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1000 Razones para (NO) enamorarse (EXO) por mermaid

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Notas del fanfic:

¡HOLA!

 

Aqui estoy y les he traido una obra muy hermosa (wii) llamada 1000 razones para no enamorarse :).

 

Espero les agrade y la lean por completo.

Es corta pero muy linda y divertida.

 

RECUERDEN:

NO ES DE MI AUTORIA, SOLO CONVIERTO LOS NOMBRES PARA HACER MAS AMENA LA LECTURA PARA USTEDES :D.

 

Sin mas que decir -> DISFRUTEN 

 

Mi pagina -> actualizare y ademas estoy de admin de un blog :v asi que regalenme likes parfavar *u* 

 

Notas del capitulo:

Disfruten :3

*POV BAEKHYUN*

 

-Hombre, ¿y qué pasa si no le caes bien? —me advirtió Lay.

  Lo miré sorprendido.

  —¡¿A quién le importa?! ¡Ahora sólo se trata de enamorarse! No podemos entretenernos con minucias.

—Para serte sincero, Baekie, sigo sin entender por qué no te enamoras.

Entorné los ojos.

—Vaya Lay, ya te lo he dicho mil veces: ¡es por mi hermano!

 

No cabía duda de que mis fracasos amorosos eran por culpa de un hermano de mi misma edad.

Un hermano mellizo.

Un hermano mellizo pesado y panoli.

Alguien que pasa todo su tiempo junto a mi hermano, pierde por completo la fe en el mundo masculino y en el amor.

Tengo trece años y, de momento, nunca he estado enamorado.

La culpa de eso sólo puede ser suya.

Desde hace tres años, mis compañeras y compañeros de curso están siempre enamorados.

 

Sehun también está permanentemente enamorado. Se enamora constantemente de todo lo que se mueve, tiene melena y no consigue ponerse a salvo a tiempo.

Una vez persiguió durante dos días a un chico de pelo largo, pero lo cierto es que la metedura de pata no lo descolocó en absoluto.

 «Ejem... Por detrás se le veía muy mono.»

 Eso fue lo único que dijo cuando le señalé su error, aunque a decir verdad nunca he visto a Sehun tener preferencias definidas… chicos o chicas ¿da igual no?

 

Dejé escapar un suspiro.

Lay me miraba desconcertado.

 

—¿Estás seguro de que ha llegado el momento?

—¡Segurísimo! —Afirmé con la cabeza—. ¡Tengo la edad adecuada y quiero saber de qué va eso de una vez!

—Vale —dijo Lay—, entonces sigamos.

 Y volvió a inclinarse sobre nuestra foto del insti.

 —¿Qué tal éste? —pregunté señalando a un chaval de cuarto. Parecía muy Majo (Si, no hay preferencias tampoco para mi)

—¡Baekie! Es demasiado mayor para ti.

—No importa; no quiero casarme con él. Lo único que quiero es enamorarme.

—Pero no puedes enamorarte de alguien sólo por una foto.

—¿Y tú cómo lo sabes?

 —Porque tampoco te funcionó con las estrellas de cine. Cualquier principiante se enamora primero de una estrella de cine. O de un cantante. Menos tú.

 —Eh! intente con Taeyeon pero no funciono sólo porque no hay oportunidad de conocer a la posible víctima.Venga, vamos a repasar a todos los chicos del instituto —decidí con tono enérgico—Elegiré a uno y mañana lo buscaremos en el patio y me enamoraré de él.

 —De acuerdo. Pero entonces deja que escojamos a uno de tercero.

 

Acepté.

Además había uno que era bastante guapo.

Aunque esto era lo de menos, ya que sólo se trataba de un experimento. Señalé con el dedo al chico de la foto.

Lay lo contempló unos segundos y dijo:

 

—¡Bien escogido! ¡Todos van detrás de él!

Lay asintió con un gesto.

 —¡Si puedes conseguirlo con alguien, ha de ser con él! ¡Serás el primero y las niñas se jalaran de los pelos! — Solto una risilla y añadió—: Y si no lo consigues con él, ya puedes tirar la toalla para siempre.

 —Vale, de acuerdo. ¡Éste o ninguno! ¿Sabes cómo se llama?

—Kris.

—Qué nombre más guay. Para empezar una relación lo del nombre es un detalle muy importante. Imagínate que me toca decir: «Klaus-Dieter viene a recogerme a mediodía.» O: "«Kart-Friedrich y yo nos vamos hoy al cine.»

Lay rió.

—Bueno, de hecho se llama Yifan, pero todos le llaman Kris. ¿A qué suena mejor?

—Desde luego —convine.

Lay cerró el anuario del instituto.

—¡Ojalá funcione!

—No faltaba más, no te preocupes —le tranquilicé.

