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Conóceme Antes por KazumiYagami

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Notas del fanfic:

Death Note ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de Tsugumi Obha y Takeshi Obata, sin embargo, la presente historia es de mi mera autoría.

Notas del capitulo:

Hola gente~

Este es un fic más juvenil, más fresco, más ligero, que tiene como único fin entretener. Aún así, el drama no faltará en este rarífico grupo de amigos. No sé qué más decir, espero les guste.

FanFic resubido.

Advertencias: AU, OoC, Violación, Shota, Lemon, Promiscuidad adolescente.

CAPÍTULO I

Definitivamente, no fue una buena idea venir.

Eso era lo que se repetía sin descanso en la cabeza de Matt apenas puso un pie en aquella fiesta, a la que cabe destacar, el mismo impuso ir. Mello, su amigo, se había negado en un principio, pero ante su insistencia finalmente terminó por aceptarlo, aunque no le cayera del todo bien la idea.

Y es que a pesar de ser amigos desde que tuvieran memoria, y actualmente, compartían departamento, prácticamente vivían sus vidas separados y no acostumbraban las mismas amistades. Mello estudiaba en la Universidad y Matt tenía clases particulares para así poder contar con mayor tiempo libre y ocuparse de los quehaceres del hogar. El pelirrojo era casero, hasta algo antisocial para el gusto de su amigo, en cambio el rubio era todo el extremo contrario, cada vez que podía salía a altas horas de la noche, a veces sin siquiera avisar y sin horarios, cosa que preocupaba en demasía a Jeevas.

Matt parecía el padre y Mello el típico hijo rebelde que cualquier familia tiene.

Por lo mismo, y quizás siendo ese el detonante, al Mello comentarle esa tarde que Elle, uno de sus compañeros en la Universidad, ofrecería una fiesta y que él iría, Mail no hizo más que auto-invitarse para cerciorarse con sus propios ojos cómo era el ambiente de esos lugares a los que el de ojos azules solía ir todo el tiempo.

Pues más de una vez, a esas horas de la madrugada en que esperaba en vela a que su amigo se dignara a llegar a casa, se topaba con un Mihael borracho y envuelto en disparates de ebrio, además de que no se le hacían nada de agradables ciertas marcas rojizas que de la nada aparecían en el cuello, pecho, vientre y Dios sabe qué otras partes en el cuerpo del rubio, seguramente, por estar disque entreteniéndose con sus compañeros, gente que, hasta ese día, Mail quería desconocer.

Ahora, que ya estaba junto a Mello parados en la sala de la gran mansión Lawliet, sintió como sus ganas por averiguar lo que se había propuesto aquel día, prácticamente, se estaban yendo al caño. Y es que, lo que vio no cabía para nada en su tranquilo mundo, sobraba decir que no estaba para nada acostumbrado a ese ambiente. A esas alturas, más que con sorpresa veía el denigrante espectáculo que se mostraba ante la perplejidad de sus ojos.

La intensa y llamativa música hacia mover a más de un cuerpo, amparando el ambiente en uno cargado de desenfreno, juventud y alegría, típico de tales reuniones adolescentes en donde nada cercano a la palabra control parece existir. Bebidas, baile, luces parpadeantes, diversión, risas y parejas manoseándose por doquier, sin duda, todo estaba bastante prendido.

—¿No te gusta lo que ves Matt? Te dije que era mejor quedarte en casa.

En el rostro del mencionado se posó un gesto malhumorado debido al comentario de Mello, quién para colmo se largó a reír. Estaba por reclamarle algo, cuando fueron sorprendidos por el anfitrión de la convocatoria aquella. En efecto, Elle se les acercaba con aire fresco sonriéndoles de lado y clavándole la mirada negruzca de sus punzantes ojos.

Lawliet era al único que Mail conocía del grupito con el que se juntaba su amigo, debido a que, en más de una ocasión, él era quien se encargaba de llevar a Mihael a casa cuando éste apenas y podía mantenerse en pie.

—¡Muchachos! Me alegra que pudieran venir, sobre todo tú Matt, es todo un gusto que te animaras al fin.

—Sí, supongo— Dijo no del todo convencido, mirando con sorpresa como en una esquina un parcito se tocaba animadamente hasta que se perdieron rumbo a una de las habitaciones continuas al salón— O eso creo…

Pelinegro y rubio rieron por lo bajo al darse cuenta que esa escena, a la que ellos ya estaban más que acostumbrados, descolocara tanto al de camisa a rayas. Su cara era un mapa, la palabra desconcertado le quedaba chica a tamaña expresión.

