RAIN BLACK
El gran sofacamiento de ciudad podría compararse con un gran escándalo que dejaba exaustos a la mayoría de "ciudadanos" que aún lo confirmaban. Sus días en particular se desataban cada día anhelando por los demás, el gran fin de la aurdua semana... las noches de viernes.
Visitas a todos las áreas de desenfreno con alcohol y más que nada... el sexo; para aquellos que solían frecuentar el éxtasis que podría surgir entre los efectos de algunas drogas.
Se podría decir que la noche no iba nada bien. Alejado de aquella visión de muchos... se encontraba aquel ser que no sólo miraba con satisfacción su trabajo. Tan sólo no podía creer que cada vez más... fueran más difíciles.
Capítulo 1
Siempre había una grata sensación al despertar. Aquella que jamás se olvida en un día tan importante y distinto a los otros.
El pequeño e significante día que logra sacar un gran sentimiento sin siquiera demostrarlo. Uno distinto, irrelevante, disparatado e inclusive peculiar. Todo eso se podría notar sí en verdad fuera alguien más o menos normal. Pero no él. No sentía eso, es más, no sentía más que normalidad como cualquier otro basto día.
Normal, monótono, sin tantas diferencias por no ser rutinarias.
Konoha era conocido como aquel lugar de calma y paz. Una pequeña ciudad que pretendía ser mejor en aspecto tan normales. Por que, Konoha, estaba llena de acertijos y posibles rompecabezas.
Cada año era un motivo más para alejarse de la realidad, y más, por que ese día, aquel acertijo traería consigno una sorpresa más a su alrededor.
«Soy Aika Natsume reportando para “KJ News” En vivo desde la prefectura de Konoha. Hoy en la madrugada, se hizo un descubrimiento fatal, en el norte de los barrios bajos.
Me encuentro en el puente donde esta madrugada de sábado, fue encontrado sin vida él cadáver de un joven él cuál las autoridades aún no nos han dado información. Sin embargo, la policía cree que esté caso puede tener un vínculo con él asesino en serie denominado “Taka”
Representantes del cuartel general han indicado que el caso volverá a ser reabierto para evitar más perdidas, dado a que anteriormente, se había cerrado hace un año por falta de pruebas.
Esperamos más reportes nuevos. Volvemos contigo Reiko.»
La televisión fue apagada con un suspiro de resignación de aquella mujer. Estaba cansada, harta, sólo miraba con preocupación a su hijo menor quién mantenía un semblante calmado, sin ganas de entablar una ligera conversación o siquiera dirigirle la palabra.
—Ayer estuve ocupada con el trabajo —pronunció la mujer de piel clara y ojos negros. Ni siquiera la actitud aparentada por ella podía ser suficiente para hablarle de nuevo—. Escuché que tus calificaciones han sido buenas últimamente pero que no has ido varias veces a clase. ¿Sabes que preocuparas a Fugaku sí sigues así?
Recibió un ligero soplido al aire recién expulsado. Era más que obvia su respuesta; él no deseaba hablar de su padre... si es que aún pensaba llamarlo "Padre".
—¿No piensas hablarme? —término por decir sin tantos ánimos en ella esperando la peor respuesta o reacción que diera su hijo—. Por favor Sasuke.
—¿Es necesario? —aquella voz ya estaba corroída por el desgane— ¿Quieres hablar? Adelante, te escuchó.
Sus dudas no fueron más allá de su limite, ella quería remediar todo sin poner en riesgo su imagen, e incluso sus propósitos ante su hijo.
Pero era demasiado difícil lidiar con él.
—No, no es necesario —sentenció queriendo meterse en la mente del chico. Deseando saber que pensaba en ese momento.
¿Que tenía detrás de esa fachada que tanto escondía?
—Bien —tranquilamete respondió— me voy, madre. —sentencio cortante, dirigiendose a un objetivo en particular, la puerta.
No tenía por que decir a donde iba, o con quién, y la verdad es que no seria acompañado por nadie, ni siquiera sabia donde ir primero. La conclusión de saber donde podía estar, no le era suficientemente clara.
—Itachi viene hoy —espeto antes de verle girar el picaporte—. Ten la amabilidad de recibirlo mientras no estoy.
Ni una palabra. Ni siquiera una pequeña palabra... solo atinó a salir por la puerta dejando claro que no le interesaba, y si le interesaba, únicamente seria por amabilidad.
Miro inquieto el celular que marcaba cerca de las doce y media. Era muy temprano.De hecho podía llegar antes, solo había un inconveniente, y eso era que debía esperar unos minutos antes.
