Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

110215 Nueva etapa, comenzando el juego. por babybap

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Como ya dice, esto es un one shot repentino, algo rápido que escribí en un rato y se me ocurrió unas semanas atrás, y vengo a plasmarlo aquí para ver que tal.

Ojalá sea de su agrado, no ha salido tal cual como yo hubiera querido pero prometo que con más tiempo voy a mejorar todo¿? 

(Si encuentran errores no me maten, fue de verdad a las apuradas. Incluso el resume  y las notas se me borraron 5 veces e.e)

Disfruten y pongan algo de imaginación. 

BRR BRR BRR. BRR BRR BRR.
La vibración bajo la almohada despertaba al joven, que rodaba somnoliento, buscando el aparato que estaba interrumpiendo su sueño.

¿Kakao? Un mensaje, su segundo hyung.
"¿Estás despierto? ¿Tienes todo para hoy? Mucha suerte, Junhonggie. Lamento no poder acompañarte en este día, tu hyung te desea una bonita ceremonia. Daehyun dice que te llevará a comer luego ㅋㅋㅋ."

Luego de leer el mensaje, se restregó los ojos y fijó su mirada en la ventana por la cual los rayos del sol se colaban para dar de lleno en todo su rostro.

-Ah, es tarde. Tch... "No te preocupes Himchan hyung, estoy listo, muchas gracias, ten un buen día. Saluda a Daehyunnie hyung por mi."- Tecleó rápidamente aquel breve texto y lo mandó sin esperar respuesta alguna.

Era tarde, no había pegado un ojo en toda la noche y se sentía solo, ahora más que nunca, cuando uno a uno sus hyungs fueron anunciando que no podrían estar con él en el día de su graduación.
No es como si quisiera reclamar nada, por supuesto, luego de todo el jaleo que la demanda había ocasionado cada uno estaba tomándose un descanso, uno que, si fuera por él, lo haría breve con tal de volver a pasar tiempo juntos.

-Umm, mi uniforme... estaba por aquí, ah sí, allí está.

Cambiado y preparado para salir, revisó su teléfono una vez más, sonriendo melancólicamente antes de guardarlo en su bolsillo, el día sería ajetreado, estaba buscando fuerzas para enfrentarlo y salir con una gran sonrisa de aquella etapa que se cerraba para él.

El viaje se hizo más corto de lo que esperaba y en minutos se encontraba frente al gran edificio lleno de estudiantes con uniformes de un tono amarillo colorido, cosa que le causó gracia al recordar un comentario que Himchan había hecho semanas atrás.
"Si compro un pato de goma y lo ponemos sobre tu uniforme sería un camaleón. Es justo el amarillo de un pato, adorable." Y con una de sus típicas risas contagiosas acomodó el cuello de su camisa, provocando un sonrojo en el más joven. "Hyung es bastante tonto a veces." Y sin más dio media vuelta, evitando la mirada.

-¡Junhong!
-¿Oh? Hola.
-Están todos juntándose en la sala de entrega, vamos tarde.
-Sí, debo ir al baño antes, voy.
Uno de sus compañeros de clase lo había saludado desde la ventanilla baja del coche en el que venía, apresurándose para llegar puntual. Cogió su chaqueta del asiento y de un salto estuvo fuera cuando un sonido de tela rasgada lo detuvo en seco.
- Ah, no ahora, no ahora.
Llamó a su compañero que se dio cuenta de la situación en segundos, y con una mueca en los labios volvió a subir de inmediato al coche.
-Tengo mi uniforme de cambio aquí, te lo traeré enseguida ¿Neh?
- Me serías de gran ayuda, gracias.

¿Podía volverse peor? Estaba distraído, iba llegando tarde y la tela de sus pantalones cedía justo en aquel momento. ¡Si tan sólo alguno de sus hyungs estuviera con él! No, no podía ser tan egoísta... no por algo tan simple... pero deseaba que al menos "él" se hubiera acercado.

La ceremonia pasaba, usaba la ropa prestada de su compañero, había fans que tomaban fotos, les sonreía, al menos las Babyz seguían allí para él, las adoraba. Pero de su mente no escapaba ni un segundo el anhelo de ver un rostro conocido, una sonrisa amplia y contagiosa, una palmada dándole ánimos, un abrazo. El joven suspiró y luego de recibir su diploma y alguna mención de honor, posó en fotos con compañeros, se alegró con ellos e incluso rió bastante, pero al final del día, a la vuelta al dormitorio el clima para él seguía siendo algo gris.