—Es que simplemente aún no estás habituado a todo esto Matt, pero te lo aseguro, las fiestas de Elle son las mejores.

—Me halagas, Mello— Añadió el azabache, recibiendo de su compañero una media sonrisa.

—¿Y a todo esto, dónde estarán los demás?

—Supongo que por allí, como siempre Beyond buscando el perdón de Light— Rio Elle para sus adentros, al recordar tantas peleas y discusiones tan típicas en su pareja de amigos.

—Ya quisiera, desde que lo engañó con ese niño, Light no puede verlo, pero él se lo buscó, siempre ha tenido una debilidad por las cosas monas y tiernas.

—No es más que un pedófilo de mierda, el último chico que atacó, ese tal Ariel, ¿Tenía cuánto? ¿Once, doce años?

Estaba de más decir que el pelirrojo se sentía bastante fuera de escena y preguntándose mentalmente de quiénes demonios hablaban con tantos ánimos. Y ya sentía que se quería largar de allí, pues si bien era cierto, estaba acostumbrado a fumar –ya que era otro vicio de su persona aparte de los videojuegos– no lograba soportar por tantos minutos el olor a cigarrillo mezclado con otras tantas sustancias. Y aunque no llevara ahí ni un cuarto de hora, más de una vez su mano había ido a parar a su nariz para bloquear olores tan fuertes y desagradables para él.

Estaba a punto de decirle a Mello que se iría, que ya no era necesaria su presencia ahí, cuando una mano tocó su hombro, llamándole la atención poderosamente, porque estaba claro, a nadie conocía allí más que a Keehl.

Se dio la vuelta, y de improviso, su mirada verdosa impactó con otra de almendrados ojos color miel, que lo dejaron completamente estático, pues era una mirada feroz e intensa, pero no del todo falta de calma y seriedad.

Después de unos segundos recuperándose del sobresalto, se dignó a recorrer con sus ojos a el chico aquel. El dueño de aquella mirada contaba con una abundante y bien peinada cabellera castaña, hebras que jugaban perfectamente con una tez bronceada y lisa, es más, cuando el recién llegado se animó a sonreírle a Matt, dejó a la vista una dentadura perfecta y blanca, todo acompañado de un semblante, en su totalidad, seductor y varonil.

—¿Carne nueva?

Se escuchó salir de los labios de aquel atractivo chico, y enseguida los otros dos muchachos voltearon la mirada a él, tal cual Matt. Mello y Elle lo reconocieron de inmediato, no era otro que Yagami Light, otro de sus amigos de juergas, quizás, el más serio del grupo.

—Light, pudiste venir, qué bien— Saludó el azabache alegremente con la mano, con un pequeño brillo en sus grandes ojos negros. Mihael en tanto, se limitó a mirarlo.

—Sí, estaba algo desocupado y qué mejor que ver rostros conocidos, aunque…— Observó de arriba abajo al pelirrojo junto a él, con evidente curiosidad.

—Es Matt, ya les había hablado de él— Apresuró en decir Mello, viendo cómo su amigo pelirrojo no despegaba la mirada del japonés, lo que, ciertamente no se le hizo nada agradable, cosa que el castaño notó y sonrió por ello.

—Oh, un gusto Matt, yo soy Light, de seguro Mello también te ha contado de mí.

Esbozó el ojimiel besando la mano del muchacho desconocido para él, mirando de reojo la reacción del de ojos azules. Algo que se sabía de éste raro grupo de amigos, era que Light y Mello no se llevaban del todo bien y como siempre, el universitario no perdía oportunidad para sacar de sus casillas al impulsivo blondo. Le encantaba tocarle las pelotas.

—Con él no te resultará Light, digamos que es algo especial— Bromeó Mello, separando casi al acto las manos del castaño en un movimiento brusco de las de su amigo. Yagami sólo rió de lado ignorando aquel comentario que dejó más colorado al de cabellos rojizos.

Una imagen encantadora, pensó.

—Hola muchachos.

Y pasó, la leve sonrisa que se había hecho en el castaño desapareció de golpe y sin anestesia, cuando aquella voz, grave y con pinceladas de cierta malicia, escuchó. Así es, su pesadilla de ojos rojos había llegado y eso lo emputó hasta la médula.

