Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pasión Cerril {Jongkey} por sweetfeelings

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Es algo corto y fofo al ser la introducción los demás capítulos son bastante más largos.

 


Prefacio


 


 


 


 


 


- ¡Cincuenta mil dólares Kibum! ¡Cincuenta mil! ¿Tienes idea cuántos días debemos trabajar tu madre y yo para recaudar ese dinero? ¿Lo sabes?


Kim Kibum de veinte años se encontraba se encontraba sentado en el cómodo asiento tapizado de pana colocado al frente del espacioso escritorio en la oficina de su padre. El resumen de la extensión de la tarjeta de crédito había llegado a manos del señor Kim y éste no estaba muy contento con lo que había visto sobre el papel.


- Si, lo sé. Lo lamento.


- A mi parecer no lo lamentas, para nada, ni un poquito.


Su padre rara vez entablaba una conversación con Kibum y cuando lo hacía era principalmente por dos razones, para felicitarlo o para regañarle, normalmente la segunda.


- ¿Acaso crees que el dinero emerge de la tierra o cae de los árboles?- gritó al mismo tiempo que golpeaba duramente su dedo índice derecho contra la dura superficie del escritorio.


- Ya dije que lo lamentaba - se cruzaba de brazos mientras le dedicaba una mirada desafiante a su progenitor.


- Con una disculpa no basta Kibum, no esta vez.


No era la primera vez que el menor y único hijo de la familia Kim despilfarraba el dinero en cosas completamente innecesarias. Y el padre de éste estaba seguro que si se lo dejaban pasar nuevamente no sería la última.


- ¿Y qué pretendes que haga? Que trabaje y te devuelva el dinero - se burló el rubio, estaba acostumbrado a los múltiples retos que su padre le daba respecto a sus gastos innecesarios. Normalmente lo retaba duramente para finalmente dejarlo ir con no más que una simple advertencia la cual Kibum no respetaría en lo absoluto.


- Si.


Un momento...


- ¿Qué? - su grito retumbó en toda la oficina y prácticamente pudo oírse hasta dos manzanas a la redonda- ¿Qué estás sugiriendo papá? Yo no puedo trabajar, no, de ninguna manera.


- No te lo estoy pidiendo por favor Kibum, te lo estoy ordenando. Tus abuelos necesitan ayuda en el campo y tú irás a ayudarlos. Aprenderás lo que es ganarse la vida el día a día con el sudor de tu frente y a no derrochar el dinero ajeno.


- ¿Es un broma de muy mal gusto verdad? - nunca en su vida había trabajado y esa no sería la primera vez por un simple e irracional capricho de su padre-. No iré.


- Irás Kibum.


- ¡No puedes hacerme esto papá! Prometo no volver a hacerlo pero por favor no me hagas ir, por favor, por favor, por favor- rogaba el menor realizando una más de sus ya conocidas berrietas, colocando ambas manos juntas en forma de súplica.


- De acuerdo- comenzó a ceder el mayor de los Kim-. Puedes no ir, lo acepto, pero despídete de tu tarjeta de crédito para siempre, tu auto, tu departamento y demás cosas que seguramente en este momento no estoy recordando claramente.


Esas tres cosas eran fundamentales para el estilo ostentoso de vida que llevaba Kibum, eran el motivo de sus alardes, no podía permitirse perderles.


Fue así que no volvió a contradecir a su padre, simplemente desvió su mirada hacia otro lado evitando encontrarse con el enojado rostro del mayor.


- Iré- había aceptado la derrota.


Xx


Se recuesta, boca abajo, sobre su cama para luego soltar un largo y sonoro suspiro.


Había transcurrido al menos media hora y el menor continua en la misma posición, no creía ser capaz de encontrar su propia fuerza de voluntad para levantase y seguir armando las valijas, era físicamente imposible que solo cuatro cosas tan pequeñas fuesen capaces de contener todas las prendas que contenía su guardarropa.


Se muerde el labio y mira con atención como su amigo se aproxima a su dormitorio con dos vasos llenos hasta el tope con jugo exprimido de naranja.


- Gracias - estira su brazo, agarra el vaso y lo coloca sobre su mesa de luz.


-¿Por qué esa cara?- pregunta un joven de cabello negro como la noche sentándose sobre la blanda extensión con el vaso de jugo entre sus manos, sabiendo ya de ante mano la respuesta que seguramente le daría el mayor.