- Haber visto ese rostro tan apagado opacando el brillante patito de tu uniforme.

Una voz animada y algo grave, ese tono ronco que reconoció al instante e hizo a su corazón querer saltar de su pecho.

-¿Hyung?
-De verdad Junhonggie, eres mucho más bello cuando sonríes. -Un abrazo cariñoso por la espalda seguido de una palmada en el hombro de parte del mayor.
Suspiró, sonrojandose por completo, dando media vuelta para poder comprobar con sus propios ojos que era él.

- Himchan. Hyung... ¿Qué haces aquí?
No pudo evitarlo, sus ojos cristalizados amenazaban con soltar las lágrimas que había acumulado aquellos días.

- He venido a felicitarte, no pude ignorar el hecho de que te leí raro en aquel mensaje... a pesar de todo, eres un niño que no debe estar solo.

-¡No soy un niño! ¿Por qué me ves así? ¿Acaso nunca voy a ser lo suficientemente adulto para ti? Deja de jugar conmigo, Himchan.

-Oye... ¿Qué sucede, qué tienes? Siento no haber podido asistir, tenía un compromiso... no pensé que te pondrías así, Junhong. ¿Jugar?
Un Himchan confundido y anonadado observaba fijamente al menor frente a él, que derramaba algunas lágrimas y humedecían sus mejillas pálidas, sin entender lo que a este le pasaba por la mente.


-¿Nunca me has observado hyung? ¿No te has fijado en mi? Siempre como niño... no soy más que un niño para ti... cuando yo... yo quisiera ser alguien más.

Un nudo en la garganta del maknae lo dejaba sin aire, las manos apretadas en un puño, reteniendo las caprichosas lágrimas que le nublaban la vista. Negó un par de veces, apuntando con su dedo índice el pecho ajeno.

-Tú, hyung, que siempre vienes y me das cariño, me abrazas, te acercas e incluso intentas besarme ¿Siempre fueron juegos para ti? ¿Es que no ves que cada vez se hace más difícil?

-Junhong... yo.
- No, no... olvídalo hyung, soy un tonto después de todo.
El menor caminó con la cabeza gacha, entrando a su habitación, cerrando la puerta detrás de él; se quitó el "brillante" uniforme para poder meterse bajo las sábanas, dispuesto a que el sueño viniera antes de estallar en un mar de lágrimas de enojo y confusión. ¿Realmente había albergado las estúpidas esperanzas de ser correspondido? ¿Por qué tenía que ser él? Había malentendido las atenciones del mayor hacia él, los mimos de este, sus juegos juntos, todo era nada más algo fraternal, era el único que deseaba más, el que necesitaba sentir más de aquel tacto en su piel...

-Ah...
-Junhong, voy a entrar.
-...
-Junhonggie... escuchame.
Himchan se sentó a su lado, destapó el rostro del menor para que pudiera verlo, con un semblante serio y a la vez con aquella calidez en sus ojos que le daban confianza.
-¿Sabes? Me has tomado por sorpresa... ¿Tú entiendes de lo que hablas?
-Hyung, ya no soy un niño.
Bufó, casi un gruñido en protesta al responder a aquello el menor.
-Entiendo, entiendo que no lo eres, que creciste. Lo sé, a lo que me refiero...
-Himchan. Me gustas, me gustas como hyung, me gustas como persona, me gusta cuando estamos juntos... yo... me gustas de "esa" forma hyung...
Bajó una vez aquella mirada tímida, sus mejillas de un tono rosa vivo, mordiendo sus pequeños labios rojizos esperando una respuesta que no estaba seguro de querer oír.
El mayor suspiró, sus ojos ahora veían lo difícil que había sido para el maknae dejar oír aquellas palabras, sus sentimientos. Lo cautivaba, la manera en que escondía sus lágrimas, el ligero temblor en sus labios, el tic nervioso en sus ojos que se marcaba más en aquel momento. Posó su mano tibia en la mejilla del menor, sin decir nada, inclinándose hacia este como hipnotizado por su silencio, uno cómodo, magnético. Respiró profundo y en segundos que parecieron eternos sus labios se vieron rozando los del otro, tibios, húmedos por las lágrimas que habían llegado hasta allí.