¡No quería verlo!

—Beyond— Rugió fuerte y claro Light, mirándole a los ojos con evidente molestia y repulsión. Lo que menos quería esa noche era encontrárselo, sin embargo, allí estaba, enfrente de él y con una sonrisita burlona, como si hubiese olvidado todo lo que había pasado entre ellos dos.

Las cosas se ponen feas.

Pensó Elle, al ver que casi se desprendía fuego de entre Light y Beyond.

—Por qué no nos sentamos un rato, ¿Sí?— Expuso, empujando a todos hacia un lugar desocupado— No queremos asesinatos en plena fiesta.

.

Apenas abrió sus ojitos y el letargo hacia abandono de su cuerpo, un gran bostezo lo acompañó, y algo sorprendido vio que estaba apoyado en el hombro de Watari, su principal protector. Éste, al notar como el pequeño comenzaba a despertar de una corta, pero bien merecida siesta, sin dudarlo ni por un segundo, acarició esos cabellos blancos tan llamativos, haciendo que su dueño cerrara un poco los ojos ante el acercamiento.

—Lo siento— Se disculpó de inmediato el menor, acomodándose de nuevo en su asiento, y es que se había quedado dormido sin siquiera darse cuenta de su agotamiento.

—Descuida, de todos modos te veías tan cansado que no quise despertarte.

El pequeño no quiso contestar más, simplemente se limitó a observar con desaire desde la ventana del avión y sin premeditarlo ni siquiera un poco, uno de sus dedos se fue hacia uno de sus mechones delanteros, donde comenzó un insistente movimiento alrededor de él, enredándolo casi con desesperación.

El anciano, que lo miraba de reojo –y conociéndolo de sobremanera– sintió con aquel gesto que algo inquietaba al muchacho, así que decidido preguntó:

—¿Idea mía o te sucede algo Near?

Por inercia tal vez, el albino dejó de jugar con su cabello y llevo su mano hasta una de sus rodillas, evidenciándose sin quererlo frente al mayor. Aun así, no quiso darle información de lo que fuera estuviese pasando por su cabeza ni mucho menos se dignó a voltear el rostro para responder.

—Son sólo ideas tuyas— Musitó apenas.

Watari, dubitativo, calló por unos cuantos segundos, toda para terminar con una calmada sonrisa de lado a lado.

—¿Es por Elle o me equivoco?

¡Bingo! Supo que tenía razón cuando notó una leve tensión que se produjo en la espalda del menor. Y es que el mismo albino odiara admitirlo, pero seguía siendo un niño, su cuerpo y edad lo evidenciaban, pues a pesar de contar con gran inteligencia y dialecto superior no común en los niños a su alrededor, seguía teniendo doce años y por ende era muy evidente aunque a diario luchara por reprimir sus emociones y pensamientos, lo que nunca lograba conseguir frente a Watari, quien lo conocía demasiado bien, más específicamente, desde el día en que había llegado al mundo.

—Te lo dije Near, tu hermano tenía cosas que hacer, se acercan sus exámenes finales y está dando lo mejor de sí en sus estudios…— Explicó, apoyando con mesura su mano sobre el hombro del pequeñito y dando unas cuantas palmaditas— De todo corazón pide que lo disculpes, encantado me hubiese acompañado a buscarte, pero esta vez no pudo.

—Lo entiendo, créeme Watari, pero me es inevitable extrañarlo, tú y él son todo lo que tengo— Arrastró sus palabras con cierta melancolía a ojos del hombre, antes de apretar con una sutil fuerza el pequeño robot que se encontraba en una de sus manos, objeto que, Watari sabía, había sido un regalo de su hermano mayor— No sabes cuánto ansío abrazarlo.

—Lo sé, estoy seguro que él desea lo mismo. Al menos, ahora podrán tendrán mucho tiempo para estar juntos y recuperarán todo el tiempo perdido.

Recién allí, consciente de que las palabras de su protector desbordaban una verdad absoluta, Nate se animó a sonreír, cosa que rara vez era digna de ver en su pálido rostro de infante.

—Así será.

.

—No me habría fijado en ese crío si me hubieses atendido bien.

Soltó como si nada y cruzado de brazos Beyond, comenzando así, una nueva pelea con su ahora ex, Yagami Light.