- No lo sé Taemin quizás por el hecho que en vez de pasar mis vacaciones de verano en una playa paradisíaca con mis amigos bebiendo martinis lo pasaré en un desértico y desolado campo lleno de vacas, ovejas y campesinos que le faltan los dientes.


- Por ahí no es tan malo como piensas. Tal vez conoces un apuesto y fuerte campesino que te hace cambiar de opinión - se burla apretando juguetonamente una de las piernas extendidas del rubio.


Muy gracioso.


Como si él estuviera de humor para soportar los infantiles y sin sentido chistes de su amigo. Si bien contaba con un amplio y extenso grupo de amigos o 'admiradores' como prefería llamarles Kibum, Taemin era el único que valía la pena. En el cual el rubio depositaba toda su confianza y afecto. Aquel que siempre estaba allí para él y siempre estaría presente en la vida de Kibum, apoyando y dándole la fuerza necesaria para seguir adelante.


Xx


Un pequeño y solitario niño jugaba con sus juguetes en el patio de uno de los colegios más prestigiosos de la ciudad, si eras alguien, tendrías a tus hijos entre la selecta lista de los escogidos a estudiar en ella, inventando e imaginando un sin fin de historias y aventuras en su cabecita, soldados, astronautas, súper héroes.


El capitán de la nave, Moshrow, había llegado finalmente a su destino en el recóndito y oscuro planeta de "Marlondia", bajó de su nave majestuosamente observando el bello paisaje que le ofrecía ese maravilloso lugar. Moshrow iba en camino a encontrarse con los únicos e indescriptibles seres que habitaban...


- ¿Por qué está solo?


Kibum levantó la vista para encontrarse con un niño un toque más bajo y delgado que él mirándolo curiosamente mientras mascaba ruidosamente un caramelo masticable.


- ¿Quién está solo?- frunció el ceño dejando de jugar con sus juguetes.


- Él - señaló al muñeco o. mejor dicho, a 'Moshrow'.


- Porque no le gusta juntarse con las demás personas, son bobas, Moshrow es diferente.


- Pero, ¿No se siente triste estando sólito?


- Él no está solo, él hace un amigo nuevo en cada uno de los planetas que visita cuando viaja al espacio exterior.


- Igual, siempre termina sólito. Esos amigos le duran solo un ratito, en los momentos en los que él no está explorando planetas se debe sentir muy triste y solitario.


Kibum observó detalladamente como el niño agarró un oso de color amarillo, algo desgastado, que se encontraba a unos pasos de donde él estaba jugando y lo llevó al lado del capitán Moshrow.


- Su nombre es Taemin, él será su mejor amigo a partir de ahora, no lo abandonará por nada y lo acompañará en todas sus aventuras por la galaxia.


Desde ese momento Kibum y Taemin fueron inseparables.


Xx


- Sabes algo, amaría quedarme toda la tarde contigo soportando tus quejas y lloriqueo pero tengo cosas mucho más interesantes que hacer en este momento.


Y se suponía que éste era su mejor amigo, maldito hijo de perra.


Taemin sonríe y le da un último abrazo al mismo tiempo que le susurra un tranquilizante "Te irá bien" a la oreja, agitando su mano entusiastamente se despide de su amigo al cual no vería por los siguientes meses.


Xx


Finalizado su arduo trabajo de preparar las maletas se recuesta sobre el sofá, retirando el polvo en las mangas de su sweater acumulado anteriormente por ir a buscar las maletas en el sótano de la casa de sus padres.


Apoya su cabeza en el antebrazo al mismo tiempo que estira sus piernas a lo largo de la superficie sintiendo como sus piernas era abrazadas por la suave y dócil tela de terciopelo, cierra los ojos y desarrolla una lista imaginaria de las cosas que llevaba para su estadía en casa de sus abuelos.