Junhong se quedó atónito, la boca seca y entreabierta de sorpresa recibió aquel beso que comenzaba a guiar el contrario, su hyung, su preciado hyung. No podía creerlo, en su cabeza y en todo el cuerpo las oleadas de confusión se transformaron en un cosquilleo cálido. Elevó un poco su cabeza, atraído por la mano del mayor que no se apartaba de él, este saboreaba su casi inexpertos labios, los delineaba con los propios, sumando gentilmente su húmeda lengua que fue más que bienvenida.

-Mm~ h-hyung...
Fue este quién se alejó para poder entender lo que pasaba, con la respiración agitada, buscando la mirada ajena que frunció el ceño.
-Lo siento. Un impulso... tú, eres... no pude resistirme.
Himchan rozó con su pulgar el pequeño labio superior del maknae, sonriendo.
-Eres dulce...
-Himchan. Hyung...
- ¿Puedo besarte?
La pregunta del mayor acalló cualquier reproche, y el menor solo pudo asentir ante aquello, ante la oscura mirada que le penetraba hasta los huesos. ¿Quién podía decir que no? Nadie, mucho menos él, que se volvía una nube de humo, un objeto maleable en manos ajenas, en las manos de ese hombre que ahora volvía a capturar su necesitaba boca, ya no tan tímida, ya no tan calmada.
El ritmo en que sus lenguas se rozaban parecía una danza sincronizada, los escalofríos que le provocaba eran intensos. Se aferró a los brazos de su hyung, que a la vez se tumbó con suavidad sobre su cuerpo. Las manos de este con más experiencia encontraron un lugar en la cintura ajena, notando la desnudez suave contra las yemas de sus dedos. Estaba prendido a sus besos, a su boca, sabrosa, jugosa, embriagante, la boca del rapero más pequeño del grupo, el niño que cuidaba con tanto cariño, el que ahora suspiraba contra sus labios, que le dejaba sentir su cuerpo virginal entre las sábanas.

-Mmn, Junhonggie... tranquilo.
-L-lo siento.

Junhong respiraba como si el aire se hubiera terminado en sus pulmones, había mordido los labios del hyung en un intento de reprimir sus propios jadeos ante la intensidad que había hecho presencia entre ellos.

-No te disculpes.
Sonriendo como nunca antes, con sus moldeados labios húmedos, Himchan se coló también bajo las sábanas, apoyando sus piernas una a cada lado de las del menor, acorralando al maknae que con la mirada algo nerviosa intentaba calmarse, calmar todo lo que sentía.

-Yo... quiero... Himchan, hyung, yo te quiero.
-Lo sé, yo te quiero también.
Sus ojos escanearon todo el semblante del más joven, su corazón latía por este, su belleza siempre había sido apreciada en silencio, había reprimido también sus deseos de tenerlo de la forma en la que ahora lo tenía frente a frente.

-No, hyung... No como un juego.
Negaba, parpadeando ante la cercanía del otro que comenzaba a acariciar su torso desnudo con ambas manos, sin dejarlo concentrarse.
- ¿No es esto lo que quieres?
- Sí...
- ¿Entonces?
- No quiero que me tomes a la ligera...
- No haría eso, Junhong.

Nuevamente los labios insistentes y a la vez gentiles del mayor le buscaban, pero no terminaron juntándose con los suyos; en cambio, comenzaron a trazar un lento recorrido por la curva de su fino cuello, haciéndole cerrar los ojos, luchando por seguir hablando.

-No quiero que juegues... C-conmigo, hyung.

-¿Así no?

Roces marcados, una mordida y succiones en su tersa piel, saliva húmeda, dientes fuertes dejando huella en su hombro, sus clavículas, jugando con su oreja, el lóbulo sensible que al ser atendido le hizo soltar un gemido bajo.

-¿No, Junhong...? No juego contigo. ¿No querías que te viera como un adulto?

Tenía razón, aquella voz profunda y ronca tenía toda la razón, quería eso, su cuerpo al parecer lo clamaba a gritos que incluso a él le sorprendía. Lo apretó con sus muslos largos, haciéndole un hueco entre estos, aferrándose aún más al mayor.