—¡¿Cómo puedes decir eso?! Tus jueguitos raros no me gustaban para nada, ¿Qué hombre cuerdo te amarra a la cama y te empieza a rajar la ropa con una navaja?— Se defendió el castaño, mostrando sus dientes rabioso y explotando en cólera. Birthday era el único que podía ponerle los pelos de punta y hacerlo enojar al mismo tiempo— ¡En serio estás loco Beyond!

—Pues a Ariel no le molestaba en lo absoluto— Refutó en tanto el otro, indiferente.

—¡¿Qué?! ¡¿Lo hiciste con ese cabrón?!

—Da igual, terminaste conmigo, no tiene por qué importarte, ¿O sí?

—¡Pues tienes razón!

Par de idiotas.

Elle y Mello se miraron, y no tardó mucho para que estallaran a carcajada limpia por la actitud de esos dos. Estaban de sobra acostumbrados a ello, tanto que ya se lo tomaban como una comedia en vivo más que algo para darle importancia, aun así, sí que debían tener cuidado, no fuera a ser que esos dos terminaran a golpes, aunque claro, tampoco sería la primera vez que aquello pasara.

—¡Elle, dame un trago!

Fue el castaño quien dio por terminada la discusión, atiborrándose lo más rápido que pudo con alcohol para, a su modo de ver, no dejar que Beyond le arruinara la noche. Así que, para cuando se dieron cuenta, el castaño ya llevaba más de media botella tomada solo y se le notaba su estado etílico por el colorido de sus mejillas más uno que otro disparate que soltaba.

Todos sabían que cuando Light se embriagaba podía resultar muy atrevido y hasta parecía irreconocible, Beyond era quien mejor estaba al corriente de ello, es más, de no haber sido por una de esas tantas noches de bebidas y bailoteo, de seguro ni hubiese empezado a salir con el ojimiel, pues no le fue nada de fácil negarse a los encantos del Yagami, menos se le olvidarían los gatunos gemidos que dio bajo él en más de una ocasión.

Por lo mismo, su ceño se frunció al no agradarle para nada las miraditas que Light le daba al ‘nuevo’ del grupo producto de su borrachera, menos tanto acercamiento para con él.

Pero, tema totalmente aparte eran Mihael y Elle, que para esas alturas ya estaban abrazados como si de una pareja se tratasen. El rubio ya llevaba parte inicial de su conquista a cabo, sirviéndole bebidas a todos y prendiendo el ambiente, en especial le servía al ojinegro, pues estaba seguro, el alcohol sería un buen aliado para ese entonces.

Cuando sintió que debía dar el siguiente paso, sin tiempo que perder, se levantó lo suficiente para sentarse totalmente provocativo sobre un muy subido de copas Elle, el cual –ni tan sorprendido– sólo esperó lo que vendría.

—Elle, aún no te doy las gracias por el habernos invitado a tu fiesta…— Con deliberación, Mello meneó de manera provocativa sus caderas, rozando queriendo con querer ambos bultos por sobre las telas. Y Lawliet por su lado, sonrió con complicidad al sentir esa deseable piel tan cerca, y es que desde hace rato notaba como el menor le coqueteaba y al parecer le estaba gustando el jueguito aquel.

Si tanto se insinuaba por un poco de su atención, debía darle la oportunidad, ¿O no?

Además, debía reconocerlo, Mello a pesar de ser hombre, tenía un cuerpo de infarto y no dudaba que podía calentarlo igual o más que solía hacerlo una mujer.

—Espero tu agradecimiento entonces, Mihael.

Sonrió el de pálida piel arrastrando tentadoramente el nombre de su amigo, antes de sentir los calientes labios del rubio sobre los suyos, ayudando el contacto con sus manos sosteniéndole posesivamente la cabeza. Sus lenguas pronto se encontraron y el de atuendo negro encantado de probar aquella boca que siempre deseó, abrió más su cavidad dejando que Elle hiciera con él lo que quisiera. Por supuesto que el pelinegro no perdió el tiempo, con sus agiles manos recorrió la  anatomía sobre él, haciendo camino desde el bien formado pecho hasta las redondas nalgas apretándolas brusca y descaradamente en presencia de todos.

Ni les importó que todos les estuviesen viendo, en especial Matt que observaba todo con ojos casi saliendo de sus cavidades, pues nunca pensó ver a su amigo comportándose así de promiscuo, por muchas sospechas que tuviera ya sobre las fiestas a las que concurría aquel.