***
Sentía una gran incomodidad al notar que su libro, ¡su libro de apuntes!, estaba donde lo dejo el día anterior, en su bendita escuela.
Suerte que le dejaran entrar, o más bien, suerte que era nieto de la directora y el aburrido delegado de su clase.
Bufo con molestia.
No causaba risa alguna que le dieran ese puesto, ni menos que todos votaran por él como broma del día de los inocentes, eso y por que tener el puesto de delegado significaba estar pegado al instituto asta los finés de semana, cosa que nadie quería.
—¿Es hoy? —musito al ver su agenda. Debía llevar los deberes a una chica de su salón, al parecer estaría ausente varios días, por lo que no tuvo de otra más que citarla en el gimnasio de la escuela.
Suspiro desganado, debía aguantar el resto del año para dejar de ser como el títere de los profesores. Valla lío en que fue metido.
Espero unos minutos sentado cómodamente en la biblioteca. Tal vez no era malo el cargo de delegado, podría hacer cosas que los demás no, de algo servia tener llaves de casi todo el instituto. Quizá deberia ir todos los dias en la noche a cambiar sus calificaciones.
El sonido de su celular le aviso, por segunda vez, el recordatorio de entregar tareas.
Salio de su mundo, dejando el libro de ciencia ficción a un lado, iría con esa chica a entregar los deberes, y después volvería para terminar el libro, si no es que lo sacaría y se lo llevaría a casa para leerlo con más calma.
Se detuvo al percatarse de la sala de profesores abierta, quizás se habían olvidado de cerrarla. No tenía opciones, pensarian mal de él si por alguna causalidad, las respuestas de un examen fueran robadas.
Abrió completamente la puerta, dejando ver al tipo menos esperado. Sasuke Uchiha, el maldito engreído de grados superiores. Tal vez hubiera dicho algo, preguntado que hacia ahí, o quizá se hubiera alejado, asta podía echarse a correr, pero no dejaba de ver como el chico que todo mundo aclamaban por ser “el mejor ”, sostenía la joven con la que se suponía, vería en unos minutos.
Una de las cosas que podía hacer ahora, antes que se diera cuenta de su presencia, seria correr lejos. Muy lejos... pero todo lo que quería era vomitar. No solo por ver la sangre que escurria por la herida que la joven tenia en su pecho, si no por el miedo de saber que estaba frente a su asesino.
¿Un asesino?
Dejo caer el cuerpo en el frio suelo, y lo unico que sono fue el azote de este. Le vio una sonrisa ladeada, una de satisfacción, como si hubiera sido bueno haberla matado. No comprendía que rayos hacia parado ahí sin moverse. Debía irse.
Lo habría hecho...
—Tengo un observador —casi le da un paro cardiaco al escuchar su voz dirigida a él, retrocedido sin pensarlo.
Su mirada oscura, le atacó como a una presa. Una presa de un moustro que deseaba devorar sus entrañas el cuál sabia actuar para caminar con sigilo. Y no fue asta tenerle de frente, cuando temblo y se paralizo por completo.
Sus palabras no salían, todo lo que hacia era tratar de respirar y tranquilizarse.
—Una lástima —musito ese pelinegro en su oído antes de sentir la aguja en su cello nublando su vista y apagando sus sentidos.
Poco a poco y con rapidez, su cuerpo estaba más pesado, su vista borrosa, distorcionada, nublanda a tal punto de llegar al negro. Tan apacible como un sueño sin retorno.
***
—Joder... —murmuró tomando al chico rubio sin dejarlo caer.
No sabía que demonios hacer con ese chico. Si no fuera por el sedante que traia, quizás hubiera recurrido a la fuerza.
Respiro con disgusto. El crío ni siquiera deberia estar ahí. Su misión era eliminar a ella, más no había calculado que un humano estuviera mirando el final.
Maldito descuido suyo.
“¿Que voy a hacer con esto?”
Miro a ese pequeño estorbo. Ya le había visto antes y sabia quien era por su cualidad de ser el problema de la directora Tsunade, aparte era nieto de esta.
Verdaderamente se le armaria un inconveniente si ese chico, hubiera escuchado la breve conversación que tuvo.
No tenia intenciones de dejarlo vivo, pero la maldita cláusula no le permitía dañar a un humano. Ahora solo faltaba pensar... ¿que tendría que hacer con él?
Por otro lado, y ahora que lo pensaba...
—Dorei... —musitó mirando atentamente el rostro del chico.