Tapados


Jeans


Camisas


Sweaters


Zapatos


Pijamas


Sombreros


Cremas corporales y faciales


Productos capilares


Obviamente todas sus prendes eran elaboradas por los mejores diseñadores de moda, no solamente de su país sino de todo el mundo. De tan solo pensar en cómo esas elegantes y coquetas prendas se arruinarían con la suciedad y porquería del campo lo hacía querer desaparecer por completo de la faz de la tierra. Su actitud podría parecer algo exagerada y absurda, sí, pero las demás personas no entendían lo que esas "prendas" significan para él. Eran su pilar fuerte en la vida, la ropa siempre fue un sustituto ante la falta de afecto y atención paternal


Cogió el control remoto de su televisión y procedió a poner unos de sus programas favoritos desde siempre, "The Nanny". Podría decirse que su personaje favorito era Niles amaba la forma en la que usaba el sarcasmo y la ironía para dirigirse a las personas, en algún modo le recordaba bastante a sí mismo. A decir verdad, se veía reflejado en cada uno de los personajes de la serie o al menos en ciertas actitudes de estos mismos.


A Fran, por su extrovertida personalidad.


A Max, por su éxito en la vida (aunque en gran parte fuese producto del esfuerzo de sus padres)


A Maggie, por su popularidad.


A Brighton, por su manía de juzgar a las personas sin siquiera tomarse el tiempo adecuado para terminar de conocerlas.


A Grace, por esa necesidad de ser el único, el mejor, el que nunca se equivoca, el líder.


A Claire, por su egocentrismo e incesable necesidad de poseer aún más.


Una vez terminada su serie, apaga el televisor, se dirige a su habitación, coge su pijama y se acuesta siendo invadido por una avalancha de pensamientos negativos que lo mantuvieron en vela toda la noche. Quería ver al mañana como un día infinito, un día inalcanzable, era incapaz de conciliar el sueño, realmente tenía un mal presentimiento de todo eso.


Uno realmente malo.


Xx


Estaba parado al lado del vehículo que lo llevaría observando como su chófer colocaba su equipaje en la parte trasera del auto, se recoge un par de mechones rebeldes que caían de forma revoltosa sobre su frente y los aprisiona con una linda hebillita rosada en forma de corazón. Amaba el color rosa, le hacía ver todo más alegre y dichoso, siempre se acordaba de su abuela diciéndole que aquellos que son amantes del color rosa son seres en busca de amor y lealtad.


La voz de su madre lo separa por un momento de sus recuerdos.


- Ya me contacté con tu abuelo el día de ayer hijo, están ansiosos por tenerte en su estancia. Sabes que hacemos esto porque te amamos y sólo queremos lo mejor para tu futuro, por favor, pórtate bien - ruega su madre mientras deposita un dulce beso sobre la frente de su único hijo


- Como digas - estaba molesto, irritado, siempre creyendo que hacían lo mejor para él cuando siquiera estaban enterados de lo que ocurría en la vida del menor.- Adiós.


Idiotas


Se sube al asiento trasero del auto, tira su bolso de mala gana al otro lado del asiento. Se coloca sus auriculares, pone el reproductor, cierra los ojos y decide olvidarse de todo lo que y quienes lo rodean, al menos por un rato.


No quería llegar nunca.


Jamás.


Xx


Estaba tan sumergido en las seductoras melodías de sus canciones que no se percata que el auto se detiene sino hasta que su frágil y delicado cuerpo se va hacia adelante chocando su frente con la cabecera del asiento delantero.


- ¿Qué mierda? Puedes ser un poco más cuidadoso - le gritó a su chófer.


Kibum, desde pequeño, tuvo ese peculiar carácter demandante y cruel hacia el personal de su familia. Cuando su niñera no cumplía alguno de sus tantos caprichos lloraba hasta que su garganta doliera, ninguna mujer duraba en casa de los Kim, la mayoría prefería quedar desempleada que seguir aguantando los berrinches e innumerables faltas de respeto del más pequeño de la familia. Fue así hasta que cumplió la edad suficiente para poder cuidarse por sí solo, sin embargo seguía tratando mal a las mucamas, cocineras y todo aquel que se le cruzara por delante. Para él, el trabajo ajeno nunca era suficiente, las personas siempre pueden dar más de sí mismas si se las coloca bajo un poco de presión.


- Lo siento señor Kim, habría sido menos doloroso el impacto si llevara puesto el cinturón de seguridad como debe - ahí estaba otra vez, pareciera que todos estaban empeñados en regañarle esa semana.


Primero su padre ahora él.


Kibum nunca usaba cinturón de seguridad.


- Te pagan para que conduzcas no para que me des lecciones de seguridad. ¿Ya llegamos?