Al fin, cuando ambas bocas hambrientas se separaron –pero aun siendo unidas por un hilillo de saliva–, se percataron del resto, que a excepción del pelirrojo, seguían como si nada.

—Controlen más sus hormonas chicos, hay gente que no lo ha visto todo.

Birthday bromeó a modo de chiste, haciendo énfasis y mirando al muchacho que vestía camisa a rayas, casi como queriendo dejarlo en vergüenza. Light adivinó sus intenciones, así que, más que rápido posó su brazo por sobre el hombro de un, aun pasmado, Matt.

—¡Déjalo tranquilo imbécil…!— Defendió, ganándose como respuesta el ceño fruncido de Beyond.

—Aish, yo digo que deberíamos aprovechar mejor el tiempo, ¿No creen?— Insinuó ahora el rubio, poniéndose de pie y sintiendo que la adrenalina recién comenzaba a recorrer sus venas— ¿Qué dices Elle, vamos a bailar?

—Por qué no, excelente idea.

Le correspondió con una cómplice sonrisa, llevando al blondo al centro de la pista en donde algunas parejas bailaban animadamente y enseguida le imitaron para moverse al ritmo de la música. El más joven del dúo, excitado a más no poder, le daba la espalda al ojeroso comenzando con una serie de tentadoras sacudidas que estaban poniendo a mil a su compañero. Meneaba su trasero en contra de sus caderas deslizándose de arriba abajo, y el otro en tanto, aprovechaba de acariciar la suave piel de Mello, dando agarrones en las partes más sensibles de aquel deseable cuerpo.

Ambos se calentaban mutuamente, haciendo del baile uno completamente fogoso, candente. Verlos casi quemaba.

—¿Por qué no vamos arriba?— Esbozó pícaramente el pelinegro, cuando sintió que ya no podía más con tantas insinuaciones. Aunque a veces fuera inexpresivo, no estaba hecho de piedra, menos si Mello estaba tan ardiente esa noche— Así podremos estar solos.

El rubio no tardó en captar la indirecta y con un brillo lujurioso asintió con la cabeza, guiando a Elle –que le tomaba de la mano– para subir las escaleras. Estaba realmente satisfecho de lo que había conseguido, ¡Y en tiempo récord!

—Vaya, calentones de mierda— Agregó Light desde la mesa, viéndoles desaparecer muy animadamente— Se lo van a… ¡Hip! …pasar bien.

—Sólo se divierten querido— Añadió Beyond, desviando la mirada disimuladamente al escote en el cuello del castaño. Cómo le encantaba cuando usaba ese suéter que se amoldaba tan exquisitamente a su cuerpo. Lo miró con coquetería— ¿Quieres pasarlo bien también Light? ¿Qué dices?

El castaño, ante ese comentario, enseguida le devolvió la mirada cargada de desconfianza.

No caeré en tu jueguito, ¡No te perdonaré otra vez imbécil!

Pensó el castaño, sabiendo con exactitud a qué se refería.

—Tsk, no puedo. Mi nuevo amigo aquí y yo ya tenemos planes, ¿Verdad Matt?— Soltó, apretujando a Jeevas en contra de su pecho sin permiso alguno. El de ojos verdes, al verse casi acorralado por las mirada de ambos no hizo más que asentir por automático— ¿Lo ves? Ahora, si nos disculpas, nos vamos de aquí.

Yagami se levantó de golpe, tomando de la mano a Matt y llevándoselo rumbo a la multitud que se movía estrepitosamente. El de cabellos rojos, atónito, no supo qué hacer, sólo se dejó llevar.

Por su parte, Beyond los vio desaparecer y su ceño se frunció aún más. Era un hecho que no le había simpatizado para nada ese tal Matt.

—Ese niñato…

Afiló la mirada.

.

En uno de los pasillos de la segunda planta, ya se podía ver a dos hombres sedientos de más que simplemente pasión y placer. Se besaban con desesperación, enredando sus lenguas con exquisitez y sin tapujo alguno, Mello gemía como loco por las caricias que Elle daba sin descaro por su hambrienta piel, y tantas eran que ya había perdido la cuenta desde hace mucho.

Maldición… Y esos calientes labios comiendo su cuello –lo que de seguro dejaría muchas marcas después– lo volvieron loco. Siempre lo deseó, sí, siempre ansío que fuera Lawliet quien recorriera con la yema de sus dedos y la comisura de su boca su tan necesitado cuerpo.

