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—Luces cansado, Levi— declaró Erwin Smith, quien era el compañero de trabajo de Levi Ackerman, más bien Erwin era su jefe y amigo—, No me digas...déjame adivinar— levantó su mano que sostenía un vaso con vodka frío—, ¿otra vez ese sueño?
«O pesadilla» se dijo
El pelinegro sin mirarle se hundió más en el sofá de cuero y asintió, dejó su vaso en la mesilla de enfrente y miró a su amigo.
Era tonto, pensaba él, era un sueño constante que tenía noche tras noche, pero no lo descifraba de manera clara solo aparecen pedazos de dicho sueño que cada noche parecía mas pesadilla que le estaba empezando a perturbar. los trozos del sueño pasaban en su mente como el flash de las cámaras de los paparazzi los primero que vio en la primera noche fueron el enérgico sonido de espadas chocando incluso las logro ver; la segunda noche el sueño avanzó, y lo único que recordó fue sus manos manchadas de sangre, no estaba consciente si era la de él; la tercera noche vio en las llanuras una estampida de caballos huyendo de algo, la tercera noche fue la más extraña y vertiginosa escena, parecía que él volaba solamente consiguió rescatar la imagen de una columna de humo levantarse en el aire; pero la cuarta noche por fin logro ver a una persona era, lo que parecía una cabeza con una cabello castaño menudo y una piel morena eso era todo, lo otro era borroso e incomprensible.
—Déjalo ir...—sugirió el rubio, el movimiento del hielo de su vaso hizo que Levi tomara otro sorbo de su bebida
—Eso desearía…—dijo mirándole con su típica cara inexpresiva
Unos pequeños ruidos afuera del departamento de Levi provocó que ambos prestarán atención a la puerta; Antes de que uno pudiera comentar algo, la puerta se abrió de golpe dejando ver una figura femenina.
—¡Maldita cuatro ojos, cuantas veces te tengo que decir que toques antes de entrar!—gritó Levi, sin pensarlo él ya estaba de pie haciendo puños, odiaba que su compañera de cuarto hiciera esas cosas, se lo dijo desde el primer día: modalidad antes que todo.
—Eh, Hanji...—Erwin levantó su copa como saludo
—Perdón, perdón creí que estabas solo, Levi—la castaña acaricio su cuello—, mira ¡Traje donas!—levantó una bolsa de plástico blanca—, ¡Tus favoritas!—rio suave—...Fresa...—insistió con una cara de emoción
Su compañero no dijo nada, se dio media vuelta y bufo bajo. Erwin dio una pequeña sonrisa de lado y se puso de pie, se agachó para dejar su vaso y se dirigió a la entrada para saludar a su también amiga y empleada. Ackerman ignoro la colorida conversación que sus compañeros tenían y volvió a tomar asiento, se cruzó de piernas y comenzó a terminarse el vodka de una sorbo.
—Oye por cierto, Erwin, casi lo olvidaba—ella se dio un suave golpe en la cabeza acompañado con una risilla—, Hay un chico haya bajo...dijo qué te estaba esperando
—Vaya...—el hombro sobo su cuello y por el rabillo del ojo miró a Levi quien estaba distraído buscando el control remoto—, creo que ya es tarde—bajo su mirada a su reloj de oro y confirmo lo dicho—. Nos vemos mañana—dijo despidiéndose.
Hanji ondeó su mano frenéticamente mientras que Levi se limitó a levantar su mano
La puerta se cerró detrás de la mujer. Ella puso sus manos en la cintura y dijo un alto suspiro, en su rostro había una sonrisa complacida por el día de hoy, camino hasta el sofá se sacó los tacones marrones y se sentó junto a Levi quien tenía la mirada perdida en la televisión.
— ¿No tienes sueño?—pregunto Levi sin mirarle
—No...—Susurro, ella se levantó y estiro sus extremidades—. Te prepararé una Té de manzanilla—informó dirigiéndose a la cocina
—¿Para qué quiero eso?
Las manos de Hanji se detuvieron antes de ver la alacena y le dio un vistazo a su compañero, a veces se preguntaba cómo un hombre tan pequeño podía ser tan despistado y...agrio; ¡pero era buena persona! se gritó en la mente.
—No es obvio, es para que duermas bien
La garganta de Levi se secó al escucharle decir eso, creía que ella no se había percatado del problema porque cada vez que despertaba de golpe con el cuerpo sudado y su respiración agitado él salía de su cuarto a revisar si Hanji seguida dormida, eso le aseguraba que no gritaba ni hacia sonidos extraños, pero estaba en un borde de hacerlo, los sueños cada vez se volvían más borrosos e intensos.
— ¿Creíste que no me daba cuenta?—dijo algo decepcionada
—Siempre te encontré dormida—profundamente dormida y con la saliva brotando de las comisuras de los labios.
—Haces mucho ruido en la cocina
—Perdón—contesto robóticamente
—Ya, ya, ya…. —musito bajando la mirada al suelo de madera
Ella prosiguió a calentar el agua para el té, extrajo una bolsa de manzanilla de la cajilla verde limón y espero a que el agua se pusiera en la temperatura adecuada.
—Ey, Cuatro ojos—llamó con suavidad, casi se escuchó como un susurro—, Gracias—inclinó la cabeza en acto de agradecimiento; ese simple gesto hizo que la sonrisa de Hanji resurgiera pero esta vez más amplia.
En el lobby del edificio, Erwin se detuvo enfrente de los sillones color caramelo. Metió sus manos en los bolsillos de su costo traje y agacho la mirada y sonrió tiernamente hacia el chico que estaba sentado con la cabeza agachada y sus manos juntas como si rezara, el rubio noto que aun traía puesto el uniforme del colegio.
— ¿Nos vamos ya? Eren…
El chico levantó la cabeza y se puso de pie en un segundo
—S-se...—sacudió la cabeza al recordar que el odiaba que le él le llamase “Señor Smith”—, Erwin...—corrigió
— ¿Haz estado haciendo los deberes?—señaló con el uniforme del chico
El niño de piel morena asintió repetidas veces. Para la sorpresa del menor Erwin le tomó de la mano y le dio un beso en la frente, su cuerpo se tensó.
Quiso decir algo al respecto pero el rubio ya le estaba jalando a la salida, al salir se encontró con un rio de carros atravesando las calles, ¿qué tan noche era? se preguntó, la luna ya estaba muy alta, su madre se iba a preocupar o incluso se le vino a la mente que Mikasa le iba a delatar, rogaba que no, esta era la única vez que había visto a Erwin en todo el día y ante ese pensamiento el niño castaño apretó la mano del mayor y se juntó más al cuerpo del hombre.