- No, aún no.


- Entonces ¿Por qué nos detenemos? - preguntó al mismo tiempo que acercaba su vista a la ventanilla lateral para ver en qué parte de la carretera se encontraban.


- El tanque de nafta está en menos de la mitad y necesito cargarlo para que no nos quedemos tirados en algún lugar. Si quiere puede bajarse a comprar algo del mercado.


- Como si en este lugar pudiera hallar algo digno de mi gusto.


El chófer se bajó del auto haciendo oídos sordos a los lamentos del menor.


Kibum decide estirar su cabeza atrás y esperar a retomar el camino nuevamente. No tenía apetito, ni sed, su estómago estaba cerrado.


Siente como su empleado vuelve a su labor y pregunta:


- ¿Falta mucho?


- No señor, de hecho en una hora aproximadamente ya estaremos en casa de sus abuelos.


Bufa.


Por él que se demoraran todo el día.


Había decidido quitarse los auriculares e ir mirando por la ventanilla los paisajes que aquel lugar le ofrecía. Paisajes que hace años no veía, y tampoco tenía ganas de volver a verlos. Desierto, yuyos, animales para nada carismáticos. Ni siquiera había llegado a destino y ya sentía que serían las peores "vacaciones" de su vida.


Las peores.


Xx


Se dio cuenta que ya habían arribado cuando vio el cartel de bienvenida al pueblo, se burló al ver un "población 1000 personas" estaría agradecido si ese cochino pueblo tuviera al menos la mitad de personas que aquel descuidado cartel decía tener.


Observó el "centro", prácticamente eran dos cuadras con negocios de segunda mano, lo sabía por la pintura desgastada de estos y la caligrafía ridícula que poseían sus carteles. Para su suerte, había traído suficiente ropa para pasar las cuatro estaciones del año y más.


Si su memoria y sentido de orientación no le fallaban la casa de sus abuelos quedaba un tanto alejada de lo que era el centro.


Pasado el centro, tomaron un largo camino de tierra que le permitió divisar a lo lejos la casa de sus abuelos. Se podía decir que era un lugar grande, tenía uno 6 cuartos, 3 baños, 2 cocinas (una para la familia y otra en la que comían los empleados), un comedor, sala de estar.


Sus abuelos tenían animales y plantas de diversos frutos eso les había permitido adquirir el capital que poseían hoy en día. Los Kim habían dedicado gran parte de su vida a la exportación local de manzanas, peras, duraznos entre otros, y la venta de animales para el ganado tales como las vacas, ovejas, caballos, gallinas. Una vaga pantalla invade la cabeza de Kibum haciéndole recordar una experiencia, no tan grata, en ese lugar.


Xx


Un Kibum de 10 años les había dado alfalfa en exceso a los conejos haciendo que estos se enfermaran gravemente hasta el punto de muerte de alguno de estos.


- Kibum! ¿Por qué lo hiciste? - gritó colérica su madre.


- Lo siento mami, la abuela dijo que siempre que yo quisiera podía venir a darle de comer a los conejitos - se disculpó con su mirada fija en sus manitos que ya se habían juntado y las apretaba fuertemente para evitar llorar.


- Pero ¿Cómo pudiste darles tanto? No sabes que ellos comen y comen sin darse cuenta hasta que su estómago revienta.


- No sabía eso mami, en verdad lo lamento no quería que los conejitos murieran - soltó, esta vez una lagrima cayó avanzando hasta el final de su pequeña cara. Kibum nunca lloraba, odiaba hacerlo.


Su madre se marchó no sin antes dedicarle una última mirada de enfado y se adentró en la casa dejando el pequeño solo y confundido sintiéndose pésimo por haber matado a todos esos conejitos.


Xx


- ¿Hace mucho que no visita a sus abuelos?


La pregunta de su chófer lo hizo volver a la realidad.


- Si, la última vez era pequeño. Recuerdo que a lo último no me gustaba venir porque los mosquitos me picaban, el polvillo provocaba alergias en mi piel, el frío me causaba resfríos. Luego, eran ellos quienes iban a visitarnos a nosotros. - contestó recordando las tardes en esa chacra, los bichos molestos, el frío, el insoportable olor a naturaleza.


Odiaba ese lugar.


