Seidou, una escuela altamente reconocida por su equipo de baseball, llena jugadores veloces, fuertes, calculadores y algunos un tanto idiotas. En las dos últimas categorías podemos incluir a Miyuki Kazuya y Sawamura Eijun respectivamente, quienes se encontraban saliendo o algo similar, ambos habían declarado sus sentimientos los cuales por suerte fueron correspondidos, por lo tanto cada vez que pueden se ven a solas para besarse y cosas de esa índole, incluso han llegado a tener relaciones unas tres o cuatro veces ya que tener un cuarto para ellos solos era algo complicado debido a que tenían dormitorios separados y cabe decir que bastante lejos el uno del otro.
“Fight-o, fight-o” se podía escuchar al equipo fervientemente gritando mientras corrían por el campo. De pronto el nuevo capitán del equipo fue llamado por aquel estudiante de primero al que le gustaba llamar la atención gritando y diciendo que sería la estrella, tuvo que retirarse un momento de la práctica, dejando a Kuramochi a cargo del mando.
“¿Qué pasa, por qué no estás entrenando, acaso te sientes mal?” dijo Miyuki, “...yo no voy a entrenar hoy...tengo algo de naúseas, ya se lo dije al entrenador y me dijo que estaba bien...” respondió Sawamura apartando la mirada, “Está bien, luego paso por tu cuarto a ver como sig-”, antes de poder terminar de hablar y mayor fue interrumpido por el contrario quién lo agarró de su uniforme “tengo algo importante que decirte” dijo serio, lo cual era inusual en ese chico tan escándaloso.
Sawamura notó la mirada penetrante del entrenador Kataoka sobre ellos, tenía en claro lo que le acababa de decir con sus ojos, entonces de inmediato soltó al de gafas, “¿Qué, qué pasa?¿Qué tienes que decirme?” expresó un poco angustiado, “No importa, después te digo” terminó con eso, alejándose del campo cabizbajo. Sabía que no debía molestar a Miyuki puesto que era el capitán y se encontraba ocupado liderando el entrenamiento, hablar de algo como eso en ese lugar y en ese instante, no era conveniente. Tenía presente que lo hubiera dejado perplejo.
Cayó la noche y Miyuki había prometido visitar a Sawamura para ver si se encontraba mejor, por lo tanto después de cenar y de bañarse fue en busca de su querido pitcher, aparte de que éste le había dicho que tenía algo de que hablar con él y había quedado preocupado por el resto de la tarde.
Acercándose a la habitación número cinco, en la cual dormía el menor, empezó a escuchar unos sollozos y golpes, entonces de inmediato sin pensarlo Miyuki abrió la puerta violentamente. Para su sorpresa se encontró a Sawamura con su rostro completamente mojado de lágrimas sentado sobre su cama y frente a él estaba Kuramochi con una expresión de enojo. La escena estaba dada a malinterpretaciones, por lo tanto el cátcher enfurecido agarró al peliverde del cuello de la camisa y se lo llevó hasta la pared en donde lo tenía listo para darle un golpe de ser necesario, “¿¡¡Qué le hiciste!!?” exclamó, “Yo no hice nada, fuiste tú el culpable y tú Sawamura, ¡ya deberías decirle!” terminando de decir estas palabras Kuramochi se liberó del agarre y se fue de la habitación azotando la puerta.
Después de lo sucedido Miyuki se acercó y le proporcionó un fuerte abrazo a Sawamura quién se encontraba al parecer asustado y triste. “¿Qué te hizo?, te juro que si te lastimó por más que sea mi compañero y amigo no lo perdonaré” decía el mayor mientras posaba sus manos en el rostro mojado de su pitcher, secándolo suavemente con sus dedos.
“...Kuramochi-senpai no me hizo nada, él sólo anhela protegerme, estoy seguro que me quiere como su hermano pequeño y por eso se encontraba tan enojado”, el mayor se encontraba cada vez más confundido, “Pero dime que demonios pasó”.
“Tú... ¿me quieres?” dijo el menor, “Por supuesto que te quiero, si no lo hiciera ¿crees que me preocuparía tanto por ti?, ¿crees que te abrazaría, besaría y lo haría contigo?, eres a quién más quiero, estoy para protegerte, darte mi cariño y compartir mi tiempo” manifestó el capitán. “Yo también te quiero... y como lo mencioné antes, tengo algo que decirte...*tragó saliva y respiró hondo* ...vamos a tener un hijo”.