 —¿Sehun está en su habitación? —preguntó de repente.

 

La respuesta, sin embargo, era obvia, porque en la habitación contigua la música retumbaba de tal forma que el papel pintado de la pared de mi habitación se abombaba siguiendo el ritmo.

 

—Sí—afirmé con la cabeza, y entorné los ojos.

—Bien. Es que aún tiene mis apuntes de mates. Quiero que me los devuelva.

—¿Y qué hace él con tus apuntes?

—Me dijo que tenía que consultar una cosa —contestó Lay, haciendo un gesto vago con la mano.

 

Lay estaba a punto de levantarse cuando la puerta de mi habitación se abrió de golpe.

 

—Eh, empollon —gritó Sehun—. ¿Por qué no me explicas...? —Al ver a Lay, se interrumpió—. ¡Lay! —exclamó y enseguida puso su cara de James Bond.

Era su nuevo truco—. ¡El más hermoso del mundo! ¡Pero qué deleite para mis ojos!-

Hice el gesto típico de cuando me entran ganas de vomitar. Pero Sehun no se alteró.

—De hecho, quería preguntarle a mi hermano, una cosa de mates.Pero cuando te veo a ti, me olvido de cualquier problema de cálculo...¿Te vienes a mi habitación? —dijo, coqueteando con Lay.

 —Ahora mismo me disponía a ir para allá —respondió Lay, escueto—. Es que yo también tengo un pequeño problema de cálculo...

 —Adelante, pregúntame cuanto quieras y a la hora que quieras —exclamó Sehun con una sonrisa radiante.

 —¡Claro, mi hermano y las matemáticas: dos galaxias desconocidas salen al encuentro! —espeté.

 

Sehun pasó de mí, levantó a Lay de la silla y le miró fijamente a los ojos. Lay negó con la cabeza conteniendo una sonrisa.

 

—Sehun, sólo quiero que me devuelvas mis apuntes.

—Tus deseos son órdenes para mí —replicó él sin inmutarse.

Pero Lay no se rendía.

—¡Mis apuntes!

—Tus ojos brillan como las estrellas en una noche estrellada.

 

A Sehun no había quien le parase. Lay, bastante harto del tema, se apartó de él y se encaminó hacia la puerta:

—Entonces voy a cogerlos yo mismo.

 Sehun le siguió raudo.

 —Tienes razón. Vamos. Baek no soporta ver tanta felicidad y armonía. Le salen granos.

 —¡Fuera! —exclamé lanzándole un cojín a la cabeza.

 Lay puso los ojos en blanco.

 —Es insoportable, de verdad?.

 

A Lay no le interesaba en absoluto mi hermano, pero él hizo omiso con aire de perdonavidas.

 Cuando los dos hubieron salido de mi habitación, juré para mis adentros que jamás en la vida me comportaría como Sehun, aunque estuviese enamorado.

 Llevaría el tema sin perder la cabeza y con dignidad.

 Reflexioné.

 

 ¿Lograría alguna vez enamorarme de verdad? ¿Había elegido al chico adecuado para mis planes?

 

La respuesta no podía esperar hasta el día siguiente.

Pixi y Dixi, mis peces oráculo, tenían que ayudarme.

 

Hacía muchos años que tenía a Pixi y Dixi, y nuestro método de adivinación seguía un sistema ingenioso: yo les formulaba una pregunta y al mismo tiempo les daba de comer.

 Si comían, significaba «»; pero si no hacían caso a la comida, quería decir un «no» rotundo.

 El «método de alimentación sí y no» era la forma más sencilla de profecía. Además terminaba en un santiamén.La desventaja era que sólo había dos respuestas: sí o no.

Cuando se trataba de situaciones más complejas, era preciso aplicar el «método de objeto».

Para ello metía en el acuario un objeto que representaba el asunto en cuestión.Entonces tenía que esperar a ver qué pasaba.

Y esto podía durar mucho rato. Por lo tanto, este método no era el más adecuado en caso de urgencia.

 

Fui al acuario, cogí un poco de comida para peces y lo eché en la pecera.

 La pregunta decisiva fue: "¿He elegido bien optando por Kris? "

Pero no había ni rastro de Pixi y Dixi. Di unos golpecitos con los nudillos en el cristal.

 

—¡Eh, dormilones! —exclamé—. ¡Que os he hecho una pregunta!

 

Pixi y Dixi, del susto, salieron a la superficie.

 

—Eh, ¿qué os pasa? ¡Aquí tenéis comida! —Metí el dedo en el agua y la removí un poco.

 

Pixi y Dixi volvieron a desaparecer.

Probablemente no era buen momento para consultarles.

Ya lo intentaría de nuevo más tarde.

 

Notas finales:

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