- ¡Anímese! Quizás no es tan malo como usted piensa.


- Lo dudo mucho.


- Llegamos- anunció estacionando el auto en la entrada y deteniéndolo- Ya puede bajarse - Kibum observó por la ventana para comprobar si era verdad lo que decía ese hombre y definitivamente si, finalmente habían llegado. La tranquera de madera era imposible de no reconocer.


- Se supone que debes entrar y dejarme en la puerta de la casa por si no estabas al tanto.


- Lo siento señor, me dieron ordenes de traerlo sano y salvo y lo cumplí, lamentablemente no puedo ayudarlo con sus valijas. Ordenes de su padre.


¿Qué? ¿Desde cuándo su padre se comportaba de manera tan cruel con él? Pareciera que había escogido esa semana para castigarle por los todas las metidas de pata de su vida.


La cara schockeada de Kibum hizo que el chófer soltara una leve risa pero la ocultó porque no quería tener más problemas con el menor.


Kibum lo miró con una mirada cargada de odio, agarró sus cosas, las coloco en su bolso y se bajó del auto sin siquiera despedirse o dar las gracias. Se dirigió hacia la parte trasera para bajar su equipaje. Una vez que lo logró, con esfuerzo, sacarlo y dejarlo a un costado del vehículo cerró con fuerza el baúl a propósito para hacerle saber al hombre de avanzada edad que no estaba para nada contento con su actitud.


Primer día y su vida ya era todo un infierno.


Se quedó parado en la tranquera viendo como el auto se alejaba cada vez más de él, al igual que su vida de lujos y su esperanza de que algo le impidiera llegar a esa chacra. Usó su bolso en el hombro y trató de llevar las cuatro valijas pero se le era imposible, imposible para alguien que nunca en su vida había siquiera cargado la mochila cuando iba al colegio.


Sólo tenía dos brazos, dos pequeños y delgados brazos.


Cogió dos maletas con cada mano haciéndolas chocar entre si y contra sus piernas, lo que seguro terminaría en moretones al pasar las horas. Iba dando quejidos por cada paso que avanzaba.


Había hecho como máximo diez pasos y ya estaba exhausto, el ejercicio no era lo suyo. Tan solo imaginar su pálido rostro siendo invadido por gotas de apestoso sudor lo hacía estremecerse.


Levanta su vista ya totalmente resignado a cargar su equipaje para encontrar a tan solo unos pasos de donde estaba a un joven que podría tener su edad o quizás un par de años más. Se dirigía a una larga montaña de pallets de alfalfa mientras cargaba diez de estos en sus fuertes y morenos brazos.


Kibum vio la oportunidad perfecta, si tenía la fuerza suficiente como para cargar lo que sea que estuviera cargando podía llevar también sus valijas.


Suspira aliviado, finalmente su tortura de llevar esas pesadas cosas había terminado.


- ¡Hey Tu! - grita al mismo tiempo que suelta sus valijas y las deja desparramadas en la tierra sin importarle el estado de estas. - Si tú- contestó al ver como el sujeto levanta la vista y lo mira con un gesto de interrogación.


El sujeto deja su trabajo con los pallets y se acerca a paso lento en su dirección. Al verlo de cerca pudo observar detalladamente al hombre, espalda ancha, pecho alto, brazos fuertes y bronceados, cabellos tan oscuros como la noche, facciones rudas. La desnudez de su torso le permitió contemplar su bien trabajado abdomen.


- ¿En qué puedo ayudarlo señor? - pregunta amablemente sacándose el sudor de la frente con la parte posterior del brazo provocando una mueca de asco, muy notoria, en el rostro del rubio.


- Lleva mi equipaje - señala las valijas tiradas en el piso empeñado a seguir su camino.


- ¿Perdón?


- ¿Perdón qué? Te estoy diciendo que las lleves. ¿Eres sordo o algo?


El morocho lo mira con un gesto de confusión y molestia a la misma vez, no entendía nada. Ese sujeto, el cual acababa de legar, lo estaba mandando.


- No lo haré, ni siquiera lo conozco- se niega el pelinegro.


- Así me gust... ¿Cómo que no lo harás? Te estoy dando una orden y tienes que cumplirla.


La pulsante vena cargada de odio y enojo en su frente comenzaba a hacerse notar cada vez más. De ninguna manera dejaría que aquel 'pan duro' le contestara de tal manera como si él no fuera nadie.


