareja. Sigue el consejo de Milo y confiésale tus sentimientos.”

 

Cerró los ojos cuando recordó la charla con Milo y Camus, cada cinco días lo llamaban para ver que tal iba con Shun, pero siempre obtenían la misma respuesta. Camus le dijo que no se desanimara que cuando menos se lo espere podrá confesarle sus sentimientos.

 

Ese día decidió no salir de su habitación. Se puso uno de sus auriculares y volvió a echarse en su cama.

 

Un suave toqueteo en su puerta lo sobresaltó. Con la pereza aun en su cuerpo se levantó y se dirigió hacia la puerta. Al abrirlo se sorprendió al ver a Shun con su rostro teñido de rojo escarlata, traía en sus manos una bandeja llena de comida.

 

“Como no bajabas pensé que algo te había pasado.” Habló Shun aun sin dejar aquel tierno sonrojo. “Te traje algo de comida, no es bueno que te quedes sin comer.” Hyoga se hizo a un lado dejándole pasar. “¿Qué te pasó? ¿Por qué no bajaste?”

 

Hyoga vio que esa era una buena oportunidad para decirle lo que sentía por Shun, así que sin decir palabras se acercó a su amigo, poniendo sus manos encima de los hombros de Shun. Acercó su rostro y cuando estaba a unos centímetros del rostro del menor la voz de Seiya, Shiryu e Ikki se escuchó.

 

“Mierda…” maldijo en voz baja, ahora creyendo que una maldición había caído sobre él, para tener tan mala suerte.

 

El peliverde negó la cabeza divertido por la mala suerte de Hyoga, y sin importarle que sus amigos estaban detrás de la puerta del rubio acortó la distancia, juntando sus labios con los de Hyoga.

 

La puerta se abrió dejando ver a los tres santos de bronce que faltaban. Teniendo diferentes reacciones.

 

Shiryu sonreía feliz por Hyoga, Seiya estaba con la boca abierta balbuceando alguna incoherencia, mientras Ikki se ponía rojo de la ira.

 

Todo fue tan rápido.

 

Ikki ya tenía agarrado de la playera a Hyoga zarandeándolo por osar en besar a su inocente hermanito, mientras que Shun trataba de intervenir para que Ikki no matara a Hyoga. Shiryu intentaba hacer reaccionar a Seiya para que lo ayudase a detener a Ikki, sin éxito. El pegaso parecía tan sorprendido que había entrado en modo de shock. Por otro lado Hyoga… bueno él estaba tan embobado que no le importó morir en ese momento. ¡Por fin había aclarado sus sentimientos con Shun! De una forma extraña pero al fin y al cabo lo habían hecho.

 

 

~o~FIN~o~

Notas finales:

Comentarios de la Autora:

Holaaaaaaaaa =) aquí yo trayendo más One-Shot *0* esta vez con mi pareja favorita HyogaxShun >u< sinceramente éste fic ya tenía muuuuuuuuchos años escrito XD mientras limpiaba mi habitación (y de paso revisaba los cuadernos que iba a reciclar) me encontré con mi viejo cuaderno de cuando iba en tercero de primaria XD creo que en ese entonces tenía ocho o nueve años =P y en ese entonces había leído un fic de MiloxCamus y HyogaxShun, ahora no recuerdo con exactitud del nombre del fic, pero desde ese entonces me enamoré de esas parejas (aparte que en ese entonces había visto la escena de la casa de Libra en la televisión XD) y como era chiquita me dieron ganas de escribir una historia de ellos, y debían tener como pareja principal a Hyoga y Shun y aquí surgió la historia XD para ese entonces no sabía mucho sobre el Yaoi (aún era una enana inocente XD) así que no hay lemon en el fic =3

 

Obviamente tuve que corregir varias cosas (en especial la ortografía XD) y tratar de descifrarme =P porque según recuerdo, en ese momento, tenía una profesora que nos dijo que debíamos hacer una historia, o mejor dicho un cuento (ahí nació mi pasión por la lectura y escritura aunque no sea buena en eso XD) y digamos que mi letra era un código que ni yo misma entendía UwU –recuerda aquellos tiempos-

 

En fin, gracias por tomarse su tiempo de leer y no olviden dejarme un reviews para saber si les gustó o no. SOLO CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS.

 

Se despide Nikiitah.


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