-S-sí, eso quiero.

-¿Tienes miedo? ¿Temes de lo que pueda pasar conmigo?

Himchan retiró su camiseta para quedar a la par del más chico, sin vergüenza de mostrar su cuerpo, su blanca y suave piel que competía con la ajena. Besó al menor, cada centímetro de su cuerpo buscando respuesta, memorizando cada rincón oculto, prestando atención a los sonidos de placer provenientes de la boca del maknae para saber cuáles eran sus puntos más sensibles. Sus sonrosados pezones parecían tallados a mano que le tentaron de sobremanera, pellizcándolos con sus dedos hasta que los sintió endurecerse poco a poco y volverse más cálidos.

- No me harías nada malo, hyung nnm.
- Entonces, sé un adulto conmigo, Junhonggie.

Sin esperar que pudiera pronunciar palabra alguna, tomó control de la situación como su instinto le indicaba. Si el menor no se negaba era porque lo deseaba como él, no le haría daño, por supuesto, no estaba aprovechando nada, no lo lastimaría, o eso pensaba en aquel preciso momento y nada más importaba para él que no fuera el cuerpo cálido y semi desnudo bajo el suyo.

Los segundos pasaron volando, sus besos no eran ya inocentes, estaban entregados a la calidez que emanaban. Pronto las prendas restantes no fueron más que una molestia que se quitaron de encima, y ahora, piel a piel, sus hombrías reposando la una contra la otra mientras se acariciaban; el mayor enseñaba al más joven cómo tocarse, cómo entregarse al placer y disfrutar.

-Aquí... ¿Te gusta?

Sus dientes de conejo mordían con cuidado el pezón de Junhong, haciendo que este arqueara la espalda y cerrara los ojos, emitiendo un gemido sordo.

-Ssí, hyyung.
-¿Mmhhm?

Un sonido húmedo inundaba el dormitorio al succionar y soltar el erecto botoncito rosado que saboreaba.

- Ah-h, Him~chan.

Junhong tensaba las piernas, avergonzado por la erección que chorreaba algunas gotas de líquido preseminal denotando la excitación que sumergía a su cuerpo.

-Estás mojado, allí.

-¡No! N-no me veas, hyung.. ngh. No toques allí, ahhg. ¡H-hyung!

-Shh... tranquilo. Confía en mi, eres sensual de esta forma. Sonrojado. Mojado, y siente. Estoy igual que tú.

Una mano empuñó las erecciones de ambos, juntándose para que sintieran la humedad mezclarse al comenzar a rozarse entre sí, jadeando los dos, tanto el menor como el que se movía contra él, una pelea de caderas balanceándose, gemidos y jadeos desordenados, besos torpes y a la vez necesitados, llenos de mordidas, suaves y fuertes.

- H-himchan ahmn~

Mientras el placer le quemaba en toda la piel, sometido a la voluntad del mayor y a su propio deseo de seguir; le hizo lugar entre sus piernas, abriéndose ante él para que le llenara, para entregarle algo más que nunca antes había hecho.

-Aquí, h-hyung... Yo...
-Shh... Junhong, no es necesario.
-Quiero... nmh, quiero hacerlo.

Intentaba mirar a su hyung fijamente para hacerle entender que estaba dispuesto a correr el riesgo, sus sentidos abrumados por la lujuria que desprendía el mayor le hipnotizaban. Quería hacerle sentir placer, quería oírlo disfrutar como él disfrutaba de sus expertos besos, de sus caricias.

Himchan accedió, aquella propuesta, aquella sumisión le encendía su parte más vil y lujuriosa, su apasionada boca calló al menor de un beso intenso, bebiendo de su saliva cálida, enlazando su lengua con la ajena para distraerle de lo que sus dedos estaban por hacer.
Le acarició el interior de los muslos, pellizcó su ingle y rozó sus formadas nalgas antes de buscar entre estas, tanteando la zona sin apuro, encontrando una suave piel sonrosada, aquel anillo que cubría y formaba la entrada al interior del maknae que se estremeció por completo y tembló bajo él cuando introdujo, poco a poco, uno de sus dedos mojados por los fluidos que se formaban por el juego previo, haciéndole más fácil la intromisión a su virgen recto.

-Nnnhg hyung.

