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La razón perfecta / KaiSoo drabble por Lesly

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Notas del fanfic:

Me inspiré en un manhwa que estaba leyendo, la trama no es la misma, aunque el galán de la protagonista me recuerda a JongIn. xD 

Notas del capitulo:

Me pasé de las 1000 palabras pero lo sigo considerando un drabble. xD 

Había esperado entusiasmado al otoño durante meses. JongIn era un fotógrafo aficionado, pasaba los días de aquí para allá capturando cosas y momentos preciosos, generalmente acompañado de KyungSoo, su novio. Sobre todo disfrutaba de fotografiarlo a él.

También le gustaba sacarle fotos a los gatos callejeros, él no podía tener uno, ya que su madre se lo había prohibido.

Y es por eso que ansiaba con fervor esa estación, en esa época la ciudad se pintaba de sus colores favoritos y hacía buen tiempo; entonces podría obtener buenas fotografías.

Para cuando llegó el otoño JongIn ya no sentía el mismo entusiasmo. Las tardes corrían lento mientras él se encerraba en su habitación sin querer salir, excepto al colegio. Pocos días antes tuvo una discusión con KyungSoo, algo realmente tonto y sin sentido pero apenas en esos momentos lo entendía. Él se había molestado cuando KyungSoo rechazó su cita ya que debía estudiar y se encontraría con un compañero de clases para realizar un trabajo juntos. Sintió celos y lo enfrentó; luego de pelear durante unos minutos, KyungSoo finalmente le gritó que si no confiaba en él deberían terminar. No respondió nada y dejó que se marchara.

Realmente lo extrañaba; mucho. A cada momento quería llamarle, por lo menos un mensaje, pero siempre se arrepentía y terminaba frustrado.

A las cinco menos cuarto del lunes, se levantó de su cama y se puso una sudadera gris; por la ventana se veían pasar las hojas naranjas y cafés que el viento arrastraba; corrió al ropero y sacó una bufanda azul oscuro. No había nadie en casa, de modo que pegó a la puerta un post-it que decía:

"Limpié lo que me pidieron, saldré por unas horas, probablemente esté aquí antes de la hora de la cena. -JongIn".

Caminando por las calles se arrepintió de no haberse puesto un gorro, el aire estaba alborotando su cabello y cubría sus ojos. Metió las manos en los bolsillos de sus pantalones y caminó un poco más lento. Antes de detenerse en el parque entró a una tienda de mascotas y compró algunas latas de alimento para gatos, al salir retomó la marcha.

Paró frente al parque municipal; tuvo suerte de encontrarlo despejado, cuando la gente estaba ahí los gatos solían esconderse. A continuación, abrió las latas y las dejo en el piso; una docena de gatos se aglomeró a su al rededor, soltando maullidos. JongIn se quedó agachado mirando a los gatos deborar velozmente. Esperó a que terminaran para tirar las latas a la basura mientras presenciaba el paisaje que lo rodeaba; el otoño se había apoderado del lugar y el perfume de las hojas secas se podía sentir en el aire.

Un aullido débil se escuchó desde abajo; inclinó la cabeza y miró a un bebé gato de pelo color naranja y rayas cafés acariciándose en su pantorrilla. Era demasiado pequeño para sobrevivir él solo en las calles y no había rastro de su madre o hermanos, probablemente habrían muerto; se entristeció al pensarlo.

Durante un momento contempló la posibilidad de llevarlo a casa, pero no podría hacerlo debido a su madre. Pensó en KyungSoo, él también adoraba a los gatos y lo mejor de todo es que en su familia nadie era alérgico. El gato continuaba llorando a sus pies, sin pensarlo se desenvolvió la bufanda del cuello y envolvió al animal. Limpió la basura que quedaba y se puso en camino a casa de KyungSoo con una sonrisa que no podía contener; quería llegar ya.

Presionó el timbre y la puerta no tardó en abrirse, dándole paso a una mujer de edad avanzada con atuendo abigarrado y cabello blanco. Ella le dio una leve sonrisa que acentuó las arrugas de su rostro y se hizo a un lado.

—Pasa, pasa JongIn.

—Señora, buenas tardes —JongIn entró, quedándose junto a la puerta abierta.

—¿Ya arreglaron las cosas tú y mi nieto? —Preguntó la anciana. JongIn meneó la cabeza.

—A eso vine —Respondió. En ese instante la vieja notó el bulto revolverse en los brazos del muchacho. Sonrió y lo señaló.

—¿Qué es?

—Un gato. Estaba solo y mi madre no me dejaría tenerlo, pensaba en dejarlo aquí, ¿le molestaría? —Le rogó con la mirada. Sabía que era una abuela comprensiva y le tenía mucho cariño, tal vez si insistía le daría permiso.

—Sabes que sí, muchacho. Cuando era joven llegué a tener cinco gatos.

Las escaleras rechinaron y ambos se giraron en dirección a ellas. KyungSoo se hallaba bajando el penúltimo escalón.

—Escuché la voz de JongIn —Dijo al llegar. No lucía disgustado, pero tampoco se veía feliz de verlo.

—Pues ya ves que está aquí —Contestó su abuela. Miró a los jóvenes y luego dijo: —Voy a prepararte algo para tomar, JongIn. Mientras tanto hablen—. Se fue a la cocina y se quedaron solos.

—Hola —Saludó incómodo. El gato que sostenía se revolcó en sus manos y saltó. KyungSoo alcanzó a atraparlo.

—Qué bonito —Dijo KyungSoo pegándolo a su pecho—. ¿Es tuyo?

—En realidad vine por eso, sabes que no me dejan y no quiero que le pase algo, no tiene mamá —Explicó angustiado. KyungSoo rió.

—Primero debo pedir permiso.

—Ah, tranquilo, tu abuela me dijo que sí —Se apresuró a decir. Entonces KyungSoo asintió y abrazó al gato contra su mejilla.

—¿Vamos a la cocina?


Pasó el resto de la tarde cuidando al gato junto a KyungSoo. Le dieron de comer y lo bañaron; después de haberlo secado lo dejaron sobre la cama y se durmió. En ningún momento se tocó el tema que les quitaba a ambos el sueño, por ahora se conformaba con pasar tiempo con él, y el gato era la razón perfecta para hacerlo.


Los siguientes tres días no se vieron. JongIn aprovechaba cada oportunidad para enviarle mensajes preguntando por el gato. El sábado KyungSoo lo citó en el parque a las dos de la tarde. Llegó puntual; KyungSoo estaba tocando la guitarra en una de las bancas, el gato estaba acurrucado a su lado y las hojas que se desprendían de los árboles caían sobre ellos. Aprovechó y fotografió la escena.KyungSoo dejó de tocar cuando lo vio, recargó la guitarra junto a sus pies y lo saludó.

JongIn se sentó a su lado y besó su mejilla. Quitó una hoja que se había quedado atorada entre los cabellos de KyungSoo y él le agradeció, sintiéndose cómodo con el poco contacto físico que aún mantenían. Charlaron por un rato. Cuando el hombre del carrito de nieves pasó por ahí, JongIn se paró y compró un helado para él y otro para KyungSoo sin haberle preguntado antes, como cuando empezaron a salir.

Los dos estaban felices con eso, no había prisas por volver a estar en una relación, porque era como volver a comenzar, reviviendo las bellas sensaciones del primer amor.

Notas finales:

En mi perfil pueden encontrar otros drabbles, algunos inspirados en fanarts. Si quieren que escriba alguno, pueden dejarme el enlace en mi ask: x 


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