Mello estaba en la gloria misma en aquel momento.

—Pequeño diablillo, toda la noche te me has estado ofreciendo— Jadeó el de ojeras muy cerca de la oreja de su rubio amigo, cuando en un arrebato increíble de su calentura terminó por morderla, sacando un sonoro gemido desde la garganta de Mihael.

—¿Y qué harás al respecto Elle?— Lo tentó— ¿Merezco un castigo?

Mello rió seductor, alejándose un poco del alcance del azabache para abrir él mismo su camiseta de cuerpo, dejando al descubierto la blancura de su palpitante pecho sudoroso. De arriba abajo se movía, incitando a Elle a atacarlo más tarde que temprano.

Y pasó. Su lengua fue rápida al degustar tan adictiva piel con esencia chocolatada, donde dejó con posesividad una marca muy cerca de tan rosados pezones.

—Definitivamente lo mereces Mello— Susurró, ahora sobre los labios del de cabellos dorados para morderlos obscenamente— Ven, vamos a mi habitación.

Entre manoseos, besos y caricias llegaron al cuarto de Elle, donde sin espera se lanzaron sobre la cama hambrientos de carne y más jadeos. Mello, en ningún momento, dejó de morderse el labio con cada caricia, gustoso de al fin conseguir lo que tanto anhelada; tener al ojeroso sobre él, que lo deseara, que lo besara, que lo amara.

No lo podía negar, amaba a ese hombre y ahora se entregaría totalmente. Lo mejor de todo es que el ojinegro le correspondía y eso le encantaba.

.

Sus manos permanecían juntas debido al fuerte apretón que el castaño no parecía querer romper, pero Matt seguía sin saber hacía donde se dirigían, sólo caminaba arrastrado por el adolescente mayor. Cuando estaba por preguntar el destino, con sorpresa vio cómo empezaban a subir las escaleras hasta el segundo piso, donde el ruido de la música disminuyó considerablemente, dándole paso a uno que otro gemido, suspiro y/o jadeo, todos provenientes de las tantas habitaciones que tenía aquella mansión perteneciente a la familia Lawliet.

Enseguida, el más rígido de los escalofríos estremeció la espalda del pelirrojo, quien sin advertirlo hizo despertar todas sus alarmas.

—¿…Light?

Quiso llamar la atención del japonés, más éste no parecía muy atento a él, sólo se excusó con un “Abajo hay demasiado ruido”.

Yagami apresuró el paso, haciendo casi caso omiso a quien fuera su acompañante y maldiciendo de todas las formas posibles para sus adentros a ese –según él– mal nacido pelinegro de ojos rojos. Y es que no le era nada de sencillo olvidar como una tarde luego de la Universidad, al llegar al apartamento que compartían juntos como pareja, le vio sobre el sofá, manoseándose con descaro absoluto con un pobre chiquillo de preparatoria.

Debido a su incipiente enojo, su rabia amenazaba con salir de la peor manera, lo que se demostraba claramente en su rostro y cosa que Mail veía desde hace ya rato.

—Light, ¿Te encuentras bien?

Cuando el japonés creyó escuchar su nombre en tono de pregunta dejó de dar pasos, recobrando de apoco el sentido de la realidad y de dónde demonios estaba, pues con tantas copas encima ya perdía parte de la orientación.

De la nada, volteó el rostro hacia Matt, dignándose sólo a mirarlo fijamente de pies a cabeza cuando éste le llamó. Al acto, al de ojos verdes lo visitó un nerviosismo inmensurable gracias a esa intensa mirada, y para cuando atinó a decir algo, no supo cómo, pero ya estaba acorralado en la pared con el cuerpo del castaño impidiéndole escapar.

¡¿Qué demonios?!

—Matt…

Le susurró el castaño, y el pobre muchacho sintió como una de esas bronceadas manos le elevó su barbilla hasta la altura de los labios ajenos. Ahora, ambos rostros sonrojados estaban demasiado cerca, y el corazón de un vulnerable Matt se precipitó a límites incalculables cuando el aliento del atractivo universitario aquel chocó terriblemente cerca de la comisura de su boca.

—…Ayúdame a olvidarlo.

Notas finales:

Ufff, espero les haya gustado este primer capítulo, a pesar del OoC, cosa que aquí es nada comparado con lo que vendrá, sobretodo en Elle, haha.

Nos leeremos pronto, ¡Se cuidan! :')


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