Asustado y a la vez excitado logró separarse para poder gemir al sentir aquel largo dedo introducirse entre sus estrechas paredes, apretándolo con fuerza al tensarse.

-Relajate, relajate, Junhonggie, estás muy estrecho y caliente aquí, déjame tocarte.

-D-duele, un poco.
Se mordió los labios, intentando relajarse para dejar que siguiera con aquello; su pecho subiendo y bajando rápidamente, jadeos de dolor y a la vez placer dejándose escuchar en el aire.

-Eso es... así... ¿Ves?

Los dedos de Himchan comenzaron a darle placer lentamente, ensanchando y acostumbrando el recto del menor con delicadeza. Este otro sólo emitía sonidos con cada roce ajeno, se retorcía y apretaba las sábanas con las manos, moviendo inconscientemente sus caderas para recibir más.

-Nnh ah~h.

Conmovido por los gemidos que Junhong soltaba avergonzado y con la forma en que sus dedos se sentían cada vez más resbalosos dentro de él, se dio cuenta que estaba listo; él mismo estaba ya preparado, al borde de caer en la locura por tal escena ante sus ojos. Retiró sus dedos lentamente y contempló cómo se contraía aquel anillo rosado que lo llamaba, empuñó su miembro erecto para posarlo contra este, rozando con su glande cubierto de fluído preseminal la entrada que, poco a poco fue penetrando, hasta que todo el capullo húmedo e hinchado estuvo entre las cálidas paredes de aquel interior.

-Mmn... Quédate quieto... relájate.
-H-hyung... ngha~ q-quién debería relajarse eres ng~ tú.

Señalaba el susodicho a su mayor, que estaba apretando con tal firmeza las caderas del menor que prácticamente parecían sus dedos unas garras lastimando la piel sudorosa del más jóven.

-Ahh, lo siento, Junhong... es costumbre.

¿Costumbre? ¿qué decía Himchan? ¿Acaso él..? Ah, una especie de punzada le hizo cosquillas en todo el pecho, frunció el ceño y los labios en una mueca de dolor, tirando un poco más de las sábanas. Claro que sería costumbre, su hyung era un hombre adulto, vaya a saber uno cuántas veces había experimentado aquello... esta sólo era una vez más. ¿Lo habría hecho con otro? ¿Un hombre? No... Se negaba a la idea de imaginarlo con alguien más en aquel momento, quería ser el único, quería no ser sólo un momento de placer igual a todo lo anterior que podía haber tenido Himchan.
Apretó sus manos en los omóplatos de este y lo atrajo hacia su cuerpo, enredando sus largas piernas en las caderas ajenas, provocando que su estrecho recto se viera penetrado por toda la hombría del mayor, tensando sus músculos para retenerlo allí hasta acostumbrarse. Sentía un cosquilleo doloroso que parecía partirle en dos, y a la vez una satisfacción que le incitaba a aceptarlo todo al ver el rostro de sorpresa que mostró el otro, el gemido que escuchó de sus labios entreabiertos y la forma en que cerró los ojos cuando el calor subió hasta sus mejillas.

-¡Mierda! Junhonggie ahh~ no hagas eso... me vendré antes de tiempo. Dios~

El nombrado sonrió, disculpándose por aquello.

-H-hyung, bésame.

Y por una vez más ese día, sus hambrientos labios se fundieron entre sí, tanto como sus cuerpos en aquel momento, cada parte de ellos sudando y emanando el aroma a sexo. Vaivenes lentos y profundos, suspiros extendidos, caricias mojadas, embestidas en aquel punto en que todo se nublaba y el deseo aumentaba con cada segundo pasado.

-Mnagh Hi-himchan. Hyung, umng.
-Bello Junhonggie... quién diría que encajas perfecto para mi ahhg~ sí. Aquí se siente tan bien.

Himchan y sus manos inquietas no descansaban, estas se deslizaban con las gotas de sudor que perlaban el cuerpo del menor, sus costados, su cintura perfecta. Lo levantaba un poco de la cama y lo posicionaba mejor para poder tocarlo entero, pellizcando y estrujando sus tiernos pezones, causando estragos en el menor que no daba más, arqueaba su espalda, temblaba y no podía acallar sus gemidos que inundaban el dormitorio en perfecta armonía con los del otro.