- No acato ordenes de cualquiera para su información - una sonrisa burlona se posó en su rostro.


- No soy cualquiera.


- ¿Y se puede saber quién eres entonces? - pregunta retándolo.


- Kim Kibum, nieto de Kim Chinhae y Kim Minjee - le contesta con un brillo de orgullo invadiendo sus felinos ojos.- Por lo que veo trabajas aquí, eso me convierte en tu jefe.


Nunca permitía que alguien lo denigrara y esta vez no sería la excepción, menos viniendo de un don nadie que ni siquiera tenía la decencia de colocarse una remera que le cubriera su torso.


- Los señores no me avisaron que su nieto estaría aquí y tampoco me pidieron que lo ayude con su equipaje; y sólo acato ordenes provenientes de ellos. Y no es mi jefe.


- Debieron de haberse olvidado. Ahora que todo está finalmente aclarado y solucionado, por favor lleva mi equipaje.


- Mira niño bonito tengo trabajo por realizar y no puedo quedarme toda la mañana discutiendo contigo. Si tanto quieres que lleve tus cachivaches al menos ten la mínima educación de pedirlo por favor.


¿Había escuchado bien? ¿Le dijo bonito?


Kibum estaba allí de pie deseando con todo su corazón tener un bate de béisbol y partirle el alma al muy idiota. Por lo general no era una persona de pasiones desmedidas ni de tendencias violentas, pero algo en ese campesino le hacía sentir ganas de ver correr sangre.


- Eres un empleado... - comenzó pero fue incapaz de continuar con su oración ya que fue detenido por las palabras del otro.


- Y tu un maleducado- contraataca.


- No interrumpas cuando estoy hablando, no hay cosa que me irrite más. Esto es así ogro bruto, normalmente las personas pobres, o sea tú, trabajan para personas ricas, yo, a cambio de un par de billetes verdes que lo saquen de la asquerosa pobreza en la cual viven día a día. Esas personas deben obedecer a las personas ricas porque si no éstas se molestan y los billetes verdes se terminan, ¿Me entiendes ahora o necesitas que te haga un dibujo?


Suficiente, el pelinegro no pensaba tolerar ni una más de las estupideces que salían sin sentido de la boca de ese adolescente.


- ¿Perdón? ¿Estás diciéndome que debo obedecer las demandas de cualquier idiota con aires de grandeza que se me cruce por delante sólo porque tuvo la suerte de nacer en una familia adinerada?


- Exacto.


- Y si no lo hago ¿Qué me harás?


Esto último lo dijo acercando la distancia entre ambos, colocando su cabeza a la misma altura que la de Kibum y mirándolo con aquellos ojos, pugnantes, desafiantes, haciendo sentir en Kibum un escalofrío recorrer toda su columna vertebral hasta llegar a su parte baja.


Quiso contestar, sin embargo de su boca sólo salían titubeos, se sentía insignificante, diminuto al lado del castaño a pesar de los notables centímetros que le sacaba de ventaja.


- Y. Yo.... - se había quedado congelado.


Siente como la mano del morocho va con dirección a su cadera haciéndolo temblar de los nervios, no fue capaz de mirarlo a los ojos siquiera. Lo único que se le ocurrió en ese mismo instante fue cerrar sus parpados y esperar el contacto, pero no fue así, la mano paso de largo hasta agarrar las valijas que estaban por detrás de Kibum.


Una vez que esté logró alcanzar el agarre las valijas, lo miró con una sonrisa burlona y un brillo pícaro en los ojos, dejando al rubio petrificado en el lugar con cientos de pensamientos homicidas reproduciéndose en su mente


-Lo haré sólo esta vez bonito, no te acostumbres.


Con la cabeza en alto y un andar pausado, Kibum pasó junto al burlón pelinegro ignorándolo como quien ignora una mierda en el parque sus caderas meciéndose de un lado al otro siendo capturadas por los ojos de cierto morocho que solo sonrió y cargó las valijas en silencio sin despegar la mirada de ciertas piernas que rellenaban a la perfección aquel ajustado jean.


 


 


Vaya que disfrutaría la estadía de aquel rubiecito.


 


 


 

Notas finales:

Gracias por leer.

 

Saludos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).