El mayor no quiso detenerse aún cuando los espasmos comenzaron a amenazar con un orgasmo próximo, disfrutaba llenando el vacío del menor cuando su erección resbalaba por completo fuera de él y volvía a penetrarle de una fuerte estocada, y otra, y otra más. Su boca se hizo cargo de chupar como si de dos dulces se trataran, los pezones que antes estimulaba con sus dedos, se aferró a las caderas ajenas y con total afán le dio todo lo que podía, todo lo que sus caderas alcanzaban para cada embestida, rápida, firme. Su mano por un lado logró atrapar y empuñar el miembro sobreexcitado e hinchado del más joven, y comenzó a bombear, rápidamente, pellizcando el glande y los testículos con los dedos, masturbándole de tal forma que no pudiera decirle no al clímax que se cernía ya sobre ambos.

-¡Aahgh! Nnmgh. ¡H-hyung, hyunmng! Himchan.

-Junhong junhonggie sí, ahg así, mi perfecto maknae, deja que corra.

El rojo de las mejillas del maknae se intensificó cuando liberó sus chorros de esperma en la mano de Himchan, escondiendo su rostro entre las sábanas, gimiendo con fuerza y sin poder respirar normalmente, contrayendo todos sus músculos una vez más, ahorcando la hombría ajena en su interior, hasta que sintió un cálido y abundante líquido derramándose entre sus nalgas.

Himchan por su lado estaba extasiado, gemía con la voz ronca y temblaba de placer cuando se desencadenó aquel intenso orgasmo en ambos. Su miembro estalló tan dentro del menor que se sintió en las nubes, arqueando la espalda cuando una embestida final lo dejó completamente abrumado, cegado completamente, desplomándose sobre el cuerpo frágil y sensible bajo él, que lo envolvía en un débil abrazo.

El silencio se extendió en todo el dormitorio, cortado sólo por la respiración de ambos que estaban tendidos sobre las sábanas mojadas, hyung y maknae, extenuados y satisfechos luego de tal encuentro que los había dejado a ambos en un trance perfecto.
Se abrazaron, uno cayó en un profundo sueño mientras el otro le observaba dormir, un rostro tan delicado, facciones de niño, sonrisa de ángel, unos labios lastimados con vestigios de la pasión con la que habían sido besados. Himchan estaba realmente atraído por ese niño, había probado la intensidad que le brindaba y escondía en su cuerpo, la calidez que desprendía y lo envolvía todo. Suspiró, acarició la mejilla del durmiente y sonrió cuando este abrió los ojos, con aquel tic nervioso que le parecía adorable.

-¿Hyung?... oh.

Parecía confundido, nuevamente avergonzado al notar la desnudez de su cuerpo entre los brazos del mayor.
-Pensé que soñaba.
Susurró con la voz algo rasposa, haciendo una mueca al querer acomodarse un poco, sintiéndose entumecido.

-Casi un sueño.
-¿Ha sido.... un juego? ¿Hyung?
Preguntó el último con una mirada que podría haber destrozado el corazón de cualquier mortal. Himchan besó su frente, acomodó unos mechones de cabello detrás de su oreja y susurró con una pícara sonrisa.

-Si fuera un juego ¿Estarías dispuesto a jugar conmigo así?
Dudó antes de responder, ciertamente ¿Podría llegar aquello a algo más? Tenía que conformarse, y si era con su hyung, si empezaba de aquella manera no le importaba jugar, no le importaba jugar con fuego, y si tenía que quemarse, con gusto ardería a su lado. Asintió, abrazándose a su cuello y escondiendo el rostro una vez más, casi más tranquilo.

-Neh, hyung. Me gusta.

-Perfecto, mi Junhong. Ahora descansa, prometo que no habrá nada que perder.

¿Sería acertado aquello? Lo dudaba, pero en aquel momento, para esos dos hombres dispuestos a jugar, no importaba más que el buen comienzo de su partida. Ya verían quién saldría victorioso al final.
Notas finales:

Hola¿?

Eso fue todo, seguro voy a seguir desde aquí con alguna escena entre estos dos, espero que las sigan.

No me comprometo a nada para no decepcionar¿? Pero cuando apenas tenga un flash de imaginación voy a pasarme por aquí primero.

Saludos y gracias /0/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).